“No recuperamos la temperatura de los pies y ha sido un día muy incómodo. La nieve no para de caer, y el viento que se la tiene que llevar, va a traer una sensación térmica aún mas baja. Para peor, todavía ni siquiera empezamos a subir la montaña”.
 

Refugio Murray, 2 de septiembre de 2017

 

Integrantes:  Rolando Linzing, Eduardo Namur, Diego Landa y Guillermo Almaraz

 

Ubicación del Cerro Tres Cruces, límite Chile Argentina

Ubicación del Cerro Tres Cruces Central. Provincia de Catamarca, Argentina, límite con Chile.
Imagen: www.andeshandbook.org

Nevado Tres Cruces Central. Foto: David Valdés, www.andeshandbook.org

Planes para más adelante

Febrero 2017. Regresamos al Murray, habíamos hecho cumbre unas horas antes en el volcán El Muerto y sólo restaba cenar y irnos a dormir. No nos apuraba nada, ya teníamos el objetivo cumplido y se abrían ante nosotros esas horas inigualables de disfrutar plenamente la montaña sin ningún pendiente, sin esa cuestión a resolver de cómo subir a la cumbre.
 

¿Qué vamos a hacer la próxima vez? ¿Nos vamos en julio a Perú? ¿O hacemos algo invernal por acá? Y así surgió el plan. Lo habíamos pasado muy bien en Chile en esa oportunidad, habíamos podido ascender varios picos por la zona de la Laguna Santa Rosa y habíamos re descubierto esta región que hacía años no visitábamos.
 

En unos meses volveríamos a buscar la cumbre del Tres Cruces Central en invierno. No había registro de ascensos en la estación fría y veíamos la posibilidad cierta de comenzar el ascenso en la ruta misma que une, a través del Paso de San Francisco, Tinogasta con Copiapó.  De esa manera, y subiendo por un itinerario diferente que la normal, buscábamos que sea mas fácil el acceso, ya que pensar en una aproximación vehicular en el invierno era una utopía.

Diego Landa y Eduardo Namur. 

Guillermo Almaraz y Rolando Linzing. 

Diego Landa y Rolando Linzing en el paraje La Puerta, ingresando a la cordillera durante la primera ascensión invernal al Tres Cruces Central

El último escalón hacia las invernales a +6500

Como paso lógico en las grandes montañas andinas, a través de los años se fueron resolviendo los primeros ascensos invernales de todos los +6500. Lógicamente hay que dejar de lado las montañas peruanas y el Sajama, ya que el invierno coincide con la época seca, apta para un ascenso seguro. Por eso, el reto deportivo consistió en escalar en la estación fría los 6500 no tropicales.  
 

El coloso de América monopolizó el interés del andinismo y su primer ascenso invernal no fue la excepción a la regla. Cuando aún no se habían logrado ascender todos los +6500 ya el Aconcagua tenía su primer ascenso invernal. El 15 de septiembre de 1953, el equipo argentino liderado por Emiliano Huerta llegaba a la cumbre y daba inicio a la historia. También en ese lejano 1953 se llevó adelante un intento de ascenso invernal al Mercedario a cargo de Francisco Ibañez y Fernando Grajales, llegando cerca de los 6000 metros.
 

El segundo en ser ascendido fue el Llullaillaco (6739 m), logrando la cumbre Diego Alonso junto Guido Ornas el 19 de septiembre de 1955. En 1981 los alemanes liderados por Udo Knittel informaron que habían logrado el primer ascenso invernal del  Ojos del Salado (6893 m), pero en realidad alcanzaron la cumbre el último día del otoño austral (AAJ 1982). Ocho años después, el 14 de agosto de 1989 los españoles Salvador Garreta, Nuria Repiso, Toni Mestres lograran efectivamente la primera escalada en invierno. Otro capítulo argentino fue  escrito por Mauricio Fernández, Esteban Arellano, Humberto Campodónico y Carlos Domínguez cuando lograron el primero al Mercedario (6720 m) el 26 de junio de 1994.
 

Refugio de Laguna Santa Rosa. En verano es un destino muy visitado por aventureros y trotamundos. 

Cerro Siete Hermanos (4.780 mts.) desde Laguna Santa Rosa. 

Cocinando en el refugio de Santa Rosa. 

En 2003 se lograron dos primeras invernales, los argentinos Fernando Santamaría, Mijel Lotfi, Eduardo Dangelo, Ulises Corvalán, Constanza Dangelo, Claudio Gialorenzo y Pedro Torres logran el ascenso del Incahuasi (6638 m) el 17 de julio, mientras que el 11 de agosto el chileno Francisco Medina y el norteamericano Doug Mastle alcanzan la cumbre del Walter Penck (6658 m). Darío Bracali, Rolando Linzing y Guillermo Glass se anotarán la primera al Pissis (6795 m), el 16 de septiembre de 2006 por una ruta nueva en la cara suroeste.
 

Un caso similar al del Ojos del Salado es el Tupungato, ya que en el AAJ 1985 se informa que Fernando Garrido (record de permanencia en la cumbre del Aconcagua) logró el primer ascenso invernal del volcán cuyano el 16 de octubre de 1984, evidentemente fuera de la estación fría. Para confirmar el primer ascenso invernal del Tupungato (6570 m) hubo que esperar a que el 13 de septiembre de 2007 Darío Bracali, Rolando Linzing y Guillermo Glass alcanzaran la cumbre principal mientras que Fernando Garmendia y Diego De Angelis hacían lo propio en la cumbre Este (6563 m).
 

Durante los inviernos de 2010 y 2011 Rolando Linzing lideró sendos intentos al Bonete (6759 m), la cumbre más alta aún sin hollar en invierno, no logrando superar las condiciones imperantes. El 24 de junio de 2012 una cordada del País Vasco integrada por Arkaitz Ibarra y Jabi Txikon, lograron alcanzar la cumbre principal del Bonete, habiendo unos días antes alcanzado también la cumbre Sur (6675 m)
 

Finalmente, la misma cordada, al final de la misma temporada invernal, alcanzó la cumbre del Tres Cruces Sur, por una ruta nueva que asciende por el glaciar este, el 10 de septiembre.
 

Con estos ascensos, se habían hollado todas las cumbres principales superiores a 6500 metros menos el Tres Cruces Central (6629 m).

Luego de bordear el salar de Maricunga llegamos al asfalto. Estábamos sobre la ruta internacional y pensábamos ya habíamos pasado lo peor para llegar a Murray. 

Superados los primeros tramos, máquinas viales habían despejado algunos tramos y volvimos a transitar por la ruta internacional. 

Refugio Murray, hoy renombrado como Claudio Lucero. 

Primera decisión: El viaje por Chile

Si queríamos llegar a la base de la montaña teníamos que cruzar la cordillera, y sabíamos que el Paso de San Francisco, que sin dudas era la ruta lógica para llegar, posiblemente estaría cerrado. La decisión entonces fue cruzar por Mendoza, a través del Paso de Los Libertadores, que se accede desde Las Cuevas.
 

Salimos de Mar del Plata el 27 de agosto de 2017 y esa noche dormimos en San Luis. Al otro día hicimos noche en Las Cuevas, ya que el paso estaba cerrado por acumulación de nieve. La tormenta aminoró y al otro día pudimos cruzar a Chile llegando a dormir a La Serena. Finalmente el 30 de agosto, luego de comprar comida en Copiapó nos adentramos en la cordillera por La Puerta hacia Cebola y dormimos en la quebrada a poco mas de 3600 metros, justo donde la nieve comenzaba a invadir el camino. Al otro día continuamos el ascenso al portezuelo Maricunga (4150 m) desde donde contemplamos por primera vez el nevado Tres Cruces. El paisaje invernal lo cubría todo y el viento fuerte te despabilaba rápido cuando te exponías a él. El ascenso se había complicado por la presencia de hielo sobre la huella, pero el descenso fue incluso mas incómodo, porque la ladera oriental por la que descendíamos estaba cubierta de nieve donde se enterraba la camioneta. Luego de sortear algunos tramos cargados, llegamos a la laguna Santa Rosa (3800 m), destino final del día. Había sido una jornada larga, pero luego de instalarnos, cenamos temprano y dedicamos el resto del día a leer y descansar.
 

La noche fue tranquila, fría, pero sin viento y con el fin de lograr la aclimatación necesaria, los cuatro ascendimos el cerro Siete Hermanos (4780 m), regresando a la laguna, para continuar hacia el refugio Murray ese mismo día.
 

Cruzamos el salar de Maricunga y antes de la cuesta del rio Lamas comenzamos a transitar por la ruta internacional asfaltada. Poco después, la nieve otra vez bloqueaba el camino, así que debíamos efectuar rodeos para retomar algunos kilómetros después la traza. A la tarde llegamos al refugio a 4530 m y guardamos el vehículo en el viejo deposito que hay debajo de la construcción. La temperatura descendía fuertemente y debíamos extremar los cuidados para que lográramos que arranque al día siguiente. Nos instalamos cómodamente y picamos algo en la misma mesa que meses atrás nos había visto planear este ascenso.

Caminatas de aclimatación cerca del Refugio Murray. 

Cerro Portezuelos (4.852 mts.) objetivo de aclimatación. La denominación surge de la hoja del IGM de Chile, Nevado Tres Cruces. En otros mapas se lo denomina Dos Portezuelos. 

El Macizo del Tres Cruces luego de la nevada. Se observan en primer plano el Pico Norte y luego el Tres Cruces Central y Sur. 

Previsiones meteorológicas

Habíamos planeado la escalada con el Mountain Forecast y el plan era preciso. Elegiríamos el día con menos viento para el ascenso final a la cumbre y si era necesario levantaríamos el campo 1 y 2 con días desfavorables. Pensábamos que luego de una tormenta que estaba prevista para los primeros días de septiembre, habría uno o dos días con viento de 60 Km/h y no los habituales 100 km/h que se habían convertido en la media de las últimas semanas. La temperatura en promedio era -18°C en la montaña, -10°C en la zona del refugio Murray, mientras que para la cumbre la previsión era de hasta -40°C.
 

Al salir de Copiapó el 30 de agosto, vimos que el día que mas se adecuaba a nuestro objetivo era el miércoles 6 de septiembre. De esa manera, quedo establecido el plan.
 

Al llegar a Murray, deberíamos esperar un día para comenzar el ascenso propiamente dicho, y para ganar mas aclimatación, realizamos el ascenso al cerro Portezuelos (4852 m). La noche del sábado 2 de septiembre dejó de soplar el vendaval y comenzó a nevar, prologándose la tormenta durante todo el domingo, por lo cual permanecimos en el refugio. Ese fue el día mas frio de los que estuvimos en la montaña, sin un minuto de sol. Durante la tarde noche, comenzó a soplar nuevamente el viento y a despejarse, hasta que finalmente sobre las 20 hs aparecieron las estrellas en el cielo. El pronóstico hasta el momento venía cumpliendo con sus promesas, por lo cual, decidimos seguir adelante con el plan y nos preparamos para salir al otro día hacia el nevado Tres Cruces Central.

Luego de la tormenta, hay que salir en busca de la cumbre. 

Ganando altura por la quebrada que nos llevaba a la base del Tres Cruces. Al fondo se distingue la línea de la ruta internacional. 

Con la cumbre a la vista, es mas fácil avanzar. 

El gran nevado bífido

La silueta del Tres Cruces resulta inconfundible y su perfil característico de pequeña cordillera siempre recorta tres cumbres, de ahí su denominación. El macizo se define en torno a sus dos cumbres principales, la Sur de 6749 m y la Central de 6629 m, separadas por un alto portezuelo a 6000 metros.  Al norte de la cumbre Central se encuentra el pico Polonia (6.320 m) y al NO se alza el vistoso Tres Cruces Norte o Cenizo (6.030 m), generando un amplio anfiteatro en su cara oeste. Tanto desde el O como desde el E el Tres Cruces aparece como una montaña dotada de tres picos claramente diferenciados. Sin embargo, curiosamente, no son los mismos. En el primer caso se ven la punta Polonia y las cumbres Central y Principal, mientras que en el otro aparecen el pico Norte, la cumbre Central y la Sur. 
 

El primer ascenso a ambos montañas los realizó en 1937, el Club Alpino Polaco. El gran macizo no había estado antes en los planes de ninguna expedición, ni siquiera la que demarcó el límite argentino – chileno, hasta que llegaron los centroeuropeos.
 

El día 24 de febrero de 1937, Witold Paryski y Stefan Osiecki, luego de partir de un campamento alto en el collado entre las cumbres lograron el primer ascenso del Tres Cruces Central descendiendo en el día al vivac. Luego de un día de descanso, Witold Paryski decidió encarar solo el ascenso pendiente y por la ladera norte escaló hasta el punto mas alto del Tres Cruces Sur.
 

En oportunidades se ha descripto al Tres Cruces Central como una cumbre secundaria del macizo, pero en rigor de verdad, son dos montañas diferentes unidas por un alto col a 6000 metros, pero el re ascenso de 630 metros desde este punto, la convierte en otra montaña diferente a su vecina ubicada al sur. Hace ya décadas, que el mundo alpino aceptó el criterio de la prominencia primero y el de la dominancia después, para determinar cuando una montaña es distinta que su vecina. El caso emblemático es el del Everest y Lhotse, el cual desde el collado sur se eleva, al igual que el Tres Cruces Central, algo mas de 600 metros.

El tránsito de grandes extensiones nevadas, es la regla general de la primera jornada. 

Campo 2 a 5.640 mts. con el Tres Cruces Norte de telón de fondo. 

Un descanso antes de comenzar a cruzar el glaciar que baja al noreste de la cumbre. 

El primer ascenso invernal

El lunes 4 de septiembre partimos del refugio Murray en la camioneta hasta el portezuelo Tres Cruces entre el Co Portezuelos y el Tres Cruces Norte a 4400 m. (27°01'42"S / 68°52'58"O). Ahí dejamos el vehículo y comenzamos a aproximar hacia la montaña. Seguiríamos un itinerario por la ladera oeste nunca antes transitado hasta la cumbre, no por esta característica, sino, porque era la ladera mas accesible caminando, ya que no podíamos aproximarnos con la 4x4 por la nieve acumulada, a la ruta normal, que accede a la cumbre desde el SO.
 

La primera parte del recorrido fue prácticamente plana hasta el pedemonte, y una vez en la quebrada, empezamos a ganar altura entre bloques grandes y firmes. El día continuo a paso firme, con ráfagas que alcanzaban los 80 km/h, pero protegidos por los contrafuertes del Tres Cruces Norte. Sobre los 5000 metros, la quebrada se comenzó a ampliar y alcanzamos un gran campo de nieve dura, lo que facilitó el avance, aunque quedamos a merced del viento. Finalmente, instalamos el campo 1 a 5170 metros (27°03'35"S / 68°49'31"O). La noche fue fría, pero llevadera. Al día siguiente, proseguimos el ascenso, ya todo el trayecto sobre hielo y rodeamos el Tres Cruces Norte, hasta el punto donde instalamos el campo 2 a 5640 m (27°02'56"S / 68°48'04"O).

El frio y el viento no aflojaban, pero la previsión era que al otro día, sería el mas adecuado para el intento. Optamos por no salir muy de madrugada, para evitar el peor frio. A las 7,20 hs, todavía en penumbras, comenzamos a ganar altura. La temperatura era de -22° C pero el viento era mas fuerte del esperado. Las primeras horas fueron monopolizadas por el frio y solo vimos el sol cuando alcanzamos el filo a 6250 m (27°03'24"S / 68°47'18"O) y 3 horas después de haber partido. Habíamos recorrido 1,67 km y ganado 610 metros de desnivel, por una pendiente cómoda de 45°. Luego de unos tragos de café, intentamos comunicarnos con Diego que había regresado a la carpa, pero no lo logramos. Ya del otro lado del filo, la comunicación era imposible. El viento no aflojaba, y ganaba furia a cada momento. Evidentemente, el pronóstico no había sido exacto. Solo al regresar supimos, que luego de nuestra partida de Copiapó, cambiaron las predicciones y se retrasó la mejoría. El día que bajaba el viento no sería el miércoles, sino el jueves.

Rolando Linzing y Guillermo Almaraz en la cumbre. Atras el Tres Cruces Sur, cumbre que escalaron juntos en 2000. 

Rolando Linzing y Eduardo Namur en la cumbre.

Rolando muestra el testimonio hallado en la pirca cumbrera. Atrás se recorta la cumbre Sur, dueña del horizonte.

Al carecer de contacto no nos enteramos del cambio y realizamos el intento un día antes de lo que deberíamos haber intentado.

El ascenso prosiguió por nieve dura por un amplio filo, flanqueado al este por un amplio glaciar que a partir de los 6350 transitaríamos hasta un pedrero que daba al promontorio de 6572 m, ubicado directamente al norte del Tres Cruces Central. Habíamos estudiado pormenorizadamente la ruta a seguir, y conocíamos claramente que había que rodear el promontorio y no subirlo, pero por el cansancio o la altura, en vez de seguir el plan, decidimos subirlo porque nos pareció lo mas directo a la cumbre. Una vez allí, tuvimos que descender por una abrupta pendiente hasta la base de la pirámide cumbrera.

El viento era muy fuerte, y las ráfagas superiores a los 100 km/h. La temperatura se mantenía en -22°C y los últimos metros se tornaron difíciles porque el viento nos desestabilizaba. Finalmente, pasadas las 15,30 hs alcanzamos el filo cumbrero a mas de 6600 m. El tránsito continuaba siendo inestable por las ráfagas, pese a que la pendiente había disminuido. Alcanzamos una primera punta, donde había un pequeño montículo de piedras y continuamos hasta la cumbre. Eran las 15,37 hs. y desde allí enviamos la señal de spot para que los que seguían el ascenso supieran que estábamos en la cumbre del Tres Cruces Central. El GPS indicó 6643 m y la posición 27°04'05,7"S / 68°47'05,0"O. Según el reporte de Mountain Forecast, en ese momento el Chill (o sea la sensación térmica que surge de la temperatura y la ráfaga mas fuerte de viento) era de -41°C.
 

El descenso fue por el glaciar y llegamos cuando el sol ya se ocultaba atrás de la cumbre norte. Dormimos y al otro día descendimos hasta la ruta, levantamos lo que quedaba en el refugio y bajamos a Copiapó. Comimos unas pizzas y brindamos por la cumbre. Ahí no dimos cuenta que Rolando era la tercera vez que culminaba un primer ascenso invernal a un +6500.

La ruta abierta en el Tres Cruces Central durante el primer ascenso invernal. 

El detalle del tiempo el día de cumbre. 

Primeros ascensos invernales a +6500

El equipo completo luego de la cumbre. 

Carancho Andino en el Portezuelo de Maricunga.