Este es el relato de un grupo de amigos que ascendió a la montaña más alta del cordón de la Cordillera de San Buenaventura, que se encuentra en la zona del Paso Internacional San Francisco
Desde nuestros primeros viajes a las montañas de la zona del paso fronterizo de San Francisco en la Provincia de Catamarca, unos quince años atrás, el Cerro Chucula atrajo siempre nuestras miradas ya que es una montaña que sobresale por su diferencia de altura respecto de las montañas colindantes. Se destaca especialmente luego de alguna nevada o en épocas en la cuales la nieve cubre parte de las montañas de la zona.
La imponencia del Chucula se ve claramente al transitar la ruta internacional 60 luego del refugio Las Peladas y antes que el camino gire hacia el Oeste para dirigirse al control fronterizo de Las Grutas.
Además, si tenemos la suerte que haya nevado en días anteriores o estemos en épocas en la cuales las montañas de la zona se encuentran cargadas de nieve, mucho mayor es la presencia que impone el Chucula, ya que lo que se observa desde la ruta es la cara sur del cerro, habitualmente cargada de nieve.
El Chucula se encuentra en la Cordillera de San Buenaventura. Se dice que este cordón montañoso transversal es la frontera natural del altiplano ya que separa la Puna de Atacama de las cuencas salinas que se encuentran al sur. Esta cordillera se extiende en sentido Este-Oeste, destacándose varias de sus montañas, algunas ultimamente muy concurridas por montañistas, mientras que otras apenas tienen alguna que otra ascensión.
Entre las montañas más destacadas de la Cordillera de San Buenaventura, de Oeste a Este, podemos citar el Falso Azufre de 5.906 m, el pico Dos Conos Oeste de 5.791 m, el Dos Conos Este de 5.880 m, el pico Bertrand II, más conocido últimamente como Balcón del Bertrand de 5.195 m. También la montaña más ascendida del cordón, el conocido Volcán Bertrand de 5.265 m, así como el Pabellón de 5.404 m, el Mocho de 5.553 m, las dos cumbres del Dos Tetas o Mellizas cuya cumbre principal llega a los 5.617 m y finalmente el Chucula con sus 5.910 m. El Chucula además de ser una de las montañas más altas de la cordillera de San Buenaventura, es sin dudas la montaña de mayor prominencia de ese cordón montañoso.
Autor César Dalla Costa
Ascenso al Cerro Chucula provincia de Catamarca
El primer ascenso moderno data de 1913, realizado por Walther Penck, un geógrafo alemán que fue contratado por el gobierno de nuestro país para relevar científicamente la zona cordillerana. Walter Penck cita al Chucula en sus relatos como Cerro Negro Muerto, ese era el nombre original que figuraba en las antiguas cartas topográficas. A partir de la década del 60, los nuevos mapas de la zona lo identifican con el nombre actual.
En la actualidad, se denomina Pico Negro Muerto a una cumbre de 5.038 m, que si bien no es una montaña independiente, está a 23 kilómetros al sur del Chucula, en la zona de Las Peladas sobre un cordón montañoso que va de norte a sur y llega a las estribaciones del Cerro Palca. Este Pico Negro Muerto tiene la particularidad que también fue ascendido por Walter Penck, quien construyó en su cumbre una apacheta que tuvimos oportunidad de observar en un ascenso realizado hace varios años atrás, muy similar a la que está en la cima del Chucula.
El segundo ascenso al Chucula se hizo esperar. Recién en abril de 2001, es decir 87 años después, el francés Henri Paul Barret llega a su cumbre, quien se sorprende al encontrar la apacheta de aproximadamente dos metros de alto construida por su antecesor. Al día siguiente del ascenso de Barret, su compañero Walter Sinay realiza el tercer ascenso, partiendo desde la Laguna Purulla. En noviembre de 2004 Darío Bracali realiza el cuarto ascenso partiendo desde Las Grutas.
En esta oportunidad, nuestro grupo estuvo conformado por ocho personas: Mariela del Riego, César Dalla Costa, Marcos Paniagua, Diego Boucher, Matías Peralta, Diego López Heinz, Waldino Romero (Ashiko) y quien suscribe. Todos, con bastante experiencia en alta montaña, éramos amigos, compañeros de montaña desde hace tiempo y vinculados de una u otra forma al Club Andino Córdoba, entidad a la que pertenecemos la mayoría de los miembros del grupo. Fomamos cuatro grupos de dos integrantes cada uno a los efectos de compartir carpa, calentador y demás equipo general, encargándose cada grupo de la organización de sus alimentos.
Luego de interiorizarnos de las características de la montaña, del acceso hasta su base y de los posibles lugares de campamento, planificamos ascender en seis días el Chucula partiendo desde Córdoba, incluidos los días de viaje, uno para llegar a Cortaderas y otro de regreso a nuestra ciudad. Es decir, solo disponíamos de cuatro días para el ascenso y descenso de la montaña. Si bien el plan era ajustado, entendíamos que por experiencias anteriores era posible su ascenso.
Fueron muy valorados los aportes de amigos y colegas que nos precedieron en ascensos anteriores, ofrecieron información sobre la montaña, tales como Enrique Bolsi y Pablo Lukach. También nos fue de mucha utilidad los datos sobre el Chucula consignada en el libro Alta Catamarca de Guillermo Almaraz, una obra indispensable para todo aquel que tenga pensado incursionar en cualquier montaña de esa zona.
El día viernes 17 de febrero de este año 2023 partimos en dos vehículos desde Córdoba rumbo a Cortaderas. En la Hostería del lugar pasamos la primera noche. El hecho que Cortaderas esté a una altura de 3.400 metros sobre el nivel del mar nos permitió empezar el proceso de aclimatación, proceso clave e indispensable para el ascenso tanto a esta montaña como a cualquier otra de la zona. Las comodidades de la hostería y la atención que ofrece favorecen el descanso del largo viaje del primer día.
Desde que esta hostería fue habilitada, muchos montañistas eligen pasar sus primeros días en la zona, previo a acceder a alturas mayores, por lo que es bastante común encontrarse con otros grupos e intercambiar comentarios e información sobre los objetivos de cada uno. Quien administra la Hostería, Agustina Mazzeo, es también montañista y muy conocedora de las montañas de esa zona. Es de destacar que tanto Agustina como el personal que colabora con ella, siempre son muy atentos con los que se alojan.
Otra alternativa para pernoctar la primera noche, además de la hostería, es acampar en el Refugio Pastos Largos. Este refugio es habitualmente utilizado por pescadores y está a unos 12 kilómetros antes de llegar a Cortaderas. Girando hacia el Este sobre el río Guanchín hay unas viejas construcciones abandonadas y el entorno es muy lindo; lo único es que hay que estar dispuesto a amigarse con los roedores. También es posible instalarse en algunos de los refugios construidos por Vialidad sobre la vera de la ruta internacional 60 que están al norte de Cortaderas, ya sea el ubicado en Cazadero Grande, en las Lozas o en Las Peladas. Suele recomendarse estas opciones recién a partir de la segunda noche de haber arribado a la zona, ya que por estar a mayores alturas sobre el nivel del mar, no sería lo más recomendable para un adecuado proceso de aclimatación.
Al día siguiente, sábado 18 de febrero, continuamos con el plan de aclimatación. Nos dirigimos en vehículos a la zona de Las Peladas, desde donde hicimos una corta caminata ascendiendo hasta el Mirador de las Peladas. Se trata de un promontorio que está a 4.400 metros. Una vez alcanzada su parte alta, desde ese mirador observábamos hacia el Oeste, cuando la nubes lo permitían, el Cerro Morocho de 5.075 en primer plano; más atrás, el San Francisco con sus 6.027 metros y el Volcán Incahuasi de 6.638 metros, siendo este último donde varios de los miembros de este grupo, tuvimos la oportunidad de compartir nuestra primera ascenso en común, hace un poco más de nueve años atrás.
En la parte superior del mirador nos divertimos un rato buscando cuál era el punto más alto, lo que a simple vista no era fácil definir ya que estábamos en una especie de meseta con varios picos. Una vez que alcanzamos lo que estimamos como el punto más alto, se nos acabó la diversión ya que empezó a lloviznar primero y luego a neviscar. Bajamos rápidamente y nos guarecimos en el Refugio Las Peladas, que está situado a 4.000 metros sobre el nivel del mar y es uno de los refugios construidos por vialidad a la vera de la ruta internacional. Ese día, recorrimos 3,5 kilómetros de distancia y 400 metros de desnivel, que consideramos adecuado para continuar con el plan de aclimatación, más aún teniendo en cuenta que esa segunda noche en la montaña dormiríamos a 4.000 metros de altitud. Esa tarde permanecimos en el refugio. Cuando disminuyó la nevada, armamos nuestras carpas en las inmediaciones del refugio. Esa noche, Diego Boucher y Marcos durmieron en el refugio y el resto dormimos en las carpas.
Al día siguiente, domingo 19 de febrero amaneció despejado, pero las montañas arriba de cierta cota, cercana a los 4500 metros, se veían tapizadas de nieve.
Recién esa mañana pudimos observar la ladera del Chucula a la distancia, pero con más nitidez que el día anterior ya que el sol facilitaba su visión. La montaña estaba sumamente cargada de nieve por lo que realmente intimidaba.
Luego de desayunar, levantamos campamento y nos dirigimos en los vehículos rumbo norte por la ruta pavimentada, hasta tomar un desvío a la derecha en dirección noreste, donde nos montamos en una huella bastante cómoda para transitar y empezamos a acercarnos a la base de la montaña. Esta huella vehicular es transitada desde hace varios años por quienes se encargan de la esquila de las vicuñas. Luego de unos 12 kilómetros aproximadamente llegamos a un valle fértil con una hermosa vega, pastos verdes, muchas vicuñas. Es un hermoso lugar donde instalamos nuestro campamento en la base de la montaña a 4.515 metros de altura. Si bien todavía quedaban algunas zonas con nieve, el sol del día ya estaba derritiendo la totalidad de la nieve existente a esa altura.
Armamos las carpas, ingerimos un ligero almuerzo y continuamos nuestro plan, que consistía en portear algo de equipo hasta nuestro futuro campamento de altura a 5.010 m y regresar para pasar la noche en nuestro campamento base.
Ese plan nos permitía no sólo continuar el proceso de aclimatación, sino además saber si había algún nevero o penitentes de donde abastecernos de agua, ya que de no haber nada, deberíamos portear agua hasta el campamento junto al resto del equipo al día siguiente.
Desde nuestro lugar donde estaba instalado el campamento base avanzamos un kilómetro más en los vehículos por una tenue huella de 4x4 hasta el punto donde empezamos a caminar.
Luego de recorrer 4,5 kilómetros y 445 metros de desnivel en aproximadamente 2 horas y media, llegamos al lugar óptimo para instalar nuestro campamento de altura a 5.010 metros. En ese lugar había un manchón de nieve congelada de la cual perfectamente podríamos obtener trozos de hielo para derretir y obtener agua al día siguiente. Dejamos el equipo y rápidamente regresamos al campamento base. Esa noche, cenamos temprano y nos acomodamos en nuestras carpas.
El lunes 20 de febrero, luego de desayunar, levantamos nuestro campamento y por el camino ya conocido del día anterior nos dirigimos al campamento de altura. Allí armamos nuestras carpas y procedimos a derretir trozos de nieve congelada para abastecernos de agua, tanto para la merienda de la tarde, la cena de la noche y toda la jornada del día siguiente. Nos fuimos a dormir temprano Al día siguiente era nuestro intento de cumbre, teníamos 900 metros de desnivel y mucha nieve acumulada en la montaña. Esa era nuestra gran duda, ya que la consistencia de la nieve iba a terminar definiendo la exigencia y el tiempo que nos insumiría el ascenso.
Como toda noche previa a un intento de cumbre, el sueño era muy liviano, bastante entrecortado, más aún durmiendo en altura y con pocos días de aclimatación. A pesar de que ya llevábamos muchos años repitiendo esta experiencia, siempre cuesta dominar la ansiedad de la noche previa al intento de cumbre.
El martes 21 de febrero a la 5 de la mañana empezamos a prepararnos. Desayunamos a las 6:30 hs., con nuestras linternas frontales encendidas, empezamos el ascenso. Un par de horas después de partir, ya asomando el sol, empezamos a entrar en terreno nevado. Estábamos a 5.350 metros. Desde ese momento transitamos completamente por terreno nevado, con lugares donde la poca consistencia de la nieve nos exigía un esfuerzo importante.
Lento pero constante era nuestro ritmo de ascenso. Nos orientábamos observando las curvas de nivel de las cartas digitales que teníamos en nuestros teléfonos. Teníamos en claro que debíamos evitar posibles hondonadas que hubiera en el recorrido, ya que en esos lugares la poca consistencia de la nieve nos hacía muy difícil progresar.
Como el tiempo pasaba y nuestro ascenso era lento, les propuse a mis compañeros que estableciéramos como hora límite para llegar a la cumbre a las 14 hs, ya que ese mismo día no solo debíamos regresar a nuestro campamento de altura, sino además bajar hasta el campamento base. Algunos estaban de acuerdo y otros ni siquiera contestaban ya que posiblemente no estaban muy de acuerdo de desistir luego de tanto esfuerzo. A partir de ese momento, miraba a cada rato el reloj y el desnivel que nos quedaba por ascender y el tiempo pendiente.
A medida que nos íbamos acercando a la cumbre, empezábamos a sentir la falta de aire y nos dábamos cuenta que nuestro muy acotado plan de aclimatación no había contemplado la mayor exigencia por la inusual acumulación de nieve en esa ladera.
Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, siendo las 13.20 hs. los más adelantados del grupo llegamos a la cumbre. El GPS nos marcaba 5.910 metros. Al llegar, también nos asombramos por la importante apacheta construida por Walter Penck hace casi 110 años. Desde la cumbre, la vista era imponente. Podíamos observar la mayoría de los cerros que antes citamos de la Cordillera de San Buenaventura, los clásicos seismiles del cordón principal de la Cordillera de los Andes de esa zona y las montañas que están al noroeste del Chucula, entre las cuales se destacaba el Volcán Peinado y su perfecta forma cónica de color negro.
César, el más fuerte del grupo, bajó varios metros para motivar al resto de nuestros compañeros y decirles que la cumbre estaba muy cerca. Así, uno a uno, fue arribando hasta estar los ocho miembros del grupo todos juntos en la cumbre del Cerro Chucula.
Tomamos fotos a los 360 grados, varias de cumbre, algún video, la infaltable foto con el banderín del Club Andino Córdoba como forma de agradecer a la entidad que nos formó a la mayoría de los miembros del grupo, mensaje satelital vía InReach para mi esposa e hijos que estaban en “la civilización”. Y a pensar en bajar, ya que no nos sobraba tiempo. Siendo las 14:00 hs., empezamos nuestro descenso.
El descenso fue mucho menos exigente que el ascenso. No obstante, el esfuerzo se hacía sentir en algunas partes con nieve blanda. Horas después abandonamos la zona de nieve y con gran alegría, cruzamos un hilo de agua que se había generado por el derretimiento de la nieve. Ya hacía rato que estábamos sin líquidos, así que además de saciar nuestra sed, cargamos agua para el resto de la jornada de descenso.
A la 15:30 horas, arribamos a nuestro campamento de altura, descansamos unos minutos, ingerimos algunos alimentos, levantamos el campamento y poco tiempo después, estábamos camino a los vehículos, donde llegamos con las últimas luces del día.
Ya de noche, en los vehículos nos trasladamos a la Hostería de Cortaderas, donde nos alojamos. A pesar de estar cerrada la cocina, tuvieron muy buena predisposición y nos prepararon la cena.
El miércoles 22 nos levantamos temprano y luego de desayunar, viajamos todo el día hasta Córdoba. Realmente nos sentíamos muy contentos y satisfechos por la experiencia vivida en estos días.
Podemos concluir diciendo que subimos a una hermosa montaña, de 5.910 metros de altura con una visión única de todo el sector montañoso de la zona, en condiciones mucho más exigentes de lo que nos imaginábamos debido a la gran cantidad de nieve acumulada. Fue un ascenso que realizamos en relativamente pocos días y lo más importante es que la totalidad de los miembros del grupo logramos el objetivo que nos habíamos propuesto.
Demás está decir, en el viaje de regreso, como suele ser habitual, ya estábamos planificando otros ascensos posibles en la zona, sector en el cual hay infinidad de objetivos, con distintos grado de exigencia y altitud, muchos de ellos muy conocidos y frecuentados, pero muchos otros con muy pocos ascensos e incluso algunos con ninguna ascensión al día de la fecha.
Distancias
Fiambalá a Cortaderas: 97 kilómetros de camino pavimentado.
Cortaderas a Refugio las Peladas: 70 kilómetros de camino pavimentado.
Refugio Las Pelada a Desvío RN 60 (inicio huella): 6,5 kilómetros de camino pavimentado.
Desvío N 60 a Camp. Base Chucula: 12 kilómetros de huella vehicular en buen estado.
Distancia y desnivel a Camp. de Altura: 4,5 kilómetros y 445 metros de desnivel.
Distancia y desnivel de Camp. Altura a Cumbre: 4,9 kilómetros y 900 metros de desnivel.
Track de nuestro ascenso: https://es.wikiloc.com/rutas-alpinismo/cerro-chucula-5-910-m-126681939
Coordenadas que pueden ser útiles para el ascenso al Cerro Chucula
Campamento Base: S 26 51 08.262 O 67 59 44.300
Inicio ascenso a Camp. de Altura: S 26 50 37.662 O 67 59 38.386
Campamento de Altura: S 26 48 29.187 O 67 59 21.651
Cumbre del Chucula: S 26 46 01.015 O 67 59 52.502:
Desnivel: 1.345 m.
Prominencia: 1.084 m.
Dominancia: 18,3 %
Alta Catamarca, tierra de volcanes, hielo y sal – Guillermo Luís Almaraz – página 190 – Estilo Andino – Año 2020
Walter Penck, un explorador alemán en la Puna Argentina – Griselda Moreno – Centro Cultural Argentino de Montaña – Enero 2011 – Revista Digital Nro. 32
La Cordillera de San Buenaventura – Provincia de Catamarca – Tras los pasos de Walter Penck – Guillermo Almaraz - Centro Cultural Argentino de Montaña – Año 2008
Marcelo Badra es montañista aficionado, actividad que practica desde 1976.
Se inició en la actividad a los 16 años de edad, en el Club Andino Córdoba, entidad a la cual sigue perteneciendo y de la cual fue su presidente.
Ha ascendido montañas en distintos sectores de nuestra cordillera de los Andes, además de incursionar en montañas de Chile, Bolivia, Perú, Alpes Franceses, África, India y Nepal.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023