Descubiertas en 1917 en el norte de Chile, en la zona del litoral del desierto de Atacama, la cultura prehistórica de los chinchorros posee momias de más de 7.000 años de antigüedad
Las momias de Chinchorro son las más antiguas del planeta
- 09/09/2018 -
Por Cristina Barraza
Encontradas en el norte de Chile, estas son las más antiguas del mundo, con 3 mil años más de antigüedad que las momias egipcias. Es que, quién sabe por qué razón, la cultura Chinchorro, a la que pertenecen estas piezas arqueológicas, no ha tenido mucha difusión en el mundo, aunque haya numerosos e importantes testimonios de su existencia en la región de Arica. Allí, cerca del valle de Camarones, en el desierto de Atacama (conocido como el más seco del mundo), han aparecido en los últimos tiempos más de un centenar de momias; y no se han requerido grandes excavaciones, ya que aparecen a pocos centímetros de la superficie.
Momia negra de chinchorro, Chile. Foto: www.lasdamasdelmisterio.wordpress.com
El desarrollo de un complejo sistema funerario, centrado en la momificación artificial de sus muertos, es uno de los aspectos culturales más relevantes de las poblaciones Chinchorro. Se estima que estas prácticas funerarias comenzaron en la desembocadura del valle de Camarones, aproximadamente 5.000 años a.C., tradición que perduró por alrededor de 3.500 años y tuvo como epicentro el área de Arica-Camarones. Los Chinchorro desarrollaron varias formas de momificación a través del tiempo, siempre caracterizadas por que la pieza está formada de restos humanos junto a maderas, fibra vegetal, arcilla, tierra y plumas, entre otros materiales, tratados también con la delicadeza que los pescadores empleaban para momificar a sus seres queridos.
Una de las características estéticas más importantes de estas momias es que tienen caras con expresión, lo cual demuestra una habilidad técnica muy avanzada, y la búsqueda de dar una expresión viva a los cuerpos muertos. Nadie sabe por qué los Chinchorro momificaban a sus muertos. Es posible que creyeran en una vida en el más allá, o quizás desastres naturales como terremotos y grandes sequías los decidieran a practicar rituales mortuorios y a la veneración de ancestros.
Los expertos clasifican los ejemplares de estas momias en tres grupos, según su técnica de momificación y antigüedad: Momias Negras (5.000-3.000 A.C.), Momias Rojas (2.500-2000 A.C.) y las Momias con Vendajes (2.000 A.C.).
La primera momia que se encontró de esta cultura fue la de un niño
en Valle de Camarones, Chile. Foto: www.lepetitclos.cl
Recibieron ese nombre debido a que los cuerpos estaban cubiertos con una capa de manganeso negro, un metal parecido al hierro.
Para crear una Momia Negra, los embalsamadores chinchorro cortaban la cabeza, los brazos y las piernas, sacaban las vísceras y todos los tejidos, y a menudo extraían el cerebro por un orificio en el cráneo. Arrancaban la piel del cuerpo y luego volvían a colocarla, como quien se quita y se pone un calcetín, reveló un estudio publicado en 1955, en la revista Latin American Antiquity. Terminaban el proceso introduciendo carbones ardientes en la cavidad torácica para secar el cadáver. Después, reconstruían el cuerpo con palos y pelo animal, y lo cubrían con ceniza blanca. Como toque final, cosían una melena corta de pelo negro al cuero cabelludo y pintaban de negro el cadáver con el manganeso.
Momia Chinchorro negra, Chile. Foto: www.sciencemag.org
Su confección era ligeramente menos elaborada, consideraba incisiones en abdomen, hombros, ingle, rodillas y tobillos para remover órganos y parte de la musculatura. También se desarticulaba la cabeza y extraía el cerebro. Luego de secadas las cavidades corporales con brazas y/o cenizas, se introducían maderos delgados bajo la piel, sosteniendo las extremidades y la columna vertebral. Con diversos materiales se rellenaban las cavidades y el cráneo, al que se le añadía una larga peluca de pelo humano. Finalmente, se modelaba el rostro y sujetaba la peluca con una pasta de manganeso, y como terminación el cuerpo se pintaba completamente de rojo, exceptuando la cara.
Momia Chinchorro Roja, Chile. Foto: www.cuentosdemarieta.blogspot.com
Son una variación de las momias rojas; a la fecha se ha encontrado un reducido número de ellas, principalmente infantes. La principal diferencia radica en la reposición de la piel en forma de vendajes. En algunos casos se ha identificado el vendaje como piel de pelícano pintada de rojo.
Momia Chinchorro con vendajes, Chile. Foto: www.cuentosdemarieta.blogspot.com
Cazadores, recolectores y pescadores especializados en el buceo, este pueblo habito en el actual norte chileno entre los años 7.000 y 1.500 antes de Cristo.
Los Chinchorro eran individuos de estatura pequeña y contextura robusta. Las mujeres alcanzaban como promedio 1.50 m, y los hombres 1.60 m. Su rostro era de frente amplia y pómulos pronunciados. Sus brazos eran fuertes y vigorosos debido a la intensa actividad de caza marítima y subsistencia en general.
Sus armas de caza mayor eran arpones hechos con astil de madera y cabezales desprendibles con puntas de piedra. Para pescar fabricaban anzuelos de concha de bivalvo, espinas de cactáceas y huesos. Para mariscar emplearon costillas de lobo marino a modo de punzón. Con las hojas de totora y junquillos que extraían de los pantanos y zonas húmedas, confeccionaron pequeñas bolsas mallas y cestos que empleaban para las actividades de recolección.
Siendo pequeños grupos de pescadores, cazadores y recolectores, los Chinchorro lograron desarrollar las complejas prácticas mortuorias descriptas, que requirieron de materias primas seleccionadas, conocimientos anatómicos, especialistas y una percepción de la vida espiritual extraordinariamente compleja que no existían en ningún otro lugar del planeta. Mucho antes de que los egipcios desarrollaran la técnica y adoptaran la costumbre, la población Chinchorro ya había pasado varias épocas de técnicas funerarias, siendo además interesante considerar que Egipto contaba con una civilización más avanzada y con una estructura política compleja, a diferencia de la simple organización de la cultura Chinchorro.
En cuanto al por qué de la paralización de la momificación en la cultura Chinchorro se supone que a medida que aumentó la población, las prácticas se volvieron distintas y los rituales fueron cambiando junto con la evolución de la sociedad.
La cultura Chinchorro, un reducido asentamiento humano que habitó hace milenios en el desierto de Atacama, en Chile, conocía los secretos de la momificación antes aún que los egipcios. Foto: www.amazing.zone
Además de la técnica de momificación, la geografía árida jugó un gran rol: el asentamiento de la cultura chinchorro en la desembocadura de los valles de Luta, Azapa Y camarones, entre otros lugares, fue un factor muy importante en su gran conservación. Foto: www.eldefinido.cl
Tres son las teorías que se han desarrollado sobre el posible origen de este antiguo pueblo:
a) La primera sugiere que cazadores alto andinos descendieron desde la cordillera de los Andes y readaptaron su forma de vida a una subsistencia costera;
b) la segunda sostiene que poblaciones selváticas provenientes del Amazonas, se desplazaron desde el oriente hacia las tierras bajas en la costa del océano Pacífico;
c) la tercera, con mayor sustento arqueológico, argumenta un poblamiento con desplazamientos costeros de norte a sur.
El asentamiento de esta población habría dado lugar a localidades en la desembocadura de los valles de Lluta, Azapa y Camarones, entre otros lugares, donde han sido halladas momias.
Algunos de estos asentamientos Chinchorro se beneficiaron de ecosistemas abundantes en peces, mamíferos, aves marinas, moluscos y algas. Los valles bajos, ofrecieron recursos como camélidos y vizcachas, además de agua dulce y otros productos propios de los humedales como la totora, materia prima ampliamente utilizada por estas poblaciones.
La abundancia y estabilidad del ecosistema marino litoral y el desarrollo de una tecnología especializada para la subsistencia en este medioambiente, permitió a las comunidades Chinchorro el establecimiento de una vida relativamente sedentaria.
Las momias expuestas en el Museo Arqueológico San Miguel de Azapa, Arica, Chile. Foto: www.quepasa.cl
Fueron descubiertas a principios del siglo XX, en 1917, mientras se llevaban a cabo excavaciones en la playa Chinchorro.De los grupos arqueológicos encontrados en Arica —en sitios como Quiani o Morro, o los nuevos que se han encontrado en el Hotel Savona, en calle Yungay y al comienzo de calle Colón—, ninguno de ellos incluye ajuar funerario. Este hecho, junto con la posición en la que los cuerpos fueron encontrados, hace presumir, a algunos estudiosos, que no habrían tenido creencias relacionadas con la vida después de la muerte.
Las fuentes oficiales indican que el lugar preciso de origen de las momias es inexacto. Sin embargo, se atribuye su descubrimiento al arqueólogo alemán Max Uhle, quien encontró unos ejemplares durante unas excavaciones en los cementerios en la playa Chinchorro. Los primeros vestigios de esta cultura fueron recopilados y catalogados por Uhle.
En la actualidad los restos arqueológicos son custodiados y estudiados por la Universidad de Tarapacá. Asimismo, esta misma entidad sostiene el Museo Arqueológico San Miguel de Azapa, donde se puede observar una muestra de la evolución del poblamiento de la región donde se desarrolló la cultura Arica. Pese a que se ignora el número exacto de momias, hay unas 180 repartidas entre el Museo de Azapa y el Sitio de Colón 10; un número menor se halla en los museos de Historia Natural de Santiago y de Valparaíso.
El Museo Arqueológico San Miguel de Azapa es un museo ubicado a 500 metros de la localidad homónima, en la comuna de Arica, al norte de Chile. Fundado en 1967, pertenece a la Universidad de Tarapacá y se destaca por albergar a las momias de la cultura Chinchorro. Al museo se accede mediante un camino rural, antes de llegar a San Miguel de Azapa.
Luego de ser sometidos a un riguroso trabajo de conservación y embalaje por más de dos años, se reintegraron
a la Colección del Museo de Antofagasta cuerpos momificados. Foto: www.museodeantofagasta.cl
La sala Chinchorro alberga los milenarios y ricos restos arqueológicos de dicha cultura, entre los que destacan las momias. Quince momias —de fetos, recién nacidos, niños y adultos de hasta 35 años— se exhiben en bóvedas especiales donde se almacenan, en condiciones de temperatura, luminosidad y humedad controladas.
Un nuevo edificio, que se estima será terminado en 2020, tendrá 5 000 m²; se incorporarán tecnologías al relato museístico que abarcará cuatro aspectos: los orígenes, los sistemas de creencias, las organizaciones sociales y los modos de subsistencia. Las 18 vitrinas existentes aumentarán a 156 con el fin de poder exponer más piezas (de las 86 000 que conserva, solo se muestran unas 1 000 en sus actuales 1 400 m²).
Una incorrecta conservación y las condiciones climatológicas habían provocado un deterioro que, posteriormente, se ha frenado gracias a la modificación en la regulación de la humedad a la que están sometidas. En la actualidad los ejemplares están en condiciones aceptables de mantenimiento. La conservación comenzó hace cuarenta años, una década antes de que se paralizara la excavación en los yacimientos.
Información procedente de la época apunta a que fueron donadas por el entonces director general de la Armada y Alcalde de Valparaíso, Jorge Montt, tras un viaje a la ciudad de Arica, en la frontera con Perú.
Laboratorio del museo donde las momias de chinchorro son examinadas. Foto: www.ngenespanol.com
Las autoridades de la República de Chile, buscan que las momias Chinchorro, las más antiguas del mundo, sean declaradas Patrimonio de la Humanidad, un reconocimiento con el que quieren honrar a una de las culturas más longevas del país y del continente sudamericano. Se espera, en los próximos años, recibir el reconocimiento internacional que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El Director General de Extensión y Vinculación de la Universidad de Tarapacá, Sergio Medina explica que "La declaración de Patrimonio de la Humanidad supondría una herramienta de conservación; con eso completamos una etapa de 40 años de investigación con todos los vestigios humanos y materiales que tenemos en los museos", añade el investigador.
La batalla por el reconocimiento de las momias no solo se encuentra en los museos y en los despachos de los investigadores e historiadores, sino también en Internet, a través de la plataforma creada para recibir apoyo denominada YoFirmoChinchorro, que cuenta con el soporte del Gobierno, universidades, empresas y de municipales, y que hasta hoy ha cosechado más de 24.000 firmas en su espacio web.
Libros, documentales y publicaciones especializadas sobre la cultura Chinchorro avalan la postulación de las momias, que desde 1998 figuran en la lista indicativa de Chile, primera etapa para cualquier futura candidatura, tendiente a obtener el reconocimiento internacional de la Unesco.
En la actualidad, la cultura Chinchorro está en plena postulación para ser considerada patrimonio
de la humanidad ante la Unesco. Foto: www.cooperativa.cl
Las momias más antiguas del mundo. Foto: www.ngenespanol.com
La Cultura Chinchorro habitó hace 8 mil años en el Norte de Chile.
Debido a la veneración que sentían hacia sus antepasados, estos pescadores nómades buscaban conservar los cuerpos de sus difuntos mediante un elaborado proceso de momificación. En esta animación se describe este proceso.
Fuentes: - www.ngenespanol.com
- www.es.m.wikipedia.org
- www.mhnv.cl
- www.precolombino.cl
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