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- HISTORIA DEL MONTAÑISMO
Una historia de Amor y compañerismo junto a su esposo y las montañas
- Por Marcelo Lisnovsky -
Restauración Fotográfica: Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez
Dora Eisenhut de Marmillod nació en Trogen, Suiza, el 9 de noviembre de 1914. A los nueve años la familia se trasladó a Montreux, a orillas del lago Léman, donde su madre abrió una pensión.
A los dieciséis años, conoció a Frédéric Louis Marmillod, quien pocos años más tarde, se convertiría en su esposo. Ya desde el principio, él supo inculcarle su pasión por la montaña y juntos recorrieron los Alpes en toda su extensión, escalando numerosos picos en Suiza, Francia e Italia.
Dorly Marmillod, pelando papas en Plaza de Mulas, Aconcagua, 1948
Se casaron en 1934, y por razones de trabajo viajaron a Centroamérica, donde el doctor Marmillod comenzó su larga carrera con la firma suiza Sandoz Farmacéutica, hoy Novartis.
Fue el inicio de una profunda fascinación por la Cordillera de los Andes, que ambos exploraron incansablemente hasta abandonar el continente en 1959. Varios picos andinos fueron ascendidos por el infatigable matrimonio Marmillod, siempre bajo condiciones que actualmente se considerarían como precarias.
Supieron transmitir su intenso amor por las montañas a sus cuatro hijas, nacidas cada una en un país latinoamericano diferente: México, Venezuela, Perú y Argentina.
Tanto los volcanes de México, la Cordillera Blanca del Perú (Nevado Santa Cruz, 6259 msnm, primera ascensión, 20/7/1948, F. Marmillod), (Pucaranra 6147msnm, primera ascensión 1948, F. Marmillod) como la Cordillera Central del Perú (Raujuntay, primera ascensión, julio de 1944) fueron objeto de numerosas expediciones por parte de esta pareja pionera.
Venezuela, Colombia (pico Simmons, 5660 msnm, primera ascensión), Ecuador, Chile y Bolivia también les brindaron numerosas oportunidades de saciar su sed de grandes alturas.
El Aconcagua ejercía sobre ellos un verdadero hechizo, a tal punto que regresaban a él una y otra vez, ya fuese solos o en compañía de otros andinistas, tales como el Teniente Francisco Ibáñez, Fernando Grajales, Otto Pfenniger y Konni Brunner.
Dorly frente al refugio en Aconcagua, Mendoza. Foto: www.aconcaguatreks.co.uk
Dorly escalando en hielo en el Aconcagua, Mendoza. Foto: www.aconcaguatreks.co.uk
Los Marmillod habían llegado a la Argentina en el año 1947, y ya a principios de 1948 emprendieron su primera expedición al Coloso, constituyéndose la señora Dorly Marmillod, en la primera suiza en realizar la cumbre (febrero de 1948), y la tercer mujer en llegar a la cima del Aconcagua, luego de Adriana Bance de Link [cumbre el 7 de marzo de 1940] y María Canals Frau [cumbre el 11 de febrero de 1947].
El 23 de enero de 1953, Dorly y Frédéric Marmillod, Francisco Ibáñez y Fernando Grajales realizan la primera ascensión al filo Sudoeste del Aconcagua, y Dorly se convertía en la primer mujer en alcanzar la cumbre Sur del Centinela de Piedra.
Compartieron su pasión por el Aconcagua con otras cumbres argentinas y chilenas, como por ejemplo, el Ojos del Salado, Mercedario, Tupungato, Nevado del Plomo, Alto de Los Leones, Sierra Bella [5230 msnm, segunda ascensión], Dedos [ 4960 msnm, segunda ascensión], Cerro México [5000 msnm], Tronador, Lanín, Tres Picos y otros; y varios de ellos los ascendieron en compañía de sus hijas.
Dorly y Fréderic en mulas en los Anes. Foto: www.aconcaguatreks.co.uk
En el año 1960 regresaron a su patria y a sus bien amados Alpes, continuando allí sus ascensiones.
En el año 1977 el doctor Marmillod emprendió una expedición de trekking en la región del Karakorum. Esta sería su última hazaña de envergadura.
Al año siguiente, el 27 de septiembre de 1978, vivieron su cita final
con las montañas, perdiendo la vida en el descenso desde la cumbre de la Dent d’Herens [Suiza, 4171 msnm], en las cercanías del Matterhorn o Monte Cervino.
Un temporal de otoño, con bruscos cambios en las condiciones meteorológicas que llevó la temperatura a cerca de cuarenta grados bajo cero, no les brindó la más mínima oportunidad de regresar al valle.
Fueron encontrados luego de cuatro días de intensa búsqueda, acurrucados uno junto al otro en el glaciar. La montaña los había retenido para siempre.
Primera mujer en conquistar la cima del Pico Bolívar, Venezuela. Foto: www.prensaidiomas.wordpress.com
- Por José Herminio Hernández, Coronel (RE) -
Dorly y Frédy, estaban tan activos como siempre en el verano del año 1978. Hicieron un ascenso memorable en el Jungfrau en dos días. No podían escalar tan rápido como en años juveniles, por lo que eligieron sus itinerarios más cuidadosamente.
Realizaron muchas subidas en ese verano, algunas con sus hijas, otras, con amigos, y algunas más, ellos solos. Un día hermoso, a principios de septiembre, escalaron el Dent Blanch; sus vistas eran magníficas y pasaron un largo tiempo examinando el Dent d`Hérèns, el próximo pico al Oeste del Matterhorn. El Dent d´Hérèns de 4.171 metros, era una de las pocas cimas en el Valais a la que no habían llegado nunca. Fallaron en dos tentativas por el mal tiempo, y ahora ese pico estaba primero en su lista.
El lunes 25 de septiembre, Dorly y Frédy se fueron de Survigne para ir a los Alpes, sin decirle a nadie donde iban. Sólo tenían tiempo para un último ascenso antes de irse en un viaje a Buenos Aires y a Santiago, donde planeaban visitar familiares y amigos.
Izq.: Dorly Marmillod. Der.: Fréderic Marmillod
En Plaza de Mulas,
campamento base en el Aconcagua, 1948
El martes fue un día muy bueno, y el miércoles, amaneció soleado; luego, a la tarde, una tormenta repentina pasó por las elevaciones más altas, durando hasta la noche. Mariette estaba esperando un llamado de sus padres el jueves por la noche, y se sorprendió el no recibirlo. También pensó que era raro que no contestara nadie el teléfono en Survigne. El viernes, todavía no había respuesta; para el sábado a la mañana, Mariette y sus hermanas estaban desesperadas; llamaron a varios amigos escaladores para organizar un grupo de rescate, pero ¿dónde habían ido Frédy y Dorly? Luego, Christiane, recordó un comentario que le había hecho Dorly sobre Aosta.
El sábado, a la mañana temprano, diez autos subieron hasta la plaza central de la ciudad italiana. Reunidos, estaban todas las personas que las hermanas habían podido avisar durante la noche. Muchos eran escaladores cargados con equipo de rescate, el resto eran amigos y familiares que habían ido a ayudar de la manera que pudieran. Mapas de la región fueron entregados a los guías, y luego de revisar las rutas de la montaña, iniciaron la actividad.
Al mediodía, Doctor Bach encontró el auto de los Marmillod muy alto, en el valle Valpelline. Bach, avisó estas noticias al grupo de rescate y a los que estaban a la espera. En unos minutos, un helicóptero estaba en camino, llevando dos guías italianos.
Travesía del filo sureste del Aconcagua, Federico Marmillod, dándole seguridad a Dorly, 1953
La tripulación voló directamente a la cabaña, pero no pudo aterrizar en la morena. Como el helicóptero estaba suspendido en el aire, un guía saltó, entró en la cabaña para registrar, y volvió al helicóptero. Solo estaba la firma de Frédy, como registro de su pasaje el día martes a la noche. El helicóptero voló sobre la montaña y a los 300 metros debajo de la cima, la tripulación reconoció dos figuras en el glaciar. Era imposible aterrizar y muy ventoso para arriesgar la vida de un hombre, bajándolo por una cuerda. Luego de dar vueltas por unos minutos, el piloto aterrizó rápidamente sobre el lugar de partida.
La noticia fue recibida con dolor y desesperación por los parientes y amigos en Aosta; Frédy y Dorly, yacían congelados en el Dent d´Hérèns. Aparentemente habían sido atrapados por la tormenta del miércoles. Cuando los guías llegaron hasta ellos más tarde, encontraron la pareja con sus piquetas y grampones colocados, juntos como dándose calor. La cabeza de Frédy estaba entre sus manos y hombros, como cuando dormía en la cabaña sin almohada. Dorly se había acurrucado contra la espalda de Frédy. Ella solía dormir así para permanecer cálida, porque su circulación no era tan buena como la de él. Lamentablemente no llevaban elementos para pasar una tormenta o una noche, habían sucumbido rápidamente por la acción del viento y las bajas temperaturas, estimadas alrededor de 40º C bajo cero. Luego de una vida juntos, Dorly y Frédy, murieron haciendo lo que les gustaba.
Un papel fue encontrado en la guantera del auto; era una carta sin terminar que Dorly había escrito para una de sus hijas: mañana vamos a escalar el Valpelline para luego llegar a la cabaña, además: queremos realmente ver el Dent d´Hérèns de cerca, ésta espléndida montaña que no ha querido que la subamos hasta ahora.
Sus hijas hicieron un velorio conmemorativo en Lausanne unos días después; varios cientos de personas fueron, venían de cada lugar de Suiza, pues conocían a este excelente matrimonio de alpinistas.
De izq. a der.: Fernando Grajales, Francisco G. Ibáñez y Dorly Marmillod en la cima Sur del Aconcagua, 23 de enero de 1953
Grajales, Paco, Dorly y Federico Marmillod, luego de la cumbre Sur del Aconcagua, por el filo Sudoeste, 1953
En Survigne, Janine, Christiane, y Mariette comenzaron la triste tarea de arreglar y sacar las pertenencias de sus padres. Los hijos de Janine, Marcel y Patrick, estaban allí también. Los chicos de 12 y 8 años, pidieron la cuerda que su abuelo utilizaba para escalar. Janine se las dio y volvió a trabajar. Después de un tiempo, ella comenzó a extrañar a los niños, entonces volvió con sus hermanas y fueron a buscarlos, primero dentro de la caza, luego fuera.
Survigne esta construida con el techo que se inclina suavemente casi hasta el piso. Los dos chicos habían subido al techo y se habían atado con la cuerda. Uno estaba sosteniendo al otro, usando la misma postura y las mismas señales que realizaba su abuelo. Las hermanas se quedaron en silencio, observándolos desde abajo. En ese momento no vieron a Marcel y Patrick en el techo, sino a ellas, una generación anterior, en Sierra de la Ventana, cuando sus padres les enseñaban como era el manejo de la cuerda y los principios del escalamiento. Les dejaron silenciosamente a los chicos continuar con su juego.
Un mes después del velorio, una caja fue entregada en Survigne. Dentro, estaba la estatua de una marmota. Las marmotas, habían sido uno de los animales favoritos de Frédy y Dorly, simbolizando la paz y el aislamiento de las montañas. Dorly parecía haber tenido una afinidad con ellas, y a pesar de su corta visión, siempre las divisaba. La explicación por el animal fue encontrada entre los papeles de Frédy: él la había encargado ese verano sin decirle a nadie sobre ello. Colocaron la estatua en el jardín, como Frédy hubiera deseado. La montaña los había retenido para siempre. Profunda consternación produjo en el ambiente montañista, la noticia de su trágica muerte. Sus restos, cremados, fueron sepultados en Lausana, Suiza, el 6 de octubre de 1978, en el jardín de su casa, actual residencia de su hija Janine y familia.
Pintura de Dorly Marmillod. Realizada por Adriana Scarso
Bibliografía de la Biblioteca y Archivo del CCAM:
- Enciclopedia Incompleta de Montaña.
- Enciclopedia de la Montaña, de Juan José Zorrilla.
- Alpinismo español en el Mundo, de José María Aspiazu Aldalur.
- Revista Al Borde, número 97, Historia del Montañismo, de Jorge González.
- Historia del Aconcagua, de Punzi, Ugarte, de Biasey.
- Montañas de Luz, de Alejandro Geras.
- Diccionario Incompleto de Montaña, de José Hernández.
Nota Relacionada:
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- Primera Ascensión al Aconcagua por el Filo Suroeste en 1953
Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez
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