La presentación fue realizada en la Feria del Libro de Buenos Aires del 2014
El andinista Pablo A. Baglietto presentó su libro “De los Andes al Himalaya” – íntimas crónicas de montaña - en la 40 Feria del Libro de Buenos Aires.
En la primera parte, el libro relata los comienzos del autor en la montaña, y su paso por diversos lugares tan apreciados por los que practicamos el andinismo: Frey, Tronador, Lanín, Cordón del Plata, y también una travesía fuera de Argentina: el Camino del Inca, en Perú.
La segunda parte de la obra describe la travesía hacia el Campo Base del Everest y una ascensión al Island Peak, montaña de casi 6200 metros, vecina al Everest.
El libro tiene 158 páginas, contiene un mapa del camino al Everest e Island Peak y está ilustrado con fotografías del autor.
Pablo Baglietto nació en 1972 y reside en Buenos Aires. Está casado y tiene dos hijos. Se graduó como licenciado en Administración y trabaja en una empresa nacional como gerente de planta. Jugador de rugby y aficionado al deporte aventura, incursionó en el montañismo de altura desde el 2008.
Así como hay viajeros que simplemente elijen un lugar en el mapa, suman unas pocas cosas y se entregan al camino, hay otros, quienes deben conformarse con el viaje virtual que ofrece la lectura, y más cercanas en el tiempo, las herramientas multimedia disponibles en Internet.
La ventaja de estos vehículos es que nos permiten emprender grandes empresas a países remotos, parajes peligrosos, e inclusive sobre medios de transporte que uno no domina. De allí, la fascinación de la lectura que posibilita acompañar, y por qué no encarnar, al héroe del relato y tomar como algo posible las hazañas más grandiosas por ellos vividas.
Al poco tiempo de comenzar a subir montañas, me interné en la lectura de cuanto material del tema me llegaba a las manos, así acompañé a Hillary y Tenzing en la conquista del Everest, a Habeler y Messner a la misma cumbre sin la ayuda de oxígeno, Herzog venciendo después de varias tragedias al esquivo Annapurna y otros pioneros del montañismo mundial. Ellos capturaron toda mi atención pero nunca pudieron ser mis referentes ya que sus vidas fueron entregadas a la escalada, y esa actividad fue prioridad durante buena parte de ellas.
Un relato puede ser interesante cuando un prócer arremete un ocho mil en solitario como el gran Reinhold, cuando los límites de las capacidades humanas son forzados hasta lo increíble, o cuando ciertos eventos ponen al protagonista entre la vida y la muerte.
Pero, ¿Qué tal un montañista aficionado que regularmente trabaja en su profesión de ciudad y un par de veces al año prueba sus fuerzas y habilidad contra una montaña que presenta un desafío? Este es un concepto que me incluye y a partir del cual quisiera compartir mis experiencias. No son acaso estas sensaciones, miedos y expectativas otra fuente dereflexión? Yo creo que sí, y por eso me atrevo a ensayar este relato.
Finalizando las referencias a autores reconocidos, leí en "Más alto que los cóndores" unos párrafos de Ostrowski donde menciona a escritores que ensalzan sus relatos con el afán de que las situaciones descriptas parezcan más riesgosas o duras de lo que realmente fueron. Estas palabras me hacen releer algunos pasajes propios y repensar la sensación que transmiten.
La experiencia ganada en cada salida nos da el aplomo necesario para evaluar las mismas situaciones con ópticas distintas. Quien vivaqueó a más de 6.000 mts. de altura no sentirá de la misma manera el frío que sentimos al alcanzar un portezuelo a 5.000, quien pasó 5 días dentro de la carpa esperando que pase una tormenta para hacer un intento de cumbre no sentirá el tedio de un par de días de aclimatación. Pero cada individuo evalúa su realidad según sus circunstancias, experiencias y conocimientos anteriores, en función de eso, mis relatos son clara imagen de lo que percibíamos en cada uno de aquellos momentos.
Seguramente Don Víctor Ostrowski comprendería a qué me refiero y sería indulgente con ciertas imágenes que a otros ojos, más experimentados, serían menos graves. Nos acostumbramos a escuchar y posiblemente le hemos repetido a nuestros hijos la frase: "Si hay algo que realmente te gusta, tratá de ser el mejor".
Era usual como latiguillo para impulsarnos a escapar a la mediocridad y quién sabe, en otra época en la que los intereses de las personas estaban más concentrados, aunque exagerada, se podría haber admitido una máxima tan exigente. Hoy en día suele ocurrir que son varias las cosas que nos gusta. Con suerte nuestra profesión, algún deporte, compartir tiempo con nuestra familia, tener vida social, alguna inquietud cultural. Para ser el mejor en algo, es necesario dedicación exclusiva, estar al máximo.
Pero la vida para mi es multidimensional, por lo que mi objetivo es intentar el mejor desempeño posible en la combinación de mis actividades. No seré el mejor gerente, pero ansío ser uno muy bueno, que además es feliz escalando montañas. No seré el mejor montañista, pero no voy a perderme compartir el crecimiento de mis hijos por viajar seis meses al año yendo detrás de logros que me inmortalicen como escalador.
Ahora que les conté las reglas de mi juego, los desafío a ser el mejor hombre o mujer que les sea posible, vibrando al máximo cada aspecto de la vida. Podríamos poner puntaje como en el decatlón olímpico, tanto en lo laboral, tanto en lo familiar, tanto en lo deportivo.., y así cada uno armará su lista. Porque nadie se confunda, soy un competidor, y este libro habla de mi competencia más importante, la que emprendo contra mis miedos y autolimitaciones, para ser algo más bueno, algo más sabio. Finalmente, mejor persona.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023