Este es el relato de la ascensión por la ruta variante de Buey Muerto, al cerro Bolsón de 5.550 metros de altura , que es la montaña más alta del sistema montañoso Nevados del Aconquija, que mide casi 100 km de largo y está ubicado entre las provincias de Tucumán y Catamarca
Nevados del Aconquija es un sistema montañoso que mide casi 100 km de largo y cuya montaña más alta es el Cerro Bolsón de 5550 mts. La ruta más utilizada para acceder a este cerro es por El Tesoro, Catamarca, en Noviembre de 2022 decidimos subir por la ruta variante de Buey Muerto.
Integrantes de la expedición: Nicolás Mema, Esteban Siñeriz, Eliseo Jantzon, Mariano Hevia, Hernán Mariscal y Santiago Aragón
En el primer dia de marcha subiendo la cuesta
Durante el recorrido recolectamos algunas plantas medicinales.
Crónicas del viaje al Bolsón, 5550 metros, la montaña más alta de Tucumán, en los Nevados del Aconquija. Del 10 al 14 de Octubre 2022
Los viajes a la montaña se van preparando de a poco y a veces a las apuradas. También por razones de salud o de trabajo se postergan del otoño a la primavera, o al verano, o al invierno depende donde esté ubicado el objetivo. Pero una vez que uno largó la idea de visitar tal lugar, esa posibilidad nos acompañará en nuestras cabezas hasta que se realice.
Nuestro grupo está conformado por gente de Tucumán, Amaicha y Las Mojarras, y el día de salida nos vemos las caras los 6 que lo estuvimos preparando. En el viaje en camioneta por la ruta 40, hacia Punta Balasto, nos vamos poniendo al tanto de nuestras vidas y ultimando los detalles del equipo y de la ruta a seguir.
Desde Punta Balasto tomamos el camino de tierra que te lleva a Minas Capillitas, a los 10 kilómetros nos desviamos para Buey Muerto. Llegamos al atardecer sin saber muy bien con que nos encontraríamos. Sabíamos que había un puesto y tuvimos la agradable sorpresa de encontrarnos con Don Pilar y Doña María, que enseguida de saludarnos ya nos invitaron a compartir su cocina y nos contaron de las 6 camas que tenían preparadas. Estaban calentitas porque la noche anterior 6 montañistas de Concepción, habían tenido la misma idea que nosotros de visitar la cumbre del Clavillo.
A pura sonrisa llegó la noche mientras hicimos un asado con la pareja que nos hablaban del puma, las cabras, las llamas, la helada, los nogales, el agua y otro montón de cosas que habla la gente del cerro.
En la mañana repartimos el equipo en común, cacerola, carpas, alimentos, calentador. Doña María nos invitó a pedir “Gracia” y fuimos a una capillita a saludar a una Virgencita y varios Santos.
Ya con las mochilas en nuestras espaldas Don Pilar nos indicó que siguiéramos por el filo, y en las peñas negras doblemos para la izquierda, antes no, porque había un gran barranco. Salimos despacio, bajo un sol abrasador siguiendo las huellas. Pasamos por un arenal, perdíamos la senda pero de a ratos aparecía y hacia el camino más placentero. La subida era constante, entre las tuscas llegamos a una gran piedra, donde comimos algo e hicimos la ceremonia pidiendo permiso para entrar a la montaña.
Llegamos hasta las peñas negras y nos encontramos con la primera discusión de por dónde seguir, aunque evidentemente delante nuestro había un gran barranco, del cual, Don Pilar nos había advertido. Desde la otra montaña nos gritó un baqueano que venía con uno de los montañistas que habían salido el día anterior. Unos minutos después nos encontramos entre las peñas y nos indicó por donde iba el camino. Nos convidaron un poco de agua, nos dijeron que no tendríamos hasta llegar al campamento. Entre dudas y aciertos fuimos encontrando las huellas y al atardecer llegamos al campamento donde efectivamente había unas vegas. El frío nos fue apurando a armar las carpas, otros hicieron fuego y empezaron a rodar unos mates mientras se preparaba la comida. El menú fue unas lentejas que recalentamos, las habíamos cocinado en el puesto la noche anterior, con una salsa con los restos de la carne del asado. Había leña y cuando hay fuego las charlas se van alargando, mientras el cielo estrellado nos cobija con su belleza misteriosa.
Esa noche se sintió el frío de los 3900 metros y encontramos el agua congelada en la mañana. Al día siguiente subimos por un filo, luego hicimos un cambio de pendiente, veníamos bastante parejos en el andar. Sobre una yareta preparamos el almuerzo y discutimos los rumbos a tomar, la marca del GPS no era del todo precisa o a nosotros nos gusta discutirle. La brújula siempre hace su aporte y ayuda a aclarar la situación. Fuimos costeando un cerro buscando el Bolsón al cual nunca se lo veía, nos íbamos adentrando al Aconquija con sus múltiples diseños. A lo lejos vimos un campamento con unos montañistas. Eran los de Concepción que habían salido el día anterior, a uno de ellos lo había conocido 15 años atrás en el Aconcagua, fue un lindo reencuentro y reunión de montañistas que disfrutan el cerro con una mirada parecida. Compartimos bondiola, queso, frutos secos, café, tés, panes caseros e historias de la montaña. Ellos habían intentado la cumbre en la mañana de ese día, así que obtuvimos noticias frescas de cómo estaba el camino y que hacer para no perdernos y por donde encarar el acarreo, que es el gran desafío del día siguiente. Esa noche el campamento estaba a 4.600 metros, y el menú fue fideo con salsa de nueces y tomates deshidratados.
Hicimos la logística para el día siguiente. Dejamos agua caliente en los termos, con la que desayunaríamos a las 4 de la mañana mientras nos vestíamos y preparábamos más agua para la jornada. Todo estuvo bastante sincronizado y a las 5 y cuarto comenzamos a caminar en la noche helada. Las estrellas apenas iluminaban el camino, estaba bastante oscuro, le metimos por una quebrada cerrada hasta que encontramos la gran pared, de unos 200 metros de alto y muy vertical. De a poco con paciencia la fuimos subiendo. Es muy difícil, a veces hay que ir a 4 patas y las piedras chicas o grandes todas están sueltas. La noche se iba aclarando y podíamos ver la verticalidad. Lentamente, siempre estábamos un poco más alto. Los compañeros a su ritmo particular y por su propia ruta continuaban el ascenso.
Por fin llegamos a la parte alta donde nos comenzó a acariciar tímidamente los rayos del sol. Dudamos por cuál de las montañas comenzar a subir nuevamente y tomamos una mala decisión, en vez de rodearla la tuvimos que encarar de frente. Así fue que de nuevo nos encontramos con un acarreo, pero esta vez un poco más corto. De ahí continuamos por el filo y arriba de esta montaña cruzamos unos planchones de hielo, para seguir por un filo que se adosaba a este que veníamos. Serian como las 10 de la mañana, teníamos la advertencia que a las 11 y media casi siempre comienza el viento por esta zona. Nos tocaba subir una planicie que no nos permitía ver la cumbre.
En un abanico de unos 50 metros caminábamos con la esperanza de ver pronto el lugar anhelado. Llegamos al final de la planicie y a los pocos metros se dejó ver la cima cubierta de hielo y nieve. Uno apareció por acá, otros más allá y todos nos fuimos confundiendo en un abrazo, desahogando todas las dudas, quereres, anhelos, miedos y tensiones que se van formando cuando una aspira a algo durante un tiempo. La alegría renueva el cansancio y empiezas a acordarte de las cosas lindas que te llevaron hasta ahí. No encontramos la caja de metal donde se guardan los testimonios. Dejamos una botella al mejor estilo marinero con nuestro mensaje y agradecimiento. Firmamos Hernán Mariscal, Eliseo Jantzon, Nico Mema, Mariano Hevia, Esteban Siñeriz y Santiago Aragón.
Comimos unas galletas donadas por la Sole y un aguardiente de ciruela. Nos recordamos que el viento comenzaría en cualquier momento y comenzamos a bajar.
En las cumbres para las cuales uno se prepara tanto tiempo solo pasa unos 20 o 30 minutos. La bajada fue difícil por la piedra suelta y llegamos bastantes cansados al campamento. Nos quedamos tomando jugo, té y mate hasta que se puso el sol y luego nos fuimos a dormir temprano.
El último día caminamos hasta el puesto llegando un rato antes del atardecer. Saludamos a Doña María, a Don Pilar y a la Virgencita y a los Santos del santuario. Alegres y agradecidos nos volvimos para Las Mojarras, empujados por la imagen de una cerveza bien fría.
PUNTOS GPS
RUTA DESDE BUEY MUERTO
PUNTOS GPS:
Puesto María: 27°09'41.18"S 66°09'09.90"O
C1: 27°10'34.09"S 66°06'42.78"O
C2: 27° 11'42.30"S 66°05'32.86"O
Cumbre: S 27 12.803 W66 05.638
Agradecemos a Doña María y a Don Pilar por su gentileza, a Walter por ayudarnos cuando lo cruzamos en medio de la montaña, a Sofía y a Gladys Escudero habitantes y montañistas de El tesoro quienes nos brindaron información sobre el cerro que recorren asiduamente.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023