Decía Pablo Ovalle, hace tiempo venía con la idea de ascenderlo, más que por lograrlo en solitario y sin el uso de mulas, por el desafío que esto implicaba
Debo partir, en estas primeras líneas, dandole gracias a mi esposa Karina quien, pese a sus 8 meses de embarazo, me apoyo en todo momento para poder realizar este desafío, tanto con el meteo como con sus buenas vibras.
Desde hace tiempo venia con la idea de ascender el Tupungato, más que por lograrlo en solitario y sin el uso de mulas, por el desafío que esto implicaba. Hasta la fecha quizas no se me habían dado las posibilidades o no me había permitido intentarlo. Debo decir que soy una persona que le fascina realizar cumbres en solitario,dentro de las cuales se destacan el Cerro Altar, Marmolejo, canalón este del cerro el Morado y el Tupungato.
Partí un 3 de enero de la ciudad de Santiago con destino a San José de Maipo a realizar los trámites con carabineros y posteriormente dirigirme a Chacayar, lugar en el cual deje mi Jeep, en el sector de Polvorines, desde donde comenzó mi odisea hacia el Tupungato. Tras 7 hrs agotadoras, dado que me disponía a avanzar lo más que pudiera, en este primer día llegué al sector de Aguas Buenas, lugar en el cual monté mi campamento.
El segundo día salí rumbo al sector de Vega de los Flojos al cual llegué a las 4 de la tarde, por lo que armé el campamento con tranquilidad buscando un buen lugar. Aquí me encontré con tres canadienses y un chileno, que venían del Tupungatito donde hicieron cumbre para aclimatar el cuerpo para el Tupungato.
Al tercer día salimos todos casi a la misma hora, partió el grupo con los canadienses, unos 10 minutos delante mío en dirección a Penitentes, lugar donde las mulas les habían dejado sus cosas. Yo llegué solo un poco más abajo, como a media hora de ellos, a un sitio donde se unen 2 esteros, en donde monté mi campamento base, aquí aproveche de bañarme y guardar el equipo de acercamiento. De aquí en adelante salí con el equipo de cumbre para alivianar los 30 kilos que llevaba en la espalda, ya que el desnivel hasta el ultimo campamento era bastante.
En mi cuarto día (sábado 6 de enero) salí rumbo al campamento 1, me esperaba una jornada de siete agotadoras horas.En este lugar me encontré con un equipo argentino quienes a las 20:30 app llegaban, luego de haber hecho la cumbre del Tupungato desde ese campamento, bien osada la jugada que hicieron ya que eso suma unas 3 a 4 hrs a la jornada de cumbre.
El día domingo luego de conversar con mis vecinos y de llegar a la conclusión que, producto de la tormenta que venía y la ventana corta de tiempo que tendría el día de cumbre, debería elevar lo mas que pudiera este ultimo campamento;así que decidí montar el campamento alto cerca de los 5600 metros y aquí me encontré con parte del equipo canadiense, quienes abandonaban la cumbre del Tupungato después de un intento fallido. La otra mitad del equipo de estos canadiense, producto de problemas con la altura, había decidido bajar más temprano desde el campamento alto. Una vez montado el campamento alto en la soledad más absoluta, ya que no quedaba ningún grupo de montaña ni por subir o bajar, me dediqué a preparar las cosas para el día de cumbre, el cual partiría muy temprano 2:45 de la mañana.
Mientras me preparaba comida y ya con el equipo arreglado a las 18:00 el cielo comenzó a cubrirse de nubes y se escuchaban los truenos acercándose, similares a una película de terror , se fue cubriendo al fondo el Aconcagua con una nube negra que se acercaba hacia mí, la cual no tardó en llegar, y comenzó la tormenta dejando caer nieve, granizo acompañados de un viento que los arrojaba como verdaderas piedras. Un poco desanimado, pero consciente de que esa tormenta estaba prevista en el meteo, decidí acostarme y levantarme a media noche para ver si había despejado, así lo hice y la tormenta ya había pasado pero habia dejado a su paso unos 30 cm de nieve El cielo seguía cubierto así que decidí acostarme nuevamente para levantarme en una hora más y ver si despejaba. Ya a las 01:00 del día lunes 8 de enero el se despejó y se pudo ver un cielo estrellado y también, con claridad, el Tupungato. Así que comí algo y me equipé para aprovechar esta corta ventana de buen tiempo que pronosticaba el meteo.
El día de cumbre comenzó a las 02:40 de la madrugada con un avance un poco mas lento de lo previsto, producto de la nieve en el camino, asi que me diriji directo al Torreón y lo ataqué por el lado derecho, para luego hacer un cruce hacia la derecha, ya en su base hubo que aplicar un par de pasos de escalada en una roca congelada, pero nada difícil hasta para poder encontrarme con la canaleta. Ya en ella el camino se hizo relativamente más fácil pero el avance seguía lento, pasada la canaleta, luego de 6 hrs desde la, me tomo unas 2 hrs más llegar a la cumbre norte y unos 40 minutos llegar a la cumbre sur que es la mas alta. Durante este transcurso el clima se mantuvo estable con un par de nubes. Ya habiendo sacado fotos, filmado y escrito en el libro de cumbre, comencé el camino de vuelta algo nada difícil aunque,de a poco, las nubes fueron llenado la cumbre y no dejaban ver más allá de 25 metros.
Acudí a la ayuda del GPS, que en la montaña a mi juicio es algo indispensable, para no equivocarme en la ruta de descenso, asi logré llegar al Torreón cuando comencé a notar que la temperatura bajaba abruptamente. Aquí comenzó la pesadilla, se inició un viento blanco que no dejaba ver nada, con suerte podía verme mis pies y no lo digo en broma, no se veía a más de tres metros y por la velocidad y fuerza del viento la nieve se sentía como verdaderos cuchillos contra la cara. Imposible pretender ver la carpa a lo lejos cuando, con suerte, veía mis guantes. En este punto fue vital el GPS y haber dejado marcada la ubicación de la carpa, por lo que busqué la ubicación y me dirigí directo con el GPS hacia ella. Este me decía 1.4 km hasta ella, la verdad fueron eternos ya cuando me faltaban 100 metros intenté levantar la vista y tratar de ubicar la carpa y nada ,todo era blanco y el viento seguía soplando. Dentro de mi me dije “ a los 50 metros quizás la vea”, pero llegaron los 25 metros y tampoco la veía. Aquí commencé a sentir el temor de no poder encontrar la carpa, de que el viento se la hubiera llevado; mil cosas pasaban por mi cabeza e incluso comencé a pensar que haría si no encontraba la carpa.A las 17:00 horas. me quedaban los finales 10 metros y, en ese instante, logré divisar la carpa cuyo color es naranja pero que, producto de la cantidad de nieve caída, estaba blanca. Ambas entradas estaban cubiertas de nieve asi que despejé una de ellas y entre. Ya dentro de la carpa lo primero que hice fue sacar el teléfono satelital y llamar a mi señora para decirle que estaba bien y que había llegado a la carpa. Luego de esto me hidraté y me acosté.
Al amanecer del día martes 9, con las energías repuestas, comencé a desarmar el campamento y a guardar las cosas para comenzar a bajar asi que me apuré lo mas que pude e inicie el descenso hasta el campamento base, donde tenia mi ropa ligera, y unos zapatos más cómodos que los koflach que llevaba hasta ese momento.
Luego de 5 horas relajadas llegue al campo base, me cambié, comí un chocolate, arreglé la mochila y comencé a bajar en dirección Vega de los Flojos, ahora nuevamente con casi 30 kg en la espalda que con el cansancio se hacían sentir mas aun. Mientras descendía vi que, producto de las intensas nevazones, que seguramente fueron lluvias más abajo, los ríos que antes eran claros ahora se habian tornado color chocolate, por lo que era imposible sacar agua para beber. Cerca de las 19:30 hrs ya divisaba Vega de los Flojos y a las 20 hrs tenía nuevamente el campamento armado bajo una intensa lluvia, por lo que decidí acostarme.
El día miércoles 10 comenzó el retorno desde Vega de los Flojos hacia el sector de Polvorines, lugar donde tenía el vehículo, trayecto que me tomó alrededor 10 agotadoras horas. Ya en el vehículo con una felicidad enorme me dije a mi mismo “estoy listo, ahora a regresar a Santiago”, pero algo dentro de mí me dijo “no, en la puerta del horno se quema el pan” a lo que no le di mayor importancia y seguí hacia la salida.
Pero 12 km antes de salir me encontré con la ingrata sorpresa que, producto del mal tiempo anterior, se había producido un aluvión el cual se llevó poco más de 600 metros de camino, incuyendo un puente por lo que me encontraba aislado,sin posibilidad de salir.
Como ya era tarde me diriji a una casa que vi en el camino, a preguntar si sabían algo de esto, amablemente me invitaron a comer algo y me dicen que para despejar el camino faltaban unos 3 días de trabajo. Ya tarde, sin posibilidad de salir, llamé a mi señora para avisarle que no llegare ese día, que no se preocupara y que vería al otro día la forma de cruzar el aluvión a pie. Al día siguiente me encontré con la sorprendente noticia de que ella había coordinado con la empresa AES Gener para que me cruzaran y que me guardarían el vehículo hasta que el camino se arreglara. Así que lo hice y el resto fue llegar a casa, descansar un poco y escribir el relato de esta experiencia que están leyendo.
Quiere decir "mirador de estrellas" en voz indígena huarpe - es la montaña más alta de la cordillera de los Andes al sur del Aconcagua y domina los alrededores con su enorme tamaño y representativo cono, sobrepasando por muchos metros a todas las cumbres vecinas. Es limítrofe entre Argentina, Parque provincial Tupungato en la provincia de Mendoza y de Chile en la Región Metropolitana, las ciudades más cercanas son Santiago en Chile y Mendoza en Argentina, su altitud es de 6530 metros, está ubicado, Latitud: -33° 21' 30.8", Longitud: -69° 46' 13.5"
Es considerado geológicamente un volcán pleistoceno extinto, aunque el volcán holoceno Tupungatito, situado inmediatamente al Suroeste y con el que a veces se lo confunde, se encuentra en estado de actividad con al menos 18 erupciones registradas desde 1829, las últimas de las cuales fueron emisiones suaves de ceniza en 1980 y 1986, existiendo esporádica actividad de fumarolas.
Este volcán es un desafío serio para montañistas que busquen experiencia en altura; un "seismil" alto, aislado, técnicamente simple, y tan duro como el Aconcagua. La primera ascensión exitosa al Tupungato fue en 1897 desde Argentina, por Matthias Zurbriggen y Stuart Vines, quienes la consiguieron en su cuarto intento casi 3 meses después de haber alcanzado por primera vez la cumbre del Aconcagua. El segundo ascenso lo consiguió en 1912 Federico Reichert junto al Dr. Roberto Helbling. Tendrían que pasar 25 años más para el tercer ascenso absoluto y primero desde Chile, hazaña conseguida por los montañistas Lance, su esposa y Anselmi. En 1985 los argentinos Vieyro y Rabal abrieron una ruta por la pared este. Ambos montañistas fallecieron durante el descenso por la cara sur. Actualmente, la aproximación a esta montaña se realiza tanto por el Norte como por el Oeste y el Sur, siendo todas ellas semejantes si se comparan en términos de distancia y dificultad.
El 2 de Agosto de 1947, el AVRO Lancastrian "Stardust" de la empresa British South American Airways. despegó desde Mendoza rumbo a Chile, con un grupo de pasajeros que parecía fruto de la imaginación de Agatha Christie. Poco tiempo después, un operador de radio en el aeropuerto de Santiago recibió un mensaje en Morse, frenéticamente repetido: "STENDEC". Este fue el último contacto que se tuvo con el Lancastrian, y se ignora hasta hoy qué quiso anunciar el radiotelegrafista del avión. Muchísimas conjeturas se hicieron sobre su posible destino, hasta que en el año 1998, dos andinistas encontraron un motor Rolls-Royce al pie del glaciar Tupungato. El cerro había decidido al fin revelar su secreto. Esto llevó su nombre a un efímero momento de fama en las noticias mundiales, al organizarse una expedición que encontró al fin los restos de la aeronave y sus ocupantes.
Fuente: www.andeshandbook.org
Primer ascenso registrado en solitario al Volcán Tupungato 6.565 mts. sin mulas.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023