Cocinar en la montaña es un arte que se aprende practicando y saberlo es valioso ya que después de un largo día de mucho esfuerzo físico, emocional y mental, el nutrirnos es importante, pero el disfrutar de cada comida es fundamental
Comencé a practicar montañismo en 1983 y en todos estos años he ensayado el uso distintos tipos de calentadores. He probado diferentes modelos de marmitas y he aprendido a organizarme según la expedición o la salida y para comer sabrosamente. En este artículo, les compartiré ciertos secretos de mi experiencia, que seguro les servirán para disfrutar la montaña y estar bien nutridos.
Conocido también como hornillo, anafe, quemador, infiernillo, estufa, cocinilla, este implemento es fundamental en la montaña a la hora de cocinar, calentar y derretir nieve. En cuanto a diseños, existe gran variedad de opciones. Hay que saber que todos los calentadores necesitan presurización para que el combustible fluya hacia el quemador, estan provistos de una bomba manual los modelos que utilizan nafta o bencina, y por cartuchos presurizados en aquellos modelos que utilizan gas. Algunos calentadores vienen con un chispero eléctrico junto con el quemador, pero mi experiencia con este dispositivo, es que tienen una corta vida.
Los calentadores usan cartuchos de butano-propano (en una proporción de 80/20 %) o de isobutano -propano (en una proporción de 75/25 %). Este último no se congela bajo bajas temperaturas, es más caro y difícil de conseguir, hay que saber que el cartucho clásico de butano propano se congela a una temperatura de -10 grados centígrados. Hay cartuchos de 100, 230, 450 gramos.
Conviene que las patas (donde se apoya la olla) se plieguen sobre sí mismas, lo que reduce el volumen del equipo para transportarlo. Los hay más robustos y pesados y están los micro calentadores, muy livianos y pequeños. Pueden tener el cartucho debajo del quemador o venir provistos de una manguera forrada en una malla metálica para poder acomodar el cartucho a un lado (similar a los calentadores de combustible líquido).
Peso del calentador: van desde 60 a 280 gramos
Tiempo en hervir 1 litro de agua: 4 minutos
Agua hervida por cartucho de 230 gr.: 16 litros
Tiempo de combustión por cartucho de 230 gr.: 60 minutos
Fue creado en el año 2001 con un sistema donde lograron ajustar la fuerza calórica del quemador con el diseño de un disipador integrado a la olla. Posee dos grandes virtudes: a) economía en el gasto de gas y b) se puede colgar gracias a un kit muy liviano dentro de la carpa o en una saliente de roca, además agregándole un soporte para olla, se puede usar como cualquier calentador a gas. El resto de las marcas adoptaron sus propias versiones del sistema como MSR con un peso de 430 gr., el Primus con 450 gr. y el Maple con 515 gr. Son más pesados y ninguno de ellos logr{o el mismo rendimiento de consumo que el Jetboil, el cual hierve 26 litros con un cartucho de 230 gramos. Posee dos modelos de ollas que se engarzan al quemador de 800 cm2 y de 1 litro y medio.
Peso completo (quemador con olla térmica de 800 cm2): 340 gramos
Tiempo en hervir un litro de agua: 3 minutos
Agua hervida por cartucho de 230 gr: 26 litros
En este sistema de calentadores hay dos marcas de vanguardia: el Primus y el MSR. La primera, de origen sueco, fue fundada en 1892 y creó un innovador hornillo con el quemador en forma de campana que fue usado en la expedición de Roald Amundsen, quienes llegaron por primera vez al Polo Sur el 14 de diciembre de 1911. La segunda marca es de origen estadounidense y fue fundada en 1969. Fue la inventora de los calentadores con el botellón de aluminio separado del quemador. Por este motivo, por muchos años, fue usado para realizar alta montaña debido a su robustez, potencia y fiabilidad. En un principio, solamente utilizaban combustible líquido, en la actualidad hay modelos en los que también se puede usar el cartucho de propano butano. Para utilizarlo con kerosene (que es un combustible más denso) hay que cambiarle la válvula del quemador, por lo que hay que recordar llevar siempre el kit del calentador para limpiarlo: la llave, la válvula, las juntas (onring) de repuesto, la aguja para destapar y un pedacito de trapo y lija fina.
Peso (quemador y bomba): 340 gramos
Combustibles: Nafta, bencina o Kerosene (en el botellón de aluminio) o el cartucho de gas
Tiempo en hervir 1 litro: 4 minutos
Agua hervida por 200 ml de nafta: 10,6 litros
Cocinar en la montaña es un arte que se aprende practicando y uno de los elementos más importantes son las ollas (cacerolas, marmitas) que deben ser muy livianas. Se llevan dos, una para hacer la comida y la otra para calentar agua. Las más usadas en la montaña son las de aluminio, acero y titanio.
Son las más baratas y populares. Conducen muy bien el calor y esto facilita una rápida cocción de los alimentos y economiza combustible. Lo negativo es que cuando cocinamos comidas ácidas o alcalinas les cambia el sabor. Además, son más frágiles y se deterioran ante el uso.
El acero es uno de los materiales más duradero y resistente. Las cacerolas hechas de este material son ideales para expediciones en donde pueden sufrir golpes y un trato rudo. Su superficie no porosa neutraliza los olores y sabores después de cocinar. Las hay hechas de paredes muy delgadas y se les puede agregar un difusor de calor de aluminio corrugado, para tener un ahorro de combustible. Lo negativo es que el acero no es el mejor conductor del calor, lo cual implica un mayor gasto de combustible y, además, son más pesadas que las de titanio.
El titanio es el mejor material para hacer cacerolas. Es más pesado que el aluminio, pero al ser más resistente permite construir cacerolas de paredes muy delgadas, como resultado son más livianas que las de aluminio, más fuertes que las de acero y, al ser de paredes más delgadas, transfieren el calor de modo eficiente y rápido, lo único negativo es que son caras.
Es conveniente en la montaña, por una cuestión de peso, usar la misma cacerola como sartén o también los modelos en los que la tapa de la cacerola se transforma en sartén.
RECUBRIMIENTO ANTIADHERENTE
Teflón: No es conveniente pues se ralla muy fácilmente y es muy probable que pedazos del material que es tóxico se vayan desprendiendo y se mezclen con la comida.
Cerámica: Es muy parecido al teflón, pero más resistente, igual se terminan rayando, lo positivo es que no es tóxico.
El vaso es conveniente que sea térmico y de plástico, por el peso y el plato que sea también de plástico, aunque en muchos casos si son dos personas, se come de la misma cacerola para que el alimento no se enfríe.