Entrenamiento

La discapacidad y los deportes extremos

Andrea Fainberg un ejemplo inspirador

Luis Hernán Carabelli

Luis Carabelli

Edición: CCAM



14 de febrero de 2001: Ese día, como tantos, Andrea circulaba en su moto por la ruta 1, “hasta que un auto que se adelantó en contramano a un colectivo, para pasarlo y sin mirar”, la llevó por delante. “Y por esas fatalidades, el impacto fue muy fuerte; el conductor se fue, el colectivero paró y junto a los pasajeros me asistieron hasta que llegó mi hermano. Estuvimos 25 ó 30 minutos esperando la ambulancia; por suerte no me morí. Cuando estaba en la ambulancia, escuché en el trayecto que el chofer avisaba al Hospital Cullen: ‘llevo un femenino, ruta 1, directo al quirófano para amputación’. En ningún momento perdí el conocimiento, pero esa frase me hizo pelear con el enfermero para que no me dopen, y pelear por la no amputación”.

Fueron tres días en el Cullen, “hicieron todo lo que tuvieron a su alcance con lo que había ‘pero, si no aceptaba la amputación, me tenía que ir’, dijo el director de entonces. Y me fui a un sanatorio privado con un equipo médico y con el Dr. Guillermo Morales a la cabeza. Se hicieron consultas a todos los especialistas. Estuve 37 días esperando. En Rosario, un grupo que hace investigación aceptó el caso. Cuando me vio el médico, Dr. Miguel Capomassi, me dijo: hay entre un 1 y un 3 % de posibilidades (de salvar la pierna). Mi postura fue ‘probemos’'.
 

 

 Andrea Fainberg luego del accidente, en la montaña
 

Fue un año más de internación, 23 cirugías de alta complejidad y autotrasplantes. La pierna se salvó, pero siguieron dos años más en casa con decisiones diarias de pequeños desafíos que tenían que ver con vivir y mantener la pierna a salvo: “un día el desafío era levantarme de la cama con el andador, ir hasta la cocina y volver. Al otro día era eso mismo, sin ayuda; luego, ir hasta el patio, tomar aire y volver. Resolver las necesidades básicas primarias me insumieron dos o tres años, siempre con la expectativa de cómo iba a quedar, qué iba a hacer, tomando decisiones límites y asumiendo desafíos, pequeños pero concretables todos, porque, si no, trabajaba para la frustración”.

Pierna de Andrea Fainberg después del accidente. Foto: Luis Carabelli

Pierna de Andrea Fainberg después del accidente

Pierna de Andrea Fainberg después del accidente. Foto: Luis Carabelli

Pierna de Andrea Fainberg después del accidente

Año 2005. Llegó el momento de empezar la rehabilitación en un gimnasio, con la ORTESIS Vale un paréntesis: “ORTESIS es toda la tecnología y aparatología que colabora con el funcionamiento de un miembro que está disminuido. La prótesis es el reemplazo de un miembro”. Una vez allí, “fui pasando por todas las etapas traumatológicas: el norte era hacer 25 metros en el agua caminando tomada del borde, con ayuda, sin ayuda, con la bota, sin la bota, nadar con tabla, sin tabla, progresivamente: una vez por semana, dos veces por semana, lo que se pudiera. Hasta que en 2008 ya nadaba fluidamente y uno de los profesores, Facundo Gaitán, pilar de esta etapa de recuperación, aventura y deportes extremos como forma de vida, me propuso hacer el cruce de la laguna”.

Comienzos del tratamiento de recuperación de la pierna de Andrea. Foto: Luis Carabelli

Comienzos del tratamiento de recuperación de la pierna de Andrea

Comienzos del tratamiento de recuperación de la pierna de Andrea. Foto: Luis Carabelli

Comienzos del tratamiento de recuperación de la pierna de Andrea

Inicio de la rehabilitación de la pierna de Andrea. Foto: Luis Carabelli

Inicio de la rehabilitación de la pierna de Andrea

14 de febrero de 2008: el día de los guardavidas, pero exactamente siete años después del accidente, Andrea hizo el cruce de la laguna. “Me llevó una hora y 10 minutos, con las circunstancias y los miedos lógicos. Nunca había nadado en el río, más que como entretenimiento de verano. Pero me animé y llegué, desde la rotonda hasta Piedras Blancas”.

Andrea reconoce el privilegio de tener una formación no sólo académica y profesional sino culturalmente muy amplia, de estar rodeada de muy buena gente, muy versátil, muy bien dispuesta y también tener la capacidad personal de nutrirse de todo ésto. “Entendí que la rehabilitación iba a ser para siempre y que nadar en una pileta es tedioso y aburrido. Dentro de las terapias alternativas, las tradicionales, los clubes, encontré placer con este grupo, me divierto, me propongo desafíos, me animo y a la vez me siento muy cuidada porque tengo el límite delante mío. Lo que no puedo, no lo hago y mi cumbre es dar hasta donde llego y dan las energías, porque la preservación es ante todo la consigna”.

Segundo paréntesis: para nadar usa una pata de rana en la pierna sana. No nada con grupos de discapacidad, sino que entrena con personas sin dificultades. El desafío de la laguna es amateur y simbólico, no competitivo.

Pero Facundo Gaitán es, también, montañista -hace poco hizo cumbre en el Aconcagua- y propuso en el grupo que, dentro del entrenamiento de Andrea, había cosas que podía hacer siempre que le interesaran.

En el Boulder. Foto: Luis Carabelli

En el Boulder

Andrea con su instructor Facundo Gaitán. Foto: Luis Carabelli

Andrea con su instructor Facundo Gaitán

Abril de 2010: Andrea se sumó al grupo de la pileta que viajaba a Villa Alpina, donde está la cadena del cerro Champaquí. “Fuimos a hacer senderismo al cerro La Horqueta y La Mesilla, que tienen determinados niveles de dificultad”. El objetivo no era salir a buscar la dificultad, pero si sortearla. Con ella viajaron, además de Gaitán, Alfredo Hediger, Edgardo Allignani, María Chiara, Chabela Zanutigh y Mariano Fernández, “todos y todas integrantes del grupo de la pileta y de aguas abiertas”. Ese fue, sin duda, otro punto de inflexión en su vida. “Hace 20 años que vivo en Colastiné porque me gusta la naturaleza pero con el confort urbano. Nunca había ido a campamentos”. Sin embargo, desde aquella experiencia algunas cosas cambiaron, aunque “siempre con el norte de preservar la salud y tener calidad de vida”.

Aquel abril fue el comienzo: el grupo se consolidó cada vez más con metas realizables. “Seguimos entrenando para montaña, además de aguas abiertas. Lo complementario era la palestra, es decir, escalada en roca para, en caso de ser necesario, tener la técnica y la preparación necesarias para sentirnos seguros y que no recaiga todo el esfuerzo en pocos compañeros”. Fue el momento de conocer al profesor de palestra Néstor Papagna y plantear todas las cuestiones del caso. “Era un desafío nuevo para todo el mundo”.

Diciembre de 2010: surgió un viaje a La Ola, Mina Clavero, con escalada en roca. El objetivo era “ver y probar”. “Fui con la idea de ver de qué se trataba y si me la aguantaba, porque no solo estaba el tema de la pierna sino del resto del cuerpo y de una cuestión cronológica: tengo 45 años y, si bien no está la desesperación por hacer cosas, me urge poder decir para los 50: ‘ésto pude y ésto no’. Pero fui, con poca estrategia técnica, y escalé. Hice mi cumbre de escalada en roca en La Ola; fueron unos 25 o 30 metros; a mi sentir, miles”. Vale otro paréntesis: en la pierna accidentada, Andrea no tiene articulaciones de rodilla ni de tobillo; le sacaron la tibia completa: parte se destruyó y parte se necrosó, y se reconstruyó con hueso propio. Pero con o sin bota, tiene la pierna rígida desde la cadera, y solamente mueve los dedos del pie. Usa un bastón canadiense y, para montaña, un bastón de treaking y las manos de sus compañeros, aunque en general se apoya en un bastón y una persona.

Preparandose para rapelar. Foto: Luis Carabelli

Preparandose para rapelar

Andrea Fainberg escalando. Foto: Luis Carabelli

Andrea Fainberg escalando

La satisfacción, reconoce ahora, no fue solo personal: “la cara de mis compañeros por el logro de eso que no parecía que iba a ocurrir, la alegría de haberlo conquistado entre todos, hizo que quisiera seguir adelante”. “El grupo es el motor y el norte de todo lo que estoy haciendo”. Y podría decirse que el combustible está en “la garra que tengo y el grupo incentiva y alimenta”.

De regreso, ya estaba sobre la fecha de aguas abiertas. “Seguí practicando en palestra y, después de unos cursos de rescate en altura, surgió la posibilidad de otro viaje”.

21 y 22 de agosto de 2011: el nuevo desafío tiene un nombre que intimida: Los Gigantes “que tiene mucho caudal de dificultad y de complejidad porque es la cadena de un cerro montañoso rocoso. Eran casi 3 horas de trecking con el equipo, teníamos que escalar y descender para ir al centro, ahí hacer el campamento y salir a hacer las prácticas de escaladas. fueron siete personas las que salieron de Santa Fe para participar en la experiencia".

Una vez allí, “se sumó un grupo de montañistas de Gálvez, expertos y de perfil muy sencillo que conocían a Facundo y a Néstor; de lejos nos vieron, vieron mi bota y se acercaron hasta donde estábamos para sumarse y colaborar. ‘Estamos a disposición’, dijeron”. También se sumaron otras personas conocidas de Néstor que venían de capital federal. “Estas son las actitudes que hacen que, cuando te vas a quebrar, te vuelvas a levantar”. “Llegué a hacer la cumbre, donde está la cruz. Aunque para mi la cumbre es llegar sana a Santa Fe de nuevo, y en lo posible entera”, admite.

Lejos de terminar allí, el próximo objetivo es llegar a El Chaltén y el Fitz Roy. “Cuando me enteré de que era la capital del senderismo y que para mi el senderismo era realizable dije: “yo quiero”. Tendría que ser a fin de año porque el clima es bastante adverso, aunque -informa- “entre el 28 de diciembre y el 7 u 8 de enero hay una especie de ‘ventana’ y la zona se llena de todos los escaladores nacionales e internacionales; digamos, colegas”.

No todo es cuestión de entrenamiento, sino también de cómo acompaña el cuerpo y si la pierna va a aguantar el frío.

De la nota publicada  en el diario “El Litoral”: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2011/10/22/nosotros/NOS-09.html

Andrea Fainberg escalando. Foto: Luis Carabelli

Andrea Fainberg escalando

Andrea Fainberg escalando. Foto: Luis Carabelli

Andrea Fainberg escalando


Cuando la conocí

En el año 2011, mes de Septiembre, comencé como Instructor para la Secretaria de Deportes de la Provincia de Buenos Aires de  los Cursos de Escalada en Roca para Personas con Discapacidades que Auspicia el Centro Cultural Argentino de Montaña. En el primer curso realizado en Tandil Pcia. de Buenos Aires tuve la suerte de conocer a ANDREA FAINBERG, oriunda de la provincia de Santa Fe se acercó junto a un grupo de amigos a participar de este curso. Ella me había adelantado algo de su “discapacidad”  y yo quería conocerla a ella y su historia, esa historia que arriba esta personalmente descripta por ella misma y que espero sirva para que TODOS nunca mas pensemos que algo es Imposible mientras se tenga VIDA.

En el muro de escalada del Centro de Montaña de Tandil (CMT) se realizaron las prácticas, demostrando simplemente lo fácil que realizaba el boulder, su pierna totalmente rígida cubierta por una férula era utilizada como sector de equilibrio, se observaba como podía balancear “Todo” su cuerpo para llegar a los próximos agarres.

Andrea escalando. Foto: Luis Carabelli

Andrea escalando

Una cosa era el boulder pero como se presentaría su desarrollo en la Roca?, el trekking hasta las paredes se realizó con normal desempeño y decidimos comenzar con el rappel, con que naturalidad descendia y controlaba la cuerda, no solo yo estaba impresionado sino todos aquellos que no la conocían dejaban escapar pequeños suspiros de elogios.

Habiendo finalizado la teoría y práctica del rappel nos dirigimos hacia la Roca, elegimos una pared aplomada pero de difícil agarre, mientras se le brindaba seguro de ascenso Andrea comenzó con su escalada, los primeros metros fueron mostrando que se tendría que esforzar bastante para llegar a la cima pero hay personas que “no miran alrededor sino que visualizan el final” y eso creo que hizo ella, ascenso, descanso, ascenso nuevamente, descanso y al final cima. Un buen descanso allí arriba, con una hermosa vista y un aire reconfortante dejó en claro que como dijo Wolfgang Güllich, “El Músculo más importante es el Cerebro”.

Esta nota solo quiere hacerles ver y analizar que TODOS podemos realizar TODO, solo debemos desearlo y fijarnos un objetivo, toda gran caminata comienza con un primer paso , y Andrea Fainberg ya comenzó.

Trekking de montaña. Foto: Luis Carabelli

Trekking de montaña en cercanias del Fitz Roy

Andrea realizando trekking de montaña. Foto: Luis Carabelli

Andrea realizando trekking de montaña

Andrea Fainberg en tirolesa y al fondo el Fitz Roy. Foto: Luis Carabelli

Andrea Fainberg en tirolesa y al fondo el Fitz Roy

Andrea Fainberg y al fondo el Fitz Roy. Foto: Luis Carabelli

Andrea Fainberg en Patagonia


 


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