La aventura de recorrer las hermosas montañas de Bolivia, desde la Cordillera Occidental hasta la Cordillera de Lipez
Caminando por las interminables calles de La Paz, disfrutando sus colores y olores una vez mas los ojos se elevan a la gran cordillera Real, la cara de los Andes bolivianos. Nos quedaba una semana para volver a la Argentina y había que tomar una decisión. Luego de charlarlo, nos decidimos por ir a conocer otra cara de la alpina Bolivia, viajaríamos hacia el sur, primero buscando algunas cumbres de la cordillera Occidental, para luego terminar en los confines andinos, en la Cordillera de Lípez .
Tardes aún cálidas, pero noches frías era lo que vivíamos en La Paz durante abril de este año. Las cordillera real se dejaba ver a veces, pero todavía la humedad de los meses del verano se mantenía en el horizonte como nubes que nos impedían una visión limpia.
Era domingo y una vez mas la fiesta popular dominaba las calles, música y baile le daban ese tono especial a la forma de manifestar alegría que tiene la gente del altiplano. En esta ocasión era el aniversario de una agrupación folclórica de Oruro, que se había mudado a la Paz para organizar los festejos. Desfile, comida y música en vivo hasta la madrugada. Pese a que la fiesta no estaba cerca del fin, decidimos ir a dormir, mañana comenzaba otra etapa del viaje.
Salimos temprano junto con Eduardo Namur, mientras que Rolando Linzing en su camioneta emprendía el largo retorno a casa. Remontamos por la autopista hasta el Alto esquivando el transito alocado propio de esa localidad y viajamos hasta Patacamaya donde llegamos para un temprano almuerzo. Continuamos hacia la frontera con Chile y entramos al Parque Nacional Sajama para dormir en la localidad de Lagunas. Este caserío ubicado a mas de 4150 m posee un lugar para comer y una casa de turistas, donde es posible rentar una pieza con acceso a un baño común. El dueño del lugar se llama Celso Calle y es fácil de ubicar preguntando en el restaurant del ingreso del pueblo.
Como nos quedaban varias horas de luz, nos fuimos a ver la aproximación que realizaríamos al amanecer del día siguiente. Por la ruta internacional llegamos al cruce a Chachacomani y por la huella en mal estado alcanzamos la mina que se encuentra en la base del Acotango. Volvimos cuando anochecía para cenar y acostarnos.
Nos levantamos de noche, tomamos unos mates en la pieza y partimos en la camioneta hacia el Acotango (6052 m). Este +6000, junto con el Umurata (5730 m) y el Capurata (5978 m), forman el grupo conocido como Nevados Quimsachata, que no es mas que “Tres Montañas” en aimara y delimitan esta parte del limite chileno - boliviano. El vecino Guallatiri (6063 m), si bien no es parte de los Quimsachata, habitualmente se lo incluye en este complejo volcánico por su cercanía y constituye un gran objetivo junto con el Acotango.
El trayecto total a la mina insume 18,7 km y se alcanzan los 4870 m. Desde aquí, se puede continuar por la huella minera hasta el socavón en las laderas del Umurata (5500 m), de acuerdo a las condiciones y sobre todo a la nieve, en los meses mas húmedos. Hay relatos que sitúan el punto de partida sobre los 5600 m y de hecho pudimos observar durante nuestro ascenso marcas de una antigua huella que seguramente sube hasta allí. En nuestro caso, al sobrepasar la cota 5000 la nieve comenzó a bloquear la senda y en otros sectores a inundarla al derretirse. Fue prudente detenernos a 5300 m (18°21'58.5"S / 69° 2'7.7"O) y desde allí continuamos caminando sobre la huella minera para comenzar a remontar laderas nevadas con un fácil transitar con grampones. La ruta discurre por el filo Oeste que luego tuerce N para finalizar en sentido NE, o sea el de la derecha de la herradura que constituye la parte alta del Acotango.
Todo nuestro ascenso fue sobre el hielo, convirtiéndolo en una escalada placentera con un clima frio pero sin viento, sobre laderas de escasa inclinación, mas allá de algún sector que con el apoyo del piolet fue sencillo atravesar. La cumbre en si misma es un filo (18°22'57.8"S / 69° 2'7.54.0"O) que continúa descendiendo hacia el norte cerrando la herradura.
Desde la cumbre se observan al alcance de la mano el Capurata y el Umarata, pero todas las fotos se las lleva el Guallatiri, con su fumarola elevándose al cielo. Luego de la cumbre, descendimos a Tambo Quemado y así continuar el viaje.
Ubicada en territorio chileno, pero sin dudas, el ícono del paso fronterizo entre ambas naciones andinas. A mas de 4560 m es una enorme masa de agua con una biodiversidad maravillosa. Rodeada de grandes volcanes, la visión hacia los Quimsachata y el gran Guallatiri solo es eclipsada por los Nevados Payachata al norte de la laguna y sobre el límite internacional. Payachata en aimara es “gemelos” y es una buena descripción para el Parinacota y Pomerape, dos de los volcanes mas estéticos de los Andes.
El acceso al Parinacota (6342 m) es mas sencillo por Chile ingresando por una huella a la altura del poblado de Ajata (18°14'17.2"S / 69°10'58.6"O, 4572 m) que alcanza los 4930 m (18°10'27.0"S / 69°10'10.5"O). Desde este punto es posible alcanzar la cumbre en una jornada intensa o instalar un campo de altura a 5.350 m y desde este la cumbre al día siguiente.
Regresando por la ruta internacional hacia Bolivia, ingresamos por una huella que pasa por Ancuta y llega al poblado de Guallatiri, donde hicimos una recorrida por el pequeño caserío y una visita a su llamativa iglesia. Volviendo sobre nuestros pasos llegamos a las termas de Chirigualla a 4460 m (18°20'37.1"S / 69°10'32.3"O), donde habíamos acampado hace unos años para ascender el volcán. En esa oportunidad, partimos desde los 4460 m en vehículo y pasando de largo el CB fuimos directamente a la cumbre.
De madrugada y antes del amanecer, estábamos algo mas alto que el sitio que se utiliza para acampar (18°24'16.0"S / 69° 6'2.48"O, 5.190 m), continuando pesadamente por el acarreo, que luego daba lugar a una ladera nevada, hasta el portezuelo sobre los 5800 m. Desde este punto, la nieve se convertía en hielo y rodeando un lomo helado, alcanzamos la antecumbre, para recorrer el filo hasta el punto más alto.
Regresamos por Tambo Quemado, e ingresamos al Parque Nacional Sajama, justo enfrente a Lagunas. El poblado está organizado como comunidad y hasta hace unos años, el alojamiento era coordinado de manera tal que cada familia pudiera recibir una porción equitativa del turismo. Actualmente, hay dos albergues en la entrada al pueblo, con similares servicios y al mismo precio.
Esa noche dormimos en el Hostal Oasis y al otro día, fuimos hasta el campo base del Parinacota. Por una huella nos dirigimos a Suni Papel Pampa (18°10'59.2"S / 69° 4'0.1"O, 4450 m) y por un sutil camino que pasa por Mesa Khala, hasta el fin de la huella vehicular (18° 9'29.43"S / 69° 6'3.3"O, 4830 m) y punto de partida hacia el campo base donde existe un refugio que hay que pedir autorización para utilizar (está cerrado) o contratar los servicios de algún guía local, ya que es propiedad de la comunidad. Desde este punto, caminamos 2,5 km hasta el refugio (18° 9'8.6"S / 69° 7'20.9"O, 5130 m), una solida construcción de piedra con camas y cocina. Desde aquí por las laderas NE se alcanza el cráter y luego de rodearlo la cumbre. Partiendo del mismo campo base es posible escalar el nevado Pomerape (6282 m) por su vía sur.
De regreso nos dimos un baño en los geysers y Eduardo hizo el treking a las lagunas de altura, mientras yo lo espere en las aguas termales. El treking a estas lagunas, se inicia en los geysers y se llega a las primeras lagunas luego de 8 km de recorrido, desde allí se continúa subiendo a otra serie de lagunas, pudiendo optarse por volver por el mismo sendero o por atrás de los nevados Condoriri, descender por otra quebrada ubicada mas al norte que da a las aguas termales.
El nuevo día amaneció mientras hacíamos el recorrido hacia Tomarapi buscando imágenes del Sajama al amanecer. Luego subimos el Wisalla (18° 7' 2'' S / 68° 56' 39'' W, 5031 m) una de las cumbres subsidiarias del Sajama bajando lo mas rápido posible para continuar viaje.
Sin perder tiempo tomamos la ruta con destino final a Uyuni, queríamos ganar tiempo para poder ir a conocer la Cordillera Lípez. Pese a que ahora el asfalto acelera los tiempos en tierra boliviana, no pudimos ganarle al reloj y finalmente dormimos en Challapata. Bien temprano nuevamente salimos a la ruta, luego de una noche fría, para llegar en unas horas al salar de Uyuni, el mas extenso del mundo.
Describir la inmensidad de su blancura inmaculada es imposible, solo recorrerlo y sentirlo es la única forma de dimensionar una de las bellezas naturales mas importantes de Sudamérica. Recorrimos el pueblo, encontrándolo mucho mas desarrollado de cara al turismo que la última vez que lo habíamos visitado hace ya algunos años, y continuamos nuestro derrotero hacia Quetena Chico, donde queríamos llegar a la noche. San Cristobal, Culpina, Alota y se acabó el camino consolidado para dar lugar a una huella en mal estado que nos depositó el el llamativo pueblo de Mallku y luego en Soniquera, a los pies de su nevado que araña casi los 6000 m. En el horizonte la cordillera de Lípez iba ganando protagonismo y pronto, surgió en el cielo el Uturunco (6008 m) el mas alto del cordón.
Cuando los colores se iban intensificando al caer el sol, entramos en Quetena Chico, y buscamos alojamiento en Lamphaya Lodge Andino, un albergue recomendable y a buen precio, además que nos hicieron una atención por ser guías de montaña (su dueño es Teodoro Ezquivel, tel 00591 74750702)
Quetena Chico es una pequeña localidad de unos 700 habitantes organizados como comunidad. Las construcciones de adobe, tradicionales del altiplano, conviven con galpones y dos hospedajes preparados para recibir el turismo. Como en toda la cordillera de Lípez, el andinismo no es la primera opción y no es sencillo obtener información. Mas allá que teníamos los waypoints y relatos de las posibilidades de ascensos que teníamos, la escalada del Uturunco iba a tener una barrera que salvar, y mi afirmación es literal, existe una barrera a 14,5 km del pueblo que si la comunidad no lo autoriza, no se puede pasar.
Fue así que nos entrevistamos con el guía de guardia, y nos explicó que la comunidad entiende que debe contratarse un guía local para intentar el único 6000 de Lípez. Luego de una amena charla, surgió otra posibilidad, pagar por el permiso y de esa manera, obtener el préstamo de la llave y así poder realizar la aproximación en vehículo hasta las faldas del volcán.
Nuevamente de noche nos levantamos, desayunamos y en marcha. En el km 7,7 atravesamos el rio, justo en las ruinas de la antigua mina (22°12'41.1"S / 67°16'33.3"O, 4300 m) y continuamos por una rodera hacia las laderas altas del gran Uturunco. En el km 14,5 encontramos la famosa “tranca”, una barrera que impedía el paso, flaqueada ladera arriba por grandes rocas, y ladera abajo por un barranco. Con la llave que nos había entregado Clemente Bernasaire, abrimos y continuamos 12 km mas hasta un sector donde hay un cartel que indica que hasta ese sitio se puede acceder en camioneta (22°15'46.6"S / 67°11'47.6"O, 5.550 m).
Una caminata tranquila nos depositó en el portezuelo entre ambas cumbres y una hora mas por nieve compactada nos llevó a la amplia cumbre donde abundan monumentos arqueológicos y contemporáneos, todos en honor a los apus y la Pachamama. Estábamos en la cumbre del Uturunco, el bravo volcán del jaguar en lengua quechua.
Una amplia y limpia vista hacia todos los puntos cardinales nos permitió ver las altas cumbres de Lipez, el Soniquera enfrente, las lagunas y la cordillera limítrofe con Argentina mas al sur.
Descendimos rápido por una pala nevada que nos llevó prácticamente a la camioneta y desde allí a Quetena Chico a devolver las llaves y agradecer la deferencia que tuvo con nosotros Clemente, gran embajador de Lípez y una muy buena alternativa para conocer el Uturunco (su teléfono es 00591 74 254116)
La cordillera de Lípez si bien es parte de la cordillera central, cierra este extenso cordón que nace en la Paz, en la cordillera real. Limita por el sur el altiplano salado, llamado así por la gran cantidad de lagunas salobres que alberga y su punto mas meridional lo constituye el cerro Zapaleri, punto trinfinio entre Bolivia, Chile y Argentina y nudo donde confluyen la cordillera occidental y la central de Bolivia.
Asiento natural de los pueblos del altiplano, la primera exploración con fines andinísticos la realizó el francés Georges Courty en 1903, quien describió como pico mas alto de Lípez el nevado Nuevo Mundo, escribiendo a continuación el sugestivo “ubicación incierta” y por décadas se instaló el interrogante sobre esta olvidada y ahora confusa cordillera. Posteriormente el alemán Frederic Ahlfeld exploró, describió y ascendió el Uturunco y el Bonete, pero no dio precisión a la ubicación del Nuevo Mundo.
Aun sin precisiones exactas en estos años, debido a que la cartografía oficial no coincide con los nombres dados por los lugareños y en muchos casos tampoco con los de los pocos andinistas que la han recorrido, podemos afirmar que el Nuevo Mundo (21°56'10.6"S / 66°55'7.6"O, 5.490 m) es una cumbre vinculada al Cerro Lípez o Trinidad (21°56'0.6"S / 66°52'49.1"O, 5.929 m), el mas alto de esta parte del cordón, aunque no de la cordillera, ya que es el Uturunco. La falta de precisión habría surgido del nombre originario “Jatun Mundo Quri Warani” que contiene palabras quechuas, aymaras y una española, o al menos españolizada y fue transcripto como Nuevo Mundo. La investigación posterior de Ahlfeld, lo llevó a ubicar otro pico con el mismo nombre cerca de Potosí, y aún hay bibliografía que sita a este pico como el verdadero Nuevo Mundo.
En definitiva, el pico cartografiado por Courty es el verdadero Cerro Lípez, habiendo tomado el nombre autóctono del cerro vecino y castellanizándolo como Nuevo Mundo, mientas que el Nuevo Mundo de Ahlfeld, no tiene nada que ver con Lipez ni la exploración del francés, y esta a 400 km al NO del pico en cuestión.
El acceso natural a Lípez, es por Tupiza y a través de un camino consolidado (ruta X-16) que lleva a San Pablo de Lípez. Desde el poblado, con rumbo suroeste y pasando por Camacho, se alcanza San Antonio de Lípez (21°46'32.2"S / 66°52'20.5"O, 4220 m), y luego las ruinas del pueblo minero también conocido como San Antonio del Nuevo Mundo (21°52'22.3"S / 66°52'58.1"O, 4680 m), hoy en ruinas, donde es posible establecer el campo base. Este poblado, en el auge de la minería, llego a tener mas de 100.000 habitantes. Existe una leyenda que cuenta que los trabajadores hicieron un pacto con el diablo para enriquecerse, pero al no cumplirlo, todos pagaron con sus vidas y las familias abandonaron el emplazamiento. En una jornada intensa se alcanza la cumbre del Cerro Lípez o Trinidad.
Volviendo a San Pablo, se retoma la ruta consolidada, y pese a convertirse en una huella de incómodo tránsito, se alcanza el poblado de San Antonio de Lípez y pasando por la laguna Morejón, se accede a Quetena Chico, punto de partida que utilizamos para el ascenso del Uturunco.
Luego de descender de la cumbre del Uturunco, volvimos a Quetena a saludar a Francisco y devolver la llave de la tranca. Sin perder tiempo, partimos rumbo a Quetena Grande con idea de llegar a la frontera con Chile a la tarde y si era posible cruzar a la Argentina. Para ganar tiempo, optamos por salir del camino normal de las excursiones que recorren Lípez y optamos por una huella minera que pasa por la Laguna Hedionda, el Sala de Chalviri y luego tuerce hacia el sur por una rodera que a veces se desvanece bajo los efectos del vendaval que alcanza la abandonada Mina Horsu y luego el paso de Hito Cajón.
No fue posible hacer los trámites aduaneros en ese lugar, ya que no había sistema, así que entramos a Chile, donde si completamos efectivamente la documentación fronteriza. Ya por asfalto llegamos a Jama, entrando a nuestro país. Esa noche, ya tarde, llegamos a Salta para una cena tardía con Rolando en la casa de Nicolás, que nos esperó con una carne estofada, que sirvió de excusa para quedarnos tomando algo y hablando de montaña hasta la madrugada
Centro cultural Argentino de Montaña 2023