Montañismo

La peculiar historia de Button, un Yamana que conoció a los reyes de Inglaterra

El Yamana Orundellico, bautizado Jemmy Button por el capitán Fitz Roy, fue secuestrado junto con otros tres nativos y llevados a Gran Bretaña con el propósito de civilizarlos y evangelizarlos

Edición: CCAM



La peculiar historia de Button, un Yamana que conoció a los reyes de Inglaterra

El Yamana Orundellico, bautizado Jemmy Button por el capitán Fitz Roy, fue secuestrado junto con otros tres nativos y llevados a Gran Bretaña con el propósito de civilizarlos y evangelizarlos

Por Cristina Barraza

Restauración Fotográfica: Centro Cultural Argentino de Montaña, Natalia Fernández Juárez


Corría el  año  1830  cuando ocurrió un  hecho histórico que, por su originalidad y relevancia,  ha merecido la atención de historiadores, antropólogos  y novelistas. La  singular historia  fue protagonizada por cuatro  nativos originarios  de Tierra del Fuego quienes, el 13 de abril de ese año, ignorando su destino,  fueron embarcados en la nave inglesa  Beagle  y llevados a Gran Bretaña como parte de un aventurado intento de colonización.

Grupo de hombres y niños yaganes. Foto: imagen tomada por la expedición de la Romanche, 1882-1883


El comandante  del Beagle,  Teniente Robert  Fitz Roy (1805-1865) decidió  trasladarlos  a Europa como fruto de su deseo de “civilizarlos y evangelizarlos”. Los nombres con que se los “bautizara “  y sus edades estimadas al ser embarcados eran:   James Button, 14 años;  York Minster, 26 años; Boat Memory, 20 años y Fuegia Basket, 9 años. De ellos Jemmy Button era el único perteneciente a la etnia Yamama ya que los otros tres pertenecían al grupo de los Alacalufes. De los cuatro nativos  sudamericanos  fue , Jemmy Buttton  quien, por su  personalidad y fácil adaptación, tuvo el  mayor protagonismo, tanto en los prolongados viajes de ida y vuelta, como   durante  la  estadía en Inglaterra y el posterior retorno a  América. Su vida es la que ha llegado hasta nuestros días con mayor  abundancia  de datos.

Ya en Inglaterra los nativos  vivieron durante tres años en las afueras de Londres y  fueron educados y escolarizados, a petición de Fitz Roy, por la Sociedad de la Iglesia Misionera (Church Missionary Society ).

El 6 de agosto de 1830 el Beagle con sus cuatro fueguinos arribó a Inglaterra. Ese viaje hacia Gran Bretaña  fue un suceso  por el  que cuatro canoeros de los confines de América,  cambiaron sus vidas impensadamente.

Solamente tres de ellos regresaron, tres años después, a sus tierras nativas, en la misma fragata  Beagle, nuevamente al mando de Fitz Roy, ya que  Boat Memory no sobrevivió a la viruela que al llegar a Inglaterra enfermara  a los cuatro.

La transformación de Jemmy Button, de Tierra del Fuego a Londres. Foto:
www.pinterest.com

 

Grupo de fueguinos en caleta Wulaia, según el dibujante Augustus Earle. Foto:
www.elpais.com

 

Sus orígenes

Los nativos provenían de Tierra del Fuego, territorio  formado por un grupo de islas ubicado en el extremo sur de América, y separado de  la tierra firme por el Estrecho de Magallanes, nombre puesto por el explorador portugués Fernando (también conocido como Hernando) de Magallanes, quien,  en 1520, fue el primer europeo en pasar a través del estrecho desde el Atlántico hasta el Pacífico.

Fue  Magallanes también  quien denominara a esos territorios como “Tierra del Fuego”, pues mientras navegaban, observaban a lo largo de  la costa  los fuegos con que los indígenas se avisaban entre ellos  del paso de los barcos. El pasaje alrededor del Cabo de Hornos, donde se encuentran el Atlántico y el Pacífico Sur fue la vía más importante de comunicación en América hasta la apertura del canal de Panamá.

Este nuevo paisaje mostro a partir de ese momento, a los ojos de los europeos  su imponente magnificencia. Tierra del Fuego ha asombrado e intimidado a sus exploradores  algo que se refleja en los nombres con que ellos designaran  a los lugares: Isla Furia; Bahía Inútil; Isla Desolación; Puerto del Hambre e Isla del Diablo, para mencionar algunos.

Los pueblos que originariamente habitaban la Tierra del Fuego, se habían adaptado durante miles de años a ese clima que los europeos encontraron  tremendamente  frío y desagradable. Los hombres y mujeres de las oleadas migratorias que por primera vez empezaron a poblar América alrededor de 30.000 años atrás, llegaron al  confín del continente y allí se establecieron, formando, miles de años antes de la llegada de los europeos, los cuatro grupos que habitaron Tierra del Fuego. Los nombres individuales de estos pueblos fueron los yámanas (o yaganes), los alacaluf, los selk’nam (u onas) y los haush. Los yámanas fueron los indígenas que los europeos vieron y contactaron con mayor frecuencia en sus viajes de paso interoceánico. Asimismo, fue el grupo que más prestó constante ayuda a las  víctimas de los numerosos naufragios ocurridos a  consecuencia de  las terribles tempestades fueguinas.

Mapa de distribución de las razas en Tierra del Fuego. En amarillo el territorio del pueblo Yagán.

Mapa: Giacomo Bove 1883, www.carlosvairo.com

 


Los yámanas y alacalufes vivieron en la zona de las islas y canales al sur y al oeste, subiendo por Chile; y los selk’nam y haush en el centro, norte y sudeste de la Isla Grande. Las lenguas de los cuatro grupos eran diferentes y,  en particular los yámanas poseían una lengua notablemente rica y expresiva. Los yámanas dieron a los selk’nam, por su situación geográfica respecto de ellos, el nombre de onaisin“hombres del norte” o “del país del norte”, del que deriva  la denominación de ona. Sus vidas dependían del océano donde transcurría la mitad de su tiempo a bordo de sus canoas, en las que transportaban el fuego que nunca se extinguía. Eran pescadores, recolectores de mariscos, cangrejos y hongos; cazadores de lobos marinos y nutrias y, algunas veces incluso, de ballenas, cuando éstas se acercaban y varaban en alguna playa. Sus armas eran el arco y la flecha y su instrumento de caza el arpón. No tenían asentamientos fijos, sino que navegaba constantemente para evitar el derroche de recursos.

El europeo fue la razón por la cual los fueguinos originarios fueron extinguidos durante el siglo XX. Lamentablemente, el asentamiento de los europeos llevó consigo epidemias entre los fueguinos; en 1832 se calcularon 6000 yámanas en Tierra del Fuego, mientras que en 1945 se hablaba de sólo 39 almas.

Diversos corsarios, marinos e investigadores realizaron viajes por la zona durante los siglos XVI-XX, y se puede considerar que el más “importante”, por la imagen mundial que dio a este lugar, ocurrió en 1826, cuando llegó la fragata Beagle, comandada por Robert Fitz Roy.

Retrato del vicealmirante Roberto Fitz Roy. Dibujo:
www.infobae.com

 

Mucho antes de elaborar su célebre teoría, Charles Darwin fue invitado del capitán Fitz Roy en su viaje de reconocimiento a Tierra del Fuego. Dibujo:
www.infobae.com

 


El encuentro de los ingleses con los fueguinos

El  Beagle, la fragata al mando de Fitz Roy cuando llego a los canales de sur de Chile, lo hizo en un viaje de reconocimiento y estudios geográficos encargado por la corona Inglesa, para la circunnavegación por los canales patagónicos. Sin embargo,  un episodio fortuito altera parcialmente el plan de viaje: el encuentro con las comunidades indígenas canoeras.

En su navegación los marinos comenzaron a divisar a lo lejos, en las aguas de los canales,    unas pequeñas canoas comandadas por indígenas quienes se fueron acercando por curiosidad y, como después se comprobara,  para obtener algo de estos hombres blancos  que se acercaron  al  Beagle.

Uno de los tripulantes de estas canoas era  Orundellico un niño de 14 años que posteriormente  seria rebautizado como   Jemmy Button. Su nombre en inglés le fue dado en razón de que su tío, que subiera  con él al barco, recibió del capitán un botón (button) de nácar,  de su chaquetón,  a cambio de que el niño se quedara a bordo.

En sus embarcaciones de corteza, los indios canoeros fueron consumados navegantes y los primeros

en descubrir, transitar y habitar el Cabo de Hornos, mucho antes que los europeos.
Foto: Mission Scientifique du Cap Horn (1882-1883), www.precolombino.cl

 

Retrato de un fueguino. Todos estos barcos de exploración científica llevaban un dibujante.
Dibujo: www.flickr.com

 


El uso del trueque por parte de los yámanas les permitía conseguir otros productos, sistema de intercambio que utilizaban también con los cazadores de lobos y los distintos barcos que navegaban por las costas australes. Precisamente fue  uno de los tantos acercamientos de las canoas a las bordas de las naves extranjeras lo que determinó el destino de los cuatro indígenas.

Fitz Roy, hombre profundamente religioso, se apropió de los nativos sin darles opción alguna. Su plan  consistía en llevar a Jemmy y a los otros tres nativos  a Inglaterra y educarlos a la usanza occidental, de acuerdo a los principios de la educación victoriana. Se les adoctrinaría con los principios cristianos, se les vestiría con ropas, enseñaría inglés, modales y buenas costumbres, con el propósito de que fueran un “puente “ entre ambas culturas que permitiera evangelizar a la mayor cantidad de nativos.

Jemmy Button fue, desde el inicio, el elegido para ayudar en la tarea futura de colaborar con la civilización de estos pueblos, ya que ni York Minster ni  Boat Memory, se mostraron maleables como Jemmy y  Fuegia Basket  era solo una niña. Jemmy Button es quien más alentara  los propósitos del capitán, debido a su carácter dócil, en comparación con el resto del grupo y a su facilidad de “aprender” lo que lo convirtiera a los ojos de los europeos,  en un “buen salvaje “.

El 
Beagle y una canoa yagán en el estrecho de Murray. Foto: Conrad, www.elpais.com

 

La llegada a inglaterra

Después de un largo viaje llegaron a tierras europeas. Jemmy sobresalió sobre  los otros fueguinos mostrando una gran capacidad de adaptación, aprendiendo en poco tiempo a hablar inglés, idioma que llego a dominar muy bien. Jemmy y sus acompañantes fueron inscriptos en una escuela cristiana en las afuera de Londres, siendo Jemmy el alumno más aventajado, lo cual le valió una gran fama e interés antropológico.

Las ideas de Fitz Roy fueron ambiciosas e innovadoras porque intentaban  generar una revolución desde el interior de los grupos aborígenes. El plan era instruir en Inglaterra a los aborígenes capturados y después retornarlos a sus respectivas comunidades para que expandan los saberes de la “civilización” europea. Con ese propósito, Fitz Roy se hizo cargo de la manutención de los indígenas alojándolos en una casa de campo en las afueras de Londres, aislados de los círculos públicos, espacio en que el proceso de reeducación fue intensivo. Sin embargo, el prejuicio de Fitz Roy fue creer que su éxito llegaría en el momento en el cual el indígena escogería el conocimiento occidental como marco de desenvolvimiento cultural, apartándose  de las costumbres yámanas.

Tres de los cuatro aborígenes fueguinos que Robert Fitz Roy llevó a Londres. Foto:
www.infobae.com

 

La visita a los reyes británicos

La curiosidad que despertaban  hizo que incluso fueran invitados al Palacio de Saint James, a conocer  al entonces  rey Guillermo IV y a la reina Adelaida, siendo este un encuentro inusual  y  de relevante importancia sobre todo para Fitz Roy quien los condujo al Palacio Real.

Los progresos de aprendizaje de los fueguinos hicieron posible una audiencia con los monarcas ingleses, algo insólito para la época.

En el verano de 1831, el rey Guillermo IV y la reina Adelaida los recibieron en palacio. Jemmy, Fueguia y York hablaron en un inglés chapurreado que divirtió a los reyes, que tampoco se tomaban en serio a Fitz Roy. Las crónicas del palacio registran que la reina le regaló a Fueguia un bonete, un anillo y un bolso; el rey se lo llenó con monedas para que se comprara ropa antes de partir de Inglaterra, y quedo maravillado por Jemmy,  el  pequeño hombrecito, por su elocuencia y buen vestir.

El interés antropológico, en realidad, encubría los fines imperialistas que perseguía el Reino Unido, y ese fue el motivo por el que los monarcas los invitaron al palacio, satisfacer su curiosidad y comprobar los dichos de aquellos que ya los habían conocido y reafirmar sus  propósitos  de dominación.

Los Yagán habitaron los canales y costas sudoccidentales de Tierra del Fuego, entre la entrada del Canal Beagle 

por el Norte; hasta Bahía Aguirre por el Este; la península de Brecknock por el Oeste; y hasta el Cabo de Hornos por el sur.
Foto: www.almendron.com

 


El regreso a Tierra del Fuego

Luego de un año y medio, Robert Fitz Roy, criticado por la opinión publica inglesa y guiado también  por su ambición de ver realizado su plan, decide devolver a los nativos a su estado natural y zarpa nuevamente rumbo a los helados canales de Tierra del Fuego, llevándolos a su lugar de origen con ropas europeas, nociones de inglés y un surtido de artefactos que incluía desde orinales a tazas de porcelana fina, para que ayudasen a “difundir la luz divina entre los salvajes habitantes de Tierra de Fuego”. El Capitán, conociendo las críticas, consideró que ya era momento de devolver a los fueguinos a sus tierras y poner en práctica su experimento.

Con ellos iba Richard Matthews, un misionero novato que nunca había salido de Inglaterra y se había presentado como voluntario para la osada  empresa, la cual, como se verá no acabó bien. La misión inglesa abarcó un periodo de 10 años (1826-1836). Fitz Roy planifico la reinstalación de los aborígenes  en el territorio patagónico, en  la isla de Wulaia, situada al oeste de la Isla Navarino, en el estrecho de Murray, lugar de origen de Jemmy.

El Capitán Fitz Roy tenía un temperamento muy fuerte y una personalidad depresiva. La idea del suicidio era algo que rondaba en su cabeza, ya que era consciente de sus antecedentes familiares y, como si esto fuera poco, su antecesor al mando del Beagle se había quitado la vida.

Esta foto muestra dos chozas, una cónica en primer plano y otra cupuliforme al fondo. El humo probablemente venga

del fogón que se instalaba en el centro de las cabañas. Mission Scientifique du Cap Horn, 1882-1883.
Foto: www.precolombino.cl

 


Por eso necesitaba un compañero de viaje simpático que lo ayudara a ahuyentar esos fantasmas. Es así como un amigo,  profesor de botánica en Cambridge, le recomendó a un naturalista de 22 años, que jamás había cruzado el océano, para que lo acompañe. Ese  joven resulto ser Charles Darwin, quien no había tenido un desempeño académico muy exitoso, y que, mucho ante de pasar a ser  una  celebridad científica en Europa, iniciaria, junto al Capitán y los tres aborígenes, lo que en definitiva sería un viaje paradigmático en la historia.

En este viaje de regreso, en 1833  el joven Charles Darwin, tuvo la oportunidad de convivir con los tres nativos. El famoso naturalista  fue agudo en sus observaciones sobre los fueguinos, mostrándose a menudo racista y e implacable, al decir, por ejemplo: “No he visto en ninguna parte seres más viles y miserables”.

“Al ver tan repugnantes aspectos, cuesta creer que sean seres humanos y habitantes del mismo mundo”.

Y agrega, “Cuando recuerdo todas sus buenas cualidades (se refiere Jemmy Button), aún hoy experimento, debo confesarlo, el más profundo asombro al pensar que pertenecía a la misma raza que los salvajes innobles, infectos que habíamos visto en Tierra del Fuego”.

Las notas científicas de Charles Darwin, constituyen una importante referencia respecto a las forma en que se encarara el proyecto civilizatorio de Robert Fitz Roy.

En las canoas, las mujeres remaban y buceaban en busca de mariscos, los niños se ocupaban de mantener el fuego

y los hombres cazaban lobos marinos o delfines con arpones provistos de una punta de hueso de ballena.
Foto: Alberto de Agostini, 1910-1920, www.precolombino.cl

 


El desembarco en tierras fueguinas

Button y sus compañeros permanecieron a bordo del Beagle poco más de un año antes de desembarcar en su tierra natal. La idea inicial de Fitz Roy era dejar primero a York y Fuegia en las cercanías de puerto March con sus familiares Alacalufes y luego a Button en la isla de Wulaia con los Yamanes. Para ello cruzó el cabo de Hornos el 22 de diciembre de 1832 con un fuertísimo temporal que lo obligó a protegerse fondeando en las afueras de caleta Saint Martin, lugar en que York le informó que deseaba quedarse con Jemmy Button. Ante esta petición Fitz Roy se dirigió a Goree Roads entre la isla Navarino e isla Lennox donde fondeó el 18 de enero de 1833.

Al día siguiente Fitz Roy partió en cuatro embarcaciones hacia la isla Wulaia por la ruta del canal Beagle, con los tres fueguinos, acompañados por el reverendo Matthews y  Charles Darwin, eran en total treinta hombres. El día 20 de enero, a la altura del paso Mackinley, avistaron varios indígenas que Button reconoció como pertenecientes a yaganes enemigos. El 23 de enero de 1833 arribaron a Wulaia seguidos por muchas embarcaciones, treinta a cuarenta, llenas de nativos momento en que Jemmy se entera de la muerte de su padre. Desembarcaron e inmediatamente iniciaron la construcción de tres cabañas, una para Matthews, otra para Jemmy y la tercera para York y Fuegia, que habían formado pareja. La primera acción de misionero Matthews  fue bendecir  con  una ceremonia matrimonial la unión entre Fuegia Basket y York Minster, y ello fue acompañado por un  festejo con entrega de  los distintos obsequios traídos desde Europa.

Jemmy se reencontró con su madre, sus dos hermanas y cuatro hermanos; casi había olvidado su lengua materna. Relataba Darwin, que verlo vestido  con sus botas y su traje, “resultaba cómico, aunque digno de compasión, oírle hablar en inglés a su hermano salvaje y después preguntarle  si le había entendido”.

La tripulación del HMS Beagle saludada por Jemmy Button en Wulaia. Dibujo de Conrad Martens, 1839.

Foto: www.precolombino.cl

 


Luego del desembarco, el Capitán y Darwin continuaron la travesía, recorriendo numerosos lugares de Sudamérica. Fitz Roy se transformó en el primer capitán en internarse por el Canal de Beagle, sus hazañas y su actividad pionera  son bien conocidas en la zona patagónica y fueron reconocidas, entre otros, por el Perito Francisco Moreno quien, en 1877, rebautizara el Cerro Chalten con el nombre del capitán Fitz Roy.

El Capitán estaba esperanzado en ver los frutos de su experimento, pero Darwin lo desanimaba y le restaba importancia al tema. Una carta de Darwin a su hermana Susan, revela su creencia en la reversibilidad de los aprendizajes: “Será muy interesante y me temo que también doloroso ver al pobre Jemmy Button y a los demás. Supongo que los encontraremos desnudos y medio muertos de hambre, si es que no los han devorado durante el último invierno”. A él le interesaban más  los especímenes de organismos vivos y fósiles que iba encontrando en las expediciones. Esas observaciones serían la base de la célebre Teoría del Origen de las Especies, que marcaría un hito en la historia de la Ciencia Moderna.

Pese al poco entusiasmo de Darwin por el experimento, el Capitán no se daba por vencido y decidió volver por Jemmy. Tras nueve días retornan a la isla Wulaia a observar las condiciones de arraigo de los Yámanas, pero su sorpresa fue enorme porque encuentran al reverendo Mattheus  casi desnudo, sin rastros de los indígenas que habían huido del lugar de establecimiento elegido por  Fitz Roy. Encontraron al joven misionero maltratado y a varios nativos con sus caras pintadas. A  los pocos instantes aparecieron York y Jemmy con su aspecto habitual, y  dijeron que Fuegia estaba en la cabaña. Fitz Roy embarcó a Matthews  quien manifestó su voluntad de alejarse ya que se sentía inseguro. Sin embargo Fitz Roy, partió del lugar  conservando  aun la esperanza de que la aventura de Jemmy y sus amigos como nexos en la colonización, pudiera prosperar.

Un grupo de canoeros observa la expedición de Robert Fitz-Roy en el estrecho de Magallanes.

Grabado: The Narrative of the Surveying Voyages of Her Majesty’s Ships Adventure and Beagle (1839), www.precolombino.cl

 


El experimento de Fitz Roy fracasa

Un año después, el  5 de marzo de 1834 el Beagle fondeó nuevamente  en Wulaia. El Capitán Fitz Roy  estaba nervioso, caminaba  de un lado a otro de la cubierta, al descubrir que la aldea estaba abandonada, las chozas estaban vacías, aunque sin destrozos, sin noticias de Jemmy  aun.
Ya de noche un grupo de canoas se aproxima al navio Beagle. La decepción no puede ser mayor. Allí estaba Jemmy, exhibiendo un desnudo total, con solamente  un trapo que  colgaba  de su entrepierna. Tenía  el pelo largo y sucio, el cuerpo desnutrido, la piel descuidada, los ojos gastados. Ya nada quedaba del gentleman que supo impresionar a la alta sociedad de Londres.

Media hora después estaba  sentado en la mesa del Capitán, sosteniendo los cubiertos para no ofender a su anfitrión, pero sin ocultar el gesto de extrañeza, el mismo que se le aparecía en aquel primer viaje de ultramar. Según Darwin, “se comportó con la misma corrección que en otros tiempos”.

Desde sus chozas cupuliformes, los habitantes de Puerto Esperanza, se despiden de uno

de los miembros de las expediciones de Fitz-Roy.
Grabado: The Narrative of the Surveying Voyages of Her Majesty’s Ships Adventure and Beagle (1839), www.precolombino.cl

 


Fitz Roy y  Jemmy tuvieron una larga conversación. Le contó que tenía dificultades en comunicarse, pues empleaba el inglés mezclado con su propio idioma, y que  York y Fuegia, unos meses antes, se habían ido a su tierra en una gran canoa, habiéndole robado toda su ropa y herramientas. Que en febrero del año anterior, cuando el Beagle partió, los invadieron los onas por lo que su gente tuvo que refugiarse en otras las islas.

Fitz Roy lo invito a embarcarse y partir nuevamente a Inglaterra  pero Jemmy  se negó; había encontrado esposa y aquella era su tierra y su gente.  Había quedado   claro que Jemmy no tenía  intención alguna de moverse de su lugar, ni de parecerse a un ingles. Esta vez nadie lo obligaba. Le dio la mano al Capitán con suficiente orgullo y aplomo para luego volver  a la costa en su canoa. Lo  último que vieron de él fue una figura oscura dentro  de la  canoa iluminada por una antorcha. La embarcación removía  las aguas con el resplandor de ese  fuego vivo del fin del mundo.

Masacre de los misioneros que viajaban en el Allen Gardiner por los nativos de Wulaia. Grabado: grabado de The Illustrated London News, 4 de agosto de 1860,
www.precolombino.cl

 


La misión inglesa evangelizadora

Años después, Allen Francis Gardiner, oficial retirado de la armada británica, que había decidido dedicar el resto de su vida a predicar el Evangelio a los paganos, conociendo la historia de los fueguinos llevados por Fitz Roy a Inglaterra, armó dos expediciones con la idea de establecer una misión en el área de la isla Navarino donde esperaban contar con la ayuda de Jemmy Button,  en la segunda expedición muere junto a seis compañeros de inanición y frío en puerto Español en la orilla norte del canal de Beagle.

El capitán Gardiner y su grupo se convirtieron en mártires para Gran Bretaña y las donaciones para la Sociedad Misionera Patagónica que organizaba las expediciones misioneras  se incrementaron y permitieron la realización de nuevas expediciones.

En una de esas expediciones George Pakenham Despard quien había sido  nombrado misionero llegó   el 30 de agosto de 1856,  a la misión de Cranmer, ubicada en la Isla Vigia, en las Islas Malvinas. Despard  confiaba en encontrar a Jemmy vivo, tras veinte años sin noticia de su paradero. El objetivo era continuar la colonización espiritual de los  aborígenes, enseñar el idioma inglés junto con reformar sus costumbres “salvajes” en analogía a la propuesta de Fitz-Roy. George Despard  encontró  a Jemmy  y logró convencerlo para que fuera con una de sus mujeres y tres niños a visitar Cranmer; después de permanecer varios meses allí regresaron a caleta Wulaia en diciembre de 1858.

Niños yaganes (con ropas occidentales) en la misión protestante inglesa de Ushuaia, junto al misionero

Thomas Bridges (de pie), el primer hombre blanco en vivir en Tierra del Fuego. Foto: www.precolombino.cl

 


Al mismo tiempo un grupo de nueve fueguinos fue animado a visitar Cranmer, aunque en este caso, carecían  de las experiencias europeas que había tenido Jimmy Button, por lo que pronto se enfermaron. Sumado a esto había serios malentendidos culturales entre ellos y los europeos por lo que los regresaron a sus tierras.

Luego  los reverendos ingleses se instalaron en la zona de Keppel e insistieron, a pesar de la negativa de Button, para que su familia viva bajo el amparo de los religiosos; el rechazo  de Jemmy los turbo  porque al igual que Fitz Roy no comprendían  las razones  del indígena para volver a un lugar evaluado por ellos como inhóspito o “miserable”. Según Darwin Jemmy  les  dice que tiene demasiada comida (quería decir suficiente), que el frío no le hace sufrir, que sus parientes son excelentes personas y que no desea volver a Inglaterra.

Despard logró captar por un breve tiempo la atención de Button, pero los intentos por recuperarlo como  sujeto instruido por la cultura inglesa, que motorizara la influencia  sobre los demás aborígenes fue una tarea imposible, él conoce el camino del europeo: usurpar, despreciar y enseñar; ya no se deja engañar con relatos falsos, acepta sus regalos y cuidados sin hacer nada, y  “holgazanea”,  en palabra de Despard.

La última jugada que le queda a Despard es trasladar la misión a los terrenos donde vive Jemmy en la caleta Wulaia. Sin embargo, durante la confección de las casas y la iglesia son hostigados constantemente por los indígenas con el robo menor de herramientas y materiales de construcción. En este contexto, una lluvia de acusaciones de los europeos  contra la comunidad provocó el enojo de Button, el acontecimiento  intento  ser superado con el gesto pacífico de inaugurar la iglesia con una misa (sin armas), pero el desastre se hizo parte de la escena.

Una de las últimas generaciones de yaganes. Foto:
www.trabajoyaganes.blogspot.com

 

El 9 de noviembre de 1859 esta misión  fue atacada  por los nativos, que mataron a ocho europeos. Según el único superviviente, entre los atacantes estaba Jemmy Button (aunque él siempre negó su participación en el sangriento episodio).  Jemmy Button fue juzgado por un tribunal inglés  y absuelto  en las Islas Malvinas, tras haber sido culpado por esta  masacre de misioneros en  la isla.  Nunca se llegó a saber con certeza quién había llevado a cabo la matanza y por qué, y la cuestión de hasta qué punto Jemmy estaba involucrado nunca se resolvió, pero tampoco aparecieron pruebas certeras en su contra.

El 11 de abril de 1860, zarparon  los barcos ingleses, y entonces se le permitió a Jemmy, que se encontraba bajo la  custodia inglesa, bajar a tierra  y reunirse con sus familiares.

Pese a todo, la Sociedad Misionera Patagónica no se dio  por vencida. En 1861, el secretario antiguo de la Sociedad, Waite Stirling, quien ahora había tomado el puesto de superintendente, viajó a Tierra del Fuego. Llevaba consigo a Thomas Bridges, el hijo adoptado de Despard, el superintendente antiguo, quien continuaría las tareas iniciadas por su padre.

Al encontrarse estos  con Jemmy Button, él les explicó que una enfermedad curiosa había matado a varias personas de su gente. Sin embargo, los misioneros no podían admitir que su proyecto civilizador cada vez más oliera  a fracaso, y en el transcurso de los años siguientes, Stirling superviso  el transporte de más de 50 fueguinos hacia y desde la isla Vigía, en Islas Malvinas,  para su conversión al cristianismo.

Thomas Bridges llegó a conocer a los Yamanas mejor que ningún otro europeo lo hubiera hecho antes; entendió sus rituales y fue capaz de desmentir importantes mitos acerca de ellos que anteriormente habían sido dados por un  hecho.

En particular, revocó el cuento antiquísimo de que los Yámanas, y ciertamente todas las tribus fueguinas, eran caníbales. Este mito había persistido desde que Magallanes pasara por esas tierras. Bridges   descubrió que se trataba de una historia completamente infundada  ya que la gente fueguina nunca devoró a nadie, ni a sus enemigos. 

Vista de Wulaia. Foto:
www.precolombino.cl

 

La muerte de Jemmy Button

En marzo de 1864, cuando la fragata  Allen Gardiner (que ahora había sido restaurada) devolvió la última partida de fueguinos a Tierra de Fuego, llevaba, entre otros, al hermano de Jemmy, Macooallan y al hijo de Jemmy, Wammestriggins. Al llegar a la caleta Wulaia se enteraron de que otra epidemia había reducido aún más a la población, y que, lamentablemente, Jemmy Button estaba  entre los fallecidos. Jemmy termino  sus días solo, a los 48 años, en un islote de la bahía Wulaia que hoy lleva su nombre: isla Button (botón), el mismo nombre con que lo “bautizara” Fitz-Roy tras pagar por él un botón de nácar.

Dado que la  familia había esperado buenas condiciones para su cremación  Macooallan y Wammestriggins llegaron justo a tiempo para la ceremonia crematoria, de  la cual el capitán del barco misionero  no quiso participar.

La muerte de Jemmy Button, cuyo nombre originario era Orundellico  generó un cambio en la estrategia de los misioneros anglicanos. Desecharon por ello  establecerse en Wulaia, debido a que el yámana era una pieza clave para poder introducirse en la comunidad canoera, y decidieron a partir de entonces  establecerse  en Ushuaia.

A su vez Fitz Roy, en 1865 debido a una depresión, se suicidó en Londres, sin haberse enterado que un año antes había muerto Jemmy Button.

Jemmy fue  víctima del progreso… al punto que hoy, donde vivió hay dos placas recordatorias, una para Fitz Roy y otra para Charles Darwin. Nada para recordar a Jemmy Button (Orundellico) y los suyos.
 

Placa en honor a Fitz Roy, Caleta Wulaia. Foto:
www.wikiwand.com

 


Videos:

El botón de nácar - Jemmy Button

 

  •  

Jemmy Button, el yagán que los británicos intentaron 'civilizar'

 

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Fuentes: - www.atravesdeluniberto.blogspot.com
                    - www.es.wikipedia.org
                    - www.museomartingusinde.cl
                    - www.patagonia-argentina.com
                    - www.elpais.com


Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez







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