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Expedición al Cerro Mercedario, un sensible y reflexivo relato sobre la experiencia vivida en la provincia de San Juan

El autor, además de dar detalles de la ascensión y de la ruta, reflexiona sobre los desafíos de llegar a una cumbre, la importancia de la camaradería, de los aprendizajes que deja el subir una montaña y las capacidades que un montañista desarrolla con la actividad.

Leonardo Cipolla

Leonardo Cipolla

Edición: CCAM Noviembre 2024



Conversando con el autor

 

El autor de esta nota, Leonardo Cipolla en diálogo con la revista nos cuenta que él tiene el proyecto de subir las diez montañas más altas de América de las cuales lleva ya seis ascendidas ( Aconcagua, Monte Pissis, Mercedario ahora, Nevado de Incahuasi, Llullaillaco y el Nevado Ojos del Salado) y a lo largo de estos últimos seis años, se fue encontrando con personas de diferentes partes del mundo y del país que están haciendo algún ascenso de este tipo, año a año ya tiene él el proyecto de qué montaña va a ascender   y entonces al organizarse y compartir su proyecto, empieza a recibir mensajes de montañistas de distintas partes del mundo y de otras provincias que quieren formar parte de esta ascencion y así es como se ponen de acuerdo en coordinar para encontrarse y armar una expedición juntos.

Ubicación Cerro Mercedario. Provincia de San Juan

 

Por lo general, en estas montañas, si no tenés experiencia previa de logística o no se conoce dónde está el agua  o la ubicación de los campamentos, hablando de montañas de más de 6.000 msndm, entonces uno puede buscar a un guía de montaña que lo acompañe, contratado, nos dice.

Hace unos años, cuenta Leonardo, en una ascensión al Cerro Incahuasi, en la provincia de Catamarca, conoció al guía oriundo de Tucumán, Ulises Kusnezov. A partir de entonces combinaron que Leonardo elegía la montaña que quería intentar subir y lo contactaba a Ulises “ quien ya cumplió su proyecto de subir las diez montañas, sabe subir porque ya las ha intentado y es nuestro guía”, nos cuenta Leonardo. 

 

Foto de la cordada completa  en la cumbre del Mercedario junto a otros andinistas con los que se encontraron

 

De este modo se va conformando un grupo de gente de montaña que año a año va variando porque se baja gente que ya realizó sus proyectos  o a quienes no les interesa subir por no encontrarse bien físicamente o por el costo de la expedición y se va sumando gente a la que le interesa la  propuesta y pueden llevar a cabo el proyecto.

El grupo que realizó esta ascensión al Cerro Mercedario está compuesto por gente de distintas partes del mundo o del país  quienes, en esta ocasión coincidieron en tener como objetivo el hermoso Cerro sanjuanino, algunos de ellos se conocían por haber compartido  expediciones a otros cerros, otros recién se conocieron en esta ocasión.

El Arroyo Turquesa en su máxima expresión

 

Para organizarse fijaron un punto de encuentro, en esta ocasión la localidad de Barreal. Se sumó gente del Líbano, de La Rioja, de zona Sur o de otros lugares y constituyeron lo que Leonardo llama “ una familia grande”,porque, dice, “el montañismo es así, uno va conociendo gente en la montaña con la que crea lazos a fuerza de compartir experiencia en los cerros con uno”.

En cuanto a la organización, cada uno fue aportando su equipo en forma autónoma y al juntarse en Barreal, se ubicaron en un Hostel, planificaron toda la logística en cuanto a comida, carpas, el gas, la indumentaria de cada uno y cómo iban a organizar  el campamento con dos personas por cada carpa.  

Luego contrataron el servicio que les permitía hacer el acercamiento en camioneta hasta el Río Blanco y desde allí el grupo cruzó el río y comenzaron el ascenso portando cada uno su equipo. Ulises Kusnezov ya había estado en el Mercedario una vez y conocía el sitio.

Leonardo Cipolla tiene planeado ascender en Febrero el Cerro Bonete, en La Rioja, luego al Huascarán en Perú, el Nevado Tres Cruces en Chile y el Volcán Walther Penck en Catamarca, culminando así su proyecto de ascender a  las Diez montañas más altas de América.

 

Vista del Cerro Mercedario desde Campamento 1

 

Mercedario, un desafío emocionante

 

El ascenso al cerro Mercedario, ubicado en la provincia de San Juan, Argentina, es una experiencia desafiante y emocionante que atrae a montañistas de todo el mundo. 

Con una altura de 6.720 msndm,  es el cuarto pico más alto de Los Andes y uno de los destinos más imponentes de la región.

Subir al Mercedario es una experiencia inolvidable que combina la belleza salvaje de nuestra cordillera con el desafío personal de conquistar una de las montañas más altas y menos transitadas de América del Sur.

Las experiencias vividas durante el ascenso al cerro son variadas y suelen dejar una huella imborrable en mi mente para siempre.

 

Día de aclimatación, el Arroyo Turquesa a 4000 msndm

 

El anhelo de subir las montañas más altas

 

En mi objetivo de completar el proyecto personal de subir las diez montañas más altas de América, me encaminé el verano pasado a intentar coronar otra cima más y así agregar otra cumbre a la lista de las diez.

Divisando el objetivo del cerro desde vista Barreal

 

Preparativos y punto de partida

 

La expedición comenzó en la localidad de Barreal, departamento Calingasta, a 1.600 msndm, un pequeño y hermoso pueblo sanjuanino que sirve como la última parada para aprovisionarse y ajustar los detalles finales del ascenso. 

Desde Barreal, accedimos a la Quebrada de La Ciénaga, el punto de inicio del trekking hacia el Mercedario. 

Los vehículos todoterreno nos trasladaron a todos los montañistas hasta el campamento base, conocido como Laguna Blanca, a unos 3,100 metros de altura y desde ese punto, donde dejamos las camionetas, caminamos subiendo al campamento Guanaquitos a 3.600 msndm para realizar el pernocte en carpa y lo establecimos como Campo Base.

Inicio de la expedición con todos los integrantes de la expedición

 

 

El ascenso hacia la cuarta montaña  más alta de América 

 

El recorrido desde el campamento base hasta la cumbre del Mercedario suele durar entre 10 y 15 días, dependiendo del clima y las condiciones físicas del grupo. 

Se deben atravesar varios campamentos de altura, como el Campamento 1 (4.200 msndm), El Diente (4.800 msndm), Pirca de Indios (5.300 msndm) y el Campamento Pirca de Polacos (5.800 msndm). 

A medida que se avanza, la vegetación se vuelve escasa, dando paso a un paisaje árido de rocas, hielo y nieve.

Campamento a 5800 m.

 

El trayecto se caracteriza por pendientes pronunciadas, fuertes vientos y temperaturas extremas, que exigen experiencia en alta montaña y aclimatación adecuada. 

También debimos cruzar glaciares y sortear zonas de rocas sueltas y pendientes nevadas, haciendo de cada día un reto físico y mental.

Hacia la cumbre 

 

El día del ataque a la cumbre suele comenzar muy temprano, antes del amanecer y así lo hicimos, para aprovechar las mejores condiciones climáticas. 

Desde el último campamento, ascendimos por pendientes de nieve y roca hasta alcanzar la arista final. 

El esfuerzo es considerable debido a la altitud, pero la vista panorámica es sobrecogedora. Desde la cima, se puede ver el Aconcagua, el cerro Ramada y la vasta extensión de la Cordillera de Los Andes.

Día de ataque a la cumbre

 

Cumbre cerro Mercedario

 

Vista del Amanecer a los 6500 m.

 

 

Descenso y regreso al Campamento Base

 

El Descenso fue bastante exigente ya que bajar del cerro Mercedario no es tarea sencilla. La fatiga acumulada, el terreno inestable y la necesidad de mantenerse concentrado hacen del descenso un desafío que demanda tanto cuidado como el ascenso.

 

Regresando a Barreal

 

El descenso se realizó en un día y fue la jornada más larga, aprovechando el alivio que trae la pérdida de altitud. 

Aunque bajar es físicamente menos exigente, sigue siendo crucial mantenerse alerta por el riesgo de resbalones o mal de altura. 

Tras regresar al Campamento Base, el equipo se dirige nuevamente a Barreal para recuperarse y celebrar la hazaña.

 

Enfrentando el desafío de la aclimatación 

 

En el transcurso de la expedición tuvimos que afrontar el desafío de la aclimatación. El ascenso gradual a alturas extremas pone a prueba la resistencia física y mental. 

El equipo tuvo que experimentar dolores de cabeza, falta de apetito y agotamiento, lo que requiere una aclimatación lenta y pausas frecuentes para adaptarse a la altitud y así llegar más fuertes al día de cumbre 

 

Muchos cambios e inestabilidad climática 

 

El clima impredecible a lo largo del ascenso también fue una incerteza,  enfrentar fuertes vientos, cambios bruscos de temperatura y, en ocasiones, tormentas repentinas de nieve. Estos cambios climáticos nos obligan a tomar decisiones rápidas, como refugiarnos en los campamentos hasta que las condiciones mejoren.

 

Los desafíos en la Alta Montaña

 

La expedición debió atravesar glaciares y escalar por pendientes nevadas. 

Las experiencias de caminar con crampones y piolet y mantener el equilibrio sobre superficies resbaladizas son emocionantes  pero también exigen una gran concentración y habilidades técnicas que yo principalmente fui adquiriendo a medida que voy a realizando ascensos más exigentes y desafiantes.

Vista del Cerro Wanda desde el Arroyo Turquesa

 

Sólo el sonido del viento, lo majestuoso del paisaje y una sensación de aislamiento

 

La soledad y la tranquilidad de la montaña también es un factor a tener en cuenta en las largas expediciones, ya que, a medida que se avanza, se siente una desconexión total con el mundo exterior.

 No hay señales de vida humana, solo el sonido del viento y la majestuosidad del paisaje andino. Esta sensación de aislamiento puede ser tanto reconfortante como desafiante para la mente y a mi particularmente me encanta que así sea.

Fue fundamental la camaradería y el trabajo en equipo 

 

La camaradería y trabajo en equipo fue fundamental ya que éramos nueve personas intentando la cumbre en esa expedición y de varias nacionalidades diferentes, Miranda de Canadá, Moe del Líbano, Leo, Marcelo, Mauro, Gregorio, Lucho, Rubén y yo los Argentinos.

La convivencia en los campamentos y durante las caminatas fortalece los lazos entre los miembros del equipo. 

Compartir tareas, apoyarse en momentos difíciles y celebrar juntos cada logro, como superar una etapa o llegar a un campamento, son experiencias que enriquecen el ascenso.

La dureza de las últimas horas antes de hacer cumbre

 

Los momentos de dificultad física y mental que tuvimos que atravesar fueron varios pero destaco uno principalmente  como el tramo más duro de todos : “ las últimas horas antes de la cumbre”, que pusieron a prueba la determinación de cada uno de todos los integrantes del equipo. 

El cansancio extremo, la falta de oxígeno y el frío intenso hacen que cada paso se convierta en un verdadero reto mental.

Vista del día de intento de cumbre desde 6600 m.

 

La maravillosa visión desde la cumbre

 

Una vez alcanzada la cumbre por todo el equipo, apreciamos que la vista desde la cima es bellísima!.

Llegar a la cumbre del Mercedario es una experiencia transformadora. 

La vista panorámica de 360 grados de los Andes desde los 6.720 metros de altura, con picos nevados y valles interminables, es un momento de pura conexión con la naturaleza que recompensa todo el esfuerzo realizado.

Foto llegando a la cumbre, Marcelo Tomada y yo (Leonardo Cipolla)

 

Los aprendizajes que deja  ascender una montaña

 

Como aprendizaje y reflexión personal, al ascenso lo transito como una “experiencia de autoconocimiento”. 

Enfrentar miedos, superar límites y mantenerse enfocados en medio de la adversidad, genera aprendizajes profundos sobre uno mismo y sobre la importancia de la perseverancia.

Cada experiencia vivida en el Mercedario se convierte en una historia de esfuerzo, superación y conexión con la montaña, dejando recuerdos que perduran para siempre en la memoria de quienes se aventuran a escalarlo.

                       

  Leonardo Cipolla en la Cima del cerro sanjuanino

 

Meditando durante el descenso

 

Al descender del cerro Mercedario me vuelvo con la mente y el corazón que están llenas de anécdotas de aventura, superación y momentos inolvidables. Algunas de las experiencias son  más comunes y otras muy memorables.

 

Inolvidables momentos en las montañas

 

Me acuerdo,  por citar algunos momentos inolvidables,  los encuentros con la naturaleza salvaje de la fauna local, como cóndores andinos volando cerca de los campamentos o avistamientos de guanacos en las zonas bajas de la montaña. Estos momentos crean una conexión especial con el entorno y resaltan la inmensidad y el aislamiento del Mercedario.

 

Una de las memorias más vívidas del año pasado subiendo el Volcán Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo con sus 6.893 msndm, fue la de enfrentar tormentas repentinas de nieve y viento en las alturas. 

En medio del ascenso, por el mal clima muchas veces adelantamos los días de aclimatación o intento de cumbre, porque pasamos muchas veces largas horas esperando que el clima mejorase y en el cerro Mercedario se venían continuamente esas imágenes pasadas a mi cabeza, ya que el clima nos hizo abortar el ascenso el día de cumbre al Ojos del Salado.

Templanza y tenacidad en el ascenso nocturno

 

Creo que el día de más templanza y tenacidad es cuando enfrentas la dureza del ascenso nocturno. 

El ataque a la cumbre suele iniciarse antes del amanecer, a temperaturas extremadamente bajas. Los recuerdos de avanzar con la luz de los frontales, con cada respiración pesada y el crujido de la nieve bajo los crampones, quedan grabados en la memoria. Las estrellas brillan intensamente en el cielo despejado, creando un ambiente mágico pero desafiante.

 

A veces hace falta enfrentar fracasos y portar resiliencia y humildad

 

Sinceramente el fracaso y resiliencia es una parte para trabajar mucho en cada ascenso a las montañas ya que no todos logran llegar a la cumbre en el primer intento. Hay relatos y yo he visto a muchos montañistas tener que darse la vuelta a pocos metros de la cima debido al agotamiento, problemas de salud o condiciones climáticas adversas. Estos momentos son difíciles, pero a menudo se convierten en lecciones valiosas de humildad y resiliencia.

 

Marcelo Tomada y yo festejando  la conquista de la cumbre

 

La emoción desbordante que da llegar a hacer cumbre

 

Lograr la cima provoca una emoción desbordante, la euforia después de días de esfuerzo extremo es indescriptible. 

Es un torrente de emociones: lágrimas, gritos de alegría y abrazos con los compañeros de equipo. 

Desde la cumbre, la vista del Aconcagua, los glaciares circundantes y el vasto paisaje andino son un recordatorio de lo lejos que uno ha llegado.

En la cima del Cerro Mercedario

 

El regalo de la montaña en la cumbre

 

El silencio en la cima del Mercedario es profundo y absoluto. Recuerdo ese instante y me abrazan momentos de meditación, donde el aislamiento y la quietud me llevan a reflexionar sobre mi vida, mis metas y mi conexión con la naturaleza. Estos momentos de introspección son considerados por muchos como uno de los regalos más grandes de la montaña.

Vista desde la cumbre del Cerro Mercedario al filo de la cornisa

 

…”La Amistad forjada en la adversidad es eterna….”

 

Siempre digo que la amistad forjada en la adversidad es eterna, porque las experiencias compartidas en la montaña crean lazos fuertes entre los miembros del equipo. Las historias de apoyo mutuo, desde ayudar a cargar equipo hasta motivarse mutuamente en los momentos más duros, son recordadas con cariño y como uno de los aspectos más valiosos del ascenso.

El valor de las cosas cotidianas

 

Una enseñanza que siempre ratifico al descender de una montaña es que se aprende a vivir sólo con lo esencial. El ascenso al Mercedario enseña a valorar la simplicidad. Vivir con lo mínimo, enfrentarse al frío, al hambre o a la incomodidad y aún así seguir adelante, hace que muchos montañistas aprecien más las pequeñas comodidades de la vida diaria al regresar.

 

Regresando se siente añoranza, entre alivio y nostalgia

 

Durante el viaje de regreso a Bs As pude sentir una mezcla de alivio y nostalgia. Algunos narran el difícil balance entre querer llegar al calor del hogar y el deseo de permanecer un poco más en la montaña. 

El regreso al Campamento Base se siente como una victoria compartida y un cierre perfecto a la aventura.

Vista del Campamento a 5800 m.

 

A modo de epílogo 

 

Estas memorias reflejan la esencia de lo que significa ascender el cerro Mercedario, una travesía que va más allá del desafío físico, impactando profundamente en quienes lo intentan y dejando recuerdos y aprendizajes que duran toda la vida.

Cumbre cerro Mercedario


| COMENTARIOS(1)


05/11/24 11:04
leonardo cipolla:
Quiero agradecer al equipo de la revista por la dedicación y el esmero en la creación de la nota. Cada palabra reflejo fielmente mi conexión con la naturaleza y es un honor haber sido parte de su publicación.

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