Ascendieron al volcán sagrado con sus 6.729 metros, aproximandose desde la Mina La Casualidad, por la ruta mas antigua, que fuera usada en los primeros ascensos
Este es el relado de una expedición conformada por Lauro j. Gutiérrez, María José Fernández, Guillermo Gerez y Stella Maris Montes, quienes se unieron con el objetivo de coronar la montaña sagrada con sus 6.729 mtrs, estando la logística a cargo de Lauro, gran conocedor de la puna.
El proyecto de hacer esta expedición nació en octubre de 2019, después de hacer la cumbre del Nevado de Chañi, en una charla en Buenos Aires, café por medio, donde cada uno fue contando anécdotas y le comentamos a Lauro que teníamos ese sueño. A partir de allí fue tomando forma.
Junto con Majo nos encontramos con Lauro en Salta capital el día 26 de diciembre de 2019. Diagramamos allí el tema de comidas por día, equipo, compras, etc. llevándonos 2 días muy ocupados pero a la vez nos permitieron relajar. Cada uno chequeó su equipo ya que la expedición demandaba más de 10 días por estar nuestro destino en una zona inhóspita de la puna salteña.
Partimos el día 28-12-19 a las 9 de la mañana pasando a buscar a Guille y de ahí a San Antonio de los Cobres llegando a las 15 para hacer una parada en el comedor “El Águila” de los hermanos Benito y Julio Flores, con quienes, como siempre con su gran atención, nos invitaron a disfrutar de una rica y fresca comida regional, siendo el Anchi que comimos unos de los postres clásicos de la casa. Seguimos rumbo al Salar de Pocitos.
En vez de aclimatar en San Antonio de los Cobres como muchos lo suelen hacer, lo hicimos en Salar de Pocitos, sorprendiéndonos el motivo de esta decisión. A diferencia de S.A. de los Cobres, es un pueblo de muy poca puna, el agua es excelente por la baja cantidad de arsénico y posee muchos lugares para explorar. Nos alojamos en la casa de la infancia de Lauro, donde nos quedamos 2 días para aclimatar. Visitamos a sus amigos por la tarde-noche impactándonos el cerro Quewar con su cumbre nevada.
Al siguiente día, con un mañana bastante hostil, nos fuimos a hacer un pequeño trekking al famoso (para los lugareños) Cerro Bola con sus 3.850 mts. situado al el norte del Salar a 15 km. A paso lento en 1:45 hs. estuvimos en la cumbre. Desde allí apreciamos el imponente salar, el volcán Quewar, el Macon, el Azufre, entre otros.
El segundo día fue diferente y apasionante. Recorrimos la quebrada de Quirón, hasta la Mina La Perlita a 30 km. Hicimos un turismo geológico minero y una caminata por el cerro el Azufre hasta los 5.300 metros con un clima genial. Desde allí se podía observar el Salar de Santa Rosa de los Pastos Grandes, el cerro Galán, el pico nevado del Antofalla, el Nevado de Cachi. Un paisaje formidable.
Al tercer día mientras nos preparamos para seguir viaje al siguiente campamento, conocimos a Francesco Magistrani, italiano con un interesante proyecto de medioambiente, quien venía desde Antofagasta (Chile) , por el paso Socompa, a pie con un carro de aluminio en el cual transportaba su equipo, comida y agua y se dirigía a Salta capital.
Estando bien todos, seguimos viaje hacia Tolar Grande, sorprendidos por las formaciones del Salar del Diablo, las interminables Siete Curvas, la Estación 06 abandonada del Ramal C14, el observatorio Astronómico de mayor altura, los Ojos de Mar y el pueblo muy calmo de Tolar donde era el último punto de comunicación. Nos abastecimos de combustible y seguimos hasta la estación Caipe, ganando altura y aclimatación y, algo clave, disfrutando cada lugar donde pasamos y paseamos como también sus historias como la del RC14 – Estación Caipe, lugar de acopio del mineral azufre. Noche especial, despedimos el 2019 y recibimos el 2020 en medio de la inmensidad y belleza del Salar de Arizaro, 2do salar más grande del mundo.
Por la mañana del 1° de enero nos sorprendió un visitante de la zona, un zorro, quien no vino en busca de comida, sólo quería jugar…insólito para todos nosotros.
Seguimos viaje por la única ruta asfaltada de la puna, 70 kilómetros desde la estación hasta la mina Casualidad.
Había una gran cantidad de afloramientos y coladas volcánicas, fue un deleite disfrutar cada metro del paisaje hasta llegar a la famosa mina, la cual dejó su actividad allá por el año 1978. Breve visita por cada rincón de su campamento, iglesia, casino, etc. Maquinarias oxidadas y manchas de mineral, azufre, que transportaba el cable carril desde la mina Julia,a 19 km, en línea recta. En este lugar se suele hacer campamento pero nosotros seguimos un tramo más hasta otro campamento minero que cuenta con unas instalaciones muy cómodas, de la familia Sekada, amigos de Lauro. Allí pasamos la noche, más cerca del objetivo y con un detalle importante, no estábamos expuestos a inhalar azufre como sí hubiésemos parado en la mina Casualidad.
Al siguiente día, fuimos a caminar por una colada de lava volcánica, minada de pozos de ocultos (topos), los que debimos sortear durante más de 5 km hasta que logramos visualizar la cumbre de la montaña sagrada.
Volvimos del trekking y decidimos abastecernos de agua. Nos dirigimos por el salar de Río Grande, al sur, a unas vertientes. Aprovechamos a lavar ropa e higienizarnos y, a nuestro regreso, disfrutamos de una rica comida en horno a leña.
Luego de desayunar, partimos hacia la mina Julia, por la huella minera, hasta encontrarnos con un cartel que nos indicó el destino al volcán Llullaillaco. Momento de mucha adrenalina por la imagen impactante del volcán, ya estábamos ahí, nos faltaba un poco más para llegar a la base. Aunque estábamos en una camioneta de tracción simple, teníamos un as en la manga, Lauro, quien conociendo el tipo de terreno y siendo un gran conductor, logró llegar a los 4.870 m donde armamos campamento.
Por la mañana haciendo una evaluación de los pocos penitentes que había y, muy arriba, nos desdoblamos, ellos a buscar agua, y nosotras a portear equipo y comida hasta los 5250m donde iba a ser nuestro siguiente campamento. Fue un gran paso para evaluar nuestras condiciones.
campamento 2 a los 5250m, pero nos sorprendió una feroz nevada, de manera que, a los 5.050 mts.( Latitud: 24°44'20.2"S , Longitud: 68°30'26.6"O), armamos campamento por cuestiones de seguridad con un viento incesante que nos acompañó hasta las 5 de la mañana. La calma fue total al amanecer, estaba todo nevado y muy soleado.
Desayunamos, desarmamos campamento y seguimos hasta donde habíamos las cosas el día anterior. Seguimos un poco más hasta el 3er campamento a los 5350 m luego de 3hs de caminata lenta y muy cargados (debíamos portear el agua). Lo bautizamos “Balcón de los salares", imagínense por qué.
POSICIÓN DEL BALCÓN DE LOS SALARES:
Latitud: 24°44'7.9"S
Longitud: 68°30'33"O
A las 10.30 de la mañana comenzamos a caminar, parecía fácil a simple vista pero las condiciones del terreno nos sorprendieron, especialmente en lo que bautizamos media luna, un acarreo empinado que no te daba tregua y menos estando cargados. No se puede subestimar este tramo.
Luego de 6 fastidiosas horas se armaron las plataformas a piqueta para extender las 2 carpas en un lugar seguro y de mucho reparo, teniendo enfrente penitentes, como fuente de agua.
Por el gran esfuerzo llegamos muy contracturados, nos vinieron bárbaro los masajes de Lauro, aplicando unas técnicas de medicina natural que había aprendido en un curso realizado en el CAAM (muy recomendable), ayudándonos mucho para relajar. Noche de charla y anécdotas de montaña.
Al día siguiente si bien no había síntomas de mal de altura pero por el esfuerzo, decidimos descansar en este campamento bautizado Media Luna, a los 5871 metros. Hidratamos, derretimos nieve mientras Lauro fue a hacer un reconocimiento de terreno para realizar cumbre al día siguiente, ya que no teníamos más margen de días.
POSICIÓN DEL CAMPAMENTO MEDIA LUNA:
Latitud: 24°43'22.9"S
Longitud: 68°31'07.8"O '
A las 5 de la mañana del 9 de enero, sonó el despertador, irrumpiendo en el silencio de la noche.
Insólitamente hubo un cambio de roles, Majo que siempre descansa bien esta vez no pudo, mucha ansiedad; y en mi caso, nunca duermo y esta vez me dormí todo. Luego de una charla nutrida de buenas vibras desayunamos y salimos a las 7 a la anhelada cumbre, pero las ansias también eran por el otro gran acarreo que nos estaba esperando.
Pasito corto y constante, y con un total cuidado fuimos avanzando detrás de Lauro, quien nos alentaba para no parar y en menos de 2hs estábamos a los 6100m. Si hasta acá era dificultoso el avance, lo siguiente hasta donde vimos los primeros vestigios incaicos, lo era aún más!!! Un acarreo mixto con una pendiente muy pronunciada que no nos dio respiro. Este primer campamento inca que vemos desde nuestra ruta se encuentra a los 6500m aprox. y fue ahí donde encontramos otra expedición, y fue ahí donde hicimos una parada técnica.
Luego de 3:30hs. estábamos a 250m de cumplir nuestro sueño preciado. Una secuencia de zic-zag nos indicaba la cumbre. Llegamos a los 6721 m, una energía indescriptible penetró en nuestros cuerpos, llegamos a las ruinas incas donde prepararon a los niños para el ritual ceremonial, el sitio más alto que la humanidad haya construido. Lauro, como un loco corriendo en la pre-cumbre esperándonos emocionado que nos veía llegar, cumpliendo su sueño y nuestro sueño, el de 2 mujeres en la cumbre de esta montaña sagrada.
Sólo se escuchaba el viento y nuestras lágrimas contenidas por el abrazo de todos.
La cumbre estaba a menos de 20 metros de altura de una trepada, luego de esperar 40min a que empiece a bajar un integrante de otra expedición, que había ido por la ruta arqueológica, empezamos a trepar por el otro lado. Subiendo, Lauro tuvo que postergar la cumbre para ayudar a una integrante del otro equipo a bajar de la misma, por su estado de pánico. Esto me hace hacer un paréntesis: ante ciertas situaciones y/o momentos críticos que surgen, me pregunto hasta dónde uno puede seguir sin ponerse en riesgo, o poner a otros en riesgo...hasta dónde es la sed, el ego, o lo que fuere, que nos impulsa a la cumbre y nos ciega…En cada salida reflexiono sobre este tema.
Ahora sí, a las 14:30hs estaba el equipo completo en la cumbre. Nos invadió la emoción, cada uno transitando el momento a su manera, alegría, nostalgia, sensaciones influenciadas (o no) por la historia de esta montaña, sacrificios de niños, profanación de tumbas, misterios, historia muy controversial, a tal punto que no todos fuimos a ver el adoratorio, lugar donde se encontraron a las momias, y en ese momento cada uno se guardó su reflexión.
La montaña sagrada tiene su encanto más allá de sus misterios… la vista es maravillosa, mire por donde se mire es para quedarse horas en ella y ese día, además, se observaban todos los cordones muy nevados después del fuerte temporal.
El viento y el frío no nos dejaron permanecer mucho más tiempo, luego del abrazo cumbrero y el registro en el libro, regresamos al campamento a pasar la noche, y recuperar energía para seguir bajando el día siguiente hasta la camioneta.
Mientras regresamos al campamento base, observamos que el clima empezaba a descomponerse, comenzó a nublarse rápidamente y a soplar mucho viento, ahí nos dimos cuenta que habíamos sido bendecidos.
No fue esta una expedición más, no le faltó ningún condimento hasta haber pasado por un proyecto minero, en las cercanías del volcán, y sus habitantes, al saber que habíamos subido el cerro que ellos ven todos los días, nos agasajaron con una gran picada y empanadas de pollo. Se puede pedir algo más?? No lo creo...
Gracias a cada uno de mis compañeros que hicieron que esta experiencia resulte inolvidable: Guille, por ser nuestro danza con zorros; Majo, amiga...si no tendremos anécdotas juntas!!!!! Y Lauro, por todo lo que me mostraste en cada expedición y lo que me has enseñado para que deje de ser montañista de senderos y recorra lugares de la puna que son increíbles...gracias totales!!!!
Se trata de la ruta empleada por los primeros ascensos del lado argentino. La segunda ascensión al Llullaillaco la realizan Rudel, Morghen y Dangl en, quienes parten desde la mina La Casualidad en marzo de 1953.
Esta ruta fue utilizada durante la década de 1950 por varias expediciones y finalmente “abandonada” como ruta de ascenso.
Se accede desde la Mina La Casualidad (actualmente abandonada) pudiendo llegar a una altura cercana a los 5000 metros en vehículos de doble tracción (24°44'54.55"S - 68°29'53.64"O – 4990 m). En ese lugar no hay agua, por lo que hay que tener la precaución ya que no siempre hay planchones de nieve como para derretir y hacer agua.
Desde este punto se asciende faldeando la ladera del volcán hasta un abra donde se monta un campamento intermedio (24°43'57.95"S - 68°31'47.50"O) entre los 5.800 m y los 5.900 metros.
Desde este punto se accede a la cima a través de una quebrada que normelmente tiene nieve o hielo, por lo que el uso de grampones es necesario. En épocas secas puede perder bastante nieve y quedan solo planchones aislados sobre el sector oeste.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023