La corta vida de Maria Canals Frau, llamada la “Novia Blanca del Aconcagua” quien muriera a los 22 años, descendiendo del Aconcagua
María Canals Frau, llamada la “Dulce Mausy” o también la “Novia Blanca del Aconcagua”, nació en Fráncfort, Alemania, el 12 de febrero de 1925.
De padres españoles, adoptó esta nacionalidad. Su padre, Salvador Canals Frau (Mallorca, 1893-Buenos Aires, 1958) fue un etnólogo, antropólogo y americanista español radicado en Argentina, que se especializó en el estudio de la prehistoria de América. Su madre fue Margarita Vicens y Majol. Tuvo dos hermanos: Pablo, con quien se llevaba nueve años y Damián, seis años mayor que ella.
La familia ingresó a la República Argentina como inmigrante en el año 1930. Se radicó por un tiempo en la provincia de Buenos Aires. Luego viajaron a Mendoza, en donde el jefe de la familia se hizo cargo de una cátedra en la Universidad Nacional de Cuyo, como profesor de Etnografía y Antropología. Fue uno de los pioneros de esta materia en esa casa de Altos Estudios. A mediados de los años cuarenta por razones políticas fue dejado fuera del cargo que había ganado por concurso, regresando a la ciudad de Buenos Aires, en donde consiguió la misma cátedra.
En la actualidad, los libros escritos por el profesor Salvador Canals Frau son elementos de consulta, por su profundidad y conocimiento. Fue durante mucho tiempo, una autoridad en la materia.
Mientras tanto, María cursaba sus estudios primarios y luego secundarios en el Liceo de Señoritas, junto a su familia que se había radicado en la localidad de City Bell, provincia de Buenos Aires. Ello duró un corto período, dado que volvieron nuevamente a Mendoza.
María Canals Frau, Mausy -un término alemán-, como la llamaban generalmente sus amigos, comenzó a dar sus primeros pasos en la montaña. Lo hizo con los botines comunes y luego de un corto periodo, se calzó los botines claveteados.
Sus primeras salidas hacia la montaña las hizo a la precordillera, en donde sus conquistas fueron cerros de entre dos mil y cuatro mil metros de altitud, siempre con su líder y guía Pepe Colli y, en algunas ocasiones, con Manuel Pacheco, ambos del Club Andinista Mendoza.
Sus primeras coronaciones fueron el cerro Melocotón, de 2.080 msnm; el Áspero, de 2.252 msnm; el Arco, de 1.676 msnm; Mogotes Colorados, de 2.650 msnm; La Cruz, de 2.740 msnm; el Alfalfar, de 2.503 msnm; a los que le siguieron el San Bernardo de 4.420 msnm; el Loma Amarilla de 5.200 msnm. Este último lo realizó el 13 de octubre de 1945, conformando la cordada junto a Alfredo Magnani, José Colli, Roberto L. Testoni, Carlos J. Salinas, Mario R. Caretta y Manuel Svars, todos socios del Club Andinista Mendoza.
También ascendió el Pablo Franke, de 5.190 msnm. Su quinta ascensión fue el 17 de diciembre de 1944, conformando la cordada con Margarita Hughes, José Colli y Roberto Testoni.
Le siguió, El Plata, de casi 6.000 msnm. Esta última ascensión la realizó junto a Manuel Pacheco, como guía, Domingo López, Roberto Testoni, José Colli, Augusto Ortiz y Francisco Gerónimo Ibáñez, alias Paco.
Respecto de esta expedición, podemos decir que la misma partió el 24 de mayo, a las 21 horas, desde la sede del club en automóvil hasta el refugio San Bernardo, en Potrerillos y pocos kilómetros antes de llegar, la cordada de Magnani, descendió. Se internaron por la Quebrada Angostura hacia el Pico del Negro, los demás, llegaron al refugio a las 00,30 horas del día 25 de mayo.
Después de abrigarse convenientemente para continuar con la empresa, partieron a las 01,30 horas, por la Quebrada Vallecitos, caminando hasta las 09,30 horas, en que se realizó el primer descanso. Media hora después, continuaron la marcha hasta las 17,30 horas, próximo al Salto, donde instalaron el Campamento Base.
Al día siguiente, el 26 de mayo, debido al intenso frío, tuvieron que retrasar la salida hasta las 08,00 horas cuando el sol comenzó a entibiar el ambiente. Continuaron la marcha durante 15,00 horas, con descansos de 5 a 10 minutos de alto, para evitar enfriarse. Coronaron la tan ansiada cumbre a las 21,00 horas, luego de soportar muy bajas temperaturas, que llegaron a marcar los -20° C.
Con emotivos abrazos, festejaron el arribo, rescatando los testimonios de cumbre dejados por Segundo Morerira del Club Andinista Mendoza, una imagen de la Virgen, una estampa y una tarjeta del señor Segner.
En los libros de cumbres del Club Andinista Mendoza y de Horizontes Juveniles que se encontraban en la cima, Manuel Pacheco registró la ascensión, lo que le provocó un principio de congelamiento en su mano, como consecuencia de haberse sacado su guante derecho para asentar los datos.
Dejaron un banderín del club, una imagen de la Virgen, y los dos libros de cumbre y varias tarjetas de los participantes en una caja de metal como testimonio de cumbre,.
El regreso se inició a las 21,20 horass, ya de noche, guiados por López. Llegaron al Campamento Base a las 05,00 horas, casi agotados y con mucho frío. Hidratados y luego de ingerir alimentos, se dispusieron a descansar hasta las 10,00 horas de la mañana. Luego del desayuno y batir el campamento, regresaron al Refugio San Bernardo, arribando al mismo a las 17,30 horas, donde se encontraron con la otra cordada.
Con ello, Mausy había pasado la prueba para continuar con mayores retos. Esta última tarea, la más importante hasta ese momento, la efectuó el 26 de mayo de 1945, a las 21,00 horas, junto con un grupo de compañeros andinistas guiados por Manuel Pacheco e integrado, además, por Domingo López, Roberto Testoni, José Colli, Augusto Ortiz y Gerónimo Paco Ibáñez.
La dulce Mausy fue la primera mujer en coronar este cerro, en un tiempo récord para esa época: tres días durante el período casi invernal.
El 16 de junio del mismo año fue homenajeada por la Asociación Mendocina de Andinismo y Esquí, entregándole un Diploma de Honor y el distintivo del Cóndor de Alta Montaña, por su noble ascensión al cerro El Plata. Ingresaba así en la Galería de Campeones del Club Andinista de Mendoza, en donde todavía se conservan algunas fotos de ella.
En un artículo publicado en el órgano de difusión del Club Andinista Mendoza, Nuestras Montañas, cuyo autor era Alfredo Magnani y cuyo título era La Mujer en la Montaña, nos decía de ella:
Son nuestras andinistas las señoritas María Canals Frau y Margarita Hughes. Es natural que debieron someterse a un entrenamiento previo, el cual aceptaron con entusiasmo y voluntad que honran su carácter deportista; bajo la dirección de nuestro bravo guía Manuel Pacheco. Fueron conociendo los misterios de la montaña paulatinamente hasta que se vieron en condiciones de afrontar las altas cumbres, que le parecían mirarles escépticas, como si dudaran que unos delicados pies femeninos pudieran hollar sus orgullosas cima.
El primer intento de ambas andinistas fue el cerro Colorado, al que no pudieron llegar a su cumbre. No obstante, les enseñó muchas de las dificultades que tiene la alta montaña.
Esta experiencia frustrada, en vez de restarles ánimo, les infundió más coraje, pues ya conocían de cerca la que había sido hasta poco tiempo antes para ellas la legendaria Alta Montaña. Tentaron nuevamente, consiguieron esta vez llegar ambas al pico Franke del cerro Loma Amarilla de 5100 msnm. Así, ambas pasaron a pertenecer al grupo de alta montaña, las primeras con que cuenta el club.
Pero esta conquista aumentó el anhelo de coronar picos más difíciles. Margarita Hughes, días después, ascendió el cerro Rincón de 5.500 msnm, guiada por Manuel Pacheco y acompañadas por Carlos Hughes y Carlos Jorge Salinas. Las dificultades del cerro habían hecho dudar del éxito de la expedición a algunos que no conocían la capacidad física y la voluntad de Margarita Hughes.
A su vez, María Canals Frau consiguió llegar a pocos metros de la cima del cerro Colorado de aproximadamente 5.400 msnm., guiada por el andinista José “Pepe” Colli. El viento se opuso a que esta brava montañista consiguiera el completo éxito. Sin embargo, demostró tener el espíritu deportivo, el que se revela no sólo en los momentos felices en el deporte sino también en sus reveses.
Tras una serie de logros en el año 1946, que se agregaron a los ya obtenidos con anterioridad, el Club Andinista Mendoza, la hace entrar en su Galería de Campeones y expresaba en su órgano de difusión:
Motivo de orgullo para los asociados de nuestro club, fue el poder contar en nuestra “Galería de Campeones” con una dama, una mujer que con los encantos de su sonrisa adorna y embellece la tan popular Galería.
Así, María Canals Frau, “Mausy” como la llamaban generalmente sus amigos, comenzó a dar sus primeros pasos en la alta montaña y con sus botines claveteados, en el año 1944, de la mano de dos guías andinistas conocidos del club: Manuel Pacheco y José Colli. Por todos sus antecedentes, pueden apreciarse las singulares condiciones de “Mausy” para empresas de gran aliento que la hacen merecedora de nuestras más cálidas felicitaciones y elogios.
En el año 1947, realizó la preparación de una expedición singular, la cual ya hacía un largo tiempo que venían realizando, tanto Colli como Mausy. El proyecto era ascender el Coloso de América, el Aconcagua. Llamaron a la expedición “Gualta Zhic Quen”, que en la lengua huarpe, significa, “hacia la cumbre del cerro”.
Varios clubes les entregaron sus banderines, para que los dejaran en la cima. Con todo preparado, decidieron salir de Mendoza el domingo 2 de febrero de 1947.
El 4 de febrero de 1947, partió la expedición desde Puente del Inca hacia Plaza de Mulas. Sus integrantes fueron José Pepe Colli, su novia María Canals Frau, el Sargento Juan Más, Manuel Pacheco, Andrés Nuñez, Kaldwill King, Simón Lais y los arrieros Beas y Astudillo.
Ya instalados en Plaza de Mulas, el 6 de febrero, se dirigieron hacia Nido de Cóndores donde pernoctaron. Siguieron la marcha el día siguiente a la madrugada hasta alcanzar el refugio Plantamura. En este lugar, algunos de los integrantes sintieron los síntomas del mal de montaña, quedando solo en aparente buenas condiciones Colli, Más y María Canals. El resto, luego de largas conversaciones, se conformaron en la segunda ola de ataque a la cumbre, esperando un mejor tiempo y aclimatación.
El 10 de febrero, iniciaron los tres adelantados su intento con pocos elementos de apoyo, esperanzados que sólo les restaban pocas horas. A las 21,00 horas, hicieron un alto prolongado, el cansancio se había apoderado de ellos.
El Sargento Más reinició la marcha seguido de los otros dos, pero a poco de andar comenzó el agotamiento del puntero, y empezó a desvariar. Colli, con buen tino, hizo un alto y reunió a sus compañeros al abrigo de unas piedras. Realizó señales con una linterna al campamento de abajo con la esperanza de que lo ayudaran. No hubo respuesta y siguió. El cansancio minó las voluntades de los andinistas. Mausy culminó con una crisis nerviosa. Su novio la calmó un poco y, así, siguieron esta loca aventura que solo una mente turbada puede permitirse continuar ante tal situación.
La mañana amaneció con niebla y el grupo no menguó su perseverante lucha. Entraron en la Canaleta. Colli sufrió alucinaciones. Más tenía sus manos duras y heladas como piedras, por la falta de guantes durante la noche. Se durmieron nuevamente hasta que el sol alto los recobrara. Prosiguieron la marcha del calvario hacia la cumbre. Anocheció y Colli ordenó hacer noche a cubierta de unas rocas. El Sargento Más, en pleno delirio, decidió regresar a la carrera y se lanzó cuesta abajo. Despeñó en la oscuridad sin que sus compañeros lo advirtieran. Falleció en su intento de regreso.
A la luz del día y cuando el sol ya estaba alto y calentó un poco el ambiente, se despertaron y siguieron con su lucha desigual. A pocos metros, estaba la tan ansiada cumbre que coronaron a media mañana. Tomaron fotos, retiraron los comprobantes de cumbre y firmaron el libro que allí se hallaba. Luego, se pusieron en marcha de regreso, sabiendo que se encontraban en malas condiciones. A su regreso, pasaron muy cerca del infortunado Sargento Más que yacía de bruces.
El descenso tuvo sus desvaríos. La retirada se alternaba entre descansos prolongados en los que se dormían. Tuvieron caídas y marcharon como sonámbulos.
El viento y el frío de la noche los adormeció. Cuando Colli recobró su lucidez quiso revivir a su compañera, pero el agotamiento fue más fuerte que él se quedó totalmente dormido. Al otro día, se despertó sobresaltado y buscó a su compañera que estaba a pocos metros más arriba. Comprobó con dolor que su novia había dejado de existir y allí se quedó sin comprender qué había ocurrido. Los gritos del arriero Beas, que se aproximó al lugar, lo sacaron de su aletargado sueño.
Fue bajado por el arriero, al igual que su Mausy, la Novia Blanca del Aconcagua, como se la llamaría a partir de ese momento.
El Sargento Juan Más se quedó como custodia de su cerro hasta el año siguiente, en que fue bajado por la expedición militar del capitán Gustavo Eppens.
Colli perdió parte de sus dedos y lo más preciado de su vida, su amada novia a quien había impulsado en este deporte.
El 12 de febrero de 1947, justo cuando cumplía sus veintidós años de vida, María Canals Frau se había convertido en la segunda mujer capaz de vencer el Techo de América y la segunda en perder la vida en el cerro.
En febrero de 1947, y según se relata en el libro del 95 Aniversario del Club Mendoza de Regatas, los socios Pepe Colli y su prometida María Canals, habían hecho la promesa de contraer matrimonio luego de cumplir con el objetivo de hacer cumbre. Pepe y María lograron llegar a la meta ya al límite de sus fuerzas. En el descenso, sintieron fatiga y bajaron como pudieron, debiendo incluso arrastrarse en la zona del Gran Acarreo. Exhausta, Mausy murió en los brazos de su prometido.
Nos relataba el andinista mexicano Raymundo Luna Rangel, que:
Entre los días 11 al 14 de febrero de 1947, la cordada de Frau Canals y José Colli recogieron los testimonios de la cumbre. Al bajar, en la Canaleta muere por fatiga, María Canals Frau. El andinista mexicano Espinoza, en el año 1948, se tropezó con la mochila de la Frau y la recogió…
Después de la llegada a México, acusaron a los argentinos de haber saboteado a la Expedición Mexicana y además, junto con el redactor del diario ESTO, Daniel Molina, fabricaron una “Novela Gráfica” que se pregonó con un contenido truculento y amarillista por varios días. Se anexan algunos artículos y fotos. Para más información, ver el libro El Affaire de la Expedición Mexicana al Aconcagua de 1948. A la fecha, las banderitas de Link y la mochila de María Canals Frau se encuentran en el club Motolinía.
Con el apodo de esta destacada andinista española, “Mausy”, y en su honor, se dio nombre a un pico de 4.569 msnm., situado en el Cordón del Plata.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023