Llamamos así, en estas latitudes, a la actividad de los que trepan, escalan y exploran las montañas de los Andes, sabiendo que en ese juego es primordial respetar y valorar la naturaleza, además de prepararse, tanto física como emocionalmente, para el desafío y la aventura
Aunque muchos suponen que el andinismo es sinónimo de aventura, la realidad no resulta tan así. Para escalar, lo primero es la seguridad. Y luego una serie de precauciones que deben manejarse para dar los primeros pasos en este deporte. De esta manera y sin desafiar al peligro, podrá llegarse a la raiz del andinismo: disfrutar y vivir de la naturaleza.
O plantea por qué y cómo ascienden esas montañas, verdaderos pilares de la Tierra. Quizá, como primera aproximación, valga recordar algo que no se cansaba de repetir un viejo deportista:
"Voy a la montaña porque me gusta la montaña y no analizo este amor, del mismo modo que no analizo a las flores, al buen vino o a Mozart".
En cada rincón nos aguarda con pequeñeces que son una muestra de su grandiosidad. Sin estridencias empieza a gustarnos y despierta nuestros aletargados sentimientos. El embrujo se hace total cuando descubrimos que sólo junto a ella encontraremos el sentido a la vida.
La naturaleza permanentemente nos llama a contemplarla. Pero no desde un auto ni desde un avión, sino desde ella misma. Porque todo lo que tiene para mostramos sólo podemos percibirlo desde su seno, desde algún intimo y recóndito paraje. Unicamente así lograremos testimoniar todo aquello que nos pasa inadvertido, podremos integrarnos y sentimos parte de ella.
Este es el camino más corto para aprender a respetar y conservar la naturaleza, tan maltrecha y contaminada. El hombre suele no comprender ni escuchar su mensaje, que encierra sabiduria y simpleza. Es con la naturaleza donde aprendemos las reglas de la vida y la convivencia: luego de fascinarnos nos llama a ponerlas en práctica y de esa manera sentir la necesidad de repetir los encuentros y prolongarlos. Poco a poco tomaramos conciencia del mal que le hacemos y nos hacemos al perjudicarla: el hombre tiene la particularidad de cambiar la naturaleza para reemplazarla por inventos destructores que, a la larga, lo son para él mismo.
La calidez de la amistad, la sabídurla de lo natural y un cúmulo de cosas son quienes hacen que un dla el futuro andinista tenga su Inicial contacto con nuevas y distintas sensaciones.
Ya en la primera excursión tendrá oportunidad de conocer y hacerse del ambiente. Allí aprenderá el secreto de las caminatas, que en principio serán cortas y con poca carga en las mochilas. Luego han de llegar las prolongadas travesías, recorriendo escarpados senderos y admirando paisajes que sólo se muestran ante el caminante. También podrá practicar campamentismo, pero entendiendo por tal a una actividad que va más allá de instalar una carpa o preparar un plato de comida. El camping es también la sorpresa de levantarse temprano y descubrir que una nevada tendió en silencio su helado manto sobre pastos y rocas.
Muchas veces se levantan sólidos refugios de montaña, donde solemos encontrar una tranquilidad absoluta. Claro, no siempre dura mucho. Pero cuando los refugios se visten de alegria, cuando llegan diferentes grupos dispuestos a compartir entretenidas veladas, todo resulta sencillamente inolvidable. Noches de mate, reencuentros, sin faltar los proyectos, siempre tan importantes para el andinista-escalador.
Despues de compartir la camaraderia de los refugios y campamentos, despues de haber escuchado tantos relatos de ascensiones y escaladas, comienza una escuela que es algo mas que tecnica y destreza: la escuela de la escalada.
"Escalar es un instinto, los niños trepan de mil a mores a las ventanas, los árboles y las paredes, lo hacen por el placer de escalar, de descubrir, ver mas lejos y desde mas alto. ¿No es eso en el fondo lo que los mayores llaman andinismo?".
Para aprender a escalar solo hace falta predisposicion, voluntad y un minimo equipo. Se empieza tratando de encadenar movimiento y equilibrio valiendose de las rugosidades y fisuras naturales de la roca para elevarse. Armonicamente, habra que utilizar imaginacion, fuerza, inteligencia y una perfecta vision periferica.
De vital importancia es asegurarse. Recordar el añejo lema: seguridad, sinonimo de buen andinista. Para esta tarea se utilizan cuerdas de alta resistencia; clavos metalicos y empotrados que introduciremos en las fisuras; cintas y mosquetones, usados para enhebrar los anclajes a la cuerda. En ningún caso uno se toma con las manos, ni de los anclajes, ni de la cuerda.
Eso de subir colgados de las manos es cosa de película, mera ciencia ficción. Generalmente se avanza en etapas de 30 a 50 metros y en grupos de dos o tres personas. Si son dos los andinistras, mientras el primero asciende, el otro proporciona seguridad por medio de la cuerda. Al terminar el tramo, el escalador que avanzaba se fija o autoasegura a la paerd, instalandose lo mas comodamente posible para proteger la progresion del compñero. Luego de reunidos en el relevo, nuevamente uno de ellos comenzara a escalar y el otro - con suma atencion - lo asegurara. De esta forma se superan grandes paredes sin mayores riesgos.
Las paredes, montañas y escalas nunca son iguales. Por eso resulta fundamental acopiar esperiencia y tecnica, solo con ellas salvaremos los permanentes imprevistos.Y algo fundamental: en la montaña no debemos buscar el peligro, unicamente tendremos que saber afrontarlo y superarlo cuando se nos presenta.
Para practicar andinismo hace falta un equipo minimo, que servira para emprender ascensiones de mediano nivel. Luego, a medida que aumentan las dificultades, el equipo ira tornandose mas especifico.
Volvamos a las sensaciones. El andinista escucha el llamado de la montaña, palpa su estatica grandeza. Alli es donde encuentra el silencio que lo llevara al equilibrio interior. algo muy profundo lo impulsa a abandonar las verdes praderas y partir en busca de las cumbres montañosas. Lugares inhóspitos, muchos de ellos virgenes, a los que solo tiene acceso gracias a una elevada cuota de voluntad y continuo esfuerzo.
En la cordillera se puede acondicionar algun agreste rincon y convertirlo en comodo campamento base. Alli se repondran las energias gastadas durante la jornada, se prepararan raciones de comida, quiza se efectue algun reconocimiento. Casi sin darnos cuenta la noche nos sorprendera en el tibio mundo de la bolsa de dormir.
Al dia siguiente, antes de que salga el sol ya estaremos caminando hacia nuestro objetivo.
A poco de andar iremos topandonos con dificultades a vencer. Quiza debamos cruzar algunos glaciares, enfrentando grietas y rimayas. Solo sera cuestion de prestar mucha atencion y moverse con seguridad. De a poco comenzaremos a identificar los accidentes glaciares, la configuracion del hielo y la nieve.
Ya en la pared sera hora de poner en practica todos los conocimientos y expeiencias adquiridos. El frio y las condiciones no muy favorables se sumaran a las dificultades que el andinista debera afrontar. Pero el sabe que su compañero lo asegura, atento a todos los movimientos de su progresion y a sus voces de mando.
A veces una inesperada tormenta toma todo mas dificil. Inclusive puede significar una retirada si sorprende al escalador en la pared. En estos casos sera la prudencia quien dicte las normas para abandonar la empresa. Y no debe confundirse dicho regreso con una derrota: toda experiencia - positiva o negativa - es un logro inapreciable.
Aunque no siempre la retirada significa una solucion. Es común soportar un poco de frio si se sabe que llegaremos a un lugar relativamente comodo para pasar la noche. En estos vivaques suele transcurrir el tiempo con relatos y canciones. Tal vez cuando despertemos vuelva a asomar el sol. Y nuevamente rumbo a la cumbre, a la cima que tanto añoramos. Hacia la alegria, la emocion, los abrazos. Luego a dejar testimonios de la ascension y la foto de rigor. Mas tarde el descenso por medio de largos rapeles nos conducira al final de las dificultades.
El ultimo párrafo para la gente, para los lugareños de cualquier zona. El contacto con ellos supone un aprendizaje permanente, una leccion de vida que no acaba jamas. Muchas veces, corridos por las inclemencias del tiempo, habra que resguardarse en algun caserio. Nunca sera negado ese abrigo cálido, tranquilo, compartido con hermanos simples y llenos de humildad. Gente cuya cultura se remonta a siglos. Compartir con ellos una comida refional, charlas y risas se asemeja mucho a un sueño que nos regala la vida.
Como podra deducirse, el andinismo es mucho mas que escalar montañas. Es sobre todo una forma de entender la vida y la naturaleza.
Este video muestra la escalada a la Pared Sur del Aconcagua en 1986 por Raul Jim Storino, Jorge Yuyo Tarditti y Eduardo Poly Tarditti.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023