Actividades · Viajes y expediciones

Expedición norteamericana al K2 de 1939

Después de un intento en 1938, un año más tarde los norteamericanos volvieron a intentar el K2, decididos a llegar a los 8.611 metros de su cumbre

Marcelo Lisnovsky

Edición: CCAM



Los norteamericanos hicieron un intento al K2 en 1938, pero no pudieron llegar a la cima.
En el año 1939, volvieron a la montaña, decididos a llegar a los 8.611 metros de su cumbre.
El jefe de la expedición era un notable alpinista alemán, radicado en los Estados Unidos de Norteamérica en 1929. Su nombre era Fritz Wiessner, y ya había tenido experiencia en las altas montañas asiáticas, cuando formó parte de una expedición germano-americana al Nanga Parbat en el año 1932.

                                                                                    Ubicación del K2, Karakorum, Pakistán
 

Gran parte del costo financiero de la expedición fue solventado por el millonario Dudley Wolfe, que solicitó formar parte del equipo.

Otros integrantes fueron Eaton Cromwell, Chapell Cranmer, George Sheldon y Jack Durrance.

Aquel año fue oficial de enlace el teniente French; los sherpas eran nueve, comandados por Pasang Kikuli, que había tomado parte en la expedición de 1938 y que, además, era un veterano del Nanga Parbat y de la Nanda Devi.

Cara Norte del K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

                                                                    Cara Norte del K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

 

El campamento base fue alcanzado el 31 de mayo de 1939 y la expedición efectuó en primer lugar algunos reconocimientos para intentar descubrir una vía de ascensión mejor que la de 1938, pero los expedicionarios de entonces habían elegido bien; la única arista practicable era la de Abruzzos y se decidió atacarla de nuevo.
El clima era menos favorable que el año anterior y, por otra parte, el equipo de escaladores tuvo contratiempos que lo redujeron sensiblemente: antes de que empezara el ataque a la arista de los Abruzzos, Cranmer cayó enfermo en el campamento base y tuvo que renunciar a prestar ningún servicio a la expedición.
La línea de los campamentos fue alargándose lentamente, pero cuando el campamento IV fue alcanzado, el 22 de junio de 1939, se desencadenó una tempestad que bloqueó a los ascensionistas en sus tiendas durante seis días y seis noches, y no se pudo instalar el campamento V hasta el 29 de junio de 1939.

Cara Sur del K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

                                                                          Cara Sur del K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

 

El campamento VI quedó montado el 11 de julio de 1939 y en aquel momento no quedaban mas que cuatro escaladores norteamericanos útiles: Wiessner, Wolfe, Cromwell y Durrance.
De todos modos bastaban para formar una sólida cordada para dar los últimos asaltos a la cumbre, que ya estaba cercana, sobre todo teniendo en cuenta que ocho sherpas, de los nueve que participaban en la expedición, estaban todavía en excelentes condiciones físicas.
Pero Cromwell, fatigado, tuvo que retirarse, y el sherpa Souam se hizo daño en una caída y fue trasladado al campamento base. Durrance tuvo que retroceder también, sufriendo trastornos respiratorios, así que el grupo de escaladores quedó aun más disminuido.
El campamento VIII quedó establecido el 14 de julio de 1939 a 7.700 metros; luego el mal tiempo impidió de nuevo todo avance durante tres días. El grupo escalador ya solo estaba compuesto por Wiessner, Wolfe y el sherpa Pasang Dawa Lama, pero la pirámide cimera parecía estar a dos etapas del campamento VIII, es decir, que ya no faltaría más que otro campamento.
El 18 de julio de 1939 hacía buen tiempo otra vez, y Wiessner y Pasang Lama establecieron el campamento IX a 8.000 metros de altura en las rocas mismas de la pirámide cimera, sobre la arista sudeste. La cumbre estaba próxima y el 19 de julio de 1939, Wiessner y Pasang Lama salieron a intentar la ascensión. Durante largas horas lucharon para subir. La pirámide final reservaba inmensas dificultades a los escaladores y cuando llegó la noche estos se hallaban todavía a 250 metros de la cumbre.

 

Porteadores en el K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

                                                                                                   Porteadores en el K2

 

                                                                      Campamento 4, a 7.900 metros de altura, en el K2. 1939.
                                                     Foto: Colección Fritz Wiessner, www.pedrodelgadofernandez.blogspot.com.ar

 

La noche había llegado, pero era lo suficientemente clara para que se pudiera seguir caminando, y Wiessner calculó entonces que sería mejor seguir subiendo lentamente hasta la cumbre y volver a bajar con calma al día siguiente por la mañana.
La altura no molestaba a Wiessner ni a Pasang Lama, que no sentían el menor agotamiento, pero este último, que no había temido ningún peligro durante el día, se negó a proseguir durante la noche.
Wiessner intentó convencerle y continuó la escalada, pero Pasang Lama no quiso cederle cuerda y Wiessner no tuvo más remedio que regresar. Los dos hombres no llegaron a su tienda del campamento IX hasta las dos y media de la madrugada.
Después de descansar el 20 de julio, el 21 emprendieron de nuevo la ascensión hacia la cumbre, pero Pasang Lama había perdido sus crampones durante el intento anterior y no podía avanzar por las pendientes de hielo, de modo que esta tentativa fue un nuevo fracaso.
Wiessner no se hallaba en modo alguno desalentado y preveía nuevas tentativas; en espera de poderlas realizar, tenía que bajar al campamento VIII, ocupado por Wolfe, para buscar alimentos y material –especialmente crampones para Pasang Lama-pero el 22 de julio, al llegar a dicho campamento, Pasang Lama y Wiessner se enteraron que desde el día 17 de julio nadie había subido al campamento, sin que Wolfe pudiera explicarse la causa.

Campamento en el K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

                                                                                                         Campamento en el K2

 

Ante una situación semejante, era imposible hacer ninguna tentativa más; ante todo fue preciso saber lo que había sucedido y necesario también asegurar de nuevo el aprovisionamiento de los campamentos de altitud, si esto fuera posible. Los tres hombres bajaron rápidamente del campamento VIII al VII y lo hallaron desierto; una de las tiendas estaba derribada y apenas quedaban víveres. Los escaladores pasaron la noche en el, con un solo saco de dormir para tres. Al día siguiente decidieron que Wolfe se quedaría en el campamento VII, ya que no sentía lo suficientemente fuerte para proseguir el descenso, y sobre todo porque, ignorando lo que había podido ocurrir, no querían abandonar un campamento de altura. Era posible que las tentativas hacia la cumbre del K2 pudieran reanudarse, y en este caso era mejor que Wolfe recuperara las fuerzas en el campamento VII. Esto fue sin duda un error; ni Wiessner ni Pasang Lama podían afirmar en aquel momento que volverían a subir lo suficientemente pronto a dicho campamento, en donde habían dejado a Wolfe con escasas provisiones.
El caso es que Pasang Lama y Wiessner salieron del campamento VII el 23 de julio y al bajar descubrieron lo siguiente: los campamentos VI, V, IV, III y II, en el que se detuvieron aquella noche, habían sido desalojados, habiéndose llevado de ellos las provisiones, los sacos de dormir y los hornillos. Como es natural, Wolfe había conservado el único saco de dormir en el campamento VII, por lo que Pasang Lama y Wiessner pasaron una noche muy dura en el campo II, hallándose en el límite de sus fuerzas cuando llegaron al campo base. Allí tuvieron una explicación de lo sucedido, una explicación absurda. El 14 de julio Durrance, que se hallaba enfermo, bajó desde el campamento VII hasta el II con Pasang Kikuli y Dawa. El 17 de julio Durrance regresaba al campamento base. Era preciso asegurar el aprovisionamiento de los campamentos superiores, y Pasang Kikuli subió el día 18 al campamento IV, hallando en el a Kitar y Tendrup, a los que encargó que subieran provisiones al campamento VIII; Phinsoo y Tsering, que se hallaban en el VI, tenían que reunirse con ellos. Los sherpas llegaron al campamento VII el día 20, pero no pudiendo subir mucho más arriba, gritaron llamando a los hombres del VIII. Aquel día, Pasang Lama y Wiessner estaban en el campamento XI descansando de las fatigas del día 19, y sólo quedaba Wolfe en el VIII. Tal vez estaba dormido, o no oyó las llamadas de los sherpas, el caso es que las llamadas quedaron sin respuesta.

Glaciar Saboya, K2, Pakistán

                                                                                                            Glaciar Saboya, K2

 

Era bastante normal que los sherpas creyeran que había sucedido un accidente mortal y eso fue lo que sucedió: hacía días que no se habían subido víveres a los campamentos superiores, y si Wiessner, Pasang Lama o Wolfe hubieran estado vivos todavía, lo natural era que bajaran.
Los sherpas emprendieron entonces el descenso, vaciaron los campamentos tal como debían hacerlo en casos semejantes y al llegar al campamento base dieron la noticia del supuesto accidente.
Los hombres que Wiessner y Pasang Lama hallaron en el campamento base se preparaban a enviar una caravana de socorro hacia los campamentos superiores, aunque sin gran esperanza. Esta caravana seguía siendo necesaria: Wolfe estaba solo en el campamento VII.
Pero los norteamericanos no estaban en disposición de subir: Cranmer se hallaba enfermo; Sheldon tenía los pies congelados y sólo podía caminar con muletas; Durrance y Cromwell estaban bastante débiles.
A pesar de esto, Durrance salió del campo base el 25 de julio de 1939 con Phinsoo, Pasang Kitar y Dawa. Los cuatro hombres subieron hasta el campamento II, pero al llegar allí, Durrance se sintió indispuesto y al día siguiente tuvo que regresar al campamento base acompañado por Dawa. Pasang Kitar y Phinsoo alcanzaron el campamento VI el día 27. En el campamento base, Pasang Kikuli y Tsering se ofrecieron espontáneamente a subir para reunirse con ellos y tal vez no está de más mencionar nuevamente el valor humano de estos sherpas.

Pirámide del K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán

                                                                     Pirámide del K2, Cordillera del Karakorum, Pakistán
 

El 28, Pasang Kikuli y Tsering demostraron además su gran valor deportivo, subiendo en un solo día del campamento I al campamento VI, o sea que franquearon un desnivel de 2.000 metros.
El 29, Tsering se quedó en el campamento VI, pero Pasang Kikuli subió con Kitar y Phinsoo al VII. Allí encontraron a Wolfe, vivo todavía, pero agotado y enfermo. Estaba solo en el campamento VII desde el día 23, hacía muchos días que no comía nada y no había podido tomar siquiera ninguna bebida caliente por no tener fósforos. Aquel día no se hallaba en estado de poder bajar y los sherpas no pudieron quedarse con el porque se habían dejado todo el material de dormir en el campamento VI, y tuvieron que volver a éste.
Pero el 30 de julio estalló una tempestad que bloqueó a los sherpas en su campamento. Al día siguiente, Pasang Kikuli, Phinsoo y Kitar decidieron subir otra vez al campamento VII, para buscar a Wolfe. Antes de marchar le dijeron a Tsering que si Wolfe se negaba a bajar le pedirían que les firmara un papel que les eximiera de toda responsabilidad.
Nadie debía volver a ver a Wolfe, Kitar, Phinsoo ni Pasang Kikuli.
Tsering los esperó en el campamento VI durante todo el día 1º de agosto y la noche del 1 al 2.
Entonces comprendió que lo más probable era que no hubieran sobrevivido a dos noches pasadas en la montaña con un solo saco de dormir para cuatro.
Tsering volvió a bajar al campamento base.
No se sabe de qué modo murieron los cuatro hombres. Tal vez Wolfe falleció en el campamento VII, y los sherpas fueron víctimas de algún accidente antes de haber podido reunirse con el, o acaso murieron los cuatro durante el descenso del campamento VII al VI.
Wiessner, Dawa y Tsering intentaron todavía volver a subir. El 4 de agosto de 1939 alcanzaron el campamento II, en donde quedaron bloqueados dos días por su cansancio, que era muy grande, como por una nueva tempestad.
El 7 de agosto de 1939 regresaron al campamento base. Todo había terminado.

Arista de los Abruzzos, K2, Pakistán

                                                                                     Arista de los Abruzzos, K2

                             Estampilla del K2, Pakistan. Foto: www.pedrodelgadofernandez.blogspot.com.ar

 

Hallados los restos de Dudley Wolfe

- 15/07/2002 -
- Por Araceli Segarra, Campo Base del K2 -

Fue, junto a varios sherpas de la expedición de Wiessner, la primera víctima del K2. Araceli nos lo cuenta desde el campo base.

En 1939, la primera expedición americana al K2, liderada por Fritz Wiessner, y que incluía en su equipo a un adinerado norteamericano, Dudley Wolfe, se vio envuelta a su regreso en una gran polémica. Especialmente su líder Wiessner, y en relación a la desaparición de Wolfe, el primer hombre que murió intentando escalar el Chogori. Wiessner era un escalador de un nivel excepcional para su época. Durante los años treinta realizó las escaladas en roca de mayor dificultad en ese momento, y a finales de aquella década, emprendió su particular proyecto de ascender al K2, la segunda montaña más alta del mundo, cuando ningún ochomil  había sido todavía conquistado.

Después de varios meses en el Himalaya, y dos semanas sin descender de la montaña, en su ataque a cumbre consiguió resolver los problemas técnicos y superar las última de las dificultades de esta montaña, el llamado Cuello de Botella, por una variante sobre roca. Se encontraba a 8. 385 m, sólo le faltaban 200 metros por una pendiente de nieve, cuando el sherpa que lo acompañaba, Pasang Lama, rehusó a continuar por temor a pasar la noche a la intemperie. Wiessner tuvo que renunciar de esta manera a culminar su proyecto más ambicioso.

En un campo inferior, el ocho, a unos 7.800 m, Dudley Wolfe esperó durante cinco días el regreso de Wiessner. Wolfe era el segundo de los escaladores que había conseguido llegar hasta ese cota, en contra de algunos de los miembros de la expedición que le tachaban de falta de condiciones, experiencia y habilidad. Esperó el regreso de su compañero hasta la extenuación, agotando víveres y quedándose hasta sin cerillas. Para sorpresa de Wiessner, Wolfe no tenía ninguno de los sherpas de apoyo con él, que pensaba utilizar para un siguiente ataque a cumbre.

Por ello, decidieron bajar los tres a un campo inferior, pero al llegar al campo 7 descubrieron que se encontraba roto, sin sacos ni rastro alguno de los sherpas. Pasaron la noche sin medios y al día siguiente Wiessner y Pasang continuaron un rápido descenso dejando a Wolfe en espera de los sherpas que subirían a ayudarle, en vista de su precario estado. La visión de los siguientes campamentos fue la misma: desolación. Pasaron una última noche y la pareja llego al campo base donde nunca hubo una respuesta clara a las exigentes y encolerizadas preguntas de Wiessner por el desmantelamiento de los campamentos.

      Vertiente sur del K2 en 1909. Tres décadas después, Wiessner y Wolf lanzaron su tentativa. Foto: www.desnivel.com

 

             En 1909, el flanco noreste de K2 presentaba este amenazador aspecto. Foto: www.desnivel.com

 

Tres sherpas subieron a por Wolfe al campo 7. Éste, en un estado precario, les pidió que regresaran al día siguiente, cuando estuviese listo para partir. En ese momento, los sherpas, disciplinados a las órdenes de su patrón, obedecieron y bajaron a dormir al campo 6. Al día siguiente (Wolfe llevaba ya nueve en el campo 7), los tres sherpas regresaron pero nunca más se supo de ellos ni del propio Wolfe. El K2 se cobraba las primeras cuatro victimas de su historia. Jamás se llegó a saber si los sherpas alcanzaron el campo 7, si perecieron en el descenso o si Wolfe murió solitario en su tienda. Al regresar a Estados Unidos, Wiesnner, y sobre todo su actuación, abandonar a Wolfe a su propia suerte, fue duramente criticada. Pero de lo que no cabe duda es que Weisnner estuvo a punto de cambiar el curso de la historia en el Himalaya: escalar por primera vez en 1939 una montaña de 8.000 metros, la segunda del mundo, la más difícil…..y sin oxigeno. Sólo le faltaron 200 metros.

Hace tan solo unos días, dos miembros de nuestra expedición, Jeff y Jennifer, encargados de la filmación del documental "Mujeres y K2" para Nacional Geographic, paseaban por el glaciar y encontraron ciertos restos humanos. Tras un par de días de rastreo, las confirmaciones a sus sospechas fueron más que evidentes. Huesos humanos de cadera y pierna, restos de tiendas de lona y varillas, y un pote de cocina con su tapa "made in India", que delata a una expedición realizada antes de la partición de este país en 1947. Al día siguiente, después que la reciente nieve caída se derritiese algo más, se encontraron más restos. Trozos de pantalón con una etiqueta de Cambridge, un trozo de polaina, y la prueba irrefutable: como si estuviese deseando ser encontrada, y apoyada sobre una roca, yacía una manopla con el nombre de Wolfe escrito en mayúsculas.

Uno de los misterios del Himalaya podría estar resuelto. Según las evidencias, Wolfe murió solo en su tienda o cerca de ella. Los restos de unos de los sherpas, Pasang Kikuli, fueron encontrados en 1993. Los otros dos siguen descansando en este inmenso glaciar que de vez en cuando nos devuelve alguna de las más de 50 personas desaparecidas en esta montaña. Después de ponernos en contacto con los familiares de Wolfe, estos están planeando un viaje al campo base donde probablemente se celebrará una ceremonia para depositar y enterrar sus restos en el Gilkey memorial, el lugar donde se han ido depositando placas en recuerdo a los que aquí dejaron su vida.

                                                                                      Vista del K2. Foto: www.wikipedia.org

 

Fuente: www.desnivel.com

Bibliografía de la Biblioteca y Archivo del CCAM:

- Expediciones al Himalaya, de Guy Marester.
- K2, la montaña de las montañas, de Reinhold Messner y Alessandro Gogna.
- Aventuras en Montaña, de Toni Hiebeler.
- Grandes Conquistas, de James Ramsey Ullman.
- Enciclopedia de la Montaña, de Juan José Zorrilla.
- Revista Desnivel, número 213. Especial K2 50º Aniversario.


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