Actividades · Viajes y expediciones

Recreación histórica de un soldado de tropa de montaña alemán de 1940 en el cerro Platita, en Mendoza

Leonardo Arko llevó a cabo dos expediciones al cerro Platita en la provincia de Mendoza y nos comparte su experiencia. En ambas ocasiones utilizó el equipo y la indumentaria que portaban en los años 40 las tropas livianas de montaña llamadas Gebirgsjäger que actuaron en la zona de Los Alpes durante la guerra

Leonardo Arko

Leonardo Arko y Micaela Strupeni

Edición: CCAM marzo 2025



El hermano menor del cerro El Plata

 

El cerro Platita, ubicado en el corazón de los Andes mendocinos, es una joya que suele pasar desapercibida para muchos montañistas. A pesar de no contar con la fama de otras cumbres como el cerro El Plata o el Penitentes, este cerro, que se yergue en el Valle del Sol, ofrece una experiencia desafiante por sus 4400 de altura  y el largo trayecto hacia la cumbre por conquistar.

Mapa del cerro Platita en Mendoza

 

Patrullando el Valle del sol con el uniforme tropical de tropas de montaña alemanas de 1940. Atrás, a la derecha, el Platita

 

En mis dos expediciones a este cerro, pude acopiar suficientes experiencias como para poder comentarles sobre lo que ofrece el valle y el cerro en cuestión, y cómo el equipamiento de montaña Gebirgsjager de 1940, que iremos comentando durante el artículo, se comportó en estas aventuras.

Vista del cerro Platita desde el campamento base en el arroyo Los Morteritos. Destaca fácilmente por su color amarillento

 

Una breve introducción al cerro y su valle

 

El cerro Platita destaca por su color amarillento en la cumbre por sus laderas cubiertas de roca formando acarreos que exigen cierta técnica y resistencia si se decide tomarlos, tiene un filo directo que finaliza con la cumbre del Heidi, como antesala a la real cumbre del Platita  y finalmente un arroyo que dirige sus aguas hacia la Laguna Platita que descansa a un lado del cerro.

Para llegar a la base es necesario partir hacia Potrerillos, el conocido pueblo rodeado de montañas y valles, esencial para aprovisionarse. Desde allí, el acceso implica utilizar el camino a Vallecitos y desviarse hacia el pueblo de Las Veguitas, hasta llegar a una tranquera que advierte tu entrada al mundo de montaña. Se recorre el camino de ripio por el Valle del Sol, hasta llegar al rancho de Don Daniel, el último rastro de civilización antes de adentrarse en lo profundo del valle.

El Valle del Sol ofrece al igual que Vallecitos, una gama de cerros de distintos calibres, con el contraste de que no tiene refugios y el caudal de personas es muchísimo menor que Vallecitos, convirtiendo a este valle en un sitio tranquilo, a veces interrumpido por las cabalgatas del gaucho Daniel con una fila de turistas de distintas nacionalidades.

 

Algunos de los cerros circundantes son:

  • Morro Negro (3.634 metros de altura)
  • Cerro Mailhos (2.950 metros de altura)
  • Cerro Negro (5365 metros de altura)
  • Pico Ibáñez (5224 metros de altura)
  • Pico Heidi (4303 metros de altura)

Lectura cartográfica en campo. Haciendo una comparación mapa-terreno para ubicar los cerros del valle

 

Primer día de expedición, campamento base al lado del arroyo Morteritos 

 

La primera expedición al Platita fue en octubre, con el curso de iniciados al montañismo de la Escuela Argentina de Actividades de Montaña (EAAM). Era un grupo nutrido de aproximadamente entre 30 y 40 personas. El objetivo de la salida era aprender a aclimatar y tener experiencia en altura, además de tener prácticas sobre otros temas esenciales para las salidas a la montaña, como primeros auxilios, triage, navegación, cabuyería, rapel, vivaqueo, entre otros.

El campamento base se armó al lado del arroyo Morteritos, que ofrece una provisión infinita de agua bien helada. El punto exacto del campamento, llamado Epgamt, se encuentra marcado en Google Maps y queda pasando unos 3 o 4 kilómetros del Rancho de Daniel. 

Después de armar las carpas y descansar, hicimos una aclimatación al Mailhos, por lo que emprendimos el camino, cruzando el arroyo, siguiendo el valle que va al Morro Negro.

Mientras caminábamos, fuimos identificando los distintos macizos que nos rodeaban y qué lugares eran óptimos para practicar rapel, ya que era parte de la formación. 

Mapa físico expediciones 2023-2024. Mapa utilizado con los puntos referenciados anteriormente

 

 

Descansando en el col que también lleva al Morro Negro. Una buena excusa para sacar uno de los quesos y recuperar energía 

 

En la cumbre del Mailhos y el regreso al campamento base

 

Llegamos a la cumbre después de unas 3 horas de marcha, tomando notas arriba, aprovechando que podíamos ver todos los caminos que podíamos utilizar para el Platita. El filo fue nuestra opción elegida, por lo que lo registramos para una aproximación y la hicimos.

Nos acercamos todo lo que pudimos con los últimos rayos del sol que nos acompañaron, y memorizamos el camino para montarnos correctamente sobre el filo al otro día, por lo que emprendimos la vuelta a la base. Al llegar, aprovechamos la noche para cenar, preparar el equipo para el día siguiente y descansar. 

El campamento base Epgamt tiene un excelente reparo contra el viento, además de estar lleno de piedras para utilizar, por lo que solo hay que tener precaución con no dejar alimentos a la mano de roedores. Procedí a cocinar en base a la comida que llevé, inspirada en las fuentes obtenidas sobre las raciones de combate llevadas en la época. La cocina, de momento moderna, esperando ser reemplazada por su antecesora de los años 40.

 

Cumbre del Mailhos. Pronto íbamos a estar marchando sobre el filo que sale en todo el fondo

 

Una sopa instantánea acompañada de una buena porción de panceta, queso y huevos, conforman un manjar típico de cazadores de montaña en los años 40

 

 

Debajo les dejo un ejemplo del tipo de alimentos que podía llevar un montañista en 1940. Los contenidos dependían de la misión, la disponibilidad, el tipo de unidad (algunas tenían privilegios), los alimentos locales que podían reemplazar los exportados, entre otras variables.

En lo posible, trato de organizar mi comida en base a la época histórica y dependiendo la misión/expedición. (Rations of the German Wehrmacht in World War II: Vol. 2, 2010).

 

Grilla de la ración de combate para una patrulla Gebirgsjager de 2 días en la montaña:

DíaComidaContenido
Día 1Almuerzo

110 gramos de salchichas en conserva o

120 gramos de carne en conserva o

120 gramos de salchichas enlatadas o

150 gramos de pescado enlatado

Día 1Almuerzo375 gramos de galletitas
Día 1Almuerzo3 gramos de pastillas de té
Día 1Almuerzo10 gramos de azúcar
Día 1Almuerzo50 gramos de Scho-ka-kola (chocolate amargo)
Día 1Almuerzo2 cubos de caldo de sopa
Día 1Almuerzo

110 gramos de salchichas en conserva o

120 gramos de carne en conserva o

120 gramos de salchichas enlatadas o

150 gramos de pescado enlatado

Día 1Almuerzo375 gramos de galletitas
Día 1Almuerzo3 gramos de pastillas de té
Día 1Cena

180 gramos de panceta o

180 gramos de carne en conserva o

200 gramos de cerdo enlatado

Día 1Cena375 gramos de galletitas
Día 1Cena150 gramos de pescado
Día 1Cena3 gramos de  té
Día 1Cena10 gramos de azúcar
Día 1Cena50 gramos de Scho-ka-kola (chocolate amargo)
Día 1Cena2 cubos de caldo de sopa
Día 2Almuerzo

125 gramos de queso en tubo o

120 gramos de carne en conserva o

120 gramos de salchicha enlatada

Día 2Almuerzo375 gramos de galletitas
Día 2Almuerzo3 gramos de pastillas de té
Día 2Almuerzo10 gramos de azúcar
Día 2Almuerzo50 gramos de Scho-ka-kola (chocolate amargo)
Día 2Almuerzo2 cubos de caldo de sopa
Día 2Almuerzo100 gramos de fruta deshidratada
Día 2CenaIgual a la cena del Día 1

 

Este tipo de grillas mantenía un estándar para la ración de cada soldado, aunque siempre había lugar para agregar algún alimento local o lo que las familias lograban enviarles, o a veces debían alternar algún ítem por escasez en el frente. Existen diferentes grillas dependiendo de la cantidad de días y según la misión a cumplir, los cazadores de montaña podían recibir raciones más contundentes.

Un soldado alemán repartiendo equitativamente una ración fría de alimentos para un escuadrón de tropas que se aprestan a patrullar

 

Cocina Esbit. una excelente cocina de emergencia e ideal para vivacs, dando 10-15 minutos de fuego por pastilla, suficiente para un café y tal vez algo más

 

Sopa instantánea Knorr de 1940. Los productos que vemos hoy en los mercados son en parte, el resultado del trabajo incesante de la logística militar de antes, en suministrar alimentos nutritivos, poco voluminosos, duraderos, y fáciles de consumir

 

Actividades del segundo día de la Expedición

 

El segundo día se arrancó temprano para poder completar 3 actividades: rapel, práctica de primeros auxilios, y orientación. Divididos en 3 grupos, cada uno iba empezando con una de las actividades y al terminar, se rotaban las prácticas. 

Aprendiendo a improvisar cabestrillos e inmovilizar heridas. Dentro del valle, el uniforme de paño de lana neutraliza cualquier viento frío que se atraviese

 

Rapel en una de las paredes de roca camino al Mailhos

 

La punta de lanza del pelotón al Platita. Esta vez usando el conjunto ligero anorak-pantalón marrón iría puesto desde el principio

 

Una larga marcha hacia el cerro Platita

 

Al terminar por la tarde todas las actividades, hicimos los últimos preparativos, y después de despedirnos de algunos “caídos en combate” (afectados por la altura que no subirían) emprendimos nuestra larga marcha hacia el cerro Platita.

Este primer día de marcha al Platita tendría que terminar con nosotros a las 23:00 PM a 3.400 metros de altura, listos para vivaquear y poder salir al otro día temprano y asaltar la cumbre.

Le metimos prisa al principio para aprovechar la luz del sol lo máximo posible, pero pronto nos vimos marchando en la oscuridad, formando un gusano de linternas hacia arriba. La verdad es que arrancar abriendo camino me cansó bastante y de a poco fui quedándome a un paso más tranquilo con los últimos, llegando todos al horario en cuestión. 

Llega el momento de descansar, y ¡tanto es el cansancio! que ni pude conjurar ganas de cenar, por lo que saqué mi gran sobretodo de paño, y me dispuse a dormir mirando las estrellas.

Amanecer en el cerro a los 3400 metros de altura

 

 

Tercera jornada de la expedición : Día de asalto a la cumbre

 

Al madrugar, tuvimos el privilegio de ver el sol salir lentamente, creando una postal increíble. Aproveché a desayunar la lata de atún, que era mi cena del día anterior, y con la Esbit (la cocina de bolsillo alemana a pastillas) calenté un café extraordinario que me dejó listo para el ataque a la cumbre.

Ya con varios compañeros desayunando y armando un depósito de mochilas y bolsas de dormir, se avecinaba la hora de seguir. Hubo tardanzas, y la altura se cobró alguna que otra baja más, así que terminamos saliendo pasadas las 08:00 h.

Amanecer a los 3400 metros de altura con café. Hora de dejar el sobretodo calentito y seguir subiendo

 

Dejamos el lugar dónde hicimos vivac y seguimos subiendo.

Se nota que cada vez es más difícil unificar el ritmo de marcha, y los grupos se van armando en base a eso.

 

Para seguir subiendo más liviano, decidí ir solo con algunos dulces y un termo de poco menos de un litro de agua. Todo entró en la bolsa panera que todo soldado alemán usó durante décadas durante el siglo XIX y XX. La bolsa panera fue reemplazada por lo que hoy llamamos bolsa de ranchada, donde dirigimos todo lo que es alimentos y utilería para comer como marmitas y cantimploras. Va cómodamente enganchada al cinturón donde el soldado colgaba su pistolera, porta cargadores, porta mapas, etc., de modo que este equipamiento esté listo para servir y su peso sea soportado por la cintura.

Teniendo en cuenta que era octubre, el camino estuvo en su mayoría libre de nieve y bastante fácil de seguir por el filo.

Descanso antes de llegar a los 4000 metros de altura. Para este ascenso, no podía faltar el queso

 

Llegados a los 4000 metros de altura con el grupo central, había un grupo más avanzado y otro más rezagado. Debido al tiempo que nos limitaba, se generó la opción de alcanzar al grupo de avanzada para hacer cumbre o esperar al grupo que estaba llegando y bajar juntos. La verdad es que tenía ganas de seguir, estando tan cerca, pero me dio un poco de incertidumbre con qué energías iba a bajar si tenía que esforzar más mi cuerpo para llegar con el grupo avanzado.

Dentro de todo me sentía bien, pero las botas suizas que usaba se iban haciendo cada vez más pesadas, algo típico de calzado más antiguo; es resistente pero pesado. Decidimos esperar al otro grupo, reagrupar, y empezar la marcha hacia abajo. Estábamos felices de haber llegado a los 4000, para muchos, nuestro récord más alto.

Esperando los refuerzos para empezar a descender de los 4000 metros de altura. Al quedarse uno quieto, se siente cómo uno se enfría rápidamente, y el viento sopla fuerte

 

Cuando nos reunimos con el otro grupo, empezamos a bajar tranquilos por el filo. Llegamos a los 3400 metros de altura,  cargamos lo que habíamos dejado en el vivac, y a seguir bajando.

Llegamos al campamento base alrededor de las 17:00 horas, sin prisa.

Después de meter los pies en el agua y calzarme unas deseadas alpargatas, aniquilamos cualquier comida que nos hubiera sobrado, para después ir a disfrutar de un asado a lo del gaucho Don Daniel. Luego de la comilona, nos fuimos directo a dormir y al otro día, regresamos a casa.

Un choque de piquetas y a descansar

 

Conclusión de esta Primera Expedición

 

Una excelente experiencia de altura, días de camaradería y muchas anécdotas. El Valle del Sol me encantó como lugar para practicar variedad de actividades, sin el respaldo de un refugio u otro tipo de asistencia. Es ideal para desarrollar la autonomía en todos sus sentidos

Una hermosa postal con varios de los compañeros de la cursada

 

Al año siguiente emprendimos una segunda expedición al cerro Platita

 

Al año siguiente de la aventura recién descripta, tuve la oportunidad de volver a Mendoza, y pensé en volver al Valle del Sol, siendo un lugar ya conocido, ideal para probar autonomía con cierta seguridad y aprovechar para que Mica, mi novia, que ya me había acompañado en otras aventuras, gane algo más de experiencia.

Esta vez visitaríamos con Mica al Platita en marzo, y hubo cambios que se hicieron notar, los iremos observando en el desarrollo de las jornadas.

Armamos nuestro campamento base en el mismo lugar, Epgamt, y ese mismo día fuimos a aclimatar al Mailhos. Esta vez, con vehículo propio, estábamos sobrados de comida y ropa en general, aprovechando uniformes más apropiados para las distintas temperaturas. Siendo marzo, el calor se sintió mucho más, pero no dejó de refrescar por la tarde.

Rancho de Don Daniel. Como no lo encontramos en su casa, decidimos dejarle una nota debajo de la puerta para que sepa de nuestra presencia y nuestros planes

 

Cruzando el arroyo camino al Mailhos. Se nota en la flora una tonalidad más verde que la última vez

 

Las diferencias y lo ganado en experiencia al regresar por segunda vez

 

Una de las diferencias con mi última vez en el valle fue que vimos las nubes atravesadas en la montaña. Desde ese momento supe que más adelante eso iba a ser un problema que en algún momento íbamos a tener que transitar. Vale aclarar que, para orientarnos en el lugar, llevamos un mapa físico para guiarnos con brújula, y un track del Platita, que nunca está de más tener a mano.

Les dejo el track utilizado: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cerro-platita-y-morro-heidi-por-el-filo-ida-y-vuelta-61210482 

Cerro platita y morro Heidi por el filo ida y vuelta. 

 

Descendimos tranquilamente hasta el campamento base y, ya que estábamos en modo vacaciones, disfrutamos del arroyo y todas 

las vistas que ofrece el valle. El objetivo al otro día era estar listos para al mediodía salir y establecer el vivac 3400 sobre el filo.

 

Mica en la cumbre del Mailhos. Una leve neblina nos recibió arriba, pero las nubes más importantes tapaban el filo hacia el Platita

 

Sobre el col del morro Negro. Aprovechamos a sacar varias imágenes que se utilizan para el proyecto Oberjager Arko, mostrando y presentando distintas características del modus operandi de las tropas de montaña de 1940

 

Segunda jornada con buen clima y un vivac

 

Tal como fue planeado en el día anterior, nos preparamos y salimos al mediodía hacia el filo. Fuimos con buen tiempo y buen clima, aunque se veían nubes más arriba. Aprovechamos a hacer muchas fotos y disfrutar la transición de los paisajes mientras ascendemos.

Mica descansando. En el momento que teníamos la misma altura que el Mailhos (2950 Metros de altura), sabíamos que no faltaba mucho para la posición de vivaqueo

 

Al llegar a los 3200 metros de altura, notamos unos huecos en la tierra, muy similares a lo que podemos definir como un pozo de zorro, un hueco lo suficientemente profundo como para entrar acostado. En el momento divagamos sobre si alguien los habrá usado para vivaquear, pero no le dimos mucha importancia, por lo que decidimos seguir.

No mucho más adelante, el filo estaba completamente dentro de una nube, por lo que terminamos decidiendo que íbamos a vivaquear 200 metros antes de lo contemplado, en estos pozos que habíamos encontrado.

Utilizando dos capa-ponchos, armamos una cálida tienda improvisada donde entrábamos los dos y nuestro equipo, evitando que queden cosas afuera a la intemperie. En 1940 las tropas de montaña alemanas llevaban cada uno su poncho, que, al unirlos, formaban carpas de campaña.

Con el tiempo restante merendamos algo dulce con un té caliente, para que cuando cayera la oscuridad, estemos listos para ir a dormir. A esa altura, con bolsas de dormir y aislante, se pudo descansar sin ningún problema.

Carpa de 4 ponchos. Una de las tantas maneras usadas por tropas alemanas para armar un refugio. Estos ponchos de forma triangular podían ser unidos infinitamente, por lo que era posible armar carpas de tamaños enormes

 

Nubes bajas. Con esta vista delante de nosotros, decidimos quedarnos a 3200 metros de altura y esperar que mañana esas nubes ya se hayan ido a otra parte

 

Vivac dulce Vivac. Nuestra “fortaleza” de ponchos está lista para pasar la noche

 

El tercer día de marcha y el ascenso hacia la cumbre 

 

Al amanecer, nos dispusimos a desayunar y emprender el ataque a la cumbre. Las nubes habrán bajado durante la noche, porque los ponchos por fuera estaban empapados. Si hubiésemos dormido como en la expedición anterior, cara al cielo, nos hubiese jugado una mala pasada.

Las nubes cerca de nuestro vivac se habían ido, pero más arriba se veía clarito muchas más de ellas, de todas maneras, decidimos seguir adelante y ya veríamos cómo bailar con la niebla.

Cóndor, nuestro amigo en las alturas. Durante el ascenso nos siguieron varios de ellos muy de cerca, además de guanacos y cuises

 

Pasando los 3400 metros de altura. Las espesas nubes no se hicieron esperar y bajaron hacia nosotros, acompañándonos casi hasta los 4000 metros de altura

 

Un paisaje diferente y cambiante

 

Mientras íbamos subiendo, muchas referencias visuales de la vez anterior me ayudaron a saber en qué parte del trayecto estábamos, pero partes que habían estado cubiertas por nieve me fueron difíciles de recordar, así que confié en simplemente subir el filo y le dimos duro y parejo.

Dentro de la nube a veces nos desviábamos un poco hacia la ladera, descubriendo unas chozas de piedra improvisadas seguramente hechas por otros viajeros. Al atravesar la nube se nota un clima más frío, y aunque no me sentí perdido, tuve la sensación de inseguridad al no poder percibir de qué tenés a 30 metros delante tuyo.

Al llegar a los 4000 metros de altura se despejó un poco el clima, pudiendo ver el camino restante. Aunque faltaba poco y estábamos de buenos ánimos, decidí que íbamos a descansar y regresar, ya que Mica, al ser hiperlaxa de los tobillos, ya se los había doblado dos veces, y no quería arriesgarme a que suceda algo que nos comprometa.

Una falta nuestra es que ella no tenía calzado de montaña de caña alta que le proteja los tobillos, por lo que improvisamos unas polainas con algunas medias y mis Puttees (polainas de paño) para tener más asegurado los pies.

Descanso a los 4000 metros de altura. Un par de medias y Puttees aseguraron los tobillos de Mica para terminar la expedición más cómoda

 

Un tranquilo descenso

 

El descenso lo hicimos tranquilos, y al llegar al vivac levantamos el equipo restante, comimos y tomamos lo que sobraba para el descenso para arrancar nuevamente la caminata.

Llegamos a las 18:00 horas aproximadamente, fuimos directo a meter los pies en el arroyo. Cenamos temprano y fuimos a descansar para aprovechar una tarde más que teníamos en el lugar. 

Descenso del Platita. Los paisajes y el silencio son algo que uno se acuerda y extraña. No queda otra que volver

 

Conclusiones  acerca de la segunda expedición

 

Uno nunca visita la misma montaña en las mismas condiciones, eso me quedó claro, tiene que esperar lo inesperado y estar preparado sin importar qué nuevas reglas ponga la montaña.

Más allá de no haber llegado a la cima, fue otra experiencia excelente que nos permitió afilar nuestro sentido de autonomía y organización.

El cerro Platita es un cerro sin dificultades técnicas, pero el clima puede poner ciertas resistencias, además de ser un 4000 largo de caminar. 

El camino del filo es muy intuitivo y, sin la presencia de nubes, debería estar casi siempre visible. Existe otro camino subiendo por la laguna, y después, por el acarreo. No elegimos el acarreo ya que preferimos evitar el riesgo que viene con ese tipo de bajadas.

El equipamiento de montaña Gebirgsjager cumplió todas las expectativas y más, ya que está pensado para un teatro de operaciones más frío de lo que nosotros estamos acostumbramos (a excepción del equipo tropical usado en África), seguro me incliné por uniformes más tropicales para estar más adecuado al sol argentino. 

 

Datos específicos de cada uniforme de aquella época :

 

  • Uniforme estándar Paño de Lana (2): usualmente es el que va debajo de las demás capas exteriores, aunque acá suele ser más que suficiente para los fríos enfrentados, sin necesidad de más capas. El paño de lana es súper resistente, y el pantalón de tiradores lo hace ágil y cómodo. La gorra de Gebirgsjager, la Bergmutze, es ideal ya que además de ser muy cómoda, puede desabrocharse los botones para desplegarse y tapar toda la nuca y orejas al completo. Lleva la insignia Edelweiss para identificar al personal de montaña.

Postal Gebirgsjager. En esta postal observamos a las tropas de montaña ascendiendo, distinguiendo su uniforme verde feldgrau de paño de lana

 

  • Conjunto anorak – pantalón (1): el kit más usado sobre el uniforme anterior. Este conjunto reversible de anorak y pantalón rompeviento, apodado por los cazadores como “Greta la marroncita”, es fresco, cómodo y muy utilitario con sus 3 bolsillos frontales. El pantalón, al revés que el anorak, no tiene ningún bolsillo ni bragueta, lo que lo hace bastante indeseable, por eso lo utilizo como en la época usualmente, vistiendo solo el anorak.

Foto de cumbre. Gebirgsjagers con sus conjuntos distintivos, posando para una foto

 

  • Windjacke (3): el rompevientos de la época. Muy versátil, coqueta y cómoda. Debería conseguir un talle más grande para que realmente pueda tener más capas debajo, pero de momento para patrullas cortas es un muy buen complemento. Antes que el ejército alemán estandarizara un modelo para los gebirgsjagers, ya en los alpes era una prenda muy conocida, al igual que la chaqueta de esquiador, de botones escondidos y solapa cruzada, que terminó utilizándose para tripulaciones de blindados.

Gebirgsjager posando con Windjacke. Una excelente foto de un montañista, que posa utilzando su chaqueta rompevientos

 

  • Uniforme tropical DAK (4): En 1940, la universidad de Hamburgo creó un uniforme para la campaña de África con un material mucho más ligero y fresco (algodón). La tropa de montaña utilizó este mismo uniforme en el frente africano, pero algunos de ellos, en vez de utilizar el pantalón estándar, usaban pantalones de paracaidista tropicales que adiciona un bolsillo delantero (tipo piernera). Necesito utilizar más este uniforme, pero por lo que pude usarlo hasta el momento, es mucho más fresco que los anteriores mencionados, siendo probablemente muy útil para el norte de nuestro país. El Salacot, el sombrero de corcho voluminoso, es ideal para evitar el sol en toda la cabeza, pero no lo veo muy viable para la montaña, ya que, aunque no pesa nada, puede ser fastidioso por su gran tamaño. La gorra de visera (modelo M43) tropical es mucha mejor opción.

 

Recreación de tropa de montaña con uniforme africano. Un recreador histórico con su uniforme de gebirgsjager para ambiente tropical. Puede verse el bolsillo adicional del pantalón de paracaidista

 

Los 4 uniformes Gebirgsjager utilizados entre ambas expediciones. De izquierda a derecha serían: conjunto anorak-pantalón (1); uniforme estándar de paño (2); Windjacke (3); uniforme tropical DAK (4)

 

Conclusiones generales de ambas expediciones

 

En mi opinión, ambas expediciones fueron un éxito, y espero que la tercera visita sea la vencida y llegar a la cumbre del Platita. No puedo dejar de recomendar este valle y los cerros de esta zona ya que son poco conocidos para muchos montañistas. Es un lugar ideal para afianzar conocimientos y aclimatarse. Para terminar, dejo algunos tips para tener en cuenta en futuras expediciones:

  • No subestimar el sol: aunque a veces el clima es frío y con el viento no se siente, el sol pega muy fuerte en altura, y si no son precavidos usando protector solar, se pueden llevar una piel roja como souvenir. 
  • Estar atentos a las nubes : aunque confieso que tuve miedo cuando vi las nubes, por varios comentarios que leí, y que el platita tiene una “fama” de perder montañistas por ser propenso a tener nubes bajas, la verdad es que supimos atravesarlas sin problemas, beneficiándonos de la frescura que da al pasar. Llevar SIEMPRE medios de orientación como mapa, brújula, Tracks o GPS. Y, fundamentalmente, saber utilizarlos.
  • Respetar la fauna: no queda demás decir que en un sitio agreste se pueden presentar animales, y en esta última expedición nos cruzamos con muchas manadas de guanacos sobre el camino y los cóndores sobre nosotros. Si se cruzan con algún animal de frente, la mayoría echa a correr pero una opción válida es aumentar tu altura, estirando los brazos para arriba, por ejemplo. Respetar en todo momento al animal y recordar que el visitante somos nosotros.
  • Probar equipo y mejorar nuestro kit: para mí es algo esencial medir el equipo, ya que utilizar equipo de otra época me hace repensar varios objetos por su peso o funcionalidad. Aunque todavía uso algunos objetos contemporáneos como montañista, poco a poco los voy reemplazando por equipo de época.
  • Nutrición y raciones: llevar comidas que sepan que les nutre y que les guste, no probar cosas nuevas en un lugar donde realmente no tenés otra cosa que lo que llevas con vos. Las raciones deshidratadas, liofilizadas y termoestabilizadas se ven como una opción genial, pero es conveniente probarlas abajo y, si caen bien, llevarlas a sus expediciones. 

 

Espero que tengan la posibilidad de conocer este valle, y subir algunos de sus cerros. Si suben el Platita, no quedará otra que compartir experiencias y enriquecer la sabiduría de cada uno de nosotros. 

Las montañas siempre van a estar ahí, esperándonos, así que no vale la pena hacer expediciones apuradas o sin límites, exponiéndose a riesgos innecesarios. Aprendan y cuídense, es la única manera de disfrutar y seguir haciendo campañas por todos los hermosos lugares que ofrece nuestra Argentina.

Descanso en el arroyo Morteritos. El sonido del agua fresca indudablemente los va a hacer volver

 

Si querés saber más sobre la recreación histórica, te invito a entrar a mi página, como también a leer los artículos de la revista sobre el tema.

 

Por Leonardo L. Arko

 

 

Fuentes

  • Rations of the German Wehrmacht in World War II: Vol. 2, (Jim Pool, 2010).
  • Tropas de montaña alemanas de la segunda Guerra mundial, Osprey Publishing (Gordon Williamson, 2003)
  • The German army mountain soldier of world war II (Wade Krawczyk & Bart Jansen, 2006)

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