Cómo utilizar los patines para realizar ejercicios adaptados al esquí
- 15/11/2013 -
Aún recuerdo mis primeros patines. Era muy pequeña y me compraron unos de esos que se enganchaban al pie con las zapatillas de deporte puestas, y que se alargaban para cuando el pie fuera creciendo. Mis padres me bajaban a la calle cogida de la mano hasta que pude sostenerme sola. Años más tarde, llegaron mis primeros patines de bota. Blancos; los clásicos de toda la vida. Hasta que también se me quedaron pequeños. Llegué a tener unos que para mí eran de lo más: unos patines negros que me regaló mi abuela, a los que les ponía frenos de distinto color al reponerlos por el desgaste. Me encantaba bajar a la calle con los amigos para hacer carreras; jugar a hacer piruetas; saltar por las escaleras o tirarme por la rampa de mi portal. No importaba caerse porque no teníamos miedo.
Pero esto duró más o menos hasta los 12 años. Cada vez bajaban menos niños a la calle y teníamos otras actividades. Los patines se quedaron guardados para no volverse a usar. Creo que fue con 17 años cuando quise volver a tener unos iguales. Pero para sorpresa mía no los encontraba. Esos patines con los que tantos buenos momentos pasé, prácticamente habían dejado de venderse. Los patines en línea habían ocupado todos los lugares y toda la atención. Y a pesar de que acabé encontrando un par, eran de muy mala calidad. Se me rompieron a la semana y no volví a patinar más.
No hasta hace 3 años, cuando un amigo me regaló unos patines en línea. Yo quería que los cambiara porque quería mis patines de toda la vida. Aunque le costó convencerme, al final consiguió que les diera una oportunidad. Pensé que no tendría problema en manejarlos… y me equivoqué. Nada más levantarme con ellos, me di cuenta que poco tenían que ver con los otros. Los pies se me torcían hacia dentro, los frenos no estaban en el mismo lugar, tenía que impulsarme de otra manera, y hasta la forma de girar me parecía diferente. En fin, he de reconocer que no me hizo ninguna gracia. Y además, ya no era como antes: ahora sí que me daba miedo caerme. Sin embargo, no me faltaba ni el equilibrio ni la coordinación. Supongo que esa infancia con patines de algo había servido. Acabé haciéndome a la idea y poco a poco he ido aprendiendo de nuevo.
Y toda esta historia surge de un pensamiento: "quién me habría dicho que acabaría patinando para esquiar".
Cuando hice la planificación para esta temporada me propuse coger los patines a partir del mes de octubre, aunque esta vez sería para hacer ejercicios adaptados al esquí. Y en ello estoy. Voy a una carretera larga con poca inclinación, y allí estoy durante 1 hora o más subiendo y bajando. No sólo me está ayudando a recordar parte de la técnica de esquí que aprendí el año pasado, sino que hay movimientos que estoy asimilando de nuevo debido a su similitud.
A continuación voy a compartir algunos de estos ejercicios, los cuales han sido planteados y desarrollados por Álvaro Mena.
Cada uno de estos ejercicios cumplen con unos objetivos específicos dirigidos al mantenimiento o mejora de la técnica en el esquí alpino. No se trata de hacerlos a gran velocidad, sino de hacerlos correctamente y así posteriormente aumentarla (de hecho en el vídeo se ve cómo los hago lentamente). Además, se sigue una progresión en la que se comienza sin los bastones para acabar haciendo uso de ellos.
* Parto de la base de saber mantenerse sobre los patines, desplazarse (paso patinador) y superimportante saber frenar. No voy a dar nociones de cómo aprender a patinar, ya que esto correspondería a un trabajo previo.
Lo primero que debemos hacer es adoptar una buena “posición base”. Para ello nos adelantaremos flexionando tobillos y rodillas e inclinando el tronco ligeramente hacia delante. Los patines deben de estar paralelos con las puntas mirando hacia delante y con una separación a la anchura de las caderas. Nuestra mirada debe mantenerse al frente.
Ponemos nuestras manos en las rodillas dejando caer el peso de los hombros en ellas. Nos dejamos deslizar y realizamos virajes. Para ello si hacemos un giro hacia la izquierda, ejerceremos más presión sobre nuestra pierna derecha (que es la que queda al exterior). Y al contrario, si hacemos un giro a la derecha, ejerceremos presión sobre nuestra pierna izquierda.
Ponemos los puños entre las rodillas, nos dejamos deslizar y realizamos virajes. Intentamos que los patines se mantengan paralelos y en simetría.
Igual que el ejercicio 1 pero en esta ocasión realizamos un ligero movimiento de flexión y extensión de rodillas en cada viraje (movimiento vertical). La extensión se hace entre final e inicio del siguiente giro y la flexión se mantiene durante éste.
Lo mismo que el ejercicio anterior pero con los puños entre las rodillas.
Adoptamos la posición base y ponemos los bastones en las palmas de nuestras manos. Hacemos virajes (con flexión y extensión) cuidando que las manos no bajen y se mantengan en la altura de la cadera.
Cogemos los bastones como si fuéramos a esquiar. Realizamos virajes manteniendo la posición.
En posición base y con las manos relajadas a la altura de la cadera sujetando los bastones, alterno clavadas de bastón (toques en el suelo). Cada clavada se realiza con un movimiento de muñeca, al final de flexión de las rodillas.
Ahora nos dejamos deslizar haciendo virajes. Hacemos una primera clavada de bastón durante el final de curva, y la segunda clavada entre final e inicio de la siguiente.
Se comienza Igual que el ejercicio anterior pero termina con una transición en la que los virajes se acortan y se hace sólo una clavada de bastón.
Es el ejercicio final en el que se complementan todos los gestos y el trabajo de los ejercicios anteriores, realizando una sóla clavada de bastón.
Fuente: www.esquiesther.blogspot.com.es
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