En junio de 1957 Hermann Buhl y el muy joven Kurt Diemberger, se encaminan al Chogolisa de7.665 mts, llamado “Bride Peak”, en el Karakorum, Pakistán
Junio de 1957. La expedición austríaca victoriosa en el Broad Peak, desmonta campamentos de altura, descansa, proyecta nuevas conquistas. Todo a su alrededor es virgen, todo se está por descubrir.
Markus Schmuck y Fritz Wintersteller dirigen sus pasos al glaciar Saboya, y ascienden a la cumbre no escalada del Skilbrum, de 7.360 metros.
Hermann Buhl y el muy joven Kurt Diemberger, se encaminan al Chogolisa, llamado “Bride Peak”, pues su figura semeja un velo de novia, completamente blanco por el hielo y la nieve. Su altura: 7.665 metros.
La pareja de alpinistas coloca su única tienda el 21 de junio, al pie de la gran montaña.
¿Un sietemil en estilo alpino, en solo unos pocos días? Buhl y Diemberger se adelantan a los alpinistas de su tiempo en varias décadas!!!.
El 22 de junio se emplea en dejar un depósito de víveres.
El día siguiente, el mal tiempo les impide progresar.
24 de junio de 1957: a pesar de una ligera nevada, la cordada asciende desde muy temprano, superando el Paso Kaberi, instalando la tienda a 6.370 metros. El recorrido es señalado con banderines para facilitar el regreso.
El 25 de junio el tiempo es malo, por lo que los dos compañeros reinician la subida después del mediodía. Las pesadas mochilas y la nieve hasta las rodillas, hacen lento su progreso.
Se detienen a 6.700, colocan la tienda nuevamente y pasan su segunda noche en las alturas.
El 26 de junio se presenta tempestuoso, el viento parece querer arrancar la carpa de su anclaje. El día se pasa a la expectativa de una mejoría que no llega, mientras se barajan nuevos proyectos de escaladas: doble travesía del Mont Blanc, el Rakaposhi….
Durante la tarde, el barómetro sube, el viento se calma, las nubes se disipan.
Si todo va bien, al día siguiente …la cima!.
27 de junio de 1957: un día hermoso, tranquilo, un regalo del cielo.
Bien descansados, los dos alpinistas se sienten rebosantes de fuerza y arden en deseos de llegar a la cumbre.
Antes de las cinco de la mañana, ya están en camino. Hace muchísimo frío. El cielo se torna cada vez más claro por encima del Baltoro Kangri. El sol ya ilumina la pirámide perfecta del K2 y la cima principal del Broad Peak. Hacia el sur, una miríada impresionante de montañas de seis y siete mil metros.
Superan los siete mil metros y continúan avanzando. El camino no es fácil. A la nieve profunda se agrega una cresta afilada como un cuchillo, aérea, muy aérea.
El flanco izquierdo es vertiginosamente escarpado; el derecho, cornisas de nieve suspendidas hacia fuera, sobre la pared norte. Hay que andar con cuidado.
Se aseguran con la cuerda, prestan atención a los aludes. De cuando en cuando, Herman Buhl que lleva la delantera, se hunde profundamente en la nieve.
A las nueve de la mañana hacen un alto para comer, beber y descansar. Calculan llegar a la cima para el mediodía.
Después de una hora se ponen de nuevo en marcha. Ahora la cuerda va en la mochila, Buhl indica que sólo será necesaria en el torreón final.
Grupos de nubes se acercan lentas por el sur. Hacia el norte la vista es imponente. Todos los gigantes del Baltoro se presentan ante ellos: el K2, los Gasherbrum… Toman fotografías.
Una pequeña nube está subiendo a lo largo de la ladera. Cada vez se hace más grande, los envuelve, recubre la montaña. Todo se vuelve terriblemente oscuro. Un viento huracanado les golpea el rostro. Una pausa en la tempestad les permite vislumbrar el torreón cimero. Está tan cerca… unos trescientos metros. Pero el vendaval los castiga con renovadas fuerzas. Herman Buhl decide: se impone la retirada. Sus huellas se están cubriendo y corren un grave riesgo si continúan avanzando.
Dan media vuelta y comienzan el descenso. Ahora lleva la delantera Kurt Diemberger, a unos pocos metros más atrás lo sigue Hermann Buhl.
La visibilidad es nula, el viento fortísimo.
Se distingue un pequeño agujero dejado por la piqueta en la subida, es el camino correcto!.
Diemberger siente un sacudón bajo sus pies y se aparta rápidamente hacia su derecha, alejándose de las cornisas. Qué dirá Buhl de este suceso... ya tiene que aparecer, se encontraba muy cerca…
Hermann Buhl no llega. Kurt Diemberger grita asustado. Avanza unos metros cuesta arriba.
Allí …sus últimos pasos sobre la nieve… el margen de la cornisa destrozada. Detrás, el negro abismo.
Hermann Buhl se ha despeñado por la pared norte. Ha caído de 300 a 500 metros. Su cuerpo no se divisa desde arriba. Es imposible descender por ese precipicio. Es menester llegar abajo, avisar a los compañeros, ir a buscarle desde la base de la montaña.
Si hubieran estado encordados, hubiera podido detener Diemberger la caída de su compañero, o habrían muerto ambos?.
Diemberger llega a la carpa, carga lo indispensable para continuar y prosigue el descenso.
Metro tras metro, el sobreviviente va hacia abajo. Encuentra algunas de las banderas colocadas mientras subían.
Baja hora tras hora, grietas, niebla, oscuridad. Debe vivaquear a 5.500 metros.
Con el nuevo día reanuda su camino. 27 horas después de la caída de su amigo, Kurt Diemberger entra vacilando al campamento base.
Informa a sus compañeros de la tragedia y parten en busca del cuerpo del alpinista desaparecido. No tiene éxito.
La montaña lo ha retenido para sí.
El orgulloso vencedor del Watzmann, el Piz Badile, el Cervino, la pared Norte del Eiger, el Nanga Parbat, el Broad Peak y cientos de otras cimas menores, ha muerto.
La noticia de aquel espantoso día en el Chogolisa conmocionó al mundo del alpinismo.
Atrás quedó una mujer con sus tres hijos; el más pequeño no ha visto jamás a su padre.
Al año siguiente, una expedición japonesa logra ascender la cima Noroeste del Chogolisa, de 7.654 metros.
En 1975, la cima principal o Sudoeste es conquistada por los austríacos Ammerer y Pressl.
En 1984, un equipo francés realiza la segunda ascensión.
En 1986, los británicos Elliot, Fanshawe, Irvine y Lamb, realizan la primera travesía de las dos cimas del Chogolisa, comenzando por la principal y terminando en la cumbre Noreste.
- Entre cero y ochomil metros, de Kurt Diemberger.
- K2, el nudo infinito, de Kurt Diemberger.
- Aventuras en montaña, de Toni Hiebeler.
- Del Tirol al Nanga Parbat, de Hermann Buhl.
- Baltoro, montañas de luz, de Louis Audoubert.
- Enciclopedia de la montaña, de Juan José Zorrilla.
- www.saltorosummits.com
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