Siendo la primera escuela de guías de montaña creada a principios de los 80 en Argentina, fue pionera marcando el camino de esta profesión ,que en la región del Nahuel Huapi ,ya se practicaba en los años 30, por una tradición traída de Europa
El 30 de abril de 1984, hace 40 años, se estableció como fecha fundacional de la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM). Con ello se formalizó una idea que llevaba un par de años y que preparó el camino para acceder a la personería jurídica, inicio formal de toda institución organizada. En noviembre de 1983, los socios fundadores, habían sido nombrado Guías de Alta Montaña por la Administración de Parques Nacionales (APN).
La profesión de guía de montaña tenía 5 décadas de historia en la región del Nahuel Huapi, siendo sus pioneros Otto Meiling, Alex Hemmi, Heriberto Schmoll, Otto Weisskopf, Pedro Strukelj y Dinko Bertoncelj, por nombrar solo a unos pocos. La profesión se consolido en la década del 30, con los ascensos al monte Tronador, y la publicación del primer Reglamento para Guías de Alta Montaña de Argentina, de Parques Nacionales, en 1938. La actividad de los guías de montaña tuvo mucho auge en los años 40, 50 y 60, pero luego decayó muchísimo.
Iniciada la década del 80 un grupo de jóvenes montañeses de Bariloche intentó reactivar la profesión y se propuso crear la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM). Sus 8 fundadores trabajaban ocasionalmente como guías de montaña, pero además tenía otras ocupaciones: Chulengo y Andi Lamuniere administraban el refugio Jakob; Toncek Arko y Pablo Hulskamp tenían la concesión del refugio Frey; Mario Gonzalez trabajaba en Robles Catedral; Paul Cottescu y Gabriel Rapoport se desempeñaban como instructores de esquí y Colores Di Pietro atendía su restaurante. Pero todos soñaban en poder trabajar y vivir como guías de montaña.
La AAGM nació como una asociación profesional y como un sindicato. Sus objetivos fundacionales son agrupar a los guías de montaña de Argentina, jerarquizar la profesión, promover el turismo de montaña y defender la actividad laboral de sus asociados. También se promovió que defienda los intereses de sus socios ante entidades públicas y privadas, organice y asesore la formación de los guías de montaña y establezca las tarifas mínimas que deben cobrar los guías profesionales. Hoy estos principios continúan vigentes y deben ser recordados.
Al cabo del primer curso oficial, donde se recibieron 7 personas, se llevó a cabo una reunión de camaradería entre los fundadores y los nuevos guías, a la cual se invitó a participar a veteranos montañeses y también a numerosos pioneros de la profesión en Bariloche. Asistieron Otto Meiling, Dinko Bertoncelj, Martín Jereb, Anselmo Weber, Pedro Strukelj y Hugo Jung, a quienes se distinguió como socios honorarios.
A los cinco años de su fundación, y merced al buen nivel de sus cursos de certificación de Guías de Trekking en Cordillera (GTC), la AAGM obtuvo el reconocimiento de la APN mediante la resolución 268/89, la cual puso en vigencia un renovado “Reglamento de Guías y Baqueanos” que estableció que las categorías de guías de alta montaña y trekking en cordillera se habilitaban en base a los cursos dictados por la asociación profesional que los nuclea. También fijó normas sobre los baqueanos, los que se habilitaban por las intendencias de Parques de su jurisdicción.
Al no existir ningún organismo oficial que certifique con idoneidad a los guías de montaña, la AAGM comenzó a dictar cursos para evaluar a los andinistas y escaladores que suponían estar capacitados para ejercer la profesión. Así se comenzó a certificar a los guías de trekking en cordillera, quienes posteriormente fueron habilitados por Parques Nacionales y diferentes organismos públicos de todo el país.
Con el paso de los años estos cursos se fueron perfeccionando y lograron el auspicio de innumerables organismos oficiales, entre los cuales se destaca la Universidad Nacional del Comahue, la Administración de Parques Nacionales, la Secretaría Nacional de Turismo, la Universidad Nacional del Sur, la Federación Argentina de Ski y Andinismo y varios organismos provinciales y municipales. Los cursos dejaron de ser meramente evaluativos e incluyeron módulos formativos.
La actividad de un guía de montaña es principalmente técnica, requiere conocimientos de montañismo y experiencia en montaña. Debe conducirse con prudencia y diligencia según las reglas del buen arte de la guiada teniendo en cuenta las circunstancias de tiempo, lugar y personas. La obligación del guía es de medios y no de resultados. Puede cancelar, suspender, interrumpir o modificar la actividad y/o itinerario cuando a su juicio lo aconsejen circunstancias tales como: condiciones de terreno y/o climáticas desfavorables, si las personas guiadas evidencian no reunir la aptitud psicofísica adecuada para el desarrollo seguro del itinerario previsto, si incumplen con sus instrucciones, si se presentaran a tomar la actividad sin equipo adecuado, u otras circunstancias que lo ameriten.
En su ejercicio profesional los guías de montaña deben tener una conducta adecuada a las reglas y técnicas del buen arte de la guiada según las circunstancias de personas, tiempo y lugar, transmitiendo conocimientos y valores relacionados con la montaña, el respeto al ambiente, los valores de los habitantes y otros montañistas, el patrimonio fósil, arqueológico y cultural.
La asociación tuvo desde sus inicios un formato nacional y por ello se convocó a los colegas residentes en otras regiones de montaña en Argentina. Los primeros profesionales no barilochenses asociados fueron Alejandro Randis, Daniel Burrieza, Miguel “Lito” Sánchez y Daniel Rodríguez, en julio de 1986, a los cuales también se les extendió el título de Guía de Alta Montaña AAGM. Así se formó la Delegación AAGM Mendoza y Cuyo, la primera del país.
A partir de los años noventa el turismo de aventura y las excursiones de trekking, así como las escaladas y ascensiones guiadas a las montañas de la cordillera andina se han incrementado notablemente y por ello la AAGM estableció nuevas delegaciones regionales en diferentes lugares de la Argentina, las cuales reúnen a los guías y socios allí residentes. Son agrupaciones con autonomía regional que operan en forma descentralizada y permiten un funcionamiento realmente federal de la AAGM.
La mayoría de las mismas se crearon con un curso que certificó a los lugareños capacitados para ser guías GTC. En 1992 se dictó el curso en El Calafate y otro en El Bolsón, en 1993 en la región de San Martín y Junín de Los Andes y en 1994 en Córdoba y Esquel. En 1996 los cursos tuvieron lugar en El Chaltén y Ushuaia y se repitieron en El Bolsón en 1997 y el volcán Lanín en 1998. Estos cursos volvieron a llevarse a cabo en Mendoza, Bariloche, El Chaltén y otras regiones. En 2011 se mudaron al noroeste argentino, a Catamarca, Salta y Jujuy.
La categoría GTC se consolidó en todo el país y a partir del 2005 se modificó su nombre por el de Guía de Montaña (GM). En el marco de los primeros 10 cursos GTC dictados en Argentina, egresaron un total de 73 profesionales. Los cursos fueron mayoritariamente evaluativos, por lo cual se requería un buen currículum deportivo previo y también antecedentes en las actividades de montaña.
En la AAGM había consenso que para ser guía de montaña en primer lugar hay que ser un buen montañista. Saber caminar por las montañas, escalar y en lo posible esquiar. Y también tener el equipo completo. Luego, en los cursos, se ensañaban normas de seguridad básico que se debe tener cuando se realiza la excursión con clientes. Esto también ocurre para ser instructor de esquí, o guía de rafting, pesca, caza mayor, etc. En los cursos no se enseña la actividad, eso debe ser aprendido previamente.
La formación de guías de alta montaña (GAM) requirió un camino más largo y el mismo no estuvo exento de obstáculos y también un grave accidente, ya que, en el curso de 1994, en el monte Tronador, una avalancha arrastró a sus 10 integrantes, falleciendo tres de ellos.
¿Qué decir después de eso? No quedaron palabras para poder explicar lo sucedido: fatalidad, negligencia, impericia, sucesión de errores, ignorancia, inocencia, soberbia, estupidez, mala suerte. Todo a la vez. ¿Y cómo sigue la vida después? Pasamos de escalar en las rocas, caminar en la nieve a arrastrarnos en el pantano de la culpa.
Procesar el golpe mientras la vida de los afortunados continúa requirió reagrupar la AAGM y volver a ponerla en un rumbo. Un rumbo que fuera consecuente y que reflejara un aprendizaje. La lección se aprendió con una dosis importante de introspección y honestidad. No es un camino fácil repasar el porqué del accidente. Pero hay que andarlo varias veces, muchas veces.
En la AAGM se acordó una meta que solo pudiera alcanzarse con trabajo, humildad y honestidad. La lección aprendida así lo imponía y para ello en 1999 se inició el proceso para ingresar a la Unión Internacional de Guías de Montaña (UIAGM), la entidad que agrupa a los GAM de todo el mundo. Eso implicó capacitaciones en Europa, modificar la estructura formativa, elaborar nuevos programas de cursos y alcanzar el nivel técnico requerido internacionalmente, incorporando el esquí de montaña y módulos de rescate.
El trabajo dio sus frutos y en 2005 se logró que la AAGM sea admitida en la UIAGM como socio pleno, habiendo sido la formación de los primeros 10 guías UIAGM argentinos supervisada minuciosamente por veedores internacionales. A partir de entonces se han dictado 6 cursos y se han formado y recibido 62 profesionales GAM UIAGM, que trabajan en varias cordilleras del mundo.
A partir del 2012 comenzó el proceso de ingreso a la Unión Internacional de Líderes de Montaña (UIMLA), asociación internacional que agrupa a los Guías de Trekking en todo el mundo, lo cual también se concretó con los primeros egresados en 2015.
Desde entonces la AAGM no solo es la única asociación profesional de guías de montaña con el carácter de socio pleno en la UIAGM sino que también es la única que otorga esta certificación y también la de la UIMLA. Entre los años 2008 y 2012 dictó el curso de capacitación en esquí para los GAM UIAGM de Perú, Bolivia y Ecuador, en el marco de la Unión Sudamericana de Asociaciones de Guías de Montaña (USAGM), y en la actualidad apadrina a la Asociación de Guías de Montaña de Chile para que ingrese como socio pleno en la unión internacional.
Paralelamente se organizaron los cursos para Guías de Esquí en Montaña y también para los Guías de Escalada en Roca. En 2019, la AAGM creo el Instituto Superior Argentino de Guías de Montaña (ISAGM) que desde entonces reúne a todas sus formaciones profesionales.
La AAGM tiene 10 delegaciones regionales en Argentina, con más de 700 asociados, de los cuales 450 son activos y trabajan en las montañas de todo el mundo. Cada delegación agrupa a los guías que trabajan y residen en esa región o bien lo que eligen pertenecer a esa delegación. Eligen al delegado que se encarga de las gestiones necesarias para que el trabajo profesional de los asociados pueda llevarse a cabo con normalidad. También pueden organizar cursos de capacitación en la delegación, reuniones sociales y prácticas profesionales.
En 2021 la AAGM creo el Centro de Información de Avalanchas (CIAv), con sedes de información en las regiones de Bariloche y El Chaltén, que durante los inviernos emiten un parte diario sobre los peligros en la montaña nevada. Esto requirió una importante capacitación de sus integrantes y también una inversión en equipamiento para poder recabar la información en las montañas.
Teniendo en cuenta las características de las montañas patagónicas, sumado a la histórica y actualmente creciente actividad tanto recreativa como profesional en terreno nevado, es que en 2024 la AAGM lleva a cabo su cuarta temporada del CIAv, a modo de servicio gratuito a la comunidad, con el objetivo de brindar al público las herramientas necesarias para poder minimizar el riesgo de accidentes.
El CIAv se encarga, por medio de la publicación de un Boletín de Peligro de Avalanchas (BPA), de informar a la comunidad sobre el estado de las condiciones nivo-meteorológicas de cierta región montañosa, en nuestro caso, las montañas que aledañas a Bariloche y El Chaltén. Esta información se publica junto con recomendaciones de gestión de riesgo y material informativo y educativo. Es un servicio a la comunidad, con el propósito de evitar accidentes y brindar educación a los usuarios.
Con el apoyo del gobierno de Rio Negro, Parques Nacionales, el CAB, empresas privadas y donaciones se ha podido brindar el servicio de pronósticos de avalanchas en forma exitosa, teniendo una excelente respuesta de los usuarios y demás instituciones involucradas, y pudiendo capitalizar un importante aprendizaje en cuanto a la operación del servicio y las necesidades a futuro, siempre teniendo en cuenta el crecimiento exponencial de la actividad.
El BPA se realiza actualmente durante la temporada invernal en Bariloche y El Chaltén y está a cargo de la subcomisión de Nivología de la AAGM, la cual también coordina, asesora y audita a las distintas delegaciones del país.
Las personas encargadas de las observaciones, el análisis y la publicación de la información son profesionales de la montaña, con amplia capacitación en las áreas de nivología, meteorología y gestión de riesgo en terreno nevado.
La comunicación de los boletines diarios se realiza por medio de la página www.avalanchas.com.ar y de las redes sociales Facebook e Instagram.
El trabajo de análisis de condiciones se logra con la colaboración y el apoyo de otras instituciones como la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche (CAX), Catedral Alta Patagonia, Baguales y el Parque Nacional Nahuel Huapi.
La operación se lleva cabo mediante pronosticadores rentados que realizan las observaciones y los análisis coordinados por la subcomisión de Nivología de la AAGM. A eso se suma la contratación de personal de los refugios de montaña, quienes cumplen la función de reportar diariamente datos sobre las condiciones de la nieve, y un asesor técnico, que se encarga de la instalación de estaciones y cámaras de acceso remoto.
Debido a que la zona a la que corresponden las estimaciones diarias son de grandes dimensiones y a que el estado de la nieve varía según las condiciones atmosféricas y la orografía particular de cada montaña, es de suma necesidad abarcar en las observaciones la mayor superficie posible para poder captar las diferencias que pudieran presentarse en las distintas áreas.
Esto es posible mediante el uso de estaciones meteorológicas, cámaras de acceso remoto, la realización de perfiles estratigráficos y observaciones de estabilidad de la nieve, y el estudio de condiciones en corrales de nieve, entre otras cosas.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023