Los invitamos a descubrir a este pionero, militante ambientalista y fundador del movimiento denominado Ecología Profunda, sus acciones lo llevaron a ser candidato político por el Partido Verde de Noruega, y en 1950, realizó el primer ascenso al Tirich Mir de 7708 metros, el más alto de la cordillera del Hindu Kush en Pakistán
Arne Dekke Eide Naess nació el 27 de enero de 1912 en las cercanías de la ciudad de Oslo. Estudió filosofía, matemáticas y astronomía. En 1934 viaja a Viena motivado no sólo por sus ansias de perfeccionamiento y estudio académico, sino también por las pretenciones de escalar montañas -a lo que era muy aficionado desde su adolescencia.
Arne Naess con martillo y clavos de escalada
Desde su niñez, Naess se habituó a juegos con bichos y animales muy pequeños. Se dice que pasaba largas horas en la costa del mar: solo, contemplando e interactuando con pequeños pecesitos o moluscos. Es probable que este tipo de vinculación lúdica desde temprana edad haya permitido desarrollar una sensibilidad filosófica referenciada a la apreciación de diversidad en formas de vida. Asimismo, los paseos por las montañas cercanas a Oslo fueron aportando también lo suyo. Se dice que su actitud de retraimiento y distancia frente a familiares o amigos se mantuvo durante su adolescencia, mientras que la percepción desde lo alto -al transitar macizos montañosos- agregó una sensación de perspectiva y amplitud de mirada: de la misma manera, experimentando esa sensación de estar por encima de las cosas, en tranquilidad e imperturbabilidad. Se comenta que mientras se encontraba en la ciudad, sentía el anhelo y la necesidad de aquella serenidad descubierta en lo alto.
Alrededor de los ocho años, había comenzado a asociar simbólicamente la montaña Hallingskarvet, una de las visitadas por él durante ese período, con una suerte de ‘padre’ presente, poderoso, benevolente, aún con los peligros que tales ascensos presentaban: desde el deslizamieto de piedras, la exposición al vacío, como así también la constancia de niebla y viento. Es preciso mencionar que su padre biológico falleció de una enfermedad oncológica cuando Arne todavía no había cumplido su primer año. De esta manera, la montaña aparecía en su vida bajo la figura de algo más que un accidente geográfico. Años más tarde, en 1936, cuando regresado de Viena y habiéndose doctorado en Oslo, se construyó una apartada cabaña en las laderas de la montaña Hallingskarvet (su montaña-padre), a la que llamó Tvergastein (piedras que se entrecruzan), pasando allí momentos de estudio y disfrute hasta muy avanzada edad.
Un joven Arne Naess en Viena, 1933. Foto: Coleccion Arne Naess
Arne Naess contemplando las montañas. Foto: Coleccion Arne Naess
Este caso de Naess y su vínculo con el macizo de Hallingskarvet desde su infancia, permite reflejar el carácter terapéutico que la naturaleza, en general, y la montaña, en particular, pueden brindar a cualquier humano. De hecho, existe un campo disciplinario, dentro de la psicología, que se denomina psicología o terapia ambiental, la cual se dedica a estudiar el entorno y la relación de los individuos para con él. Pero si otorgamos una mayor precisión a partir del ejemplo narrado, e intentamos trazar un vínculo científico para con el abordaje de este caso en particular, podemos hacer referencia a la disciplina que hoy en día se denomina terapia ecológica o ecoterapia - la cual aspira a desenvolver una práctica sanitaria a partir de la interacción del individuo con la naturaleza para mejorar el bienestar físico y mental.
Continuando con algunas menciones a distintas expresiones de Arne Naess a lo largo de su vida, podemos advertir que este filósofo se convertió en uno de los escaladores y montañistas más famosos de Noruega al liderar la expedición que alcanzó por primera vez la cumbre del Tirich Mir (7708m) el 21 de julio de 1950. Cabe destacar que el Annapurna (8091m) se ascendió por vez primera (siendo el primer ochomil conquistado) el 3 de junio de ese mismo año.
Naess, escalando cerca de la cabaña de Zapffe en Jægervatnet.
Foto: Peter Wessel Zapffe, Biblioteca Nacional de Noruega
Naess en un campamento en la montaña. Foto: Peter Wessel Zapffe, Biblioteca Nacional de Noruega
Desde el punto de vista filosófico, su labor estuvo muy emparentada al ambiente natural que tanto estimaba. Por ejemplo, la expresión ‘ecología profunda’ fue introducida por un grupo de ambientalistas noruegos -entre ellos, Arne Naess- en una ponencia en 1972, en Bucarest, en ocasión de la Tercera Conferencia sobre el Futuro del Mundo. En esta conferencia, Naess propuso siete postulados característicos para distinguir un movimiento ambientalista filosóficamente más profundo y distinto del ambientalismo reformista o superficial predominante. Se consideraba ambientalismo superficial a aquel que sólo da respuestas tecnológicas a la crisis ambiental: no se atreve a cuestionar las raíces de la creencia moderna en el progreso puramente material, aun siendo éste tan expoliativo del ambiente y tan explotador del ser humano. Este posicionamiento ambiental fundó un movimiento denominado Movimiento de Ecología Profunda (MEP). Los siete principios del MEP, según esa primera versión fundacional, son:
1- Rechazo de la imagen de ‘el-hombre-en-el ambiente’ a favor de la imagen relacional, de campo total.
2- Igualitarismo biosférico -en principio.
3- Principio de diversidad y simbiosis.
4- Postura anti-clasista.
5- Lucha contra la polución y el agotamiento de los recursos.
6- Complejidad, no complicación.
7- Autonomía local y des-centralización.
Arne Naess en Kolsås con amigos, 1928. Foto: Peter Wessel Zapffe, Biblioteca Nacional de Noruega
Arne Naess en actividad militante medioambiental
Profesor Arne Naess
En este sentido, la corriente filosófica-ecológica expresada por Naess en su producción conceptual guarda una relación intrínseca con lo que en las últimas décadas se denominó filosofía ambiental. Por otro lado, es importante destacar que aquellos aspectos propios de la filosofía ambiental guardan vínculos relevantes para con cuestiones propias de la actividad montañista sobre el tratamiento de diversos asuntos: principalmente éticos y estéticos. La filosofía ambiental no sólo invita a pensar una manera alternativa de relación entre el humano y su entorno natural, sino también nos interpela sobre consideraciones referidas a valores y costumbres en nuestra práctica outdoor. La ética ambiental, y aún la estética ambiental, nos permitirían pensar nuestro medio montañista desde diversos ángulos prácticos.
Podríamos incluso identificar las consideraciones sobre apreciaciones de criterios de gusto y estilo, como de planteos morales y reglamentarios -dentro del ámbito montañista- desde lo que se daría a llamar, por ejemplo: estética de la montaña/estilo en la montaña y ética en la montaña. Diversos documentos promovidos por instituciones internacionales vinculadas al ámbito de la montaña pueden dar cuenta de la importancia en la atención sobre estas cuestiones: desde el Código del Montañés de 1964 hasta la Declaración de Ética en la montaña de 2009 -pasando por la Declaración de Katmandú, el Código Ético para Expediciones, el Estatuto para el siglo XXI en defensa de las montañas, el Código de Montaña, la Declaración de Tirol, etc...
Arne Naess mirando desde el monte Stetind. Foto: Coleccion Arne Naess
Activistas Samis y no indigenas bloquearon la carretera para evitar construccion, 1979. Foto: Coleccion Arne Naess
Arne Naess
Ahora bien, el suceso más exponencial de la vida montañista de Arne Naess es el ocurrido desde su conducción del grupo expedicionario noruego, en 1950, en vistas a lograr el acceso a cumbre del Tirich Mir. El Tirich Mir (también conocido como Terich Mir, Terichmir y Turch Mir) es una montaña de 7708m, siendo la más alta de la cordillera del Hindu Kush en Pakistán, y la más alta del mundo fuera de la cordillera del Himalaya-Karakórum. En 1950, la expedición noruega alcanza la cima de este monte por vez primera, a partir de un equipo constituido para el asalto final compuesto por: Arne Naess, P. Kvernberg, H. Berg y Tony Streather. El Tirich Mir domina el paisaje de la localidad de Chitral, siendo el pueblo de Tirich, en Mulkow, el último asentamiento humano de la región de Chitral. Se cree que el origen del nombre Tirich Mir es “Rey de Tirich” ya que Tirich es el nombre de un valle lateral al valle de Mulkow de Chitral, y que conduce hasta el Tirich Mir. Una etimología alternativa deriva de su nombre del idioma wakhi. En wakhi, “trich” significa ‘sombra’ u ‘oscuridad’, y “mir” significa ‘rey’, por tanto Tirich Mir significaría “Rey de la Oscuridad”, pudiendo haber recibido este nombre debido a las largas sombras en la cara del lado de Wakhan. El Tirich Mir posee una prominencia topográfica de 3908m y un aislamiento topográfico de 239km.
En el volumen 16 del The Himalayan Journal, publicado en 1951, además del relato de Maurice Herzog sobre el ascenso al Annapurna del año anterior por parte de la expedición francesa, aparece una narración sobre la expedición noruega del año ‘50 al Tirich Mir desde la pluma de uno de los integrantes del grupo: H. R. A. Streather. El mismo Arne Naess, como líder de la expedición, escribió el prólogo de ese artículo en agradecimiento a las instituciones que hicieron posible la expedición y al mismo Streather.
Mapa de la cordillera Hindu Kush, Pakistán
Tirich Mir, el pico mas alto de la cordillera Hindukush, Pakistán
Arne Naess en Tirich Mir. Foto: Coleccion Arne Naess
Según se expresa en la publicación, en 1949, Arne Naess junto a Arne Randers Heen habían arribado a Pakistán para realizar, por recomendación de Eric Shipton y del profesor Morgenstine (especialista en lenguas afgana y khowar), un reconocimiento del área de Chitral y de la montaña Tirich Mir -precisamente, para confirmar una posible cresta al sureste que posibilitaría el acceso a la cima de la misma. Una cumbre que, según relatos y creencias de los pobladores del Chitral, está constituida por un castillo rodeado de hadas y de ranas.
Durante este año, Naess y Heen tuvieron dificultades con los porters desde los 4000m. en adelante, teniendo que portear de un lado a otro sus 160kg de equipo entre cinco campamentos, logrando alcanzar los 5800m. Ya durante la expedición de 1950, Streather logra resolver la cuestión de los porteadores mejorando la experiencia que Naess había sufrido el año anterior. Cabe mencionar que los intentos previos más relevantes de ascenso expedicionario al Tirich Mir estuvieron registrados desde la expedición alemana de 1935, y de la inglesa de 1939. En ambos casos no se lograron accesos hacia la cumbre. Luego de la Segunda Guerra Mundial, fueron los noruegos los que lograron acceder a esta cumbre tan codiciada.
El 11 de julio de 1949, Naess y Heen habían llegado al glaciar South Barum, alcanzando los 5500m, encontrándose con la pirámide central principal del Tirich Mir. En el lado sur del glaciar se visualizaba una cresta con dos picos principales que los denominaron Little Tirich (6360m) y South Glacier Peak (6705m). El lado norte del glaciar estaba flanqueado por una empinada cresta (la sureste) que conduce directamente a la cumbre oriental del Tirich. El avance hacia una cresta al oeste del glaciar Barum -donde comienza la cresta principal sur del Tirich a unos 6555m- permitió descubrir grandes y extensas grietas, como así también torres de hielo que parecían inestables y listas para para dar comienzo a avalanchas. De esta manera, consideraban que no era una ruta segura para una gran expedición. Si bien durante esa temporada no se registraron avalanchas, sí pudieron corroborar el accionar de las mismas durante su vuelta al año siguiente. El 27 de julio, Naess y Heen se montan en la cresta y avanzan lo suficiente por ella para dar cuenta de que es posible un ascenso por la cresta sureste.
Arne Naess leyendo Ethics Spinoza's en las montañas de Hindu Kush. Foto: Coleccion Arne Naess
Durante el invierno noruego de 1949-1950, se preparó la expedición, patrocinada por el Norwegian Alpine Club y por la Norwegian Geographical Society, para alcanzar la cumbre del Tirich Mir durante el verano. El equipo escalador estaría integrado por: Arne Naess (38), Hans Bugge (40), Henry Berg (27), Per Kvernberg (32) y Fridtjot Vogt Lorentzen (41), que también sería médico de la expedición. Asimismo, los acompañaban: el geólogo Finn Jorstad (27), el botánico Per Wendelbo (22), y los fotógrafos Ramus Breistein y Arild Nybakken. El profesor Abdul Hamid Beg fue invitado a unirse como oficial de enlace. La expedición estaría liderada por Arne Naess. Por otro lado, Streather, en tanto integrante de los Scouts de Chitral, ofreció sus servicios a los noruegos debido al conocimiento que tenía del área y de la lengua de los habitantes de Chitral. La confirmación de la advertencia por parte de Streather sobre la merma física al atravesar el desierto de Sind, facilitó el acuerdo para que Streather se uniera a la expedición. Asimismo, también se sumó ya en Pakistán el botánico Chaudri.
El primer movimiento obligó a efectuar un traslado desde Dir a Chitral, y de allí, luego de cuatro días de trekking, hacia el establecimiento del Campo Base a 3660m, el 11 de junio, a los pies del glaciar South Barum. Durante junio se estableció el Campo Base Avanzado o Campo IV a 5425m. Se descubrió que las condiciones de la nieve no eran las adecuadas para afrontar la cresta sureste y se decidió renunciar a ese avance hasta finales de julio.
Los miembros de la expedición fv: el profesor Arne Næss con su hija, el ingeniero civil Ralph Høibakk, el ingeniero civil Anders Opdahl, el doctor Kjell Friis Baastad y el ingeniero Per Vigerust, fotografiados en el aeropuerto de Fornebu.
Foto: Erik Thorberg / SCANPIX
El 3 de julio se instaló el Campo V a 5800m, iniciándose el reconocimiento del glaciar sur superior (The Upper South Glacier) luego de desestimar la ruta por la cresta sureste. Sin embargo, las avalanchas hacían imposible también una ruta por los glaciares del sur. Por lo tanto, se pensó en la ruta más directa -pero la más peligrosa- que une las otras dos rutas principales directamente con la cresta sur. El problema era que, por el grado de pendiente de esta ruta, si llegaba una tormenta de nieve a los 6400m, desataría una catástrofe total ante el peligro de avalanchas.
El 6 de julio, Naess y Bugge alcanzan los 6100m pero se topan con un escalón de 60m, por lo que deciden volver al día siguiente a dar un nuevo vistazo. Habiendo resuelto este obstáculo el 7 de julio, el 8 se instala el Campo VI a 6250m. Asimismo, se logró instalar un Campo VII a 6555m. Luego de varios días y de distintas complicaciones de salud con porters y miembros de la expedición, se instaló el Campo VIII a 7010m. Los campamentos VII, VIII y IX no fueron más que pequeñas cuevas de nieve. Finalmente, el 21 de julio, Kvernberg alcanza la cumbre. Luego, llegarán a la cima: Berg, Streather y Naess.
Sobre esta expedición, tan considerable para la historia del montañismo internacional, se han publicado materiales fílmicos y bibliográficos. El documental fue presentado en 1952 bajo la producción de Ramus Breistein y titulado ‘Tirich Mir til topps’, promocionándose la expedición desde la conquista de la cuarta cima más alta jamás escalada hasta entonces. El libro, escrito por Arne Naess, se tituló ‘Tirich Mir. The Norwegian Himalaya Expedition’.
Poster del documental de la expedicion a Tirich Mir
Tapa del libro: Expedicion noruega al Himalaya, Tirich Mir
En un automóvil, una vez en los años 90. Foto: ROLF M. AAGAARD
Arne Næss y su esposa Kit-Fai. Foto: BJØRN ASLAKSEN / SCANPIX
Arne Naess falleció el 12 de enero de 2009. Hasta estos días se lo considera el fundador de la ecología profunda y el más reputado filósofo noruego del siglo XX: fue catedrático y fundador de revistas académicas. Pero la vida de este gran personaje histórico también lo coloca como militante ambientalista activo y como montañista. Su militancia ambientalista lo llevó a ser candidato político por el Partido Verde de Noruega. Asimismo, como alpinista, es considerado uno de los íconos del alpinismo noruego desde su acmé deportivo al dirigir en 1950 la primera expedición que logró el ascenso al Tirich Mir. Sin embargo, como bien comentamos, su amor desde temprana edad hacia las montañas, y su práctica filosófica-ecológica, lo llevó a pasar largas temporadas en su cabaña al pie del macizo de Hallingskarvet, en su Noruega natal. Esta imagen de su cabaña y la montaña alrededor permite concentrar la diversidad espiritual de Naess: ser-en-montaña bajo una cadencia natural en donde el humano y el entorno es sólo uno. Este recuerdo sobre Arne Naess, a setenta años de la hazaña montañista del primer ascenso al Tirich Mir, permite rendir un reconocimiento a su persona y a su figura desde estas latitudes y en estos tiempos.
Arne dejando su cabaña Tvergastein para una caminata de montaña. Foto: Jorn Moen
Arne cerca de Tvergastein. Foto: Jorn Moen
Arne Naess escribiendo
Arne Naess en su cabaña
Arne Næss y Wenche Foss en una agradable conversación. Foto: ROLF M. AAGAARD
Centro cultural Argentino de Montaña 2023