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Esquiando entre nieve y viento en la Antártida Argentina

La experiencia de una travesía polar esquiando en la Antártida Argentina

Leonardo Proverbio

Leonardo Proverbio

Edición: CCAM



A las 10:09 de la mañana me encuentro rodeado por el helado aire antártico, empujado por el viento que me hace avanzar y sin usar pieles de foca hace que las tablas de ski deslicen por el plano glaciar bajo mis pies.
 

Aprendí que la vida no es solo para observar, la mayor sensación está en ser parte de la energía que nos rodea, ser parte de las tablas bajo la nieve, del viento que lleva la vela, de las montañas y de las nubes. Si vives atento a las sensaciones que te rodean no es necesario disciplinar los pensamientos y cualquier camino que sigas será el correcto.
 

El viento empujando las tablas de ski, Antártida

 

Así con la fe o la suerte en primer lugar y siempre acompañado por la energía de la voluntad e recorrido Laponia, Groenlandia el Hielo Patagónico y por segunda vez la Antártida.  En todos estos lugares algo es siempre igual: por encima está el cielo por debajo la nieve en el medio nosotros, frágiles pero adaptables humanos con nuestros sencillos objetos para sobrevivir, cuya mayor virtud es la palabra con la capacidad de enseñarnos unos a otros incluso de las anotaciones de tantos exploradores como Hernán Pujato que pasaron sus vidas en estas heladas tierras tomadas por los glaciares hace miles de años atrás pero llenas de tesoros ocultos para el futuro de la humanidad.

Tan grande es Argentina, frondosas sus selvas, fértiles sus campos y extensas sus fronteras que nos olvidamos que somos patrones del verdadero fin del mundo a diferencia del Polo Norte que flota, deriva y gira en espiral sobre mar congelado Argentina tiene continente sobre el Polo Sur. Vemos a Rusia y Alaska como tierras lejanas cuando nosotros los Argentinos estamos más pegados al sur que ellos al norte.

Mapa Antártida Argentina

 

Avión Hércules a Río Gallegos

 

Vista aérea del desprendimiento del frente glaciario en Antártida

 

Comenzamos el viaje en Buenos Aires en un avión Hércules a Río Gallegos de ahí a la Base Marambio para luego en avión Twin anevizar en cercanías a la Base Esperanza con un pequeño recorrido en vehículos con orugas para nieve. Pasamos 1 mes de mediados de Diciembre a mediados de Enero y regresamos en helicópteros ya que anevizar era imposible por la falta de nieve sobre el glaciar lo cual podría generar golpes en el tren de aterrizaje del Twing, luego los nobles Hercules nos llevarian nuevamente en el continente.
 

Desde los helis podes ver el paisaje de un modo diferente y veloz: frentes de glaciares, témpanos como castillos de hielo, azules o verdes diferentes en  un mismo mar.

Desde los aviones se puede seguir la líneas de las corrientes de agua y el viento, donde el desprendimiento del frente glaciario y la flotabilidad de los témpanos nos dibujan la deriva del hielo recien caido.

La búsqueda de sensaciones siempre fue el norte de mi brujula, no sensaciones elevadas sino sensaciones reales. Siempre dispuesto a conocer las verdades sencillas de como funciona el mundo, como son las personas. Ir lo más lejos posible a la Antártida, como un espejo interior,  me llevó a lo más profundo de mi mismo.
 

Al estar rodeado entre blanco, azul y celeste escuchando el sonido del viento y las olas; las voces de lo que somos se hacen más profundas. Así comienza la purificacion del espiritu que nos hace la montaña, obligandonos a escuchar todo que la confusión urbana evita de nosotros mismos. Alguien que está mal refleja mal, alguien que está exaltado reflexa exaltación, alguien que tiene miedo reflexa miedo y el que tiene paz refleja la paz. Las montañas y la Antártida reflejan el mundo que vos quieras ver cada dia. Si posees problemas, miedos, odio, la Antártida se torna oscura, fría, solitaria, devastadora el viento hace crujir las casas atadas con cables de acero al suelo rocoso, la fina nieve entra en los rincones más extraños congelando los motores de los vehículos, barcos, helicópteros o aviones.

Ski de travesía polar en Antártida

 

Vehículos de nieve, Antártida

 

En cercanías de la Base Esperanza, Antártida

 

Por eso ser positivos, alegres, enérgicos y felices hace que todo lo que te rodea sea asi, ese momento de vivir ahi junto a los pinguinos, junto a las focas, viendo olas azotar los témpanos y escuchando la maravillosa historia de todos las personas que ahí vivieron un año entero.

Desde joven siempre me interesó la aventura y la sencilla pero traicionera exploración polar, como un frío e infinito desierto blanco donde podría existir luz 24 horas u oscuridad sin dia. Como la primera vez que vi una aurora boreal sin saber que existían o cuando camine 6 horas seguidas tirando del trineo y perdi la nocion del tiempo.
 

Siempre soñé con conocer las tierra de los Inuits, con ver Laponia, el campo de Hielo Patagónico y ahora la Antártida, conocer la periferia Antártica da una noción real de algunos factores a tener en cuenta pero sobre todo de las grandes experiencia de los Exploradores argentinos que en vehículos de nieve y motos de nieve recorrieron miles de kilómetros, ellos me contaron que ropa usar, que botas, que carpas, que no que si, para planear el dia de mañana una expedición hacia el polo sur, sueño que aún conservo en mente.

Me encuentro en cercanías a la Base Esperanza con idea de aprender más del ski de expedición o de travesía polar, voy aprendiendo la complicada logística que nos permite llegar hasta el verdadero extremo sur de nuestro país, La Antártida. Con grandes aviones de 4 hélices llegamos hasta la Base Marambio de ahí en un segundo avión preparado para anevisar nos depositaron a 10 minutos de la Base Esperanza luego con ayuda de los “desconocidos” que luego serían amigos, fuimos trasladados en vehículo con orugas o motos de nieve a los cálidos hogares donde los grandes trabajan, los chicos van a la escuela y te enseñan tanto como estés dispuesto a aprender: algunos te enseñan de motores, otro de Dios, a cocinar, a lavar los platos, hacer muñecos de nieve,  las zonas donde hay grietas e incluso las montañas que podrías escalar.

Ski en la Base Esperanza, Antártida

 

Antártida con escenarios grandes, hielo, sol y roca

 

El mar salado puede congelarse y generar variadas formas como esta "oveja de hielo", Antártida

 

Base Esperanza, Antártida

 

La Antartida es gigante y simple ya que pocos elementos la componen agua, roca y sol; pero de otro modo compleja ya que estos elementos se combinan entre sí de modos inimaginables creando esta “oveja de hielo”. El mar salado puede congelarse y generar variadas formas hasta ser una capa uniforme de 5 metros de espesor, la nieve sobre los glaciares se puede acumular generando extrañas formaciones, el viento por encima de las montañas hace volar los finos cristales haciendo brillar el aire.

Como en todos los viajes que realizo son los que ya conocen el lugar los mejores maestros, es gracias a ellos y a su trabajo que yo pude llegar a este lugar, además de a tantos otros como el explorador argentino Hernán Pujato que de generacion a generacion con la calma y sabiduría que da la Antártida traspasaron su conocimiento no solo para ser especialistas en cómo vivir sino  además en cómo sobrevivir cuando sea necesario.

En diferentes condiciones climatológicas el Comando Antártico es capaz de operar maquinarias muy complejas como el helicóptero, que no solo necesita de pilotos, sino también de un gran hangar donde guardarlo, otro helicóptero de seguro, mantenimiento, repuestos, hacer combustibles, arranque de baterías, pista de aterrizaje y un gran equipo para llevar a cabo la misión del día: trasladar cargas, pasajeros entre bases, científicos o incluso evacuaciones de algún enfermo o accidentado.

Las bases son el hogar de muchos argentinos y requieren de mucho mantenimiento ya que las condiciones de salinidad, viento, frío, rayos UV y otros factores deterioran rápidamente vehiculos, paredes, techos, cañerías de agua o cloacas, cableados, sistemas de calefacción, etc. Así algunos días con el sol y otros con tormentas el equipo Antártico siempre con voluntad tan alta como la del montañista más motivado termina su trabajo usando la inteligencia y la astucia, por que en la antártida, por si no lo sabían, no hay ferretería para ir a comprar un tornillito.

El comando antártico operando con el helicóptero, Antártida

 

Trabajando en el mantenimiento de Base Esperanza, Antártida

 

Base Esperanza, Antártida

 

La Paloma Antártica es de los pocos seres vivos que pasa el invierno en la antártida, construye sus nidos en zonas protegidas de la nieve para evitar morir tapadas y en lugares donde el viento no sea extremo; podemos ver cómo organiza ostras y plumas en pos de un mejor lugar para vivir, a diferencia de los pingüinos la paloma antártica no se alborota ante la presencia del humano y nos observa con la calma necesaria para sobrevivir un invierno a esas latitudes, donde una pizca mínima de energía puede hace la diferencia en que sigas vivo un dia mas.

Los humanos no estamos hechos para vivir en la antártida, por eso tenemos que adaptarnos nosotros sin modificar lo que nos rodea, costumbre con la cual cambiamos el mundo en lugar de cambiarnos a nosotros.

La Antartida es un territorio poco explorado por eso es necesario atención en todo momento, no solo la atención de la belleza que existe sino también la atención de la conciencia ya que en cualquier problema pondremos a más personas en riesgo para nuestro rescate como lei en un cartel de la base: La Antártida no es ni trágica ni cómica, La Antártida es seria.

Pase largas horas mirando el comportamiento de los pingüinos como una ciudad de 200.000 personas como donde cada uno tiene que luchar por su vida, armando sus pequeños nidos con piedras, abrigados, cuidando sus crías, apareandose, yendo a buscar alimento al mar para alimentarse a ellos mismos y a sus polluelos. Tan lejos de nuestro hábitat natural podemos llegar los humanos para ser testigos de las variadas formas de la naturaleza para finalmente darnos cuenta que todos estamos siguiendo una misma rutina, algunos seres tienen 2 patas otros 2 “pies”, otros nadan, otros saltan, otros anda en auto en bondi pero al fin y al cabo todos queremos vivir.
 

La paloma antártica es uno de los pocos seres vivos que pasa el invierno en la Antártida

 

Leonardo Proverbio en cercanías de Base Esperanza, Antártida

 

Población de pingüinos en la Antártida

 

Leonardo Proverbio, explorando en la Antártida

 

Esquiar es como todas las cosas de la vida realmente no es tan importante como la esencia de la aventura que me llevó a la Antártida, si solo te focalizas en el ski no vas a poder ver las cosas diferentes a las que ya estas acostumbrado, si haces de la tabla una rutina deportiva vas a ser ciego a las cosas diferentes que a cada segundo pasan delante de tus ojos, bajarse de los skis a ver glaciares, témpanos y cielo en el atardecer del equinoccio de verano es toda una sensación. Deja que la energía que nos rodea entre al interior si es positiva para el alma.

Entre los hombres y los animales está la Dirección Nacional Antártica DNA, equilibrando el estudio de varias especies con la convivencia de los humanos. Todos los días salen a recorrer las costas contando huevos, pichones, adultos, nidos, focas para obtener información y datos que ayudarán a mantener el estado más natural de la Antártida.

La focas de la Antártida no le temen al hombre a diferencia de las focas de Groenlandia que al mínimo indicio de ruido de motor o gente escapan acostumbradas a recibir disparos y ser cazadas. Gracias a esta costumbre pacífica sin interferir en su descanso fuera del agua podemos ver estos seres y dejar que ellos nos vean a nosotros sin molestarlos.

No hay que ir a la montaña para ser feliz y de ese modo comenzar la transformación de uno mismo, cuantas personas viven en el mundo con 15 días de vacaciones, rodeados de edificios, de autos, trabajando varias de horas y además sonrien en el bondi lleno de gente, no seran ellos al fin y al cabo el ejemplo que yo debo seguir. Por qué no puedo ser feliz todos los días e ir a la montaña ya pleno sin necesidad de llenar mi espíritu solo de transformarlo.
 

Antártida al final del día del equinoccio de verano

 

El personal de la Dirección Nacional Antártica recorre las costas por datos de la población de pingüinos entre otros

 

Focas en la Antártida

 

La focas de la Antártida no le temen al hombre a diferencia de las focas de Groenlandia que al mínimo indicio de ruido de motor o gente escapan acostumbradas a recibir disparos y ser cazadas

 

Recibo siempre felicitaciones por facebook de las aventuras deportivas que hago, como una especie de admiración, sin embargo estas personas son para mi la fuente de inspiración que ya casi encerrados por la telaraña del sistema siguen luchando por escapar pero sin estar entre pingüinos y témpanos, entre mares, focas y glaciares son felices; ejemplo ellos de lo que yo debo ser antes de ir a una montaña, cualquiera es pleno en estos lugares articos pero pocos lo son en la vida normal que a todos nos toca vivir y de la cual algunos días podemos escapar.
 

Por las noches cuando me despierto escucho lo que realmente tengo dentro de mi y agradezco la sinceridad de esos malos pensamientos ya que son reales al menos ahora tengo un verdadero camino que seguir un camino que no está hecho de mentiras, fe, politica, medios de comunicación, publicidad, modos de ver la montaña o moda que te dice cómo escalar y que hacer por la montaña. Escucharse a uno mismo puede ser el inicio de una mejora, aceptar el mal y contemplarlo es el primer paso para esquivarlo y luego desvanecerlo sin enfrentarlo es otro paso.

Un grupo de pingüinos sobre un témpano de hielo

 

Un pingüino solo esperando la llegada de su madre

 

Un pequeño pingüino abandonado fue una de las grandes sensaciones que me dio la Antártida: solo, sucio,  cubierto en húmedo barro que podría congelarse, sin alimento, sin madre, sin nido a la merced de ser casado por las skúas y rechazado por todos los demás. Él sabía que rodeado de los otros en el centro del grupo solo tenía que esperar la llegada de su madre con el estómago lleno de krill, aunque la naturaleza es cruel siempre te deja una pequeña rendija por la cual escapar si tienes suerte, gracias a esas fisuras de luz en la oscuridad es que yo también sigo vivo y puedo contarte estas pequeñas historias de cómo ver el mundo sin necesidad de ganar o de perder. Realmente no se si el pequeño pingüino sobrevivió o su cuerpo fue el alimento de otros formas de vida.

Los pingüinos jóvenes que se alejan de la protección de los adultos pueden sufrir ataques de skúas. Observando el ataque de skúas a un pinguino, aprendí que por más asustado que te sientas es importante dejar de lado rápidamente el temor y con la instintiva actitud de supervivencia de luchar por tu propia vida puedes hacer la diferencia como lo hizo este inexperto pinguinito que logró escapar a su gran enemigo y acercarse a los adultos para seguir un dia mas en este mundo del que podemos ser testigos o hacedores pero siempre alumnos.

Base de Esperanza en Antártida

 

Secuencia de un ataque de un skúa a un pingüino pichón

 

Creo que la Antártida es un emblema de cómo debería ser el mundo del futuro un mundo que comenzamos a explorar los humanos siendo civilizados sin excusas de explotarlo con recursos o de dividirlo en territorios y llevarlo a guerras. Un lugar donde los niños argentinos van a la escuela, mamá y papá trabajan y donde todos cumplen tareas, donde científicos analizan en pos de su conservación todas las formas de vida y cientos de otros factores. Un ejemplo de cómo deberíamos haber cuidado el mundo en el que ahora vivimos y una sociedad en la que entre países se ayuda y comparten los elementos por el beneficio de la Paz. Si alguna vez falta el agua, la Antártida salvará al mundo con sus miles de kilómetros glaciares de agua dulce.
 

Ya sabemos todos que somos un pequeño planeta flotando en el universo girando en la gravedad, el mundo es nuestro único hogar por ahora.

Lo que necesitamos es espacio, aire, respirar, dejar de estar engañándonos con objetos que nos confunden: sonidos, mensajes sin sentido, autos, ropa, equipos, tenencias, modas sociales. Olvídate por un minuto de las nubes, del océano, del cielo y de la nieve, solo mira el témpano. Tener tiempo para pensar, sentir y elegir a dónde queremos ir es la única forma de llegar. Podemos vivir viajando pero vivir perdidos, tomate un tiempo para saber a donde queres ir y ahi vas a encontrar lo que buscas, no hace falta ponerle nombre a la fe solo saber que existe en vos.
 

Glaciares en la Antártida

 

Población de pingüinos en la Antártida

 

Bellos paisajes en Antártida

 

Antártida, espacio, aire, soledad y belleza


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