Cultura · Literatura y libros

Glauco Muratti nos presenta su libro "ANDINISTAS En los Ojos del Salado"

Una interesante reseña de conocimientos y vivencias, fruto de las experiencias del autor a lo largo de treinta años recorriendo la alta montaña catamarqueña

Glauco Muratti

Glauco Muratti

Edición: CCAM Noviembre 2024



Sobre el autor

 

El autor nació en Rosario, provincia de Santa Fe y pasó su niñez en las Sierras Chicas de Córdoba. Es abogado y guía de montaña, autor de centenares de trabajos y publicaciones sobre montañismo entre ellos el libro ”Los Hielos Olvidados” utilizado en varias escuelas de guías de Argentina.

Participó en aspectos formativos, institucionales y legales de la actividad con la visión de que el ambiente natural resulta un medio para formar mejores personas.

Los enormes espacios andinos le recompensaron su preferencia por zonas poco recorridas pudiendo así subir cantidad de montañas que permanecían sin ascensos o labrar nuevas vías para escalarlas. 

 

Datos del libro

 

La actividad volcánica, la gran altitud y las escasas precipitaciones de Los Andes del Noroeste han generado condiciones de ascenso muy diferentes a las que imperan en el Centro de Europa.

 

En nuestras montañas es posible encontrar rastros de ascensos varios siglos previos a las primeras incursiones en los Alpes.

 

LIBRO: ANDINISTAS En los Ojos del Salado

AUTOR: Glauco Muratti

EDITORIAL: Autoedición

IMPRESIÓN: Fervil impresos

AÑO: 2024

FORMATO: 15 cm x 21 cm

PAGINAS: 384 

IMÁGENES: 176 fotografías y 11 mapas

IDIOMA: Castellano

 

TAPA DEL LIBRO: 

 

Portada del Libro Andinistas En los Ojos del Salado

 

CONTRATAPA DEL LIBRO: 

 

 

Contratapa del Libro Andinistas En los Ojos del Salado

 

A modo de síntesis

 

El libro ANDINISTAS En los Ojos del salado, es fruto de treinta años recorriendo la alta montaña de Catamarca.

“…En la frontera de dos tiempos: aunque la masificación había comenzado, seguíamos disfrutando de un ignorado paraíso de soledad, se nos reservaba un paisaje virgen donde solo encontrábamos huellas de antiguas caravanas, culturas previas o cazadores de la edad de piedra…”

En esta obra se encuentra el relato del ascenso de montañas y vías que todavía no se han repetido o resultan apenas frecuentadas. La humanidad de los andinistas, sus temores y dudas, cálculos y errores, certezas y accidentes en la eterna pregunta sobre el derecho a exponer la salud en una actividad riesgosa. La relación con los compañeros, la eterna falta de espacio, la frontera entre lo incómodo y lo peligroso, el minimalismo y la necesidad de ahorrar peso y su precio. La escasa posibilidad de solucionar problemas en terreno agreste, la resignación, el aburrimiento y también el miedo. 

 

Si el lector desea indagar, en otro plano se expone abundante información con la que el autor contó para redactar el libro del modo en que lo hizo : tratados de límites, antiguos mapas, cuentos, libros y canciones sumergidos en el árido paisaje de la alta montaña. 

Las cuestiones geográficas, geológicas y arqueológicas, el valor de alturas, abras y vegas, la comprensión del modo en que los volcanes han trabajado el paisaje.

 Los problemas actuales: quienes pretendieron dar nombre a montañas que apenas habían visto, quienes reivindican simples repeticiones como ”primeros ascensos”; la disputa sobre el concepto de ”montaña” y los infructuosos esfuerzos para imponer puntos de vista; el riesgoso error de confundir el concepto de dificultad con dificultad técnica, las limitaciones de las escalas de dificultad de la UIAA a la hora de describir los problemas de este tipo de montañas, los abusos en el concepto de ”montaña segura”.

 

Se menciona a los personajes o instituciones que han nutrido e inspirado el texto: Walther Penck, Griselda Moreno, Witold Paryski, Christian Vitry, Amé Gorret, Peter Boardman, Damián Santos, Claudio Fernando Bravo, Paty Altamirano, Sevi Bohorquez, Hector Cuiñas, Everhard Jurgalsky, Camilo Rada, Vicente Cichitti, Cirilo Urriche, Kurt Diemberger, Alberto Angeleri, Justin Wojsznis, Jean Szcepanski, Jack London, Atahualpa Yupanqui, Jürgen Luders, el Club Alpino Varsovia, la Asociación Tucumana de Andinismo y el Instituto Geográfico Militar, Evelio Echevarría, Hector Vieytes, Arkaitz Ibarra, Sebastián Urquía, J.E. Flecker, Lucio V. Mansilla, Jorge Gonzalez, Orlando Bravo, Herbert Barmasse, Gastón Rebuffat, José San Román, Lars Sundt, entre otros. 

 

Inspirados en lo que Flecker escribió en su poesía ”...Somos peregrinos, maestro, siempre iremos aún más lejos, acaso hasta la última montaña azul coronada de nieve…”

 

Cara Suroeste del Ojos del Salado y sus glaciares.

 

Encontrar espacio para la aventura no es una cuestión de geografía sino de imaginación. 

 

Una precaria acumulación de rocas diciendo en su idioma mudo que alguna vez hubo seres humanos, Cerro de las Chullpas.

 

Muy lejos de las dificultades técnicas es sin embargo un error considerar a estos ascensos fáciles y seguros, ascenso al Cerro Solo.

 

Los paisajes más áridos guardan secretos, glaciar Sur del Volcán Huayco.

 

Una invitación a disfrutar leyendo parte del primer capítulo del libro

 

 Cerro Tres Cruces- El último valle.

 “...Jamás he visto algo tan imponente en el mundo…” -(Walther Penck)

 

Nuestro turno

 

     La mayor parte de las montañas altas de América, son volcanes. Elevándose aislados en la frontera argentino-chilena forman parte de uno de los límites fundamentales del planeta, el Cinturón de Fuego del Pacífico, cuarenta mil exuberantes kilómetros de  terremotos y erupciones.

     Aunque el círculo-generado por el encuentro de placas teutónicas-se extiende por todo el Oeste de América y el Este de Asia, en ninguna parte los volcanes alcanzan la altitud de Los Andes. Eventos geológicos extraordinarios los han concentrado en una zona compartida entre las regiones de Catamarca, La Rioja y Atacama.

     Terminado el siglo XX, este sector seguía ignorado por la mayoría de los andinistas argentinos, quienes, tal vez prisioneros de la visión alpina, habían prestado poca atención al agreste paraíso de altitud que tenían al alcance  de la mano.

     El alpinismo europeo evolucionó en montañas que se levantan en valles poblados desde hace siglos. Frecuentemente, los alpinistas del siglo XIX- en esos años adinerados aristócratas que contrataban baqueanos locales-empezaban a caminar desde pintorescos pueblos al pie de los cerros : todavía en la localidad suiza de Zermatt funciona el hotel Monte Rosa. Desde allí, el 12 de julio de 1865 partió Edward Whymper para subir por primera vez el legendario Monte Matterhorn-Cervino, a horas del hospedaje.

     En Los Alpes, las carpas son raramente empleadas, a veces, el escalador ni siquiera acarrea una bolsa de dormir porque en los refugios se le provee abrigo. Los ascensos pueden quedar reducidos a una contienda con terrenos empinados. lo patentizan escalas de dificultad que ponen acento en el grado técnico.

Por el contrario, los andinistas disfrutamos resolviendo  una situación diferente. No es bien comprendido  pero la distancia es una forma de dificultad. En Los Andes, uno de los mayores desafíos es acercarse a los cerros, la escala cambia y la caminata no se mide en horas, como en Europa, sino en días.

     Los espacios no sólo demandan esfuerzos, obligan a ahorrar peso restringiendo comodidades y seguridades, en una emergencia complican la retirada.

     Ya no opera aquello de, lo que abunda no daña. Muchas veces la solución no pasa por tener, sino por carecer : la ética la impone la montaña y la excursión toma su propia  estética minimalista.

     Nuestro turno llegó antes de nacer, entre olvidos pasados y cambios por venir. Sin saberlo transitábamos la orilla de los tiempos, la exploración estaba dando lugar a la masificación.

     En 1951, el legendario explorador tucumano, el topógrafo Enrique Würschmidt, hizo una foto donde aparecía imponente la faz Sur del Cerro Tres Cruces.

     Tres décadas después, El Club Andino Tucumán la publicó en uno de sus Boletines y la imagen -vieja y desteñida- llegó a nuestras manos. Más que la montaña o su cara Sur, empezó a atraparnos la idea de llegar al sitio de la foto y si era posible, subir la maravilla que se veía detrás…”

 

La montaña de los glaciares colgantes

 

A comienzos del siglo XX, el gobierno argentino contrató a Walther Penck, para relevamientos topográficos, geográficos y geológicos. Se requería un sabio que pudiera interpretar  el paisaje, un amante de las montañas que no desmayara ante la adversidad y la energía de la juventud  para recorrer esa inmensidad. Como relata Griselda Moreno en su nota “ El kaiser de Los Andes, Penck  reunía todas las condiciones…”

     En la campaña 1912/ 1913, Penck traspasó la Cordillera hacia Chile por el ancestral portezuelo de Los Patos. En su diario habla de la hermosa montaña situada al Norte de Tres Quebradas “...jamás he visto algo tan imponente en el mundo…” dice pasmado el sabio.

 

“...En 1951, se produjo un hecho curioso que ilustra las condiciones en que se realizaban las expediciones en aquel entonces, el episodio de “ la montaña equivocada”. Desde Jujuy, Guillermo Poma  y Francisco Solana Quintana subieron por el Río del Cazadero, traspasaron El Portillo y remontaron el Río Salado en busca del Cerro Ojos del Salado.

     No tenían dudas.¡Tenía que ser ese imponente nevado que cerraba el valle!. De noche, consideraron llegar a la cima y regresaron triunfantes, el diario La Gaceta de Tucumán tituló sin dudarlo: Hazaña. Pero de inmediato, Orlando Bravo observó el error : la montaña de las fotos era el Cerro Tres Cruces.

     El tiempo pasó y el Tres Cruces siguió casi ignorado. Los pocos ascensos partieron siempre del collado entre las cumbres Central y Sur.

     La bella cara argentina, aquella de la foto de Würschmidt, siguió sin ser recorrida…”

 

“...En un largo retorno. A duras penas podemos ascender la quebrada, 7 de enero, nos perdemos otra vez en el Campo Negro.

     Me llevo para mí una última vista  del Cerro Tres Quebradas.

     Se multiplican los problemas mecánicos, hay que desviarse y detenerse una decena de veces recolectando los depósitos que habíamos dejado a la ida. Más adelante volvemos a quedar atascados en la arena…"

 

Índice del Libro Andinistas en los Ojos del Salado

 

Índice del Libro Andinistas En los Ojos del Salado

 

  

  "… Dos días más tarde estamos en Fiambalá.

     Todo parece terminado.

     Pero es al revés, la nostalgia por aquellas noches espectrales entre tormentas, soledad, arenales y la búsqueda del paso, nos harían retornar.

     No nos dábamos cuenta pero habíamos abierto un camino de muchos años…"

 

El Matterhorn o Cervino representa las condiciones en que se desarrolló el alpinismo, la distancia casi no es considerada porque casi siempre hay poblaciones cercanas. Como observaba Rebuffat al describir la vía italiana al Mont Blanc, lo normal es escalar teniendo las luces de las poblaciones a la vista. 

 


Las cuestiones técnicas, la disputa con las pendientes, no son más que una de las tantas que comprende el concepto de dificultad

 

No siempre las montañas han sido labradas por actividad glaciar.

 

En Los Andes también las condiciones son ”alpinas”, formas grabadas por erosión glaciar, pero no siempre la escala de la distancia se mide en horas, a veces se trata de días.

 

Cordillera Patagónica (Cordón del Fitz Roy).

 

Cordillera Central (Cerro Polleras).

 

La transición del sector Central de la Cordillera de San Juan (Cerro Olivares del Límite)

 

Los enormes estratovolcanes de los Andes del Noroeste.


| COMENTARIOS(1)


22/11/24 05:43
Andres Kark:
Felicitaciones Glauco ! un gran trabajo de recopilacion de datos y km recorridos.

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