Tras una larga expedición, un grupo de montañistas realizó las ascensiones a los cerros: Bonete Chico en la provincia de La Rioja, Nevado Tres Cruces Sur y al Volcán Ojos del Salado, estos dos últimos ubicados en la provincia de Catamarca, en límite con la República de Chile
Integrantes: Leonardo Guzmán, Marcelo Tomada, Eduardo Campos, Ulises Kuznicov, Juan Candiotto, Carlos Perico, Lucho Malpazzi, Leonardo Cipolla, Francisco Siciliano ( todos ellos argentinos de distintas provincias : Santa fe, La Rioja, Tucumán), Miranda Lee ( de Canadá) y Carol Smith ( de Brasil).
El Bonete Chico, con sus imponentes 6.759 metros de altura, se alza como la cuarta montaña más alta de América. Ubicada en la provincia de La Rioja, en el corazón de los Andes argentinos, esta cumbre representa un verdadero desafío para quienes buscan algo más que una simple caminata, es una experiencia de resistencia, introspección y conexión profunda con la naturaleza.
Nuestro ascenso fue mucho más que una conquista geográfica. Fue un viaje por paisajes extremos, vientos constantes, noches frías y cielos inmensos. Cada paso hacia la cumbre fue una lección de paciencia, cada jornada, una prueba de equipo y voluntad.
En esta nota, les comparto la travesía, las sensaciones vividas, las dificultades sorteadas y el aprendizaje que me dejó enfrentarme cara a cara con este cerro, uno de los gigantes de los Andes.
El cerro Bonete Chico, con 6.759 metros de altura es una de las montañas más imponentes y aisladas de la cordillera de los Andes.
Ubicado en el extremo norte de la provincia de La Rioja, su ascenso representa un desafío físico y logístico que exige una cuidadosa planificación y aclimatación progresiva.
La elección del cerro surgió de mi parte abriendo una invitación, como hago siempre para quien quiera unirse a la expedición y durante todo el año 2024 fue añadiéndose gente para realizar este viaje llegando a ser once los integrantes de la cordada que abordaría el ascenso al cerro Bonete. Nuestra expedición se organizó en cinco etapas principales, comenzando el día 9 de febrero de 2025 con nuestro encuentro en Vinchina provincia de La Rioja, lugar donde nos convocamos con la idea de ascender todos juntos, éramos 11 personas de diferentes lugares y nacionalidades, que venían todas ellas, a intentar la cumbre del cerro Bonete Chico.
Al día siguiente partimos los once integrantes desde donde se accede en vehículo 4x4 hasta la Quebrada de La Troya.
El punto de aproximación fue hasta el refugio el Peñón a 3600 metros de altura, lugar que utilizamos como campamento inicial.
Luego de un día de aclimatación en ese lugar, nos dirigimos a Laguna Brava a 4300 metros de altura, donde realizamos caminatas y un ascenso a un cerro aledaño y desde allí, se avanzó hacia el campamento Barrancas Blancas situado a 4000 metros de altura, aproximadamente.
Después de tres días allí partimos hacia el campamento N°1 a 5000 metros de altura, ubicado sobre la falda noreste del cerro Bonete chico.
Tras 2 días de aclimatación y carga progresiva de equipo, se instaló el Campamento 2, campo Alto, a 5.800 metros de altura, desde donde se realizó el intento de cumbre.
El ataque final comenzó en la madrugada del día 20 de febrero, siguiendo la arista noroeste, con pendientes suaves pero una altura extrema que exigió ritmo sostenido, buena hidratación y control constante del estado físico ya que había que ir abriendo huella por estar el volcán cargado de nieve fresca de nevadas de días anteriores.
Más allá de la altitud y la dificultad técnica moderada, el Bonete Chico nos recordó que en estas montañas lo esencial no es sólo llegar a la cumbre, sino cómo se llega : La gestión del tiempo, la aclimatación progresiva, la organización del equipo y el respeto por el entorno son claves para el éxito.
Aprendimos a escuchar el cuerpo, a leer el clima y a tomar decisiones colectivas cuando la altura comienza a poner todo en duda.
Cada campamento fue una oportunidad para fortalecer vínculos, ajustar estrategias y recordar que en la montaña, el progreso se mide en pasos firmes y decisiones conscientes, más que en metros recorridos.
Sinceramente creo que las cumbres más altas y los días en lugares tan alejados y hostiles solo se alcanzan cuando se camina en equipo y por algo llegamos 11 personas de distintos lugares y nacionalidades con éxito a coronar esa bellísima cumbre.
En estos entornos extremos, el trabajo en equipo no es un recurso, es el verdadero motor que lleva a la cima si sabes liderarlo bien y la empatía y solidaridad son unos de tus pilares.
El Nevado Tres Cruces, ubicado en el límite entre Argentina y Chile, es una estructura volcánica masiva con dos cumbres principales: el Tres Cruces Sur de 6.748 metros de altura y el Tres Cruces Central de 6.629 metros de altura.
En esta expedición, el objetivo fue la cumbre sur, segunda montaña más alta de Chile y una de las más desafiantes por su aislamiento y altitud.
El ascenso se inició desde el lado argentino, partiendo desde Vinchina, La Rioja. En este lugar se retiraron de la expedición nueve de los integrantes, (tal como ya estaba establecido desde el comienzo de la organización, ya que sólo habían elegido ascender al cerro Bonete Chico, logrando su objetivo con éxito). Luego de despedirnos de nuestros compañeros, seguimos el trayecto los tres restantes (Carol Smith, Leonardo Cipolla y Ulises Kuznicov) yendo juntos hasta Fiambalá en Catamarca.
Con una logística de 3 días planeada de antemano, priorizando la aclimatación que ya traíamos del Bonete Chico, se realizó el traslado de carga y logística del ataque controlado a la cumbre.
Al llegar a Fiambalá a 1500 metros de altura, revisamos la documentación para presentar en Aduana donde nos pedían permisos de ascenso y chequeo final del equipo personal y compras de víveres para los dos intentos programados que se avecinaban, (los ascensos a los cerros Tres Cruces y Ojos del Salado).
Se aprovechó el resto del día para hidratarnos y descansar.
Día 1 – Traslado al cruce fronterizo Las Grutas a 4.000 metros de altura.
En vehículos 4x4, partimos rumbo a la ruta 60, con destino a Las Grutas, en la base del Paso de San Francisco realizamos Aduana Argentina y cruzamos a Chile para también luego viajar más de 100 km para realizar la presentación de trámites y revisión de lo ingresado a Chile en su Aduana de Maricunga.
Con la ayuda del vehículo, avanzamos hasta donde el terreno nos permitió y, casi al caer la tarde, llegamos al Campamento Base ubicado a 5.200 metros de altura.
Establecimos nuestro campamento sobre una planicie de roca y arena, resguardada del viento. Se comenzó a preparar el equipo para porteos al día siguiente al campo de altura.
Día 2 – Ascenso a Campo Alto a 5.700 metros de altura.
Se ascendió al Campo Alto, cargando tiendas, comida y equipo de cumbre.
El trayecto presentó tramos de penitentes, viento sostenido y bajas temperaturas. Montamos allí campamento y cenamos temprano.
Día 3 – Ataque a la cumbre del Tres Cruces Sur de 6748 metros de altura.
Partimos a las 04:00 horas con temperatura en torno a los -15 °C. El ascenso se realizó por la ruta normal, sin tramos técnicos, pero con alta demanda física. Tras 8.5 horas de marcha constante, alcanzamos la cumbre del Tres Cruces Sur ese día 29 de febrero de 2025.
Pudimos disfrutar desde esta cumbre maravillosas vistas panorámicas de los cerros : Ojos del Salado, Incahuasi, El Fraile y la Laguna Verde.
Retornamos al Campo Alto tras 12 horas de marcha y con buen tiempo, desmontamos el campamento y descendimos hasta el vehículo, completando la travesía y regresando a Laguna verde a 4300 metros de altura.
El Nevado Tres Cruces no exige pasos técnicos complejos, pero sí preparación física, logística precisa y una sólida estrategia de aclimatación. Como todo seis mil, la cumbre no es solo un objetivo geográfico, es el resultado del compromiso colectivo, el respeto por la montaña y la confianza mutua.
Nuestro tercer ascenso, después de ascender a los cerros Bonete Chico y Tres Cruces, fue al Volcán Ojos del Salado de 6.893 metros de altura (desde el lado chileno), la ruta más frecuentada y con mejor infraestructura.
Este cerro es la montaña más alta de Chile y el volcán activo más alto del mundo.
Se alza en pleno desierto de Atacama, en la Región de Atacama, cerca del Paso San Francisco.
Aunque no presenta grandes dificultades técnicas, su altitud extrema, el clima cambiante y su aislamiento exigen una aclimatación progresiva y una logística bien afinada.
La ruta chilena cuenta con refugios intermedios, acceso vehicular hasta campamentos altos y varias cumbres menores ideales para aclimatar.
Día 1-( de nuestra expedición) – Luego de pasar una noche de descanso en Laguna Verde a 4300 metros de altura, al bajar del volcán Tres Cruces , en vehículos 4x4, se realiza el ingreso al Parque Nevado Tres Cruces donde nos dirigimos hacia el Refugio Atacama a 5.200 metros de altura transitando siempre por camino de ripio.
El terreno se vuelve más árido, seco y ventoso. “Noche exigente a más de 5.200 metros de altura”, se podría llegar a pensar, pero como veníamos muy bien aclimatados ya de dos hermosas cumbre logradas, decidimos seguir subiendo al próximo campamento de altura y así adelantar el día de cumbre.
Nos quedamos una noche allí para completar la aclimatación. El refugio es pequeño pero ofrece buen resguardo, dormimos en Tejos y se define si es correcta la ventana de clima para el siguiente día en que partiríamos hacia la cumbre y también acordamos el horario de inicio de la siguiente jornada.
Día 2- (Ataque a la cumbre del Ojos del Salado (6.893 metros de altura).
Partimos desde Tejos a las 04:00 horas de la madrugada. El ascenso no presenta pasos técnicos hasta el tramo final: un canalón de roca (de unos 15/20 metros de largo) con cuerda fija o trepada sencilla. Lo superamos con casco, guantes y decisión, más allá que la exposición al frío y la altura que son los principales desafíos.
¡ Y de repente, la cumbre a 6.893 metros de altura!. Nada más alto en Chile. Nada más alto que el Aconcagua en América y en la Tierra fuera del Himalaya.
Allí, entre el cráter inmenso y los vientos sin pausa, no hay lágrimas, ni gritos. Solo una sensación serena y poderosa : llegamos y ahí todo esfuerzo valió la pena.
Luego de 8 horas de ascenso, el día 29 de febrero de 2025, alcanzamos la cumbre del Ojos del Salado, desde donde se domina toda la Puna y la cadena de los “seismiles”.
Al descenso y retorno al Refugio Tejos lo iniciamos con bastante cuidado e incluso con la idea era bajar hasta el Refugio Atacama si las fuerzas y la luz lo permitían.
El descenso fue bueno y rápido. Demoramos tres horas desde la cumbre a Tejos y decidimos seguir bajando, directamente al Refugio Murray a orillas de Laguna Verde, uno de los puntos más icónicos de la zona.
Esa noche dormimos en el refugio, según disponibilidad y la suerte estuvo de nuestro lado, ya que tuvimos la posibilidad de dormir dentro con una buena cama antes del regreso a la ciudad de Tinogasta al día siguiente, para tomar el micro y así volver a casa, dando cierre a esta hermosa expedición.
El Ojos del Salado, pese a su fama de “seis mil accesible”, enseña con claridad que nada es fácil a casi 7.000 metros. El control del ritmo, el cuidado del cuerpo, la toma de decisiones colectivas y la humildad ante el entorno extremo son claves.
La cumbre es una meta, pero el verdadero logro es haber funcionado nuevamente como un equipo en uno de los ambientes más duros del planeta.
Este cerro, no es “ una montaña más”. Es una idea, un imán, una línea en el horizonte que parece inalcanzable. Desde Copiapó, el viaje hacia el volcán más alto del planeta se convierte en un tránsito entre mundos: del mar a la arena, de la arena a la sal, de la sal al hielo.
En sus 6.893 metros de altura, no hay nieves perpetuas, ni glaciares brillantes … Lo que hay es otra cosa :
Viento, altura extrema, silencio seco, belleza desnuda.
Ascenderlo fue como “ entrar en el corazón de la Tierra”, ese que late bajo un sol impiadoso y un cielo sin nubes.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023