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Ascensión invernal al Cerro Madre en la provincia de Mendoza.

Esta aventura invernal fue escalar, con temperaturas que rondaban los 20 grados bajo cero, a este cerro conocido también con el nombre de Altura Madre de 4123 metros, cuya iconica silueta se puede observar desde el Refugio Grajales, ubicado en la Quebrada de Vargas, en la zona de Penitentes, de la provincia de Mendoza

Lucas Roberto López

Lucas Roberto López

Edición: CCAM



“La tierra que pisaban mis pies, lecho de algún mar prehistórico, era un revoltillo de arena oscura y gruesa y piedras pequeñas. Más allá de aquellos cerros había otros cerros idénticos, cientos de cerros que se prolongaban hasta el infinito. La tierra arenosa no revelaba ninguna huella, ninguna señal de que se hubiese pisado. Seguí andando, bregando con el suelo engañoso que cedía un poco y a continuación se nivelaba con grumos de arena gris (...). El este grisáceo se iluminó, cambió al rosa, luego al rojo y a continuación emergió la gigantesca bola de fuego entre las montañas ennegrecidas. En toda aquella desolación dominaba una pasividad abrumadora, la rutina desganada del día que sigue a la noche, y no obstante, la intimidad misteriosa de las montañas, su milagro consolador y mudo, convertían la muerte en un acontecimiento de escasa importancia”.

 Pregúntale al polvo. John Fante

 

Integrantes: Yuri Chalak y Lucas Roberto López

En la Montaña de Yeso. Cerro Madre por detrás

 

Ubicación del Cerro Madre. Provincia de Mendoza, Argentina


Desde este sentir que nos legó el escritor John Fante, a partir de su trato con el ambiente montañoso, nuevamente nos encontramos presentes en otra actividad de montaña para disfrutar de aquella “pasividad abrumadora” e “intimidad misteriosa” que nos propone el relieve orográfico.

Por lo tanto, durante la última semana de julio, nos adentramos en la Quebrada de Vargas para realizar algunas actividades invernales en las inmediaciones de la Quebrada de Laguna Seca. Sabíamos que tendríamos temperaturas bajas y, por lo tanto, debíamos diagramar con precisión el tiempo de actividad que desarrollaríamos durante cada jornada. La noche que llegamos a Los Penitentes (2580m), y que vivaqueamos al costado de la ruta, nos introducía en un día que rondaría, en esa altura, entre los 2° y los -9°. Para los próximos días se esperaba en Los Penitentes una baja de temperatura paulatina, entre máximas y mínimas que se iban a mantener entre los -2° y los °-15. Entendiendo que durante esos días nos encontraríamos haciendo base a casi mil metros más de altura, y realizando actividades entre los 3500 y 4100 m (cada 100 m de desnivel positivo, la temperatura disminuye 0.65°), nos suponíamos con jornadas dignas de esta estación del año.

Rutas de ascenso a Cerro Madre

Ruta desde Los Penitentes a Co. Madre


Área del Refugio Grajales (3.200 mts)

Volver a ingresar en la Quebrada de Vargas nos remontó a actividades pasadas desde recuerdos muy agradables: desde la circunvalación al Penitentes, hasta distintas actividades cuatromilistas realizadas hace algunos años (entre el Co. Penitentes y distintos morros en dirección al Co. Visera, y entre el Co. La Embarcada, el Co. Serrata, el Co. Pírámide Negra y el Co. Guimón). A medida que comenzábamos a transitar la quebrada, el arroyo de Vargas se dejaba avistar, tímidamente, entre la nieve y el hielo que cubría la mayor parte de sus márgenes. El sonido de su caudal nos permitía asentir sobre su presencia. Asimismo, tuvimos que vadear en varias ocasiones sobre hielo y nieve.

Finalmente, con el tiempo de actividad y presupuesto para llegar a este sitio, arribamos al Refugio Grajales en una nueva ocasión. El Cerro Penitentes otra vez nos recibía con sus contrafuertes fabulosos. Asimismo, un afluente congelado de una anchura considerable, que atravesaba la picada hacia el refugio, a unos 50m de él, nos obligó a subir unos 30m por la ladera para poder atravesarlo por el espacio más angosto de su meandro helado, realizando -por no detenernos y colocarnos los grampones- cierto equilibrismo circense al pisar por algunos peldaños de pequeños arbustos que intentaban vencer la masa de agua congelada.

Conociendo que la Quebrada de Vargas se ha vuelto un escenario interesante y concurrido para muchos montañistas desde hace algunas décadas, podíamos prever la presencia de contingentes en el área del Refugio Grajales. Es verdad que en invierno la participación en estas zonas disminuye en relación a otras épocas del año, aunque las posibilidades de la práctica montañista en esta quebrada suelen desprender un ratio mayor en relación a otras quebradas de la zona. Sabíamos que en la Quebrada de Visera iba a haber presencia montañista de algunos grupos durante la semana previa a nuestro arribo a Mendoza.

Vista hacia Refugio Grajales y el arroyo Vargas

Refugio Grajales

Yuri preparando el almuerzo en la Quebrada de Laguna Seca

Arroyo Vargas en el área del Refugio Grajales. Vista a la ladera opuesta al Cerro


Pero desconocíamos si en la Quebrada de Vargas nos encontraríamos con grupo alguno. Por ello, en caso de arribar al sitio del Refugio Grajales con mucha presencia humana, en donde debíamos establecer nuestro campamento base, teníamos la opción de acampar en la Quebrada de Laguna Seca: que, por otro lado, nos permitiría una mejor ubicación geográfica (no de exposición a los elementos) para las distancias a cubrir en las jornadas previstas. Sin embargo, al llegar al Refugio Grajales y no encontrar carpa alguna, decidimos hacer uso del área del Refugio para nuestra estadía. Durante el tiempo que allí estuvimos, sólo dos grupos de tres y dos montañistas se acercaron al área durante los primeros dos días para subir el Cerro Penitentes. El resto de nuestra permanencia en la Quebrada de Vargas no advirtió actividad montañista ajena a nosotros.

Habiendo establecido nuestra base en el Refugio Grajales, nos propusimos confirmar la elaborada planificación de días de actividad, suponiendo diversas jornadas para reconocer la zona de la Quebrada de Laguna Seca. La jornada donde iba a hacer menor temperatura en nuestra estadía, hicimos una aproximación hacia el Paso Diapiro -a 1 km del Cerro Trigonias. Salimos antes del amanecer, con una caída de nieve telgopor. Luego, al ingresar a la Quebrada de Laguna Seca, el aumento de la velocidad del viento y la nevada más intensa e intermitente, hicieron que resultará ejercitado poder entrar en calor, refugiándonos en grandes bloques de piedra para poder hidratarnos y consumir algo de comida de marcha.

Por momentos, azotaba un viento blanco con temperaturas que llegaron a oscilar entre los -25° y -22°. Asimismo, en otra jornada, abordamos el área del Co. Amarillo y Co. Quebrada Blanca a partir del tránsito por corredores de hielo y nieve desde una ruta no normal. El uso de grampones y piquetas nos permitió una buena tracción por ellos, alcanzando la subida de una pala de hielo y nieve que nos montó en un col a 4100m: el cual nos conducía hacia el corredor que se dirige directo al Embudo pre-cumbrero.

Área cercana a Confluencia

Nivel de congelación en el Arroyo Vargas, a la altura del Refugio Grajales

Yuri junto al Arroyo Vargas


Ascenso invernal al Cerro Madre (4.123 mts)

Finalmente, otra de las jornadas involucraba el ascenso al Cerro Madre por medio de una ruta directa. El Cerro Madre, a veces también conocido como Altura Madre, parece que es una elevación algo controversial. Los criterios para denominaciones como ‘cerro’ o ‘altura’ son variados y, principalmente, dependen de los parámetros que se tomen en relación a la prominencia topográfica -generalmente se dice que la prominencia topográfica indica el desnivel mínimo que hay que descender desde la cima de una montaña para alcanzar la montaña más cercana que sea más alta.

En el caso del Madre, existen criterios diversos según cartografías y publicaciones varias de gran interés y de conquistada autoridad. Por ejemplo, según la página AndesHandBook, quien considera al Cerro Madre con una altura de 4123 m, afirma que su criterio de publicación es de cerros con prominencias de al menos 100 m., pero que sin embargo puede haber excepciones con algunos cerros a partir de diferentes condiciones: por la historia del cerro (en donde existen antecedentes en los cuales se habla del cerro como tal, en publicaciones con cierto reconocimiento), por la tradición del cerro (el cerro es conocido por lugareños y/o visitantes de la zona, teniendo el nombre del cerro uso común), y por la posición geográfica especial del cerro (si el cerro es cabecera de una valle, por ejemplo, lo cual permite, desde diferentes puntos, dar la impresión de tener una prominencia importante y que por esta razón se haya hecho conocido).

Bajo esta normativa, AndesHandBook considera que el Cerro Madre -que no poseería una prominencia mayor a los 100 m.- cumple la segunda de estas condiciones. Esta prominencia menor del Cerro Madre llegó a que se lo considerara muchas veces meramente como ‘altura’. A veces esta noción de Altura puede dar lugar a pensar en nociones como ‘antecima’ o ‘cumbre secundaria’. En otro material pudimos conversar sobre estas cuestiones también (ver artículo “Travesía cuatromilista en las cumbres La Embarcada, Serrata, Pirámide Negra y Guimón. CCAM. Julio 2020). Pero para recordar algunos aspectos, es preciso considerar que, generalmente, se denomina con ‘antecima’ o ‘antecumbre’, a la elevación del terreno que queda a menor cota que la cima o cumbre de una montaña a la que estaría unido. Se estima que una ‘antecima’ tiene una prominencia menor a los 30m. (y con poco aislamiento topográfico), mientras que sí se considera como cumbre o cima a aquellas elevaciones que tengan prominencias mayores 30m y menores a 300 m - cuando la prominencia es superior a 300 m ya se habla de montaña.

Área de acampe en el Refugio Grajales

 

Botella congelada durante la noche en el Refugio Grajales

 

Refugio Grajales y los cerros Madre y Serrata por detrás


De esta forma, ante la distinción entre ‘antecima’ y ’cumbre secundaria’, se entiende que la ’cumbre secundaria’ podría tener una prominencia mayor a 30m, como así también -a diferencia de la ‘antecima’- poseer cierta entidad propia. Estos dos últimos aspectos son cumplidos por el Cerro Madre. Por un lado, hay que descender un poco más de 40m, a los 4060m, para conectar con cierto filo riscoso que conduzca hacia el Punta Salada de 4345 m (el cerro más cercano y más alto al Co. Madre) -recordemos que estos cerros también están distanciados por el valle de Punta Salada Noreste, ubicado a 3925 m. Por otro lado, el Co. Madre se aísla del Co. Serrata 4229m a través del llamado ‘col del Serrata’, ubicado a 3700 m. Por otro lado, esta autonomía histórico-tradicional que puede retratarse desde varias publicaciones, lo constituyen como un cerro con ‘entidad propia’.

Hasta incluso, el Cerro Madre llama su atención desde cierta característica en lo que respecta a su posicionamiento geográfico. Por ejemplo, ya desde el Refugio Grajales se observa su cónica silueta enfrentada a la arista oeste del Serrata. En su publicación “Los Hielos Olvidados”, Glauco Muratti -quién data sobre el primer ascenso a esta elevación, en 1994, por Macelo Gómez, Yamila Cachero y María Juliana Núñez - la considera de aspecto “agradable y piramidal”.

Asimismo, la altura del Cerro Madre también presenta diversas mediciones desde diferentes publicaciones. Desde los 4061 m, hasta los 4164 m, y pasando por los 4080 m. y 4100 m. Como bien se sostuvo, AndesHandBook logra posicionarla en los 4123 m., y optamos por considerar esta medición media autorizada.

Finalmente, debemos mencionar que también este cerro tuvo su pluralidad onomástica. En cierta oportunidad, por noviembre de 2013, un grupo de montañistas subieron a la cumbre del Cerro Madre y colocaron una cruz con la inscripción ‘Cerro Lince’, entendiendo que era una elevación que aún no estaba bautizada, debido a que en su ascenso no existía picada alguna y que en la cima tampoco se divisaba pircado cumbrero. Sin embargo, el nombre tradicional que se le da a este cerro, y por el cual hasta hoy en día se lo identifica, es el de ‘Madre’. Actualmente, en la cima del Cerro Madre sólo se puede identificar un pircado cumbrero.

Acarreo del cerro Madre

 

Vista desde el Punto Panorámico, con vista a la Montaña de Yeso y el Cerro Madre por detrás

 

Desde el col entre el Valle del Yeso y la Quebrada de Laguna Seca. Vista hacia acarreo NNE del Cerro

 

Amonite en estribaciones del Cerro


Ruta directa NNE

Saliendo del Refugio Grajales a las 8.30hs, logramos llegar inmediatamente a la zona de la Confluencia -la cual permite adentrarse en la Quebrada de Laguna Seca- para ascender hasta el Punto Panorámico (3400m), permitiéndonos una visión magnífica en esta altura. La vista desde el Punto Panorámico hacia el Cerro Madre permite distinguir una elevación rocosa que se le antepone: la denominada Montaña de Yeso. Esta elevación permite alcanzar un desnivel positivo mayor a los 3400 m del Punto Panorámico: precisamente llega a alcanzar los 3790 m, aproximadamente. Luego, para continuar rumbo al Cerro Madre, se debe descender de altura a un collado que permitiría el paso entre el Valle de Yeso -en los alrededores del Portezuelo Serrata- con la Quebrada de Laguna Seca.

Por lo tanto, considerando múltiples variantes, confirmamos nuestra propuesta de trazar una singladura directa y continuar por la Montaña de Yeso: de terreno removido, inestable, inconsistente y agrietado. De esta manera, fuimos ganando metros hasta tener que descender hacia el col que permite el tránsito entre el Valle de Yeso y la Quebrada de Laguna Seca (aproximadamente en la altura hacia la entrada al Valle de Punta Salada Noreste). Siguiendo esta ruta directa, hay que enfrentar un considerable acarreo de piedra suelta y sostenida inclinación. Allí, para el ojo atento, se puede reconocer algunos restos de amonites. Esta ruta directa (NNE), se distingue de otras rutas de ascenso a este cerro: como la que se realiza normalmente desde el col del Serrata (NE - vía normal), y de la que se realiza desde la Quebrada de Laguna Seca (NNO) -ruta que tomamos para el descenso.

Alcanzando el fin del acarreo, logramos acceder a su cima atravesando algunos manchones de nieve -en los cuales tuvimos que hacer algunos escalones con las botas. De esta manera, pudimos montarnos en el filo final que conduce a la cumbre del Cerro Madre -la separa un desnivel aproximado de 80 m y 200 m de distancia- desde el cual puede divisarse el pircado cumbrero. Finalmente, llegados a la cumbre, alcanzamos una vista panorámica de estética amplitud.

Lucas en la cumbre del Cerro Madre

 

Yuri en la cumbre del Cerro

 

Vista desde la cumbre del Co. Madre hacia el Cerro Penitentes, la Quebrada de Laguna Seca y el Valle Tres Cerros


Las visión que se permite en esta cumbre habilita la contemplación: hacia el Este y el Sur, el Valle de Yeso, el Cerro Serrata y el col homónimo, como así también las elevaciones orográficas ubicadas en la Quebrada del Río Blanco; hacia el NNE, se puede permitir una apreciación del Cerro Penitentes, la Montaña de Yeso y la Quebrada de Vargas; por otro lado, hacia el sector Oeste y NNO, se pueden divisar los cerros Punta Salada, con el Valle homónimo, la altura Laguna Seca, el Cerro Trigonias y el Cuatro Agujas, el Paso Reichert, los cerros Amarillo y Quebrada Blanca, el cerro Soler y el Valle Tres Cerros, entre otras apreciaciones. Luego de 5 hs de actividad, logramos alcanzar semejante escenario.

Sin embargo, el espacio de cumbre no nos permitió estar más de 30 minutos, debido a las bajas temperaturas que comenzaban a sentirse producto de un aumento de viento. Por lo tanto, comenzamos el descenso alrededor de las 14hs, sabiendo que en el Refugio Grajales el sol se ocultaba a las 16:45hs, y que a las 19hs ya oscurecía. De esta manera, decidimos reponer algo de energía, 80 m más abajo, con un pequeño almuerzo luego de descender el acarreo hacia la Quebrada de Laguna Seca, antes de finalizar nuestra actividad una hora y media después alcanzando finalmente, a las 17hs aproximadamente, al Refugio Grajales.

Al día siguiente realizaríamos la actividad mencionada en la zona del Cerro Amarillo y Quebrada Blanca, para luego, en la madrugada subsiguiente, descender hasta Los Penitentes por la Quebrada de Vargas en un descenso nocturno estimulante.

Nuevamente, concluimos nuestra estadía en la cordillera mendocina en modo ‘beatus ille’ (“dichoso aquél”): pues entendemos la salida a la montaña como un retiro excelente a lo sencillo, contra la ambición mundana y ajetreada de la urbe.

Vista hacia la Quebrada de Laguna Seca desde la Montaña de Yeso

 

Vista desde la cumbre del Co. Madre hacia el Co. Serrata y el col homónimo

 

Vista hacia los cerros Amarillo, Quebrada Blanca y Soler


Ascenso invernal al Cerro Madre. Provincia de Mendoza


 


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