El 14 de Agosto comenzó la exposición "Huellas del Pasado" en el Museo de Arqueología de Alta Montaña
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- 14/08/2013 -
- Por Christian Vitry -
Fotos: Christian vitry
En el mes de la Pachamama el Museo de Antropología de Alta Montaña (MAAM) abre al público, el miércoles 14 de agosto a partir de las 11:00 hs., la exposición: “Huellas del Pasado. Muestra de calzados arqueológicos incaicos”, en la que se exhibirán por primera vez algunos calzados que fueron utilizados por los incas en diferentes ocasiones: en la vida cotidiana, en ceremonias rituales y en la montaña.
Las piezas destacadas de la muestra corresponden a un reciente hallazgo arqueológico realizado hace un año por investigadores del MAAM en el volcán Llullaillaco.
El licenciado Christian Vitry brindará una charla para todo público sobre calzados arqueológicos incaicos, en referencia a esta nueva muestra, el jueves 15, a las 19, en el Museo. La entrada es libre y gratuita.
En el mundo andino prehispánico existieron muchos tipos de calzados. La variedad dependía de la función y jerarquía social de la persona. Los niños incas ofrendados en el volcán Llullaillaco calzan unos finos zapatos, confeccionados exclusivamente por artesanos especializados para la importante ocasión.
Un reciente hallazgo arqueológico en el volcán Llullaillaco nos muestra un nuevo tipo de calzado, diseñado especialmente para subir a las altas montañas, donde los incas realizaban la Capacocha, una de las principales ceremonias religiosas del Tawantinsuyu.
Se pueden generalizar en dos variedades de calzados, uno abierto como sandalia, donde los dedos están descubiertos y otro cerrado.
La ojota (usuta o ushuta) tiene una suela de cuero o fibra vegetal de donde salen tres amarres, dos para el talón y uno que pasa entre el dedo gordo y el siguiente. En estos amarres se sujetan los cordeles de lana, cintas de cuero o de fibra vegetal que fijan el pie a la suela.
Los calzados conocidos como Abarca o Shukuy, Chápito, y Llanke son variedades de un mismo tipo de calzado con cuatro amarres y cuyas correas (de lana, fibra vegetal o cuero) cruzan el empeine desde la parte anterior, hasta los dos amarres que fijan el talón.
De los calzados cerrados se pueden mencionar en términos generales el Pollco y el Kawkachu. Fabricados con cueros de camélido, venado o lobos marinos, los primeros de fina confección para las ceremonias y las ofrendas, los segundos muy resistentes a las inclemencias del clima y a las largas caminatas que realizaban los caravaneros con sus recuas de llamas a través de la cordillera.
Su nombre significa calzado de montaña (orco = montaña y kawkachu = calzado rústico). Este tipo de calzado es un importante hallazgo arqueológico realizado por investigadores del MAAM, sin precedentes en los Andes. El calzado tiene entre cuatro y ocho capas de lana gruesa y rústica. Estas capas forman parte de un solo género plegado varias veces sobre sí y cosido hasta obtener la forma y talla del portador.
Los calzados para la alta montaña (Orqo Kawkachun) poseen elementos de importancia relacionados con el mundo mágico - religioso. Por una parte, algunas costuras se realizaron con hilo trenzado hacia la izquierda o lloke, que actualmente se utiliza para protegerse de los malos espíritus, y por otra, algunos hilos están confeccionados con cabello humano, que solía emplearse casi exclusivamente para actividades rituales funerarias.
Dentro de la simpleza de los calzados de montaña usados por los incas, vemos que los mismos estuvieron especialmente preparados para transitar por un lugar sagrado, quizás uno de los más importantes del Tawantinsuyu si tenemos en cuenta que es lo más alto alcanzado por los incas y toda la humanidad hace cinco siglos.
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