Cuando practicamos alta montaña, es fundamental saber que estamos sometiendo a nuestro organismo a un gran esfuerzo de adaptación; los invito a descubrir como trabajar en forma integral, haciendo uso de recursos físicos, mentales y emocionales para lograr adaptarse con éxito a la altura
Hablar de alta montaña implica entrever los esfuerzos a los que es sometido el organismo
desde el punto de vista biológico, además del temple y la fuerza de voluntad que son importantes en la superación de las dificultades, que en el momento menos esperado pudieran surgir.
En la antigüedad no se sabía que la atmósfera enrarecida de las alturas disparaba los signos y síntomas que hoy casi todos conocen. Sin embargo, estos fenómenos eran explicados de otra manera. Los tibetanos que habitan en el Himalaya, por ejemplo, creían que los viajeros que atravesaban los pasos más elevados se enfermaban por respirar gases venenosos que flotaban alrededor de las altas cumbres, donde sólo podían habitar los dioses. El 8 de agosto de 1786, el doctor Michel-Gabriel Paccard y Jaques Balmat consiguen ascender el Mont-Blanc por el glaciar de Brévent. No sólo dan así inicio al montañismo moderno, sino que también, durante ese ascenso, es Paccard, desde su condición de médico, que siente la necesidad de conocer el porqué de lo que le sucede al organismo cuando se transita en grandes alturas, estudiando en él mismo los fenómenos que hasta entonces eran desconocidos,. La exploración del Himalaya (Nepal – Tíbet) y el Karakorum (Pakistán - China) con las cumbres más altas del mundo, comenzó en el año 1883 con la expedición del alpinista inglés Graham al Himalaya y le siguió en 1892 su compatriota el alpinista Conwayal Karakorum. El primer récord de altitud lo realizó Longstaff otro explorador inglés en el año 1907 ascendiendo el Trisul de 7.120 mts. en el Himalaya. Ninguna de las 14 cumbres más altas del mundo con más de 8.000 m había sido escalada antes de la Segunda Guerra Mundial. Una vez que ésta terminó, dio comienzo la carrera de ciertas naciones por conquistarlas. Se había perfeccionado el equipo y, lo que es mejor, se tenía una mayor experiencia en escalar a grandes altitudes.
El primer ocho mil en ser ascendido fue el Annapurna por los franceses en 3 de junio de 1950, sin oxígeno. Maurice Herzog y Louis Lachenal llegaron a su cumbre. Sin embargo, durante el descenso, por el extremo frío y la exposición innecesaria, el triunfo se convirtió en tragedia: los dos debieron sufrir amputaciones de varios dedos de los pies y Herzog perdió la mayoría de los dedos de las manos. Aunque el desarrollo del montañismo hoy logró que miles de aficionados de todo el mundo lo practiquen con buenos niveles de seguridad, no es menos cierto que la actividad, sobre todo el montañismo de altura, sigue siendo sumamente exigente, tanto en lo físico como en lo sicológico. Así, para comprender cómo afecta la altura al ser humano, comencemos por describir cómo responde el sistema respiratorio en estas condiciones. La altura presenta tres factores que, podríamos decir, agreden al organismo humano: frío, sequedad en la atmósfera y, la más importante, la baja tensión de oxígeno. Al disminuir la presión barométrica también desciende la presión del oxígeno en el aire. Frente a estos factores nuestro cuerpo actúa disparando el Síndrome General de Adaptación, que presenta síntomas como dolor de cabeza, náusea y fatiga, entre otros.
Aparecen los mecanismos defensivos de urgencia que darán paso, si todo se hace en forma correcta, a los mecanismos de permanencia, es decir la aclimatación en la altura.
Los mecanismos defensivos de urgencia son controlados por el “sistema simpático adrenal”, proceso de tipo catabólico. En tanto que el “sistema parasimpático”, de tipo anabólico, lleva adelante los procesos de permanencia. A nivel del mar la presión del aire es de 6,6 kg por pulgada cuadrada, lo que permite mantener una tensión de oxígeno que resulta más que suficiente para conseguir la saturación de la hemoglobina, 96 a 98% de oxihemoglobina. A los 4.000 mts. de altura, la columna de aire por pulgada cuadrada pesa alrededor de 3,7 kg. Así, la tensión de oxígeno ha bajado a la mitad y la hemoglobina capta de un 82 a un 85% de oxígeno. La periferia del cuerpo reclama por el gas, entonces los mecanismos de defensa entran en juego.
Se produce entonces un aumento de la difusión pulmonar (superficie de la membrana alveolo-capilar), poniendo en contacto a los glóbulos rojos con mayor cantidad de capilares para captar el oxígeno del aire, lo que significa un proceso compensador.
Como consecuencia del despliegue de la membrana alveolo-capilar aumenta el “volumen residual” (el aire que queda dentro de los pulmones después de una espiración máxima) y disminuye la “capacidad vital” (el volumen exhalado en una espiración máxima luego de una inspiración máxima). Junto con esto se instaura una hiperventilación (frecuencia respiratoria), tanto en reposo como durante el ejercicio, debido a un aumento en la frecuencia cardíaca, dando lugar a un mayor “gasto cardiaco” (la cantidad de sangre que desde el ventrículo se reparte en el organismo a cada minuto).
Este aumento del gasto cardíaco es esencial para la adaptación inicial y la aclimatación posterior, pues conlleva una mejor oxigenación de la sangre. Una vez lograda la aclimatación, el pulso se reduce pero la frecuencia respiratoria seguirá siendo alta. Esto se debe a que en altura el centro respiratorio, formado por neuronas que se ubican en la parte baja de la sustancia reticular lateral del bulbo y la protuberancia, dentro del tronco cerebral, es influenciado por el dióxido de carbono (CO2), que se concentra en el líquido céfalo-raquídeo.
La hiperventilación produce una disminución de la presión del dióxido de carbono (PCO2), lo que conduce hacia una alcalosis respiratoria, es decir, aumento del PH en el medio interno. Los riñones cumplen un papel fundamental en amortiguar el cambio del PH reduciendo la eliminación de hidrogeniones (H+). De este modo podemos decir que “una buena aclimatación es un estado de alcalosis compensada”.
La adaptación
Recordemos que la altura presenta tres factores que juegan un papel fundamental en relación al organismo humano: La Baja tensión de oxigeno, Sequedad en la atmósfera y Frió. El planeta posee una envoltura gaseosa constituida por aire, que recibe el nombre de atmósfera. Esta tiene un espesor mínimo de 1000 kilómetros, con límites difíciles de definir pues va perdiéndose hacia el espacio.
La Presión atmosférica a nivel del mar es de 760 mmHg (milímetros de mercurio), o 1013 hectopascales. Conforme vamos ascendiendo, esta presión desciende al igual que la presión de sus componentes. El oxígeno, que a nivel del mar conforma el 21% de la atmósfera, a los 3000Msnm. es de 110,4 mmHg. Y la presión atmosférica es de 526 mmHg.
A nivel del mar la cantidad de vapor de agua es aproximadamente 1% del volumen del aire. Al igual que la presión atmosférica, la cantidad de vapor de agua también va disminuyendo, así a los 5000 metros es solamente la décima parte del valor medido a nivel del mar. La temperatura, que también disminuye con la altura, lo hace de 5 a 10 °C (Celsius) por cada 1000 metros que se ascienden. Considerando lo anterior, vemos que conseguir el estado de aclimatación, quiere decir que el montañista deberá atravesar ciertos procesos adaptativos, que lo llevan a mantener la vida bajo estas condiciones, esto es lo que llamamos Síndrome general de adaptación.
En el individuo aclimatado persiste el aumento de la difusión pulmonar. La hiperventilación no sufre modificación con lo cual, se consigue mantener la elevación máxima de oxigeno alveolar y la disminución máxima del anhídrido carbónico. Los capilares pulmonares están dilatados y existe una hipertensión pulmonar. Los órganos hematopoyéticos, son encargados del suministro de glóbulos rojos para el transporte de oxigeno a la célula, de este modo el volumen de sangre circulante es superior al volumen que se encuentra en el llano. Por otro lado, la afinidad de la hemoglobina para con el oxigeno es menor en la altura; lo que permite una fácil liberación del gas a nivel de los tejidos.
Estudios realizados sobre la capacidad física de personas aclimatadas, nos indican que el consumo de oxigeno y producción de acido láctico durante el trabajo muscular, en comparación con los registrados a nivel del mar, han llevado a vislumbrar que en la aclimatación tienen lugar cambios a nivel tisular a través del aumento en el número de mitocondrias, incremento de la mioglobina y de una serie de fenómenos enzimáticos, que permiten un metabolismo veloz de la sustancias dentro de la célula.
Existe un límite por sobre el cual todo esfuerzo, por parte del organismo, en pos de aclimatarse resulta inútil; allí solo se puede llegar poniendo en juego los mecanismos defensivos de urgencia, todo depende de las reservas propias, es una fase de tipo catabólica de la que solo se sale bajando a cota menores.
El montanista y medico suizo Wyss Dunat dividió el montañismo de altura, en relación con las posibilidades de aclimatarse, en:
1. Zona de Aclimatación: Hasta los 6500 mts. en donde se puede seguir con la vida normal.
2. Zona de Deterioro: Hasta los 7900 mts. que obliga al organismo a un esfuerzo total.
3. Zona de la muerte: A partir de los 7900 mts. A estas alturas la vida pende de un hilo, zona que actualmente se accede en la mayoría de los casos con oxigeno suplementario. En esta zona mortal lo único que intenta el hombre es sobrevivir, en prueba de esto recordemos que el gran montañista tiroles italiano Reinhold Messner necesito una hora completa, sin oxigeno suplementario, para recorrer los últimos 100 metros hasta al cumbre del Everest.
Durante la estadía en la montaña nuestro organismo trabaja de forma íntegra, haciendo uso de los recursos Físicos, mentales y emocionales. Desde el punto de vista fisiológico, el término resistencia general lo relacionamos con la intervención de los órganos y sistemas que entran en juego durante la ascensión.
De este modo, quien se inicia en la actividad de montaña deberá en primera instancia, adquirir un entrenamiento de base, que comprende una capacidad orgánica general. Es decir, capacidad de mantener un trabajo físico durante grandes periodos de tiempo en cada jornada.
Es importante señalar que lo buscado es una adaptación. Los cambios fisiológicos que suceden durante la realización de un ejercicio al finalizarlo desaparecerán. En cambio la adaptación implica una duración en el tiempo. De aquí la necesidad de iniciar un programa de entrenamiento especifico.
Cuanto más lento se asciende, realizando campamentos a diversas alturas, más posibilidades se tienen que los mecanismos de adaptación puedan actuar sin causar trastornos graves.
Una técnica empleada consiste en subir durante el día, en lo que podría ser desde un campamento a otro, para retornar hacia abajo durante la noche a dormir (dinámica serrucho). Parecería ser la altura a la que se duerme, y no el máximo alcanzado durante la jornada, es lo que determina el grado de aclimatación del montañista.
Recordemos que la altura presenta tres factores que juegan un papel fundamental en relación al organismo humano:
La Baja tensión de oxigeno, Sequedad en la atmósfera y Frío.
El planeta posee una envoltura gaseosa constituida por aire, que recibe el nombre de atmósfera. Esta tiene un espesor mínimo de 1000 kilómetros, con límites difíciles de definir pues va perdiéndose hacia el espacio. La Presión atmosférica a nivel del mar es de 760 mmHg (milímetros de mercurio), o 1013 hectopascales. Conforme vamos ascendiendo, esta presión desciende al igual que la presión de sus componentes. El oxígeno, que a nivel del mar conforma el 21% de la atmósfera, a los 3000Msnm. es de 110,4 mmHg. Y la presión atmosférica es de 526 mmHg. A nivel del mar la cantidad de vapor de agua es aproximadamente 1% del volumen del aire. Al igual que la presión atmosférica, la cantidad de vapor de agua también va disminuyendo, así a los 5000 metros es solamente la décima parte del valor medido a nivel del mar.
La temperatura. Que también disminuye con la altura, lo hace de 5 a 10 °C (Celsius) por cada 1000 metros que se ascienden.
Considerando lo anterior, vemos que conseguir el estado de aclimatación, quiere decir que el montañista deberá atravesar ciertos procesos adaptativos, que lo llevan a mantener la vida bajo estas condiciones. Esto es lo que llamamos Síndrome general de adaptación.
En el individuo aclimatado persiste el aumento de la difusión pulmonar. La hiperventilación no sufre modificación con lo cual, se consigue mantener la elevación máxima de oxigeno alveolar y la disminución máxima del anhídrido carbónico. Los capilares pulmonares están dilatados y existe una hipertensión pulmonar. Los órganos hematopoyéticos, son encargados del suministro de glóbulos rojos para el transporte de oxigeno a la célula, de este modo el volumen de sangre circulante es superior al volumen que se encuentra en el llano. Por otro lado, la afinidad de la hemoglobina para con el oxigeno es menor en la altura; lo que permite una fácil liberación del gas a nivel de los tejidos.
Estudios realizados sobre la capacidad física de personas aclimatadas, nos indican que el consumo de oxigeno y producción de acido láctico durante el trabajo muscular, en comparación con los registrados a nivel del mar, han llevado a vislumbrar que en la aclimatación tienen lugar cambios a nivel tisular a través del aumento en el número de mitocondrias, incremento de la mioglobina y de una serie de fenómenos enzimáticos, que permiten un metabolismo veloz de la sustancias dentro de la célula.
El Soroche (llamado así en la Puna) o Mal Agudo de Montaña, conocido también con las siglas MAM, es la falta de oxigeno en nuestro organismo, a medida que tomamos altura. Cada persona es diferente y reacciona de manera particular. Aquellos individuos que ya han ascendido anteriormente, quedan menos sensibles a las variaciones bruscas de altitud, es como si el cuerpo guardara una cierta memoria. Otro aspecto aún no demostrado de manera científica, es que el MAM depende también de la zona geográfica y el clima.
El MAM se reconoce por dolores de cabeza, nauseas, vómitos, cansancio extremo e insomnio en la noche, aparece normalmente después de aproximadamente 4 horas de haber subido. Nunca desaparece totalmente, aunque logremos una buena aclimatación, pero disminuye de intensidad.
Con el hecho de bajar unos cientos de metros de altura, los signos y síntomas del MAM desaparecen.
Las personas que tienen enfermedades cardíacas, insuficiencia respiratoria, enfermedades en la sangre, afección psiquiátrica, madres en tiempo de gestación y niños de menos de 3 años.
Entre los 4000 y 5000 mts, uno puede ser afectado de el edema pulmonar sobre todo durante los primeros 5 días. Los síntomas son: tos, expectorar, problemas respiratorios, un poco de temperatura que se presta a confusión con un estado infeccioso, y en menos de 12 horas el estado del afectado puede agravarse en una cianosis o un coma.
La única decisión a tomar es evacuarlo lo más rápido posible hacia alturas más bajas, con el menor esfuerzo posible del afectado. El oxígeno y algunos medicamentos ayudan a estabilizar a la víctima, como la aspirina y el DIAMOX.
La cámara hiperbárica portátil es también de grande utilidad y permite bajar de manera artificial una altura de 1.500 mts.
Por encima de los 5000 metros., el MAM puede complicarse en un Edema Cerebral. Los síntomas son: mal humor o apatía, dolor de cabeza, problema de visión, vómitos y si no desciende rápidamente, puede caer en un coma irreversible.
Están pensadas para tratamientos en la montaña de los edemas pulmonar y cerebral, relacionados con la altura. El proceso consiste en la introducción del paciente dentro de la cápsula que está fabricada con materiales ligeros, se infla mediante una bomba manual o de pie para conseguir una presión equivalente a un descenso de 1.500 a 2.000 metros con respecto a la altura a la que nos encontramos.
Difusión pulmonar: O lesión Pulmonar Aguda, llamado edema de pulmón (inflamación). Se caracteriza por un comienzo súbito de una hipoxemia (falta de oxigeno) y una infiltración (liquido) pulmonar.
Hiperventilación: Es el aumento de la intensidad y frecuencia respiratoria.
Órganos hematopoyéticos: Son los órganos encargados de la producción de elementos formes de la sangre, entre ellos encontramos los Glóbulos Blancos, glóbulos rojos y plaquetas. Están dados en la vida adulta por la médula Ósea, ganglios linfáticos y el Bazo.
Ácido láctico: Es el producto muscular de la degradación de la glucosa en la fase anaeróbica (en ausencia de oxígeno)
Mitocondrias: Son organelas intracelulares encargadas de la producción de ATP como fuente de energía para las células
Mioglobina: Son proteínas intramusculares encargadas de contener las reserva de Oxigeno.
Fase catabólica: Es el proceso biológico encargado de producir energía transformando moléculas complejas en mas sencillas.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023