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Conocé la historia y los misterios del cerro Santa Elena

Con sus 4.595 metros de altura es una de las montañas de la provincia de Mendoza más accesible, ya que a sus pies se encuentra el monumento al Cristo Redentor,en la nota el autor nos comparte su ascensión enriquecida por referencias históricas y políticas

Lucas Sbriglio

Lucas Sbriglio

Edición: CCAM Mayo 2024



Integrantes: Juan Carus, Leo Bazzana y J. Lucas Sbriglio

Acerca del cerro Santa Elena 

 

El cerro Santa Elena en la provincia de Mendoza se ubica en la cordillera del Límite (su homónimo está en el Cordón del Plata) siendo una cumbre imponente dada su ubicación estratégica que permite tener asombrosas vistas a su alrededor. 

 

Ubicación del Cerro Santa Elena provincia de Mendoza

 

Amanece en el Cerro Santa Elena

 

Lucas Sbriglio y Leonardo Bazzana en la cumbre del Santa Elena.

 

Para ascender hay que llegar en vehículo por el antiguo paso fronterizo “Cristo Redentor” dejado prácticamente de utilizar desde 1980, año en el que se inauguró el túnel internacional que facilita la manera de atravesar la frontera significativamente ya que evita el ascenso y descenso de los caracoles que llevan a él. 

 

Los integrantes del ascenso con el monumento del Cristo

 

El paso es denominado de esta manera por el monumento que se encuentra en el portezuelo de unión de ambos países. Esta es una obra realizada por el escultor argentino Mateo Alonso que fue erigida en el antiguamente denominado paso de Uspallata o del Bermejo, justo en la línea de la frontera argentino-chilena a 3854 msnm, por iniciativa de monseñor Marcelino Benavente, obispo de Cuyo y el presidente Julio Argentino Roca. 

 

                    Cristo Redentor de los Andes

 

Cristo Redentor de los Andes

 

Complejo Cristo Redentor de los Andes, desde la cumbre del cerro Bermejo a 3900 mts. de altura

 

Cristo Redentor de los Andes

 

Este monumento del Cristo Redentor fue inaugurado el 13 de marzo de 1904 y se construyó para conmemorar la superación pacífica de rispideces por cuestiones de límites que habían llevado a ambos países a estar al borde de la guerra. 

 

Inaguración Cristo Redentor de Los Andes

Video

 

 

Con el objetivo de que tanto la imagen como el mensaje de Jesús se impusieran por sobre la violencia que implica la guerra, Benavente, junto a Ángela Oliveira Cézar de Costa (fue una argentina miembro de la Comisión de la Oficina Permanente de la Paz Internacional que fue nominada al Premio Nóbel de la Paz en 1910 y 1911 por su trabajo para poner fin a la carrera armamentista naval argentino-chilena), organizó colectas y hasta consiguió el bronce de antiguos cañones para erigir la estatua.

Hoy hay una réplica del monumento en el Palacio de la Paz, en La Haya, donde sesiona la Corte Internacional de Justicia. La obra fue declarada Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación por el gobierno argentino en 2003.

La obra fue llevada en partes en tren hasta la localidad de Las Cuevas, subida a lomo de mula hasta el sitio fronterizo de la Argentina y Chile  y el propio autor se encargó de supervisar la reconstrucción de la misma. Se levanta sobre un pedestal de granito de 6 metros, tiene 7 metros de altura, pesa unas 4 toneladas.

Un fragmento del discurso del obispo de Ancud, Ramón Ángel Jara, dado durante ese día de la inauguración, resume la intención y el simbolismo del monumento: «Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor». Esta frase se encuentra hoy reproducida al pie del Monumento. 

 

Un fragmento del discurso del obispo de Ancud, Ramón Ángel Jara, dado durante ese día de la inauguración.

 

Hablando de límites…

 

Dado que todo esto fue promovido o iniciado por los múltiples conflictos limítrofes y que por lo que si, de límites se habla, no se puede dejar pasar por alto la figura del gran Francisco Pascasio Moreno el “Perito” quien fuera con su tesis y defensa el gran hacedor de los límites argentinos a lo largo de la cordillera de los andes.

 

                                     Francisco Pascasio  Moreno

 

Es importante recordarlo por muchas cosas, pero es fundamental tenerlo en la memoria colectiva por su trabajo incansable como representante argentino en la Comisión de Límites entre nuestro país y la República de Chile, con motivo del Tratado de 1881. El trabajo de Moreno fue determinante para que prevalezca su tesis, por la contundencia de sus argumentos geográficos, históricos y científicos. El Tratado de Límites entre la Argentina y Chile del 23 de julio de 1881 establecía que "la línea fronteriza correrá por las cumbres más elevadas de dicha cordillera que dividan las aguas".

Argentina y Chile poseen el tercer límite más extenso del mundo con 5308 km (sólo detrás de USA-Canadá y Rusia-Kasajistan) Para los que somos de la región central (Mendoza, San Juan) y nos gustan las montañas y los ríos, sabemos instintivamente que las montañas más altas definen los límites y que los ríos que vienen “para nuestro lado” es porque nacen en territorio argentino. El mecanismo funciona exactamente igual para los chilenos de la tercera, cuarta y quinta región.

Así reza el artículo 1 del Tratado de Límites entre Chile y Argentina de 1881 “El límite entre Chile y la República Argentina es, de Norte a Sur, hasta el paralelo cincuenta y dos de latitud, la Cordillera de los Andes. La línea fronteriza correrá en esa extensión por las cumbres más elevadas de dicha Cordillera que dividan las aguas y pasará por entre las vertientes que se desprenden a un lado y otro. (...)”

Pero esta definición limítrofe que parece tan lógica en la región central (la famosa “divisoria de agua”) lo deja de ser a medida que nos vamos al sur. Ya en el norte de la provincia de Neuquén se comienzan a apreciar las improntas morfológicas que han dejado sucesivas glaciaciones y que hacen que aguas nacidas en Argentina desagüen en el Pacífico (como podemos ejemplificar en el lago Lacar de San Martín de Los Andes), ya que en esta latitud solo definen los límites las altas cumbres y no la divisoria de aguas.

Aquí precisamente es donde el Perito Moreno tuvo gran influencia, y su genialidad fue demostrar a la Comisión de Límites que, en el campo, y mediante el cavado de zanjas o levantando montículos de tierra o piedra, en esa latitud patagónica se podía alterar la divisoria de aguas, lográndose que nacientes de ríos que contribuyen a la cuenca del Pacífico desaguaran en la cuenca del Atlántico y viceversa.

No por nada Theodore Roosevelt en su visita a Bariloche, le escribe: “Mi estimado doctor: no solamente siento profundo respeto y admiración por su persona, sino que usted me ha inspirado un hondo sentimiento de afecto personal. Usted ha realizado una obra que solo un escasísimo número de hombres de cada generación es capaz de llevar a cabo”

Nuestra motivación para el ascenso

 

Dejando de lado las cuestiones limítrofes e históricas esta montaña tenía un gran atractivo para incitarnos a subirla ya que el cerro Santa Elena nos permite disfrutar excelentes vistas del cerro Tolosa y su majestuoso glaciar del Hombre Cojo y también la pared sur y oeste del gran Aconcagua hacia Argentina y cuando miramos hacia el oeste hacia Chile podemos ver la fastuosa cara este del cerro Alto los Leones o bien siguiendo el límite el imponente cerro Juncal con sus glaciares que son fuente importantísima de agua siendo el principal afluente del río Aconcagua. 

 

Lucas Sbriglio con el Glaciar del hombre cojo de Fondo (foto desde la cumbre del cerro Mirador o Paramillos del Tolosa 4100 msnm)

 

Para realizar esta ascensión decidimos parar en el antiguo hospedaje del Casino de Suboficiales de la Compañía  8 de Cazadores de Montaña Tte. Francisco Ibáñez en la localidad de Puente de Inca, lugar que como dice su lema está “abierto a todos los montañistas del mundo”, este lugar emana ambiente de montaña y nos enseña que alguna vez la Argentina tuvo tropas elite de montaña equipadas y apoyadas por el estado nacional, hoy se observan las consecuencias de los años de abandono.

El cerro Santa Elena está situado arriba de la localidad de Las Cuevas, paraje que supo ser una hermosa localidad de montaña y fue diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo (quien fue autor de numerosas obras arquitectónicas públicas y privadas a lo largo y ancho de su país, como el Hotel LLao LLao en Bariloche  y el Complejo Bristol en Mar del Plata  (que incluye la  rambla, el Hotel Provincial y el Casino Central) y hoy como prácticamente todo el corredor internacional de la ruta 7 en la alta montaña mendocina la Villa de Las cuevas se encuentra abandonada salvo algunos esfuerzos particulares de algún emprendimiento gastronómico o de Hospedajes como el de “Portezuelo del viento” un antiguo edificio de correos hoy convertido en un lodge de montaña con variadas  alternativas para quienes se hospedan.

Las Cuevas fue rebautizada Villa Eva Perón tras su inauguración en 1953 y luego restituído su nombre original tras la revolución de 1955, la idea en un principio fue recrear una villa alpina y darle una entrada imponente a la República Argentina. Cabe destacar que entre 1932 y 1955, surgen este tipo de paraderos montañeses en un momento en el que, ante la creciente necesidad de construir edificios para cubrir nuevos requisitos programáticos (vivienda, educación, salud, recreación),  los Estados modernos debían replantear la manera en que son representados, encontrando en la arquitectura un ámbito propicio de producción y difusión. Es por esto que en un periodo de dos años,  inmigrantes y criollos trabajaron arduamente para su construcción. Para más información de la Villa de Las Cuevas se puede consultar la nota del CCAM escrita por Cellso Flavio Bucollini https://revistadigital.culturademontania.org.ar/articulo/64a0944ad6d124d5cec2fcd3

La principal fuente de vida de las localidades de montaña que acompañan a la ruta 7 fue el ferrocarril trasandino inaugurado en 1910,  luego del aluvión de 1934 y que comenzó su decadencia y caída en picada desde 1948 hasta su cierre definitivo en 1984, aunque siguió unos años más el tren de pasajeros hasta Penitentes. Con el cierre definitivo de las puertas al ferrocarril (por parte del gobierno nacional de los 90)  terminó de morir la hermosa localidad de la Villa de Las Cuevas. 

 

Estación abandonada del ferrocarril Las Cuevas

 

Superada la localidad de Las Cuevas subimos en camioneta hasta el monumento Cristo Redentor (3.800 mts. de altura) en donde dejamos el vehículo, previo a cruzar un nevero cortado por las máquinas de vialidad. Aquí teníamos dos opciones posibles, una era por la ruta de Pablo David González  quien la marcaba por el suroeste o la que usan los militares argentinos con un claro sendero al noroeste: Una vez elegida esta última nos pusimos en marcha. 

En busca de alcanzar nuestro objetivo 

 

Todavía de noche al caminar los primeros rayos de claridad se comenzaban a notar y la remisión matutina de la temperatura se hacía sentir y mucho! Pero sabíamos que eso solo sería un problema si el viento se despertaba, cosa que cumpliendo con el pronóstico consultado nunca sucedió. 

Luego de caminar por el sendero del filo Norte esta cruza por un campo de penitentes y se une finalmente con la misma ruta descrita en el libro 50 cumbres de Pablo David González para comenzar el ascenso más vertiginoso con algunos pasos algo expuestos en la subida.  

 

Juan Carus y Leo Bazzana con el cerro Tolosa de Fondo

 

Diagonal de la ruta usada por los militares con el cerro Santa Elena de fondo

 

Comienzan a aparecer los neveros penitenteados que tendremos que atravesar

 

Los campos de penitentes nos dan algún trabajo extra ya que no llevábamos crampones ni piolet de marcha dada la época del año, pero nada que no pudiese superarse sin demasiado riesgo. 
 


Neveros con penitentes que atravesamos durante la ruta de ascenso en esta época del año

Penitentes los enemigos de quienes recorremos y pisamos neveros o glaciaretes en esta época del año

 

Cuando la vía de ascenso cambia abruptamente de pendiente pueden verse unas chapas fijadas en la roca probablemente utilizadas por las diferentes cordadas del ejército argentino que vienen a practicar sus maniobras de montaña a este cerro, esto nos daba la tranquilidad que de no encontrar el acarreo de bajada en condiciones podríamos hacerlo por la misma ruta de subida ya que llevábamos una cuerda de 30 metros de emergencia. 

 

Chapas colocadas para asegurar la bajada si se hace por la misma ruta de ascenso

 

La subida se vuelve cada vez más dificultosa por el terreno, pero las vistas hacia la república de Chile son hermosas dado que el Juncal nos va mostrando sus glaciares hacia el sudoeste y el Tolosa y el Aconcagua hacen lo suyo hacia el Noreste. 

 

Foto del cerro Tolosa y el glaciar del Hombre Cojo desde a ruta de ascenso del cerro Santa Elena

 

Leo Bazzana con el cerro Juncal de fondo

 

Sabemos que el glaciar Juncal Norte, que es el que tenemos a la vista, abastece parte del agua de 1,7 millones de personas de la Región de Valparaíso, ha disminuido 1,9 kilómetros cuadrados entre los años 1955 y 2021, es decir, alrededor del 22% del área que poseía en 1955. La mayor alerta se produce porque 1,4 kilómetros cuadrados de ese total, se redujo los últimos 11 años, lo que lo hace muy preocupante, aunque siempre hay esperanzas de que años nevadores compensen al menos un poco esta situación. 

 

Lucas Sbriglio con el Glaciar y cerro Juncal de Fondo

 

Durante el ascenso nos encontramos con un paso de escalada bastante complicado ya que se nota que el deshielo y algunas lluvias han “lavado” la senda por lo que debemos bajar a un pequeño risco y subir por el medio hasta retomar nuevamente la ruta. 

 

Resalte del único paso complejo que tiene el ascenso

 

Tras cruzar el inicio de un acarreo en diagonal hacemos el último empujón para subir el morro final siempre teniendo en cuenta mantener tres puntos de apoyo permanentemente dado que el terreno tiene roca dura abajo y una especie de granza fina arriba lo que lo hace muy inestable dada la inclinación en esta parte de la montaña. 

 

Ruta de ascenso donde se manifiesta la perspectiva que tiene el escalador en los resaltes del ascenso

 

La cumbre y el descenso 

 

Finalmente, y luego de 6 horas, puede visualizarse el hito trigonométrico que nos indica la cumbre donde llegamos con mucha alegría porque casualmente con leo habíamos conocido a Juan justo un año atrás en nuestro intento al cerro Tronador mientras él hacía un trekking al refugio Otto Meiling y allí le habíamos prometido llevarlo a una montaña de más de 4 mil metros, cosa que estábamos cumpliendo con mucha satisfacción.

 

Aparece el hito fronterizo que nos indica la cumbre con el gran Aconcagua de fondo

 

La cumbre es hermosa con vistas increíbles y está allí la presencia del Coloso de América asomando por sobre el cerro Tolosa´,que nos acompañó al Norte durante todo el ascenso, al Este aparece la Cordillera del Tigre y al Sureste asoma el Cordón del Plata, y es aquí donde los andinistas jugamos un juego que nos encanta que no es más que adivinar las montañas por sus siluetas desde diferentes perspectivas. 

 

Mirando Al Sureste jugando a adivinar las montañas por sus siluetas desde diferentes perspectivas

 

Vista al Sur desde la cumbre donde se vislumbran  los cerros  Gemelos, Juncal y Nevado del Plomo,  al fondo.

 

Alto los Leones, Juncal y al fondo el Nevado del Plomo

 

Cumbre con el hito limítrofe y el cerro Tolosa con el glaciar del Hombre Cojo y el Gran Coloso de América asomando con sus casi 7000 metros de altura 

 

Aquí en la cumbre encontramos una placa conmemorativa al Teniente 1° Fabián Antonio Cannarsa Battistoni, a 30 años de su fallecimiento mientras prestaba servicio para el Ejército Argentino en el monte Santa Elena, el accidente habría ocurrido durante el descenso en un ejercicio militar de maniobras de montaña. 

 

Placa conmemorativa al teniente Fabián Antonio Cannarsa quien falleciera en un accidente bajando el cerro Santa Elena en 1991

 

El teniente fue distinguido con la Cruz Púrpura el 20 de noviembre del 2020 entregando esta condecoración a su madre en la ciudad de Firmat (Santa Fe) de donde era oriundo. El Ejército Argentino entrega este galardón a los militares caídos en servicio, en la paz o situaciones de crisis. O a quienes hayan recibido heridas de gravedad.

Allí en la cumbre nos dimos el famoso y bien ponderado “abrazo de cumbre” que nos es sólo un abrazo sino el festejo de una culminación de eventos que uno planifica, genera, moldea, asume y lleva a cabo surfeando la realidad, las responsabilidades, las obligaciones, dejando los afectos y las comodidades de la vida cotidiana para cumplir un objetivo que no es más que; o el punto más alto de un montón de rocas, o bien,  el lugar exacto donde se corona el esfuerzo la tenacidad y la perseverancia con la que uno se toma los proyectos, por pequeños que sean. 

Ese abrazo con Juan quien era un perfecto desconocido hasta hace tan sólo un año y con el que uno firmó ese contrato moral tácito que firmamos los montañistas cuando elegimos un compañero de cordada, otra vez me dejó en claro que las amistades no se miden por el tiempo que uno lleva en ellas sino con la intensidad de los momentos vividos.

La bajada no se realiza por el mismo lugar del ascenso sino por un fino y empinado acarreo que tras perder unos 500 metros de altura hay que volver a retomar el rumbo por el que se sube, motivo por el cual hay que hacerlo con mucha precaución hasta alcanzar el punto del cambio de pendiente, desde aquí solo nos quedaba cruzar en diagonal hasta el Cristo donde nos esperaba la camioneta y terminaba el descenso y digo el descenso porque en realidad las expediciones por pequeñas que sean terminan cuando uno llega a casa.

 

El autor, Juan Lucas Sbriglio, es Veterinario de profesión, Magister en Ganadería de Zonas Áridas, Diplomado en gestión de Proyectos Ambientales, montañista aficionado y consultor ambiental y logístico de expediciones cordilleranas.

@lucassbriglio #pampamountain

 

 


| COMENTARIOS(2)


04/05/24 10:02
Pablo:
Felicitaciones Lucas!!!! Excelente y muy completa nota. Por más cumbres como el Santa Elena!!!! Abrazo grande.

06/05/24 11:39
Lucas :
Gracias!!!!!!! un placer que la disfruten !!

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