Hay que saber que en la cultura incaica no todos los habitantes podían consumirla ya que era usada solamente por la realeza , la cual también controlaba su producción
La hoja de coca fue considerada un componente ritual en las sociedades andinas desde hace milenios. En la colección del MAAM (Museo de Arqueología de Alta Montaña), caracterizada por el alto grado de conservación de sus objetos, se depositan restos de vegetales de plantas antiguas que formaron parte del ajuar funerario de los tres niños incas ofrendados en la cima del volcán Llullaillaco a 6.700 m. Entre estos vegetales, encerrados en preciosas chuspas (bolsas) de textiles de cumbi y plumas, se encuentran algunos conteniendo hojas de coca de 500 años de antigüedad.
En las sociedades andinas la relación con el ambiente fue y es muy importante, por ello los vegetales han jugado un rol central en el sistema de creencias, costumbres y conocimientos, insertos en una cosmovisión originaria. Dentro de la flora andina destaca la planta de la coca, que por sus cualidades estimulantes, fue sumamente apreciada. La importancia de la coca ha quedado plasmada a través de variadas representaciones iconográficas en diferentes soportes, tales como cerámica, piedra, metal, hueso, madera, entre otros, evidenciando el uso ancestral que daban a este vegetal los pobladores americanos del subcontinente.
Un complemento para el uso de la coca es la llipta o llicta, una masa formada por una mezcla de cal y/o ceniza vegetal, sustancia que potencia la extracción de alcaloides de la coca. En otros lugares de Sudamérica existen evidencias arqueológicas de pequeños recipientes denominados “caja de llipta” que contenían ceniza vegetal y/o una mezcla de cal triturada. La antigüedad del consumo de la coca evidenciado a través de las cajas de llipta ha sido datada desde el 8.850 a.C., período en que los recolectores - horticultores del arcaico dejaron sus huellas en algunas inhumaciones, conteniendo en su ajuar caracoles y otros enseres asociados al consumo de coca.
Existen numerosas evidencias del uso de la coca a través del tiempo, especialmente durante los períodos de Desarrollos Regionales e Inca (1.000 – 1.432 d.C.). En el tiempo del incario la hoja de coca fue consumida por la elite simbolizando un elemento jerárquico y ceremonial.
Luego de estos períodos, a la llegada de los españoles al continente americano, el uso tradicional que se le daba a la hoja de coca es transformado por la administración colonial, quienes fomentaron su consumo a favor de la producción, debido a que sus propiedades energizantes reducían el hambre de los trabajadores y beneficiaban la producción en detrimento de la salud.
El cultivo de la coca exigía cuidados y ambientes especiales para su prosperidad, los terrenos aptos para su crecimiento debían ser húmedos y con alto grado de nutrientes, combinado con clima cálido. Por otra parte demandaba gran cantidad de tiempo y personas para el cuidado en su cultivo a efectos de lograr una buena cosecha. Una vez cosechadas eran llevadas a zonas frías para completar su secado y se conservaran por varios meses secas, verdes y sin gusanos.
Esta tarea productiva necesariamente implicaba un grado de organización sociopolítica que manejara la producción a gran escala, situación que los Incas con su Estado pudieron llevar con provecho.
La coca fue uno de los principales indicadores de intercambio y movilidad a corta y larga distancia. Sin embargo, su comercio implicó un proceso de desarrollo el cual se inició en épocas tempranas hasta llegar a complejizarse posteriormente. En algunas zonas del Ecuador (Valdivia) se postula para el formativo (1.800 a.C.) la existencia de rutas de intercambio bien establecidas, con personas “mercaderes” encargadas de realizar esa tarea, la cual se realizaba mediante caravanas de llamas, tradición todavía presente en los Andes.
El cultivo de la planta de coca continúa realizándose en los Andes con fines de uso tradicional, sobre todo en Perú, Bolivia y Colombia. El masticar coca se identifica principalmente con situaciones de trabajo, rituales y prácticas religiosas. La coca es considerada además una expresión de relaciones sociales en prácticas ceremoniales, siendo incorporadas en las festividades religiosas católicas actuales. En la medicina tradicional tiene un papel fundamental, ya que los conceptos de buena salud, enfermedad y muerte, están siempre asociados a su utilización como medios. Otra forma actual del uso tradicional de la coca es como “pago” a manera de tributo en acción de gracias a la naturaleza y también es empleada por algunos yatiris como elemento predictivo. Por lo tanto la coca continúa jugando un rol importante en el sistema social, cultural y de creencias de los pueblos tradicionales de los Andes.
En el Noroeste Argentino, pese a no ser una zona propicia para el cultivo, su consumo es uno de los más popularizados en los Andes. En las provincias de Salta y Jujuy su comercialización y consumo han sido legalizadas, no existiendo restricciones al respecto a diferencia del resto del país. Es común ver en las calles, comercios, a trabajadores, profesionales, hombres y muchas veces mujeres consumiéndolas, por ello el consumo de las hojas de coca en estas provincias es casi masivo y no existen diferencias sociales ni de género que lo restrinjan, hecho que lo diferencia del resto de los países andinos donde su consumo está circunscrito a las poblaciones campesinas, connotando una diferenciación social muy acentuada en el uso.
Una de las estatuillas masculinas de oro que muestra su rostro descubierto, evidencia en su mejilla izquierda un acullico (bolo de coca) y porta además una chuspa (bolsa) donde se solía llevar la provisión de coca. A estos personajes se los solía denominar “coqueros” siendo los únicos que podían consumir las sagradas hojas en ceremonias y rituales.
Un trozo de llipta formado por cenizas vegetales se encontró en una chuspa de lana que formaba parte de las ofrendas de la doncella.
Dos chuspas entretejidas con plumas contienen en su interior hojas de coca, las que rellenan completamente el saco.
Hojas trituradas de coca se conservan sobre el rostro de la doncella, particularmente distribuido sobre sus labios. Al interior de la boca, sobre el pequeño espacio que dejan los labios se observa una coloración oscura semejante al que se produce por la masticación de coca.
La coca, hoja sagrada de los incas, desde el más alto adoratorio del incario, en la cima del volcán Llullaillaco, estas hojas entre otros elementos rituales, han quedado preservadas para la humanidad como silentes testigos de una cosmovisión propia de los Andes, cuyas raíces se hunden en la profundidad de los tiempos.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023