Historia · Personajes

Conversación con Jorge "Yuyo" Tarditti, la historia de una vida dedicada a la montaña

Controvertido pero admirado y respetado como escalador, maestro y formador, un montañista argentino de enorme trayectoria que nos comparte en esta intima entrevista su vida y sus sueños

Natalia Fernández Juárez y Corina Altamirano

Jorge Tarditti

Edición: CCAM enero 2023



Jorge,”Yuyo” Tarditti, andinista, alpinista, montañista (valga la redundancia por los sitios en que anduvo),argentino, enorme escalador, reconocido en este ambiente por quien lo nombre, guía de montaña, maestro de escalada. Con capacidades quizá innatas para llevar a cabo esta actividad, pero también con una voluntad férrea para seguir creciendo cada vez más en lo suyo, para ir hacia límites más extremos,  incansable e inquieto, conquistador de paredes increíbles y eterno buscador de algo que siempre estaba más allá. 


En la ruta de escalada Americana, Pared Sur del Fitz Roy, Diciembre de 1986. Foto: Sebastián De La Cruz


Seguido con admiración y respetado como maestro, formador de un camino que en la escalada muchos siguen mirando. Inconsciente de la importancia de sus huellas y de sus grandes logros, “buen tipo” más allá de todo, querido por sus amigos y respetado por muchos, “familiero”, orgulloso de ser parte de su familia, de ese clan tan marcador de tendencias que conformaron él y sus hermanos.

 

En una charla con nuestra revista, fuimos guardando y “engarzando” sus palabras,  para compartirlas con nuestros lectores. Porque creemos que son valiosas  las transcribimos a continuación, tal como las expresara Tarditti.

Jorge Tarditti en el Glaciar Superior (6.200 mts) de la Pared Sur del Aconcagua, intento en 1981

Yuyo, Poli, Teresita (su madre) Mariano y Alberto

 

EL AMOR A LA MONTAÑA ES UN BIEN DE FAMILIA

 

Mi padre era de Chivilcoy, fuimos a vivir a Buenos Aires, ahí nací, luego nos trasladamos a Córdoba donde nos arraigamos.

Desde muy chiquito mi padre me llevaba a la montaña, se que di mis primeros pasitos en Los Gigantes (Córdoba), supongo que allí nació mi pasión por la montaña.


Los cuatro niños Tarditti

 

Una vida dedicada a la montaña

 

Mi hermano Poli, que es dos años más chico, comenzó a hacer montañismo con mi padre a los trece años, yo empecé un poquito más tarde y el que verdaderamente me “metió de cabeza” en el mundo de la escalada fue él, que tenía quince años cuando yo  tenía diecisiete. Antes, nunca había escalado pero desde ese día hasta hoy nunca más dejé de hacerlo, o sea que hace más de cincuenta años que estoy en esta actividad de contínuo, sin dejar jamás de escalar, aún hoy a los 68 años.

 

Poli Tarditti y la Negra Agued (primera mujer en hacer el Glaciar de los Polacos) con sus hijos Emilio y Esteban.

 

Puedo decir que aparte de mi hermano Poli, mi padre por supuesto influyó en mí, porque, aunque no escalaba, sino que era montañista, tuvo en su haber muchas ascenciones. En Los Andes fue a la mayoría de las montañas conocidas, el Aconcagua, El Plata, en una época en que ir al Aconquija era toda una expedición, también subió al Famatina, en La Rioja y si bien sembró en mí el amor por la montaña, fue después que  empecé a escalar.

 

La familia Tarditti, Teresa, Abel y los hermanos.

 

No me atraía la aventura  pero a los trece años escalé  el Diedro chico, en el Cerro de la Cruz, sin cuerdas, pero lo hice como una travesura de niño, no una elección consciente. A esa edad  y hasta los diecisiete no me interesaba la escalada como actividad en sí.

Luciana y Agostina Tarditti, dos de las hijas de Jorge Tarditti

 

Volviendo a mis maestros, mis referentes, en su momento, fueron además de mi padre, José Luis Fonrouge, que era muy amigo de la casa y que venía siempre a Córdoba cuando éramos chicos,  Nilo Silvestrone y el Chino Juárez, que junto a mi padre fue también uno de los pilares del Club en Córdoba.

Mis compañeros de escalada, de cordada, fueron especialmente mis hermanos, Eduardo, Alberto y Mariano con los que hicimos muchísimas cosas en materia de escalada.

Yuyo, Poli, Alberto y Mariano

 

También fue mi compañero muchas veces Alejandro Randis, con él hicimos muchas cumbres en Patagonia, en Andes Centrales.Hay dos amigos muy fuertes, mendocinos, Domingo Álvarez y Daniel Alto, con los que escalamos  montañas de envergadura y la “pared Sur”.Uno cuando dice “pared Sur” en la jerga montañista se refiere a la pared Sur del Aconcagua, aunque haya otras miles de paredes Sur. 

Alberto,  Alejandro Randis, Jorge y Mariano  Tarditti. Córdoba, abril 2018

 

Con Sebastián de la Cruz y Alejandro Randis. Octubre 2019

 

También quiero nombrar a otro gran compañero, el “Danielón” Rodríguez, Guardaparque, escalador y guía mendocino con quien escalamos en la zona de Bariloche y Los Gigantes.

 

Izq. Jorge Tarditti. Centro. Aldo Sanchez. Derecha Lorenzo Reibling(Austria). Antiguo refugio Cerro Tronador. Verano 1975

 

Por supuesto que en tantos años hice montaña con muchísima gente, amigos, compañeros ocasionales.También, nombro a Raúl Storino, que falleció ya, con él y mi hermano subimos la Sur del Aconcagua, con Carlitos Domínguez que es sanjuanino, y en estos momentos es guía del Glaciar Perito Moreno él  vive en Calafate, y juntos realizamos mucha actividad en Patagonia, tuvimos un intento al Fitz Roy y también en Los Alpes estuvimos un mes escalando todo, subimos Le Grand Capucin del Mont Blanc,  la Aguja de la M, el Dent du Géant (Diente del Gigante), entre la vertiente italiana y francesa del Macizo del Mont Blanc. 

Y en mis recuerdos siento que con quienes en verdad nos hemos “jugado la vida” escalando, fue con mi hermano Poli y con Alejandro Randis.

Jorge Tarditti con Oscar Papacho Zimmerman, Pepe Vazquez (entre otros), realizando prácticas de detención de caídas en glaciar cerca de la base de la Torre del Campanario, Mendoza, dirigiendo Expedición Escuela del C.A.C. al Cordon Portillo Argentino. Enero 1987

 

EL “YUYO” TARDITTI

 

Hay dos teorías de por qué me apodaron “Yuyo”,  no sé cuál es la real, porque francamente no recuerdo cuándo quedó fijado mi apodo …una de las historias es que cuando tenía doce, trece años, mi padre me dijo un día: “mira los yuyos que te están saliendo en la cara”, por mi incipiente barba pero según mis hermanos, la versión es que  siempre llevaba a la montaña una “yuyera” que era una bolsita en la que portaba cosas que por ahí eran hasta prescindibles, por ejemplo “hace falta cemento de contacto y seguro que el “yuyo” tiene eso en la” yuyera.

Con la banda de amigos en Los Gigantes, Córdoba, 1985. Foto: Colección Eduardo Tarditti

 

LA PATAGONIA

 

La primera vez que fui a” Patagonia”, en la zona del Chaltén, fue con mi hermano Poli y con Alejandro Randis, e hicimos un  “intento” en el Fitz Roy (pienso, ¡qué agrandados éramos!) en el año 1976, en esa época no se llamaba El Chaltén, no existía el pueblo que recién  se fundó diez años después (en 1985). Lo más difícil en aquel momento era cruzar el río Fitz Roy, fue nuestra primera dificultad  allí, se dice, murió cruzándolo, el gran Jacques Poincenot. 

 

En La Poincenot antes de entrar en la rampa febrero 1989. Foto de Mariano Tarditti

 

En ese primer contacto con la Patagonia tuvimos muy mala suerte, porque, estuvimos en la zona prácticamente un mes (desde Diciembre de 1975 hasta Enero de 1976) y sólo pudimos ver el cerro un día, por esto no pudimos hacer nada, aunque sí, tuvimos la experiencia de poder estar arriba, en el paso superior.

 

Ascención guiada a la aguja Guillaume 1994. Foto: Aldo Modacci

 

Nuestra segunda expedición a esta zona fue también con Alejandro y Eduardo, logramos escalar una aguja virgen, que es la ante cumbre de la aguja Val Biois, una aguja linda, muy esbelta entre el Fitz y la Mermoz. Para llegar allí hay que subir todo el canalón del Fitz Roy, ¡una linda movida!, cuando llegamos al Río Blanco, para subir esa aguja que creíamos virgen, supimos que unos días antes la había escalado un grupo de italianos, entre ellos, Bruno de Doná, Giuliano Gongo y Cesarino Fava, todos montañistas de élite.


Diciembre de 1983 Ermanno Salvaterra  y Jorge Tarditti
 


Jorge Tarditti con Pancho Ibañez (programa “El deporte y el hombre”), Reinhold Messner y Mariano Tarditti en El  Chaltén, 1989

 

En esta ocasión fue muy bueno poder escalar con mis compañeros, fue nuestra máxima eficiencia como sincronización en una cordada de tres y en esta expedición pudimos cumplir la meta de acercarnos al Fitz, pero no llegamos a subirlo por esta experiencia del mal tiempo.

En años posteriores regresamos y se empezó a cumplir nuestro anhelo de escalar al fin el Fitz Roy y también la Guillaume, la Poincenot  y todas las otras agujas, salvo la Saint Exupéry.

Ermanno Salvaterra, Jorge Tarditti y (abajo) Elio Orlandi en la cumbre de la Aguja Poincenot, en la 4ta Ascensión absoluta, 1983. Foto: Mauricio Giarolli

 

Las fui subiendo en distintas ocasiones, en una de ellas, escalé  la aguja de la S y  la aguja Rafael. En aquel entonces con Ermanno  Salvaterra, Elio Campi y Mauricio Giarolli, logramos realizar la cuarta ascensión de la Poincenot.

En el hombro de la Poincenot  1983. Foto Elio Orlandi

 


Escalando en el Fitz Roy, ruta franco argentina, Patagonia 1989. Foto Marcos Aprile, colección Eduardo Tarditti

 

LA EXPEDICIÓN ESCUELA

 

Cinco años después pude escalar con mi hermano Mariano, el más chico,  en el marco de una expedición de la Escuela Técnica de Montaña del Club Andino Córdoba, los chicos que hacen el curso de escalada en la escuela, realizan una expedición de fin de año y tuve la suerte de comandar a ese grupo, éramos unas veinte personas y de esos veinte, quince, lograron hacer la Torre del Campanario, en Mendoza, creo que este fue uno de los logros más lindos de nuestro Club, una expedición grandísima, con cordadas de a dos, con aproximación, llevando carga, armando un gran campamento base en el Glaciar Tunuyán. En ese momento subimos varios cerros en la zona.

 

EL NEVADO DEL CHAÑI PRIMERA PARED SUR

 

La pared Sur del Chañi es una escalada conocida, la hice cuando tenía treinta años, como parte de un anhelo juvenil que venía con retraso. Regresaba de Europa, había hecho un intento de subir la Sur del Aconcagua con mi hermano y unos mendocinos en el año 1983, entre 1984 y 1985 me voy a Europa y regreso.

Jorge Tarditti en la Pared sur del Chañi. Foto: Jorge Tarditti

 

Pared sur del Chañi (900 mts., aprox.). Foto: Jorge Tarditti

 

Hasta ese entonces no había hecho ninguna pared Sur que me “volviera loco”, es decir, sentía que aún no había subido “mi” pared Sur, sentía que me estaba poniendo viejo y que no había hecho nada “importante” sacando la Torre del Campanario, y en ese 1986 subí tantas cumbres que a veces pienso y no puedo explicarme cómo fue que lo hice, vivía de eso y para eso, iba en ese año, todos los fines de semana a la montaña o a la alta montaña.

Ruta directisima en la pared sur concretada en 1989 por Emilio González Turu y Christian Vitry. Libro de Montaña: Nevado del Chañi, Emilio González Turu y Christian Vitry
Ruta directísima en la pared sur concretada en 1989 por Emilio González Turu y Christian Vitry. Libro del Nevado del Chañi, Emilio González Turu y Christian Vitry

 

¿Por qué surgió lo de subir al Chañi por su pared Sur?, esta fue en realidad la primera pared Sur que hago, me sentía ya grande y quería hacer algo distinto, la pared sur del Chañi estaba virgen y apenas  llegué en Junio de 1985, me fui a Jujuy, me acompañó Carlitos Albisu, un chico de Salta, porque no quería ir solo. Fuimos hasta el refugio del Chañi, venía muy embalado porque había estado en altura antes,  subiendo unos cerros en el Aconquija con Domingo Alvarez, así que estaba muy aclimatado. Fuimos hasta el refugio militar por el río León, por abajo, por Ovejería, y llegando al refugio, mi compañero no se aclimataba, no estaba bien y entonces, un día, salí temprano, a las tres de la mañana  y empecé a subir todas las cumbres del Chañi, pero desde el refugio. Primero fue la cumbre Este, (dónde encontré  el testimonio de cumbre de Fernando Grajales del año 1954 y del Teniente Ibánez) después la cumbre central y la principal, el objetivo era saber por dónde encarar la Sur. Bajando me descolgué por el Canalón de Fava, regresé al refugio a descansar y luego dimos toda la vuelta para buscar la pared Sur y poder estudiar mirando, cuál era el canalón más directo, yo realicé la Directa Primera Absoluta. Esa escalada en solitario fue para mí, lo más grande que me pasó en mi vida andinística. Saqué muy lindas fotos, llegué a la cumbre, hice un vivac y en esa experiencia casi muero de frío, porque subí todo el canalón que son como 800 metros, muy parecido o al estilo de la Súper canaleta del Fitz Roy. Para mí era ese un desafío increíble, terminé todo el canalón y llegué a una especie de repisa donde hice mi vivac, puse mi colchoneta, me metí adentro de la bolsa, calenté agua y la metí dentro de la bolsa de dormir ¡el agua se congeló estando ahí!, imaginen el frío que hacía. Al día siguiente apenas amaneció, seguí subiendo unas tres horas más y llegué a la cumbre. El descenso lo hice por la ruta Normal (El Collado, hasta el refugio militar) y así cumplí con mi desafío. En esos tiempos, las paredes Sur eran una meta, como en su momento en Los Alpes el desafío eran las paredes Norte. Otro desafío era “abrir rutas de escalada nuevas” en los cerros. 

Jorge “Yuyo” Tarditti en la cumbre principal del Chañi, luego de la primera ascensión a la Pared Sur (en solitario), 1985. Foto: Jorge Tarditti

 

Hice en mi vida muchas escaladas “solitarias” en roca también, en Mendoza, en Los Gigantes mismos, me gusta mucho la escalada en solitario aún hoy, con cuerda por supuesto, ponés la cuerda bien anclada abajo y vas subiendo, pasando los anclajes con un Prusik, como si alguien te estuviera dando seguros el tema es que tenés que recorrer de vuelta el largo, es trabajoso porque tenés que subir y bajar y por ahí se engancha la cuerda.

 

En la cumbre Este del Chañi (aquí recuperé  testimonios de Fernando Grajales y el teniente Francisco Ibañez del año 1954. Foto: Jorge Tarditti

 

EL ACONCAGUA

 

VIDEO

 

Aconcagua, pared Sur. Primera repetición argentina por la variante Messner. ¡Tremendo video!

 

La primera vez que fui a la Sur del Aconcagua fue en el año 1980, fue una expedición mendocina y nos invitaron a mi hermano y a mí, ellos eran Domingo Álvarez, Daniel Alto, Alejandro Randis y Jorge Vega, un equipo de  seis, llegamos muy alto, con mi hermano Eduardo tuvimos que bajar, porque la nuestra era una expedición” pesada”. Llegamos, hicimos el campamento base en Plaza Francia y empezamos a” equipar la pared”, como se decía antes. Salíamos cargados del campamento, dejábamos las cuerdas fijas, bajábamos etc., le erramos a la estrategia, digamos, no fue “al acecho” como después se empezaron a subir las montañas. Hasta esa época, se empleaba otro tipo de estrategia en las expediciones, muy pesadas, largas, trabajamos lindo porque éramos seis y armamos cordadas de a dos y  ocurrió que había un depósito muy alto, que usábamos todos pero cuando nos tocó a nosotros, mi hermano y yo, hicimos el primer ataque a cumbre y al llegar a ese lugar nos damos con que ese depósito, en el glaciar superior  ya no existía, se lo había llevado una avalancha. Tuvimos mala suerte, pero en esa época, éramos pura vida, juventud y mucha fuerza.

Después tuve otro intento, con Daniel Alto y Domingo Álvarez en 1982, llegamos hasta la Pala Messner, ahí nomás de la cumbre, pero nos agarró mal tiempo y tuvimos que bajar, ¡me quería morir!, me quedé con” la sangre en el ojo”.

En 1986, regresé y con mi hermano Poli y Raúl Storino realizamos la Primera Repetición Argentina, por la variante Messner, de la pared Sur del Aconcagua. Para llevar a cabo esta ascensión, nos aclimatamos subiendo el Glaciar de los Polacos unos días antes, me acompañaron en esta ocasión mi cuñada, Cristina Agued, mujer de Eduardo y Raúl Storino.  Cristina (la negra Agued) fue la primera mujer argentina que subió el Glaciar de los Polacos.

En 1986, en Enero, subí El Campanario con la Expedición Escuela, el Glaciar de los Polacos, el Aconcagua por la pared Sur (el 10 de Febrero de ese año). Después nos fuimos a Bolivia.

 

BOLIVIA Y EL FITZ ROY 

 

En Julio fuimos a escalar la Pared del Ancohuma pero no llegamos a la cumbre porque  me caí y casi me muero, caí en una grieta, una larga historia en una linda pared, me salvé.

Antes, en Bolivia habíamos subido dos cerros que tenían muy pocas ascensiones, de hielo, eran el Ancopiti 1 y Ancopiti 2, teníamos mucha experiencia, porque mi hermano Alberto, dos años antes había organizado dos expediciones con gente de Mendoza, San Juan y Córdoba a Bolivia y se “subieron todo”, allá hay dos cordilleras, la del Negruni y la de Chachacomani.

El 24 de diciembre de ese año (1986) hacemos la Pared Sur del Fitz Roy, concretando con Sebastián de la Cruz la Primera Repetición Argentina a la Vía Americana.

Nevado Janko Lakalla. Foto Alberto Tarditti


Comienzo de la ruta Americana del Fitz Roy, 24 de diciembre de 1986. Foto: Sebastián de la Cruz
 


Sebastián de la Cruz arriba de la supercanaleta del Fitz Roy, 24 de diciembre de 1986. Foto: Jorge Tarditti


GUÍA DE MONTAÑA Y DOCENTE 


Al comienzo, mi formación de Guía fue muy ”autodidacta”, porque de tanto ir a la montaña, lo que más me “llenaba”, era transmitir. Yo me siento una mezcla entre Guía y docente, porque cuando voy a la montaña con la gente, les enseño, les trato de dar, de dejar algo, algún tipo de enriquecimiento que vaya más allá de lo meramente técnico, por ejemplo, siempre voy a Los Gigantes, llevé gente miles de veces a este sitio guiando, pero con cada grupo o cada persona es como revivir lo que vivía en mí al comienzo, en el brillo de sus ojos veo cómo están disfrutando, lo que están viviendo y a veces los envidio y me digo: “¡cómo quisiera estar en tu lugar!”.

Armando rutas de escalada

 

La profesión de guía, debe surgir de  una enorme vocación, porque cuando sos Guía sos un poco psicólogo, un poco cocinero, un poco porteador.

Para titularme como Guía de montaña empecé a seguir parámetros, primero participé de un encuentro internacional de alpinismo que se hizo en Francia en el año 1984, al que asistí con mi hermano y la Negra (Cristina Agued). En este evento, había una mirada muy orientada a lo que es la guiada específica en la alta montaña, no sólo la parte técnica, sino también la parte física y anímica, que tienen mucho que ver. Allí tomé conocimiento de la cultura de cómo fueron los primeros guías, cómo enseñaban, cómo llevaban los secretos de la montaña, compartiendo experiencias generalmente muy fuertes. 

Después se fueron llevando a cabo varios encuentros que organizaba la Asociación Argentina de Guías de Montaña y nosotros participamos de esos cursos, también organizamos algunos similares aquí en Córdoba y los llevamos a cabo Alejandro Randis, mi hermano Alberto y yo. La sucursal del interior de la Asociación de Guías de Montaña estaba aquí en Córdoba y a mi cargo, esto fue en 1990 y de aquí salió la primera camada de guías. 

Creo que con mi familia, con mis hermanos, fuimos pioneros en esto, incluso ellos tienen más vocación de guías que yo, mi vocación es más como profesor que como guía.

Alejandro Randis también como docente y con toda su experiencia profesional formó en Mendoza la Escuela de Guías de  esa provincia.

Armando rutas “escuela”

 

Tengo que contar que llegó un momento en que tuvimos que homologar nuestro título y lo hacíamos por curriculum, la Asociación Argentina de Guías dispuso la homologación de los títulos en el año 1987 y de allí surge la primera camada de guías de la Argentina de la que formo parte y por ahí anda una foto circulando de este primer grupo.

 

DEL CHALTÉN AL TIBET

 

En cuanto a mi experiencia tengo que decir que como guía, muchas veces me he equivocado muchísimo pero también he tenido muchos logros en esta profesión. Por ejemplo, tengo ocho ascensiones a la Guillaume en el Chaltén y de esas veces, seis fueron guiando gente, llevándola a la cumbre, guiar significa de a una persona a la vez, por supuesto y siempre fue por la misma ruta, por el Canalón Amy. Uno aprende muchísimo con sus clientes, a mí me tocó que la mayoría de las veces, los clientes que he llevado a subir a montaña, eran amigos, incluso amigos muy íntimos y otras veces he guiado también a italianos porque trabajé un tiempo con una empresa italiana que me llevó al Tíbet en el año 1993,allí se armó una expedición para subir al Cho Oyu, el grupo estaba compuesto por integrantes de cuatro naciones: italianos, polacos (con ellos iba Wielicki, un ochomilista  muy conocido), catalanes y americanos. Unificamos el permiso de los cuatro grupos de expediciones y nos juntamos para ir a la zona. Entonces, trabajaba para una empresa italiana de turismo aventura. En esa ocasión no pude hacer cumbre, pero llegué muy alto, hasta 7200 msnm con el grupo de los polacos. Mi trabajo terminaba en el campamento base, que estaba a 5700 mts., creo que es uno de los campamentos base más altos del Himalaya. En esta ocasión estaba también muy entrenado, en altura, porque venía de guiar muchas veces en el Aconcagua.

Tenía una visa de tres meses  para trabajar y permanecer en el Tibet. Antes había estado trabajando en una expedición todoterreno que se hace sobre vehículos grandes y que trata de llegar a campamentos base o hasta donde se pueda llegar, tiene muchas modalidades. Esta actividad me llevó un mes, luego estuve en Katmandú esperando al grupo expedicionario casi un mes más y entonces me quedó menos de un mes para permanecer en la zona del Cho Oyu y al final se me acababa la visa. Luego de terminar mi trabajo de guía podía elegir ir a la cumbre con quien quisiera y subí con los polacos, con ellos fuimos al espolón Sur, que fue abierto por esta expedición. Ellos tenían una organización muy prusiana, por ejemplo, dentro de su esquema de trabajo, a mí me tocó llegar hasta el primer depósito entre campamento 1 y campamento 2 y este sitio estaba a 7200 mts. mi labor era llevar la carga hasta allí y bajar,  porque no me tocaba a mí seguir subiendo y se me acababa el tiempo del permiso. Sabía que con ese límite de días no iba a poder hacer un buen intento a la cumbre. El día antes de volverme, me subí un” piquito” que estaba frente al campamento base, donde hay un sector de cumbres que rodean prácticamente el campamento, esta cumbre estaba apuntando al Sur y  me quería llevar un “premio consuelo” entonces decidí subir esa “cumbrecita” que en los mapas referenciales de los polacos no tenía ascensos y a mí la altura me dio 7025 mts.

Pensé en la suerte de poder subir estas montañas ya que en otros sitios del Everest hay montañas consideradas sagradas en las que está prohibido escalar. 

 

SOBRE EL MIEDO Y EL VÉRTIGO

 

Pienso que mientras la vida me permita, seguiré guiando. Tengo muchísimas vueltas al Hielo Continental como guía, en el sentido horario y anti horario. Durante mis años como guía, me ha pasado por ejemplo,  justamente en esta zona, que he tenido varias experiencias duras, no por temor de la gente, pero en el 2014, volviendo hacia el Paso del Viento, una clienta se “rompe” un brazo, ella era muy temerosa, ¡así que imaginate!, hubo que consolarla, animarla. El miedo y el vértigo siempre se llevan dentro, no tener vértigo no es una virtud, es un defecto, yo no tengo vértigo, el vacío me atrae, me gusta asomarme al vacío y si está muy jugado, bueno, me tiro para atrás pero  es una locura, es un defecto. 

Al miedo lo podés vencer, se puede superar por ejemplo, a mí me da miedo que alguien esté parado al borde del precipicio y eso lo tengo que superar, el miedo es innato, todo el mundo tiene miedos. Otra vez estábamos yendo desde el Champaquí hacia el Sur, decidimos ir por el filo de las sierras hasta donde nos dieran las provisiones y pasaron tres o cuatro días. A la noche se forma una tormenta impresionante, había una pareja y la mujer estuvo toda la noche llorando, "qué mal que la estoy pasando”, decía, y en esa ocasión los dos tenían miedo y decidimos dejar la travesía para bajar  a Villa Larca.


Afiche de Córdoba Turismo - Cerro de la Cruz - Los Gigantes - Ruta Directisima del Techo.
Arriba Jorge Yuyo Tarditti y Eduardo Poly Tarditti. Foto: Facebook de Alberto Santiago Tarditti

 

INDUMENTARIA MARCA TARDITTI

 

Los hermanos Tarditti fueron  fabricantes y distribuidores de indumentaria deportiva, y elementos técnicos de escalada a un nivel de excelencia por aquellos años.

Jorge dice no haber participado nunca en la fábrica pero sí haber oficiado de “piloto de pruebas” de todo lo que sus hermanos (Alberto, Eduardo y Mariano) fabricaban. A decir suyo le daban a probar productos y se decían: ”si no lo puede romper el Yuyo, no lo rompe nadie“.

Con las históricas zapatillas Tarditti, desde el mirador en la Piedra de Arpoador, Río de Janeiro

 

LEGADO DE UN MAESTRO

 

Si me preguntan qué es lo más importante que yo transmitiría a quien empieza, diría que primero que nada deben encontrar la paz, “su paz” en la montaña, les diría que la Cima de una montaña no está arriba, a donde llegaste, sino que está abajo, cuando ya llegaste y superaste, lograste tu meta, que no siempre la meta tiene que ser una cumbre, lo más importante es tratar de trabajar en esa pirámide. Es según el estilo del alpinismo que uno lleva a cabo o realiza, por ejemplo, el estilo alpino es en general llevado a cabo por dos o tres personas y es distinto del estilo de montañismo de cordillera de larga aproximación, en el que suele participar mucha gente, en el que uno tiene que estar compenetrado con su compañero, no sólo en una  cordada, sino también en todo sentido, uno come, duerme, vive todo el día con esa persona y obviamente debe haber una comunión, un entendimiento. Un compañero de montaña es como un compañero que va a la guerra con uno, vos lo cuidás, dependés de él, es muy lindo lo que ahí pasa.

También es bueno e interesante el alpinismo en solitario, pero es más peligroso. En el montañismo de altura, de cota o como lo queramos llamar, se da una comunidad y debiera ser "un acto de amor” ir a la montaña.

Travesía en los Hielos Continentales Patagónicos 1997.Foto Paula Saladin

 

RESCATES EN LA MONTAÑA

 

No realicé muchos rescates en la montaña pero hubo algunos que siempre recuerdo como especiales, el primero fue el rescate del  cuerpo de Alejandro Sorondo, en Tucumán,  estuve allí, fui parte de la organización y la logística, pero no fui yo quien lo encontró, quien lo encontró fue Cristian, un tucumano muy fuerte. Más que un rescate fue una búsqueda. Esta persona había subido con un guía de Córdoba, fueron los dos, estuvieron en el Clavillo tucumano, en el Aconquija, en el filo del cerro los agarró un viento y este muchacho “se voló”. El  guía iba más adelante, se salvó porque se tiró al piso y con muchos inconvenientes logró llegar a la zona del Río Cochuna para dar aviso de que había visto desaparecer su compañero de vista y que estaba perdido arriba aunque por lo vivido, era probable que no se le encontrara con vida. Nos pidieron ayuda para el rescate, salimos de Córdoba, me ayudó el grupo GES de rescate de Córdoba, la provincia de Tucumán puso a disposición un helicóptero y logramos encontrar el cuerpo.

 

Otro rescate fue el que hicimos con Mariano Galván en el Aconcagua. Yo estaba guiando allí un grupo de cordobeses, estábamos a la altura de Nido de Cóndores y al filo Suroeste entra una pareja, un chico español y una chica de Buenos Aires, ellos subieron por ese filo y no hicieron cumbre pero empezaron a bajar pasándose de largo hasta llegar a un sitio sin salida, ni hacia arriba, ni hacia abajo, era una zona de acarreos muy parados que caían hacia la pared Oeste del Aconcagua, y ahí quedaron “enganchados”, el rescate fue prácticamente helitransportado, hicimos un campamento de aprovisionamiento de base, donde dejamos cuerdas y otros elementos porque era un rescate muy técnico, con unos acarreos, no verticales, sino de mucha dificultad, esto fue en el año 2014 y el rescate fue un éxito por la combinación que lograron hacer trabajando juntos Mariano y Horacio, “el duro” Freschi,  que es  un piloto de helicópteros muy capacitado, con mucha experiencia que en este momento está trabajando en Nepal con su helicóptero.

Hubo otro rescate que recuerdo en Patagonia, cuando Werner Herzog vino a la zona a hacer su película, Grito de Piedra. Herzog,  su  camarógrafo, y un gran alpinista Stefan Glowacz, operaban desde el Chaltén, se llevaban muchos equipos hacia la base del Torre para hacer la cumbre del cerro. Ese día, un helicóptero los lleva a ellos tres y a la novia del camarógrafo y los deja en el cerro Adela Norte, donde habían armado una cueva. Cuando el helicóptero regresaba para ir a buscar los equipos, bolsas de dormir y todo lo demás,  se cubrió todo, el tiempo empeoró y estas cuatro personas se quedaron allá arriba sin equipos ni ayuda de ninguna índole, en esa cueva de hielo. Entonces salimos todos al rescate, íbamos con Nicolás de la Cruz, para llevarles equipo, provisiones y lo que les hiciera falta, pero al ir yendo nosotros hacia arriba, se abrió el temporal  y el helicóptero logró extraerlos de ese” precario vivac” en la cueva.

También en Patagonia debimos rescatar los cuerpos ya sin vida de una cordada italiana, una pareja a quienes sorprendió una avalancha descendiendo.

En esta actividad tengo muchos recuerdos de estos accidentes y rescates, a veces exitosos, a veces con resultados fatales.

 

POR ESTOS DÍAS

 

Jorge Tarditti y familia contemplando el atardecer desde un mirador en Río de Janeiro


 

Ahora tengo 68 años y a pesar de mis lesiones, de cuatro intervenciones quirúrgicas a la espalda y dos al hombro,  el tema de escalar ha sido siempre fundamental en mi vida.

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Refugio Vuelo del Cóndor. La entrada del Paraiso

 

Hace once o doce años, junto a Julio Duarte y Marcelo Camargo, fundamos la Federación Cordobesa de Andinismo y Escalada (FeCME)que actualmente está en vigencia y están trabajando mucho con los Muros y las Palestras. Nosotros ya no estamos, dimos un paso al costado dejando lugar a los que vienen.

 

Sigo escalando, cosas tranquilas, especialmente rutas, en mi lugar en las sierras “El vuelo del cóndor”. Con Diego Molina hemos abierto ocho rutas muy bonitas en la roca, algunas son “escuela”, otras son de un grado medio de dificultad y hay otra muy dura, en un sector que se llama el ”Dulfer del mono” que es una piedra  muy parecida al Mogote Chico que está en el Cerro de la Cruz, en Los Gigantes, en este sitio se encuentran los paredones de la derecha, donde están las rutas largas, las escuelas (digo escuelas, pero algunos no lo son tanto, hay unos pasos bien” duros” de VI a más etc. está muy lindo ese lugar) y en el “Dulfer del mono”, que nombro, hay tres rutas muy buenas una de un dulfer muy parecido al clásico del Cerro de la Cruz pero con mayor dificultad.

 

Cerro de la Cruz en invierno. Córdoba 1989

 

Hay en este lugar unas rutas muy buenas para la juventud, ya no hago ninguna de ellas, me limito a dar seguro, simplemente por mis lesiones  en el hombro, pero sigo activo.

Jorge Tarditti escalando en el mirador, Río de Janeiro


CARACTERÍSTICAS DE LAS RUTAS DE ESCALADA
 

No hay ninguna descripción de la foto disponible.
La Ola - Vuelo del cóndor: goo.gl/YXEr4M Vías 5, 6. 7 y 8 (referencia en mapa principal) 5: El ojo de buda, 6: Error Conceptual, 7: Abajo te lo muestro, 8: El canto del gallo

 

Las tres primeras rutas que hicimos con Diego Molina en la pared  larga tienen nombre: 

  • El ojo del Buda, 30 mts.dificultad V.
  • Error conceptual, (la central, una laja con mucha adherencia) tiene 28 mts. dificultad VI A, después es fácil, es de IV  grado.
  • El canto del gallo, es una ruta muy bonita, escuela, de dificultad media, un IV más.y tiene 25 mts.

 

EL VUELO DEL CÓNDOR

El vuelo del Cóndor es un pequeño complejo, con la fachada de una cabaña rústica en la montaña que  tiene capacidad para seis personas y el acceso a él es muy fácil, no se ve desde la ruta, ni siquiera la entrada y este es un gran atractivo. Se llega por el Camino de las Altas Cumbres (ruta 34) en el kilómetro 38 y medio. Para los escaladores el dato es que queda a tres kilómetros de La Ola tres kilómetros y medio, hacia el lado de Mina Clavero, a mano izquierda. 

 

En la Ola, en Córdoba. Diciembre de 2014

 

En este lugar hay una tranquera transversal, no paralela a la ruta que apenas sí se ve, muy escondida, esa es la entrada del lugar. Lo que siempre recomiendo a todo el mundo es que si ven una tranquera cerrada, debe quedar cerrada después de entrar a pie o en vehículo.

 

Dando clases de escalada en la zona de El vuelo del Cóndor.

 

Hace doce años localicé este lugar que tenía muchas características muy importantes para hacer escalada, por ejemplo, había una pared de granito que protegía de los vientos fríos del Sur y  pensé en ese sitio construir un refugio. Comencé con un pequeño sitio con capacidad para tres o cuatro camas y lo fui ampliando un poquito, en el comedor sentados entramos doce personas.

 

Refugio El vuelo del Cóndor

 

Refugio El vuelo del Cóndor

 

En ese lugar vi la oportunidad de combinar el trekking, la caminata, el avistaje de los cóndores en su hábitat y la escalada. Existen ríos maravillosos, un tabaquillo de aproximadamente 800 años en una de las quebradas y se pueden hacer circuitos muy lindos. 

Refugio El vuelo del Cóndor

 

Es un lugar verdaderamente mágico, está dentro del campo de los Gonzáles, que incluye parte de “La Ola”.

Cuando comencé el proyecto, me ayudó muchísima gente muy querida, amigos, hermanos e hicimos todo “a pulmón”. Estamos empezando a promocionar este sitio y para ello tengo la ayuda de una de mis hijas, Agostina y otras personas,  porque vale la pena que lo conozca y lo disfrute la gente que ama estas actividades de montaña. 

 

Refugio El vuelo del Cóndor

 

Vamos a promocionarlo con algunas modalidades diferentes que estamos proyectando, por ejemplo: sólo alojamiento, otra forma podría ser  alojamiento y una caminata a un lugar exquisito que se llama la Cascada De las Siamesas que está sobre el Río Mano Negra (afluente principal del Río Mina Clavero). 

 

Refugio El vuelo del Cóndor

 

Sabemos que hay muchas otras ofertas ”poco serias” que pueden acarrear problemas a sus clientes, porque hay sitios como este que se ponen de moda y lamentablemente muchas montañas hoy en día se han privatizado y no se puede transitar libremente, hay que ajustarse a restricciones y  esto es más común cada vez.

Jacuzzi de piedra natural en Vuelo del Cóndor

 

MIRANDO DESDE ARRIBA

 

He notado, últimamente que hay un avance exponencial de lo que es la escalada técnica, por decirlo de alguna manera y ocurre por ejemplo con un sitio que llamamos  El cajón del paraíso, este es un sitio impresionante, donde corre un río encajonado, incluso tiene un río subterráneo, donde las paredes, de los dos lados, unas que dan hacia el Norte y otras que dan hacia el Sur tienen vías de escalada muy largas, muy técnicas, muy difíciles y los escaladores le llaman a este lugar “El paraíso”, pero porque es el sitio ideal, “el paraíso de la escalada” ya que se da hasta el hecho de que es sombreado en verano y soleado en invierno. A esto voy, es un lugar extraordinariamente bello, es un paraíso, pero los nuevos escaladores ven mucho la parte técnica de la escalada pero, parecen no ver más allá de la roca, digo, lo natural, lo grande que tiene la naturaleza a eso me refiero.

 

Atardecer en las cercanías del refugio

 

Diálogo para la revista en Córdoba

 

Mientras charlamos con el “Yuyo*, le pregunté  por un poema suyo del que yo sólo recordaba tres palabras:

…" subes, rasguñas, arañas” …

    Cuando se lo mencioné, me comentó que no tenía idea de a dónde había ido a parar, que lo había escrito hace  50 años. Después, pudo dejarme como un tesoro para mí la “ metáfora“ de su poema : 

 

    “ Escalando en la piedra, en la rugosidad de la piedra, uno pule las asperezas del Alma. Aquí en la ciudad siempre soy un desastre, me peleo con todo el mundo, soy un total impresentable pero cuando voy a la montaña, ya es otra historia, porque ahí es donde pulimos todas las aspas, las asperezas del Alma”.- 

                                   Jorge Tarditti
 


Jorge Petre comenta: Jorge "Yuyo" Tarditti, uno de mis instructores en la ETM. Encontré la foto en un libro de historia del montañismo argentino que esta en el refugio Otto Meiling. Foto: Fernando Petre


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| COMENTARIOS(5)


30/12/23 08:51
Jorge González:
Fantástica nota a la trayectoria de un grande del montañismo. Felicitaciones!

31/12/23 11:53
Adrián Falcone:
Qué hermoso artículo dedicado al buen amigo Yuyo Tarditti, con quien que compartimos un par de temporadas en El Chaltén allá a fines de los '80. Un abrazo inmenso para él y su familia.

01/01/24 04:25
Marcos Gelvez :
Grande Yuyo, abrazo inmenso y aguanten los gigantes!!!

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