Historia

El Club Andino Mercedario en su aniversario homenajeará a Antonio Beorchia, Provincia de San Juan

El club cumple 68 años y homenajeará a Antonio Beorchia Nigris y bautizará su biblioteca con el nombre de Oscar Kummel

Mónica Martín

Edición: CCAM



El club cumple 68 años y homenajeará a Antonio Beorchia Nigris y bautizará su biblioteca con el nombre de Oscar Kummel

- 27/09/2013 -

Hace casi 6 décadas que dejó su Italia natal y todavía conserva ese tono típico de tano. Conoce las montañas sanjuaninas como la palma de su mano y cuenta en su haber con uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la provincia: la momia del Toro. Lleno de humildad y también de anécdotas, Antonio Beorchia Nigris (78) recuerda a sus compañeros de travesía con nostalgia y cariño.

Antonio Beorchia Nigris. Foto: www.revistavlov.com

 

Así, surge el nombre de Oscar Kummel (falleció hace un año), que antes de convertirse en el ícono del teatro sanjuanino, marcó historia dentro del andinismo y hasta diseñó el logo que todavía conserva el Club Andino Mercedario. Serán estos dos personajes los homenajeados por la institución, al cumplirse 68 años de su creación. A Antonio le entregarán una distinción por ser pionero del montañismo de exploración en Argentina y la biblioteca del club será bautizada con el nombre de Oscar. El acto se llevará a cabo hoy en la sede del club, a las 21.

Muro de Escalada del Club Andino Mercedario, San Juan. Foto: www.andinomercedario.org.ar

 

Apasionados, tranquilos, emprendedores y audaces, Antonio y Oscar se encontraron en su juventud. "Oscar era de los mejores andinistas de la vieja época. Fuimos al Aconcagua, al Pico Polaco, y a La Mesa. Después se volcó por el teatro, pero siguió amando el montañismo", dice Antonio.

El "tano gaucho", como lo apodaron algunos, llegó a Argentina en 1954 y en San Juan descubrió su amor por el montañismo.

Diez años más tarde, durante una expedición, encontró por casualidad la momia del Toro. Fue peón de albañil y hasta trabajó en la administración pública. Fundador del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña y autor del fantástico trabajo "El enigma de los santuarios indígenas de alta montaña", que publicó la Universidad Nacional de San Juan, Antonio cautivó siempre con sus anécdotas que plasmó durante años en las páginas de DIARIO DE CUYO.

Antonio Beorchia, Job, Yacante, Baldán, Cremonese y Mastellaro - en el cerro Toro Norte

 

"Escribir sobre lo que veía en mis travesías me surgió de adentro, como alguien que aprende a tocar un instrumento de oído", dice Antonio, que vivió en una época en la que no se sabía lo que era "alta montaña". "Teníamos todo virgen, no era como hoy en día. Estaba todo por descubrir en aquellos años. Había mapas malísimos, por lo que yo diría que más que andinistas nosotros éramos exploradores. Por arriba, por abajo. A una montaña primero había que descubrirla, saber que existía, que estaba ahí. Después, alcanzarla; luego, ver por dónde la subíamos", asegura Antonio.

Aunque hace algunos años que no emprende una travesía como las que supo hacer, Antonio sigue despuntando el placer por la escritura y escribe algunos artículos periodísticos a pedido. Asegura que lo que le quedó pendiente es concluir el recorrido del Camino del Inca, que comenzó hace 4 años en Jujuy y llegó hasta San Juan. "Hubiese querido llegar hasta Perú", dice.

Antonio Beorchia Nigris, San Juan. Regresando del Pico Polaco, 1958

 

Si se le pregunta cuál considera que fue su hazaña montañística más importante, no duda en responder que fue, en 1958, el ascenso al Pico Polaco. "Recuerdo esa ascensión como se recuerda a un primer amor", asegura. Pero no lo hizo solo. Fue con otro titán del montañismo local, que hoy vive en Ushuaia, Sergio Fernández. También lo acompañó Oscar. "Ibamos con ropa común, equipo de milico, nomás. Zapatos que se hacían pedazos en una sola ascensión, soga de cáñamo. Y así lo hicimos. Llegamos arriba", recuerda Antonio. "Kummel era muy buen escalador, no tenía techo, como se dice hoy en día", agrega.

Cuando Oscar comenzó a dedicarse de lleno al teatro dejó la actividad intensa del montañismo, pero nunca se desvinculó de la naturaleza. Su creatividad y destreza manual lo llevó a diseñar el tradicional logo del club: un cóndor con alas extendidas, sobre una montaña nevada, que tiene en el centro el típico pico que usan los montañistas para escalar.

Por un sinfín de historias y porque formaron parte de los primeros pasos del club, es que serán homenajeados hoy. El Andino Mercedario distinguió en 2011 a Sergio Fernández, socio emérito y alma mater del club, que es posible que esté en el acto, y en 2012 a Guillermo Raynié, pionero y maestro de la escalada.
 

Oscar Kummel. Foto: www.diariodecuyo.com.ar

 


Fuente: www.diariodecuyo.com.ar








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