Cultura · La Montaña y el Hombre

El mensaje que recibimos de la montaña

En este interesante y valioso artículo, el autor nos invita a descubrir las enseñanzas que la montaña tiene para el hombre, invitandonos a reflexionar sobre el propósito de su existencia

Hugo Zapata

Edición: CCAM



El concepto montaña es eje de referencia en todas las culturas del mundo. No hay país en el planeta que no esté afectado por esta imagen poderosa de la naturaleza, que nos impregna con tres conceptos claros:

Inaccesibilidad, durabilidad y pureza, de las cuales su forma nos deja el símbolo puro que representan estos conceptos. Todo puede cambiar en nuestro planeta: la geografía, las civilizaciones, las etnias, la historia, pero el cielo y las montañas siempre estarán. Cuando el cielo no sea más cielo y las montañas dejen de estar allí, es que nuestro planeta habrá muerto.

Cordón del Cachi – Palermo. La mayoría de las montañas y picos que forman el cordon fueron y son
considerados lugares sagrados por los habitantes locales. Foto: Christian Vitry


La montaña

Siempre la montaña estuvo relacionado con la religiosidad, desde los más lejanos orígenes históricos siempre fue la morada de los dioses o de aquellos bendecidos por ellos, en contraposición con la caverna, que siempre estuvo asociado con los ritos mistéricos y el inframundo.

El Huascarán, techo de la Cordillera Blanca y de Perú. El macizo alberga dos montañas distintas,
el Huascarán Sur y el Huascarán Norte

Nevado Illimani, corana la ciudad de La Paz, en Bolivia. Los profundos collados marcan sus cuatro cumbres, pero por su dominancia es considerada una sola montaña


La aventura de ascender

Quien decide enfrentar este riesgo, este desafío, este esfuerzo que lleva el cuerpo, la voluntad y la mente  al límite, al borde de la extinción, a una altura en el que la vida comienza a retirarse para dejar espacio al reino del más allá,  como casi nada en este mundo, tienen una motivación que no es la usual en el resto de las personas.

Una gran independencia, un deseo de aventura, y una inconsciente búsqueda de la verdad

El primer motivo, la independencia, es lógico: el que enfrenta el desafío de la montaña solo cuenta con su propia habilidad, su propia voluntad, y su entrenamiento. El segundo motivo, la aventura, también es lógico: ir a un lugar donde pocas personas llegan, para contemplar una visión diferente a todo lo que podemos encontrar en el resto de los escenarios, andando un camino en el que la civilización se apartó de su camino para elegir lugares más amables y dóciles, porque la montaña nunca permite el acceso a los débiles.

El tercer motivo es más difícil de discernir por su carácter más espiritual: difícilmente una persona que con esfuerzo haya llegado a la cima de una montaña no se ha interrogado respecto a la existencia de otro mundo invisible a nosotros, o a la existencia de un dios, sea este de la denominación que quieras, en resumidas cuentas de la trascendencia del ser humano como algo más que carne y sangre. No sin motivo cuando pensamos en una divinidad, nos encontramos mirando el cielo.

Expedición a través de los Andes de Atacama camino al Volcán Veladero y el Pissis.

Expedición a través de los Andes de Atacama, Volcán Veladero. Foto: Guillermo Glass, Ernesto Samadjian, Nicolás Pantaleón

 

Nevado Sajama, la montaña mas alta de Bolivia y de la Cordillera Occidental


Lo sagrado

Por ello, casi todas las culturas del mundo han dotado a las montañas de un carácter sagrado, por ser la residencia de sus dioses o espíritus más puros, desde el Olimpo griego a la ciudad de Asgard para los nórdicos, o como también el fabuloso monte Nemrut en el sur de Turquía, donde se halla el maravilloso Hierotheseion, o el mítico Monte Meru (nombre cuya traducción del sanscrito seria Paraíso), cuya existencia mitológica se halla compartida por diferentes tradiciones orientales como el budismo, el jainismo y el hinduismo, el cual de acuerdo a algunos textos hindúes, el mismo está compuesto de 109 picos, entre los cuales el más alto es el monte Kailās (donde se encuentra la morada del dios Shivá).

Según los textos clásicos Mahā Bhārata y Rig-veda, el monte Kailás se encuentra físicamente en los montes Himalaya. En el resto de los picos del monte Meru viven además 33 millones de dioses (entre los que se destacan Visnú y Brahmá). En cambio para el hinduismo tradicional, el monte Meru tiene 450.000 kilómetros de altura (en comparación, el planeta Tierra tiene 12.800 km de diámetro), tiene forma de cono truncado muy alargado, consta de un solo pico, y se encuentra en el centro del Yambu Duipa (lo que para nosotros seria Eurasia). Según el pueblo tibetano, el Monte Meru sería el monte Kailash, donde estaría el hogar del dios Shiva, lugar tan sagrado que no se conoce que haya sido escalado antes, por respeto a su valor religioso.

La tumba de Antíoco Theos, Hierotheseion, en la cumbre del Monte Nemrut en Turquia

 

Monte Kailash, Tíbet. Foto: www.es.sacredsites.com

 

Se dice que el monte Penglai está en el mar de Bohai, frente a la costa china. Imágen: Yuan Jiang


El Monte Meru (también conocido como Sumeru), es uno de los montes más importantes desde el punto de vista de las doctrinas metafísicas de la antigüedad, compartiendo valor con el Monte Alborj de los Persas, el Monte Kaf de los árabes, y el Monte Monserrat en España. También debemos recordar al Monte Penglai Shan, hogar de los míticos 8 inmortales de la cultura china. Un referente aparte merecen las dinastías egipcias, que teniendo en cuenta que en su ámbito geográfico no había montañas, decidieron erigir las suyas propias, las pirámides de Keops, Kefren y Micerino, construcciones cuyo significado verdadero aún está a la espera de ser revelado.

La potencia de la imagen conceptual de la montaña es tal en la imaginería humana, que al querer representarla en un símbolo pictórico, lógicamente lo hacemos con la imagen de un triángulo. Y es la forma de nuestra sociedad un triángulo, mejor ejemplificado como una pirámide, que explica fácilmente que la cima de la sociedad no es para todos, y que solo muy pocas personas llegan al pináculo del poder. Y esta imagen se sigue replicando de tal manera, que las oficinas de las multinacionales o empresas de mayor poder económico siempre se hallan en la parte más alta de los edificios. Nuestras montañas, de acuerdo a nuestra sociedad urbanística y carente de religiosidad, hogar de los nuevos dioses del siglo XXI.

Monte Olimpo de Ólympos, «el luminoso»,  Grecia

 

Monte Sinai, Egipto

 

Monte Tabor, Israel


Lo simbólico

Si queremos interpretar lo que significa el concepto montaña desde un punto de vista no filosófico o místico sino espiritual, esto es, asumiendo su imagen de poder y reconociendo su efecto en la conciencia de la sociedad humana, imagen que solo puede equipararse con las imágenes del astro sol, la tormenta, el cielo estrellado y el mar, es correcto observar el lugar que ocupa este concepto en las religiones y culturas tradicionales más antiguas de la humanidad. Nosotros los occidentales, herederos de una cultura en la que se fusionan el pensamiento de las sociedades griega, romana y cristiana, tenemos en nuestro acervo cultural un texto escrito por el filósofo griego Hesiodo, quizá el más antiguo hasta el momento del que se conservan escritos (Siglo VII A.C.) del cual se conservan tres obras: Teogonía, Los Trabajos y los Días y El Escudo de Hércules. En la Teogonía describe, inspirado por las Musas, el origen de todas las cosas, desde los Dioses, las geografías hasta las personas. En el principio existían Caos,  Gea y Eros. Este Eros es el del comienzo del mundo, el que otorga el impulso procreador, la unión sexual, la necesidad de crear nueva vida, y por su poder es que de Gea salen las Montañas, el Ponto (o el Mar) y Urano (la Bóveda celeste), con vocación de perdurabilidad.

El mundo comienza a extenderse porque ya existen dos principios, uno femenino (Gea)  y uno masculino (Urano). Pero de Gea nacen los Ourea (en griego antiguo Oὔρεα, de οὔρος oúros u ὄρος óros, etimología de la palabra ‘montaña’) estos son los dioses primordiales (protogonos) o demonios rústicos de las montañas. Raramente mencionados, eran descendientes de Gea (la Tierra) sin padre, y por tanto hermanos de Urano (el Cielo) y Ponto (el Mar). El Helicon, el Olimpo, el Etna, el Nisa, el Citeron, el Athos, son algunas montañas de la Helade consideradas como entidades de origen divino. Pero eso implica que para la antigüedad griega, las montañas solo son hijos de Gea, esto es, de la Tierra, pero no tienen reconocimiento del Cielo (Urano), por lo que no alcanzan para llegar a ser dioses. 

Las imágenes pictóricas de la antigüedad los representaban como ancianos gigantes de larga barba sentados con carácter meditabundo en la cima más alta. Pero nuestra palabra “montaña” desde el punto de vista de la cultura romana, viene del latín montanea, y es un sustantivo femenino, reforzando la idea de su origen desde el punto de vista de una deidad femenina, esto es, Gea.

Apacheta en el Abra del cerro Acay, Salta. Foto: Christian Vitry

 

Caminos incas en Quebrada del Toro, Salta

 

Ruinas Arqueológicas más altas del mundo, ubicadas a 6.720 mts en el volcán Llullaillaco, Salta (6.749 mts). Foto: Christian Vitry. Las montañas como objeto de culto. Antropología y Arqueología

Ruinas Arqueológicas más altas del mundo, ubicadas a 6.720 mts en el volcán Llullaillaco, Salta (6.749 mts).
Foto: Christian Vitry


Lo espiritual

Como espiritual entendemos ese ámbito del ser humano que lo lleva a efectuar diferentes practicas o a mantener determinados pensamientos tendientes a mantener una comunicación, comunión o vínculo con un principio o ente siempre no perceptible, de carácter superior al practicante, que reviste carácter de sagrado, y cuyo eje de referencia siempre estriba en la separación total o parcial de su vínculo con lo material,  fenomenológico o mundano con fines a una evolución o trascendencia. La espiritualidad es propia del ser humano, no hay etapa histórica o cultura que no haya tenido una forma de interpretar lo invisible, y es la principal fuente de interrogantes de cada ser humano que camina este mundo.

La Pirámide, un contrafuerte del Aconcagua, Mendoza, donde el 1985 fue localizada una momia infante ofrendada por los incas hace cinco siglos. Foto: Christian Vitry. Las montañas como objeto de culto. Antropología y Arqueología

La Pirámide, un contrafuerte del Aconcagua, Mendoza, donde el 1985 fue localizada una momia infante
ofrendada por los incas hace cinco siglos. Foto: Christian Vitry

 

Nevado de Cachi, Salta


La experiencia personal de escalar la montaña

Entonces hay en el inconsciente del ser humano una analogía entre la experiencia de escalar una montaña, con la experiencia de ascender a un estado espiritual, ya que en ambos casos se repiten los mismos hechos y parámetros.

1) El abandono de una realidad mundana en aras de una realidad más pura del mundo
2) El avanzar hacia un territorio desconocido y riesgoso poco transitado por el común de los mortales solo guiado por su voluntad y su espíritu.
3) La llegada a un lugar en que se obtiene una visión diferente del mundo.
4) La experiencia, que producirá un cambio radical en la persona y que lo acompañara durante el resto de su vida.
Pero esta experiencia, de que tipo es? 

Si la analogía entre escalada y ascensión, como termino general, es de tipo inconsciente, como afecta a los que la experimentan?

Aquí solo puedo referirme a dos ejemplos que se hallan en el ámbito religioso de Occidente, esto es: el ejemplo de Moisés en el Viejo Testamento, y el de Jesucristo en el Nuevo Testamento.  Moisés, profeta y legislador hebreo, recibió el encargo de Yahwe de liberar al pueblo hebreo, mantenido como esclavo por los egipcios, y llevarlos a la Tierra Prometida. Ascendió entonces al Monte Sinai,  donde recibió por parte de Yahwe las Tablas de la Ley, conjunto de principios que conformarían parte del pacto entre el pueblo hebreo y su dios. En el transcurso de su peregrinar, Moisés cometió una falta a su promesa, por lo que Yahwe lo condeno a no poder entrar a la Tierra Prometida de Canaán. Moisés, ya anciano y al borde la muerte, solo pudo subir al Monte Nebo, y contemplar la Tierra Prometida desde lejos, para luego morir. 

Jesuscristo, mesías e hijo de Dios, antes de comenzar a transmitir su mensaje,  hace ayuno 40 días y 40 noches, momento en el cual es tentado por el Diablo; habiendo fracasado este en dos intentos, decide subirlo a la cima de una montaña desde donde se veían todos los reinos del mundo, haciéndole saber que esos reinos eran suyos y se los ofrecía a cambio de que lo adorara. Posteriormente, ya iniciando el camino de su sermón, sube hasta el Monte Tabor, en donde se transfigura y su forma se torna radiante. Pero el mesías sabe que su destino es la crucifixión, por lo que es llevado al Monte Gólgota (Calavera) donde expía los pecados de la humanidad con su sufrimiento. El mensaje es claro: la montaña es el lugar donde puedes recibir un don que transforme tu vida, como asi bajar con la expiación sea por faltas propias, sea por destino.

Cara SE del Bonete por donde discurre la ruta del primer ascenso de 1970. Cerro Bonete, La Rioja

Cara SE del Bonete por donde discurre la ruta del primer ascenso de 1970. Foto: Guillermo Almaraz

 

Cerro Inca (4.700 mts.), La Rioja. 20 Años del Club Andino Inti. Foto: Facebook Club Andino Inti


Completando el círculo

Para finalizar, me gustaría recomendarles una película del año 1979, Encuentros con Hombres Notables, del director Peter Brook,  basada en el libro homónimo autobiográfico que habla sobre los primeros años de búsqueda de la Verdad espiritual por parte de un filosofo del siglo XX conocido como Georgieu I. Gurdjieff, quien habiendo nacido en Armenia a fines del Siglo XIX, muestra diferentes eventos que protagonizo durante su temprana vida, que le hicieron reflexionar sobre el rol del ser humano en este mundo. Siendo adolescente, ve una competición entre diferentes miembros de una tribu, que acercándose a un valle rocoso entre montañas, buscaban mediante un instrumento de música o un canto, arrancarle un eco a las rocas. Esta escena que paso a describir ocurre a es a partir del minuto 04:

Reunida la tribu en el medio de un valle rocoso, un anciano dice:

“Cada 20 años nosotros los ashojs nos reunimos para medir el poder de nuestro arte. Este valle es único. Solo un sonido de calidad especial hará vibrar las piedras. Aquel que pueda producir ese sonido será el victorioso…” El primer  miembro de la tribu que comienza, utiliza un instrumento musical parecido a una flauta, pero su sonido no hace cantar a las piedras. El segundo miembro de la tribu que continua,  comienza a entonar un canto, pero el resultado es negativo. El tercer miembro que sigue, utiliza un instrumento musical parecido a un laúd, pero con su sonido las piedras siguen mudas.  El cuarto miembro de la tribu que sigue, también entona un canto, pero las piedras siguen negándose a responder.  Por último aparece un quinto competidor, que comienza utilizando un instrumento musical parecido a una flauta, pero luego de hacer reverberar su melodía, deja la flauta y comienza a entonar un canto. Y aquí sí, las piedras le responden haciendo eco de su canto, una, dos, tres, cuatro veces, hasta que los tonos se pierde en la lejanía de las montañas. La escena es maravillosa y el significado es claro. Los instrumentos musicales son la voluntad, el canto es el espíritu. Si quieres oír hablar a los grandes hijos de la Madre Tierra, haz vibrar tu voluntad y tu espíritu al mismo tiempo, y conseguirás que las piedras hablen. Este es el mensaje de las montañas.

Chimborazo, la montaña mas alta de Ecuador

 

El Nevado de Huandoy en la Cordillera Blanca con sus cuatro cumbres, Perú

 







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Centro cultural Argentino de Montaña 2023