Montañismo

Ascenso al Volcán Baboso en la provincia de La Rioja

Esta es la historia de la ascensión de este volcán de 6.070 metros, por el glaciar suroeste, el cual es uno de los menos recorridos de los Andes riojanos, también llamado Veladero NE

Mauricio Davicino

Mauricio Davicino, Ayelén Rapisarda y Enrique Bolsi

Edición: Janet Arrunategui Flores



Volcán Baboso?.. nombre de montaña poco conocida, también fue llamado como Veladero NE por algunos autores europeos. En fin.. el topónimo proviene del uso de un localismo que significa “fangoso”. En La Rioja, de hecho, hay otro “Cerro del Baboso” al sur del Comecaballos, y unas “Vegas del Baboso” al sureste del mismo. También en Chile, hay varios topónimos “Baboso”. En definitiva, es un topónimo relativamente usual en los Andes, que significa el vinculo de la montaña con un área fangosa, con vegas en sus cercanías.

El primer ascenso se realizó relativamente hace poco tiempo, fue en noviembre de 2000, cuando una expedición escocesa, liderada por John Biggar, alcanzó, hasta ese momento, olvidada cumbre.

Mauricio (El Gringo) en la cumbre del volcan Baboso

Ubicación del Volcán Baboso. Provincia de La Rioja, Argentina

Recorte del Atlas de la República Argentina con la ruta indicada
al Volcán Baboso


Comienzo de una nueva expedición

4 – Mayo - 2021 – 22.31hs. Estoy mirando las fotos del año pasado para recordar las fechas de nuestro primer intento. Fue el 5 de febrero del 2020, ese fue el día en que los amigos de la vida dejaban el testimonio en lo que su momento había sido la “cumbre” de esa expedición (el filo sur antes de montarse al glaciar).

6 días, pero del año anterior habíamos partido desde Córdoba. Enrique Bolsi, Julio Altamirano y yo (Mauricio Davicino). Llegamos a Villa Carlos Paz alrededor de las 8 de la mañana a la casa de Kike Bolsi (como le decimos en el ambiente) llovía bastante entonces mientras aflojaba un poco el agua tomamos unos mates y acomodábamos las cosas antes de cargarlas en la chata - Momento decisivo ese si los hay - ¿que llevamos? ¿Que dejamos?, uno sabe que en ese momento lo que se deja, ¡se deja! Puede jugarte a favor o en contra, si te falta algo de lo que dejaste sabes que se te va a complicar en algún momento.

Teníamos todo listo, ya habíamos decidido y comenzamos a cargar para irnos cuanto antes. 620km, Vinchina era nuestro objetivo, poco más de 7hs. Esos viajes son lindos, mates y música, charlas y risa. ¡Ahí estábamos! Un poco más cerca, llegamos al atardecer para hacer noche ahí y luego al día siguiente subir para el refugio mulas muertas. Todo un ambiente nuevo, nunca había ido para esa zona, tenía mucha expectativa, tenía fe, había estudiado mucho para esa montaña, mucho por foto, ¡sobre todo la foto en la que se le veía bien el glaciar, era grande se lo veía imponente! Fui bastante minucioso en ver qué equipo iba a necesitar para el ascenso/descenso y si había alguna eventualidad a mitad de camino.

Campamento base Mariano Galván, al fondo el Volcán Veladero con sol pleno

Dejando el Campamento base para movilizarnos al campamento 1, en los penitentes a 4.870 msnm

Así es como se hizo otro día y comenzamos el camino hacia la Laguna Brava y de ahí al refugio. Hermoso y muy recomendable camino para hacerlo. Llegamos a la tarde al refugio que iba a ser nuestro último punto de confort antes de comenzar a dormir en carpa al próximo día en el campamento Base. Prendimos un fueguito, cocinamos un guiso, destapamos un vinito y a disfrutar de la aclimatación. Ya con muchas expectativas mañana entrabamos a la montaña.

Amanecimos, desayunamos y partimos en viaje al campamento base al que nombraron como Mariano Galván. Agarramos la ruta hasta el desvío que va hacia las piedras de Cirilo y luego un desvío en el que ya se ve una huella muy poco marcada, esa era la parte a la que le teníamos que prestar atención, llevamos unos puntos de GPS por las dudas para tener como parámetro. Por suerte no hubo inconvenientes (es muy fácil pinchar o romper una cubierta del vehículo en esos caminos) llegamos temprano, me acuerdo que estaba muy lindo el clima, ¡mucho sol! Eso suma mucho cuando estas en la montaña, armamos carpa y relajamos hasta la tardecita en donde también hicimos unas ofrendas a la pacha, oficiada por Julio (es Jujeño). Anocheció y nos mandamos a la carpa, ya se había puesto fresquito.

A la mañana siguiente cargamos las mochilas y emprendemos camino hacia arriba, teníamos una idea de por dónde por las fotos que habíamos consultado, cuestión que la pifiamos, no era tan cómodo como parecía, muchas lajas y acarreo sueltos, pero bueno después de un campamento improvisado al medio llegamos al último campamento de altura a 5400msnm, La Lagunita, ¡y que lagunita!, sabíamos que había algunas, pero no así, muy bellas, en la que acampamos era la más grande, el glaciar moría en el agua. Armamos campamento ahí y después del explorar un poco al día siguiente decidimos que el intento a la cumbre por el glaciar de la cara sur (mayormente) seria nuestra ruta para ascender a la cumbre.

Instalado y merendando en el campamento 1

Campamento 1 en los penitentes

Enrique (Kike) Bolsi, sacando algunas fotos al Bonete chico para enviar a algún amigo o contar alguna historia

Teníamos muchas expectativas, no sabíamos si se había ascendido por ese lado, pero más que nada era un homenaje para un compañero que ya no está (en algún momento pandémico del año pasado escribí algo sobre eso). Hacia no mucho tiempo había fallecido Pablo Schlogl, montañista sanjuanino muy amigo de Kike y Julio, yo no tuve la oportunidad de conocerlo, asiqué la idea era ascender por ahí y ponerle el nombre de “Punta de espalda” que es un corte de carne que Pablo cocinaba mucho y parecía ser muy popular por lo que me comentaron, la idea de todo esto originalmente surge de Kike y en eso me involucró a mí y a dos amigos más que también conocían a Pablo y no pudieron ir (Ayelen y Yemil).

Teníamos todo listo para irnos a la cumbre, no recuerdo bien el horario en el que salimos para la cumbre, pero siendo febrero supongo que era tempranito porque la temperatura era muy agradable. Así que caminamos hasta el filo que parecía conectar con la ruta normal por el filo, lo cruzamos y empezamos a rodear el glaciar sur para buscar un lugar en donde montarnos y empezar a caminar por el hielo. Salió el sol, así que la temperatura era optima, no había casi nada de viento lo que colabora muchísimo.

Llegamos al filo perpendicular al filo central de la cumbre donde podíamos montarnos al glaciar y lo vimos, era muy imponente y con más pendiente de la que parecía desde abajo. Lo miramos mientras descansábamos y en ese momento nos miramos y decidimos no subirlo... ¡capas subestimamos, capas olvidamos cosas! En ese momento Kike y Julio deciden hacer una apacheta y dejar el testimonio que debía llegar a la cumbre ahí y después de unos minutos más ahí, descendimos. ¡Gusto a poco si los hay cuando uno se vuelve sin la cumbre! Pero bueno, a uno trata de no importarle, habíamos ido a la montaña unos días y habíamos disfrutado el camino, y para mí, había conocido un lugar nuevo al que sabía que quería volver.

Campo 2, La Lagunita 5.400 msnm. con los glaciares del Volcán Baboso, el de la derecha

es el que ascendimos, al medio el filo de la ruta normal

Mauricio Davicino y Ayelén Rapisarda, comenzando la travesía por el glaciar

Ayelén, al pie de la rimaya a 3/4 de la travesía sobre el glaciar

En marcha hacia La Rioja

20 – abril – 2021. Partíamos nuevamente para el mismo objetivo - Esta vez con otra perspectiva – los integrantes para ir éramos los mismos, solo que esta vez el equipo se modificaba un poco, Julio por cuestiones personales no pudo ir y Yemil por oportunidades de la vida tampoco, asique volvíamos a ser 3 pero esta vez Kike, Ayelen y yo.

La rutina de viaje y los campamentos eran bajo la misma dinámica, pero, esta vez en otra época un poco más fría y más ventosa, pero habíamos chequeado el pronóstico y teníamos “buen” clima. Habíamos alterado algunas cosas como hacer la primera noche en el refugio El Peñon, un día completo en el refugio mulas muertas con una caminata para aclimatar y habíamos incorporado la soda para el vino jaja...

Llega el momento de ascender al campamento de altura (dejábamos el campamento base “Mariano Galván” 4770msnm.), teníamos planificado hacer dos, uno un poco más de 4700msnm y el otro en “La Lagunita” (5400msnm.) donde ya sabíamos que teníamos agua y era el que habíamos usado el viaje anterior. Pusimos en acuerdo que no íbamos a ascender – a la lagunita- por el mismo camino que realizamos la vez anterior porque habíamos intentado por un faldeo que parecía correcto y resulto ser más incómodo de lo que parecía, estaba muy suelto, entonces, íbamos a subir por la quebrada donde bajaba el agua de la laguna y otros deshielos.

Último tramo posterior a la rimaya

Saliendo del último tramo, ya en el filo cumbrero

Acampamos primero a 4870msnm cerca unos penitentes, corría agua y teníamos reparo del viento, cerraba por todos lados. Armamos y acampamos. De los penitentes siguiendo por el valle, al fondo (noroeste), comenzaba la quebrada para llegar a la lagunita, asique allá fuimos, la primera parte fue relativamente cómoda y rápida, luego el agua estaba 100% congelada y se complicó bastante más, demoramos mucho y costo, todavía nos faltaba casi la mitad de camino cuando cruzamos todo ese hielo y habíamos consumido la mitad de la jornada asique tratamos de acelerar un poco – cosa que en altura no es tan fácil-.

Finalmente, alrededor de las 17hs llegamos y armamos todo lo más rápido que pudimos, tuvimos que picar hielo de la laguna para tener agua había unos 10cm de hielo arriba del agua y se escuchaba como se iba congelando las horillas de la laguna, el viento bajaba mucho la temperatura esos días. El 25 de abril decidimos pasarlo en ese campamento, haber intentado ir a la cumbre el día siguiente al que habíamos llegado era nos disfrutar la montaña, no tomarse ese tiempo para descansar, mirarla gran parte del día, pensar asique eso hicimos, pasamos el día descansando, mirándola, pensando. Kike y Aye salieron a caminar, yo me quede en el campamento, la seguía mirando y, aunque parezca algo inútil, yo soy de los que le piden permiso a la montaña para subirla, asique eso hice!

Por la tarde, preparamos el equipo que íbamos a llevar para arriba, como no sabíamos como era el glaciar y solo suponíamos por lo que habíamos viste desde el campamento cargamos algo de equipo técnico, además de lo necesario para encordarnos, llevamos algo de material en caso de que tengamos descender por el glaciar (descenderíamos por el acarreo del filo, la ruta normal), no era el plan, pero no sabíamos con qué íbamos a encontrarnos. Acordamos salir a las 9 de la mañana, bastante tarde para lo que se acostumbra, pero el viento esos días bajaba mucho la temperatura, a las 9am. Ya nos daba el sol, entonces decidimos optar por ir con una marcha más rápida y salir más tarde.

Mauricio y Ayelén en la cumbre

Foto de cumbre de Aye (La Pochi)

Desayunando en el campamento Base

Registro de la cumbre con el gps y el tubo con el testimonio

Ascenso por el Glaciar

La noche previa casi no dormí, estaba bastante ansioso asique me costó bastante, antes de que suene la alarma ya estaba despierto, cosa que por lo general no me pasa jaja.. Asique desayunamos y nos alistamos para salir. Kike no nos iba a acompañar, quería recuperar para estar bien a la bajada y porque decía que no nos quería demorar.

Sin querer demorar más, emprendimos marcha con Aye. Del campamento teníamos que cruzar el filo sur que viene de la cumbre y seguir rodeando el glaciar hacia el este para llegar al filo sureste donde sabíamos que era más viable montarnos al glaciar – antes de ese lugar el frente del glaciar tiene una pared de 15m aprox., se ve bastante interesante acceder por ahí pero no era nuestro objetivo -, por otro lado, en el filo sureste estaba el testimonio que habíamos dejado bajo el año anterior, teníamos que buscarlo y llevarlo a la cumbre, era lo prometido!. Así fue, llegamos al filo el sol pleno y el viento aceptable. Fui hasta la apacheta que habían hecho Kike y Julio el año anterior, ¡busco donde debería haber estado y no estaba! Supuse que el viento había hecho de las suyas y se había volado, miro a los alrededores y ¡ahí estaba!, se había caído entre unos bloques, me dio gran alegría encontrarlo después de 1 año. Aye un poco más lejos me pega el grito y yo levante el tubo del testimonio, asique sonreímos los dos.

Atardecer fotográfico en La Lagunita

Gringo y Kike charlando sobre el Bonete, al medio al fondo la quebrada de ascenso al Campamento 2

Gringo de regreso al campamento base

Ahí estábamos, al pie del glaciar, el próximo paso era pisarlo. Hicimos un parate a hidratar y comer algo, también ya era momento de encordarse, asique eso tomaba un tempo. Se lo veía esplendido y brilloso, 3⁄4 partes de hielo vivo y el resto algunas placas de viento, se veía una rimaya bastante grande en el cambio de pendiente pegado al filo rocoso y alguna mixtura arriba antes de salir a la cumbre.

Había que evaluar por donde subir, hasta antes de ir no sabíamos si alguien había caminado por ahí por ende no teníamos información de eso, lo resolvimos bastante rápido, miramos para donde suponíamos estaba la cumbre y trazamos una línea recta jajaj.. digamos que nos convenía porque se veía un pseudo puente que tapaba la rimaya entonces no tendríamos que rodearla lo que aceleraría el ascenso, después in-situ resolveríamos si era viable o no. En el glaciar ya no teníamos reparo del viento y a medida que sigamos subiendo cada vez menos, el viento hacia que por más que este el sol no calentaba, digamos que se nos congelaban los mocos jaja.. pero igual íbamos fantásticos, un par de pasos y parábamos a observar y sacar fotos, todo era muy bello.

A veces cuando estoy en esos lugares dimensiono que tan pequeños somos, éramos como hormigas en los árboles, nadie nos podía ver si no era de muy cerca. Seguía la marcha y el asombro y llego el momento de la rimaya, ¡sí que era grande!, miramos el puente que suponíamos cruzar y nos reímos – ese gesto que relaja pero que sabes que ahora hay que resolver lo que viene -, de todas formas, lo intentaríamos parecía sólido, me mande yo primero - Aye atenta por si me caía – el primer paso que hago se rompe un pedazo, ahí recalcule un poco y encare un poco más a la derecha, ¡fui como pisando algodón y sin respirar mucho!, logre cruzarla, eran un par de pasitos, pero en ese momento se hace largo.

Almorzando (pizzas) en el campamento base

Dejando atrás el campamento 2, para regresar a casa

En camino al campamento 1, al fondo a la derecha el Bonete chico, a la izquierda el glaciar del Volcán Baboso

El turno de Aye ahora, me dio vuelta y vemos que por donde había pisado estaba fisurado, eso no era tan bueno, pero decidió cruzar, pero un poquito más a la derecha, asique me puse firme y asegure. Finalmente cruzamos, con mucha precaución, pero salió muy bien. Desde ese lugar no se veía el filo, la pendiente se hacía notar y quedaba cruzar una parte de hielo vivo y por unos roquerios con lo que suponíamos era nieve o hielo, quedaba poco pero no había motivo para apurarse y arruinar todo lo que veníamos haciendo bien, entonces miramos el hielo – Aye me dice, ¡por ahí te tenés que mandar! Jaja.. y fui.. fui despacito, tranquilo, con esas premisas la técnica francesa fluye muy bien, sorteé la placa de hielo y le di seguro a Aye.

¡Estábamos ahí! A un par de paso de llegar, la parte de las rocas no tuvo dificultad, solo ir tranquilos y viendo donde pisar. Un par de pasos más y ya empezamos a ver el cielo del otro lado, llegamos al filo cumbrero, de donde habíamos llegado a unos 5m se veía un mojón grande, ¡es ahí dijimos!, habíamos llegado. Momento culmine, cuando la alegría te invade, el abrazo de festejo no hay pandemia que pueda con un abrazo de cumbre.

Encontramos una lata de cerveza con una bolsita dentro, era el testimonio de Griselda Moreno – el año anterior había estado por la zona unos días antes que nosotros haciendo una increíble travesía VELADERO – BABOSO – BONETE CHICO -, le sacamos una foto para enviarle después, llegar y encontrar un testimonio es saber que alguien más disfruto de ese lugar y esa vista tanto como uno. Aye hizo los honores, conocía a Pablo y había sufrido esa perdida, yo solo colaboraba con la causa, asique fue quien dejo el testimonio junto con el de Griselda en la bolsita y de nuevo en la lata. Seguimos sacando fotos, mirando los 360° y el glaciar.

Kike de camino al campamento 2, por la quebrada del río congelado

Postal de la alegría, descendiendo al campamento base, al fondo a la derecha el glaciar ascendido

Testimonio de cumbre del ascenso nocturno de Griselda Moreno el año anterior

El viento seguía presente, y en el filo se hacía sentir, asique decidimos comenzar descenso por el filo que tampoco conocíamos pero que sabíamos sería bastante más rápido. Cuestión que después de un tramo vimos que el viento la complicaba y estaba muy frio ya, entonces nos descolgamos para el faldeo noroeste, ahí apaciguaba un poco la cosa. Por más rápida que sea la bajada, siempre cuesta y se hace larga uno ya viene cansado, pero hay que hacer las cosas bien y no cometer errores. Al fondo de la laguna se veía un puntito amarillo, esa era nuestra meta, la carpa.

Después de más de una hora estábamos llegando. Kike salió a recibirnos, un poco asustado por cierto y es lógico por dos cosas: una porque siempre hay riesgos en estas cosas y otra porque es montañista y había decidido no ir, por ende, su ansiedad era bastante jaja..

Nos cruzó antes de llegar a la carpa, me abrazo y me pregunto si todo estaba bien, le contesto que sí que habíamos llegado a la cumbre ahí me volvió a abrazar y se le piantaron un par de lagrimas, fue a recibirla a Aye que venía unos metros más atrás, se abrazaron y fuimos hasta la carpa. El sol ya casi no pegaba en la carpa, pero estábamos afuera viendo la montaña felices, parecía no hacer frio. No quedaba más que relajar y procesar todo lo que habíamos visto y sentido ese día, y por supuesto contarle a Kike todo con mucho detalle – como lo hace el cuándo relata sus historias -.

Mauricio y Enrique de camino al campamento 2 por la quebrada del río congelado

Mauricio al pie del glaciar, al fondo las rocas de la cumbre, la ruta se planteo en una linea recta a esos roquerios

La lagunita (congelada), campamento 2 a 5.400 msnm, el punto amarillo nuestra carpa

Kike había canalizado su ansiedad cocinando, detalle no menor, asique comimos y mucho, entre cucharada y cucharada le contábamos y surgían preguntas y conclusiones. Pedir algo más ese día era demasiado, lo habíamos tenido no necesitábamos más, asique era momento de entrar a la bolsa de dormir y descansar.

Era momento de volver, despedirse de ese lugar y regresar a casa. Era una jornada larga, había que llegar a la camioneta ese día y cruzar los dedos para que arranque. Fue largo, pero la pacha nos acompañó, llegamos a la camioneta y todo salió́ bien, arranco sin problemas. Finalmente nos despedimos del lugar y arrancamos, camino a Vinchina tomando mates y escuchando música andina.

Después de regresar a Córdoba, Kike se puso a averiguar si alguna vez se había ascendido por ese glaciar, las consultas que hizo dieron que nadie lo había hecho – algo que suponíamos - una noticia que por un lado no me gusta mucho porque amen de la ambición que uno tiene por la montaña es un lugar que ha dejado de ser prístino, pero que por otro lado creo que si es momento de que ese glaciar sea bautizado es correcto se reciba el nombre de Glaciar Punta de espalda en honor a Pablo, pensado y realizado por parte de sus amigos, una ofrenda a un amigo que ya no está y un símbolo tangible de que sigue presente.

Mauricio Davicino – 8/5/2021

Mauricio y Enrique, regresando al campamento base

Kike regresando a paso firme, al fondo a la derecha el Volcán Veladero

Mauricio en el día de cumbre, buscando la montura al glaciar, el frente del glaciar tenía unos 15m. de altura







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