Esta es la historia de una familia de montañistas de Antofagasta de la Sierra, cuya hija Vania, gracias a la colaboración de Lauro Gutiérrez, logro ser la niña más joven en lograr llegar a la cumbre del volcán mas alto del mundo
Por Lauro j. Gutiérrez
El Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo es un gran escenario de muchos acontecimientos, por su belleza y por ser el lugar desde donde poder apreciar el gran cordón montañoso de los seis miles, en la puna de Catamarca.
La historia que nos inspira a escribir es un logro de una familia de montañistas de Antofagasta de la Sierra, cuya hija, resultó ser la niña más joven en lograr coronar la cumbre del Ojos del Salado con sus 6893 msnm, con tan solo 10 años de edad, haciéndolo por la ruta argentina, el 21 de diciembre de 2018.
La idea nació allá por el 1° de enero de 2015 cuando un grupo de montañistas que integre, por cuestiones humanitarias, participo en el rescate del cuerpo del andinista vasco Fernando Ossa. En esa fecha una expedición rusa intentaba hacer record mundial con la ascensión de una nena de 12 años por la ruta chilena.
El proyecto entre nosotros empezó a tomar forma mientras se escalaba montañas de alrededor del pueblo de Antofagasta como el Nacimiento, el Bertrand y el Hilanco.
Permanentemente rodeada y cuidada por sus padres, abuelos, tíos y amigos, quienes la acompañaban para cumplir sus sueños, siempre se sintió atraída por las altas cumbres como toda su familia y es por eso que, desde los 6 años sube cerros de más de 5.000 metros.
A fines de diciembre de 2016 se hizo con ella el primer intento en el volcán, cuando tenía apenas 8 años de edad, pero las condiciones climáticas fueron adversas llegando en esa oportunidad hasta los 6400msnm. La motivación de la niña y su familia no decayó y el proyecto seguía en pie.
Así se llegó a diciembre del 2018, fecha en la cual habíamos estudiado las ventanas de buen tiempo que nos brindaba en esa época la Pachamama y que creíamos posibilitaría el ascenso.
La expedición salió desde Antofagasta de la Sierra hasta la localidad de Belén en donde me sume al equipo.
Luego de montar la base de la logística y comunicación, y chequear todo el equipo el grupo partió el día 16 de diciembre, al mediodía, hacia Fiambalá. Dada la hora y el buen clima seguimos hacia el objetivo, llegando hasta el último lugar en donde puede encontrarse agua natural, que es en la quebrada de Real de Rasguido. Allí pasamos la primera noche disfrutando del atardecer con sus colores maravillosos.
Lo que existía a esa altura en el equipo era la buena energía y el entusiasmo por compartir relatos e historias de vida, todo ello luego de habernos efectuado rigurosamente los controles de saturación, con el oximetro que llevábamos, ya que estábamos a 4.900 msnm.
Al día siguiente se partió hacia la base del volcán, el Arenal, que se encuentra a 5.200 msnm, en donde dejamos de usar la camioneta que nos había traído hasta allí y, con el vehículo, regreso a Belén parte del equipo y los que descendieron conformarían la base de operaciones de la expedición. Previo a separarnos hicimos un estricto chequeo del equipo de comunicación que nos mantendría en contacto.
El tiempo daba buenos indicios así que se porteó el equipo hasta la base del glaciar, que se encuentra a 5.770 msnm.
La mañana del 18 de diciembre nos sorprendió con un clima diferente ya que amaneció con todo lo que nos rodeaba cubierto de nieve. Ese paréntesis forzoso sirvió para permitirnos evaluar el estado de ánimo del grupo y descansar.
De los 5770 a los 6000 metros fue el inicio de la gran trepada por el acarreo, que custodia los eternos glaciares, hasta el campamento a los 6.000 metros.
Pasamos una noche agradable y al siguiente día partimos a las 9hs hasta el próximo campamento ubicado a 6.400 metros de altura.
Tal vez el clima, o la ansiedad y el cansancio, u otros diferentes factores, nos trajeron una noche que nadie esperaba ya que un integrante de la expedición empezó con síntomas de agotamiento extremo. Dada la hora en que se descompuso, se lo asistió y se armó un plan de procedimientos para el caso de tener que bajarlo durante la noche, si desmejoraba.
Al día siguiente fue un amanecer que mantuvo a todos los integrantes en alerta. Una breve charla con el grupo hizo que decidiéramos desdoblarnos, unos bajarían al campamento base mientras que Aníbal Vázquez y yo seguiríamos a la cumbre dado que Vania se encontraba en óptimas condiciones, ansiosa y muy entusiasmada de subir, a pesar de que su madre había debido descender como consecuencia de los lógicos recaudos que tomamos, ya que presentaba síntomas del mal de altura.
Luego de 7hs logramos, Vania, Aníbal y yo llegar a la cumbre!!! Debo reconocer que en gran parte el éxito lo alcanzamos gracias a la experiencia que acumule todos estos años en muchas expediciones a altas cumbres, Por otra parte tuve el cuidado de acompañar permanentemente a la niña, paso a paso, colaborando con ella a través de las charlas que manteníamos y que colaboraron para que, en ningún momento, su ánimo decayera.
En la cumbre reinaba la euforia, luego de comunicarse con el resto del equipo, registrarse en el libro de cumbre y plantar bandera con el nombre de la escuela en donde Vania cursa la primaria, bajamos hasta el campamento de los 6400 donde pasamos la noche, para reponer energía y salir al otro día a encontrarnos con la mama de Vania y con el resto del grupo.
El 22 de diciembre, luego de descender del campamento de los 6.400 msnm, ante semejante hazaña lograda, Javier Ramos salió a nuestro encuentro en la base del glaciar. Ahí reinó una vez más la alegría y la emoción, se multiplicaron los abrazos, y compartimos entre todos un rico mate cocido, mientras les relatábamos los detalles de la hazaña. Ya más abajo estaba esperando a Vania la persona que la trajo al mundo, su mamá Patricia. Momentos intensos de emoción de los padres y la pequeña y el resto de nosotros fuimos testigos de tanta felicidad.
Más tarde, llegando al campamento base, fuimos recibidos por Luis, quien se encontraba mucho mejor de salud, y la emoción volvió a reinar entre todo el equipo, derramándose una vez más cuantiosas lágrimas de alegría.
Hicimos la ofrenda a la Pachamama, y emprendimos luego camino hacia Fiambalá, llegando a las 23hs, por Belén donde Hernán, el encargado de la base de comunicación y todos los amigos agasajaron al equipo con un gran asado y un merecido brindis.
Fueron 4 días para llegar a la cumbre, 4 días de camino en los cuales debieron soportarse temperaturas muy bajas, unos 20 grados bajo cero y se recorrieron senderos difíciles. Fueron 4 días de vivencias de este gran logro personal de ese trayecto trajimos anécdotas que tendremos para contar y recordar. A ello se sumaran, seguramente, las futuras vivencias que vendrán, dada la capacidad que tiene la pequeña para adaptarse a la altura, su experiencia a tan corta edad, sumado a su deseo de querer seguir creciendo en la práctica de un deporte tan hermoso como es el montañismo.
Les relato ahora una anécdota con Vania, que merece ser compartida Ocurrió que, mientras caminábamos a la cumbre, la niña me conto que si lograba llegar a la cima iba a ir a conocer Disney World, con su padres y su hermana. En esas charlas le conté a Vania que en la niñez adoraba ver e imaginar el mundo de Disney y que mi personaje favorito de entonces era Pluto. Lo que nunca espere fue que Vania llegara a Disney y lo primero que comprara fue un Pluto “para su tío Lauro”, el cual la pequeña dijo que quería entregármelo personalmente. Recién esto sucedió el 1° de noviembre del 2019 cuando pase unos días en Antofagasta y pude visitarla. Quede muy sorprendido con el regalo de la niña y ahora Pluto es el compañero de“Tigger”, mi otra mascota, ambos caminan mí, colgados en mi mochila.
Para muchos esta hazaña es un tema que dio y seguramente dará que hablar en el futuro, por la corta edad de esta futura montañista. Los que la acompañamos sabemos que se tomaron todos los recaudos, que se evaluaron responsablemente todos los riesgos y que, en definitiva, fue un gran trabajo en equipo. Sólo queda trasmitir un profundo agradecimiento a todos los que formaron parte de esta expedición.
Vania Vázquez
Aníbal Vázquez
Patricia Reynoso Vázquez
Lauro j. Gutiérrez
Javier Ramos
Luis Lizárraga
Apoyo base logística Dante Hernán Vázquez
Centro cultural Argentino de Montaña 2023