Nacida en la provincia de Mendoza, donde era muy querida y respetada, fue la primera argentina en conquistar un ochomil, el Gasherbrum I, oportunidad en la cual, desafortunadamente, durante el descenso encontró la muerte
Nació el 5 de abril de 1972, en Guaymallén, Mendoza, Argentina; vivió en el distrito kilómetro 11, en el Guaymallén más profundo. Estudió la carrera de Análisis de Sistemas. La vida la puso a prueba y en poco tiempo perdió a un hermano en un accidente de autos y a su esposo en una actividad de motos enduro.
Nancy fue una montañista argentina y guía de alta montaña, con varios ascensos al Cerro Aconcagua.
Luego del accidente de su marido, se dio cuenta de que lo que la informática no era su vocación ya que un día comprendió que su futuro no iba por allí sino que estaba en la montaña.
Ingresó y aprendió el montañismo en la Escuela de Guías de Montaña coronel Valentín Ugarte y de esta forma, comenzó a practicarlo en distintos puntos de nuestro país y Sudamérica; y como guía de alta montaña, actividad con la cual comenzó poco a poco a adquirir una fuerte experiencia, logrando no solo esto, sino cada vez más afianzarse en esa vocación que había descubierto.
Entre esa experiencia estaban sus nueve ascensos al Aconcagua, a otras importantes cumbres como, el Pissis, el intento al Sajama y Huayna Potosí, en Bolivia, el Tocllaraju, en Perú, entre otros.
De sonrisa fácil, de pocas palabras, más si el interlocutor era nuevo, fue una mujer tenaz, perseverante, de gran capacidad física y técnica, y poseía un impertinente espíritu de montañera, que fue quizás lo más valioso, lo más importante, lo cual hacían de ella, una buena compañera de cordada.
Nancy, había descubierto la montaña y ahí iba su esfuerzo, amaba la montaña, ese era su mundo, su hábitat, su medio de vida. Y esa montaña, fue precisamente la que le dio ese espíritu y de la misma manera, fue que un día también decidió quitárselo, con la intención de guardársela para sí misma.
Pero esas son las reglas en la vida del montañista, en una actividad de riesgo permanente, donde por las peligros objetivos y subjetivos que tiene no existe el cien por cien de seguridad, tanto en lo técnico como en la adaptación a la altura, al clima, etc.
Comenzó la actividad de montaña por el año 1996, cuando interpretó el llamado de la montaña.
En el año 2000, viajo con Ulises Corvalán, y unos clientes para realizar el volcán Sajama, en Bolivia, lamentablemente, el mal tiempo les jugó una mala pasada y no pudieron coronar la cima del más alto cerro boliviano.
Ella alternaba aprendizaje con experiencia, trabajando para Fernando Grajales, en cada temporada del Aconcagua, hecho que le posibilitó ir juntando dinero para una experiencia mayor, aquella que llegó finalmente en julio de 2003.
La conocí y compartí con ella y un grupo numeroso de montañistas en el año 1999, cuando planificamos y escalamos, junto con el destacado andinista Jaime Suarez González, el ascenso al volcán Pissis. Nos reunimos en el ingreso del camino minero que nos llevaba hasta la base del volcán, saliendo de la ruta nacional que se dirige al paso San Francisco; ahí conocí a Nancy, una mujer con aspecto deportivo, viva su mirada, con una sonrisa fácil, con buenas cualidades para el deporte de montaña, actividad esta que pude comprobar in situ; esa tarde por lo prolongado de la marcha nos instalamos en un vivac a aproximadamente 4 kilómetros de Plaza Mar del Plata, mientras que un grupo de cuatro integrantes junto con Jaime y el suscrito, nos adelantamos para ver el camino para acercar los vehículos hasta el campamento base, campamento Mar del Plata. Decidimos hacer una caminata hasta el lugar y Nancy participó voluntariamente en el reconocimiento, ello me dio una buena imagen por ser voluntaria en esta actividad, no era de las personas que se quedan en la retranca para recibir todo digerido, salió con nuestro grupo para ver el mejor camino para llegar al campamento base.
Ya en la ascensión, su participación, fue con la masa del grupo, que coronaron la cima principal del volcán, el día 19 de noviembre de 1999.
En el relato de Jaime Suarez González, responsable de la coordinación del personal civil que participó en la expedición al volcán Pissis, nos decía: Durante el mes de octubre del año 1999 me encontraba finiquitando algunos detalles de una expedición que en pocos días más encararíamos al Nevado Pissis.
Era una ambiciosa empresa en la cual participábamos miembros de UPAME (Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada), Ejército Argentino, Policía de Mendoza invitados por el RIM 16, y el Club Andinista Mendoza.
El grupo ya estaba prácticamente armado y restaban sólo detalles pequeños de organización. En esas tribulaciones y coordinaciones me hallaba, cuando una chica joven estaciona su bicicleta en la puerta de mi oficina.
Se dirige a mí y me solicita que había sido autorizada por el Club Andinista Mendoza para participar en la expedición que por favor la incorporara.
No pude dejar de apreciar su juventud, y con mucho cuidado le pregunté: - ¿El Club te autoriza, pero tus padres lo saben?
Sonrió y de inmediato me respondió: - ¡No soy tan joven, tengo 27 años, incluso he estado casada! Evidentemente su grácil figura y delicadeza de trato, le hacía representar menos edad que la que tenía.
Era Nancy Silvestrini, una excepcional andinista, como después pude apreciar durante la expedición y una gran compañera del todo el grupo de participantes. Participó entre el grupo de civiles integrado por 11 personas, junto a compañeras como Mirta Sarmiento, Beatriz Orellana, Adriana Domínguez y Constanza Ceruti.
El 19 de noviembre festejaba junto a sus compañeros el arribo a la cumbre CAM, la más alta con sus 6.795 MSNM., del Nevado Pissis.
Cuatro años después moriría en el Gasherbrum I.
Nos decía la andinista mendocina, Adriana Domínguez: Nancy Silvestrini, la andinista argentina que escribió un capítulo importante en la Historia del Montañismo Argentino, al ser la Primera Mujer Argentina en ascender una montaña de más de 8.000 metros, objetivo sumamente esperado y soñado por casi todas las personas que practican esta actividad. Este hecho puso bien alta la vara para cualquier mujer argentina que quisiera entrar en el mundo de la Alta Montaña e intentar algún ochomil.
Encuentro un poco difícil escribir acerca de una persona importante en el ambiente de montaña y que ya no está con nosotros físicamente, pero Sí en la memoria de todos quienes la tratamos y por supuesto está en los libros o artículos de Historia del Montañismo Argentino. Esto es sumamente importante para que la conozcan todos los que transitan en esta época la montaña.
Trabajaba en la Escuela de Guías de Montaña, de Mendoza, y fue allí el primer encuentro con Nancy. Se inscribió en la escuela con la idea de introducirse en la actividad de montaña, llegar a profesionalizarse como guía y continuar así con la pasión que sentía por las actividades al aire libre y de aventura.
Al poco tiempo llamó mi atención, no por sus buenas condiciones físicas, necesarias para ingresar a la carrera, si no por su actitud, tranquila, perfil bajo, ávida de aprender todo lo necesario y más. Era de las personas que la vida les muestra en un instante lo efímeros que somos, algo que la gente común, aunque lo escuche repetidamente no entiende hasta que un hecho infortunio te abre los ojos y la mente. Ella estaba un par de escalones más arriba con este tema, la mirada hacia la vida no era igual, era como si no quería perder oportunidades, devorar cada instante completamente, era ir siempre por más. Eso me impactaba, la admiraba, aunque a veces, yo, mucho más cauta no la podía seguir en esas miradas.
No pasó mucho tiempo en que, unidas por el gusto de caminar, ascender cerros, explorar lugares desconocidos por nosotras y algunos amigos, comenzamos a coincidir en muchos objetivos, algunos pequeños, como entrenamientos en la precordillera, travesías, etc., y otros un poco más ambiciosos como el Cerro Pissis en Catamarca, al Noroeste de Argentina, o Aconcagua. Compartimos también ascensiones en el Cordón del Plata. Una vez para el festejo de mi cumpleaños hicimos una travesía muy interesante, por cerros de más de 5.000 metros, uniendo el Cerro Lomas Blancas en Vallecitos y terminando en el Cerro Falso Santa Elena en la zona del Salto, Potrerillos, junto a otros amigos de la montaña como Ulises Corvalán, o Lito Sánchez, compañeros también de la Escuela de Guías. No puedo dejar de nombrar por supuesto, las temporadas que vivíamos en Plaza de Mulas, campamento base del Cerro Aconcagua, yo como una de las encargadas de un campamento y ella con sus primeros trabajos como asistente de guía.
Durante los años que conocí y traté a Nancy, vi siempre una joven mujer con una espíritu decidido, pocas dudas la invadían, pocas vueltas daba para emprender, miedos algunos, seguro, como cualquier mortal que se acerca a un mundo poco explorado, pero nada la detenía, eso es lo que veía, si algo internamente la inquietaba, nunca lo supe, ya que siempre la vi seguir, siempre seguir, a pesar de los cimbronazos que le dio la vida, eso fue admirable y tener ese espíritu le permitió convertirse en la primer mujer argentina en llegar a pisar la cumbre de un ochomil, el Gasherbrum I.
Juventud, fuerza, decisión, sacrificios, ambición, trabajo, voluntad, perseverancia, sueños, capacidad, oportunidad, amistad, éxitos, todas estas palabras resumen lo que vi en Nancy Silvestrini.
Un compañero de cordada Miguel Ángel Sánchez, más conocido por su apodo, Lito, nos comentaba: Conocí a Nancy, mientras cursaba la carrera de Guías de Alta Montaña y Trekking en Mendoza, siempre inquieta, entusiasta a la hora de trabajar. En los años que duro su paso por la escuela, la vi progresar mucho, trataba de ser buena en todo. Recuerdo que tuvo un accidente esquiando, se quebró una pierna, pensamos que después de eso no volvía, pero no fue así, se repuso y terminó la carrera. Le gustaba mucho salir a la montaña, compartimos salidas a Precordillera, Cordón del Plata, salíamos bastante. Luego, trabajando en el Aconcagua, así siguió nuestro contacto y así nos hicimos amigos, era una persona cálida, sencilla, para mí fue muy fácil hacer amistad con ella.
Hizo técnica en hielo, pero donde más se notó su evolución fue en la roca, Fernandito Grajales, fue en muchas ocasiones su compañero, escaló en Chiguído, Valle Hermoso, Frey.
Ulises Corvalán, su exnovio y también montañista, nos recordaba: La última salida que hicimos juntos fue una travesía integral, del San Bernardo al Colorado; fuimos los dos solos. Llegamos al Centro de Ski de Vallecitos una noche, siendo las 23,00 horas. Vivaqueamos al lado del vehículo y a las 03.30 de la mañana salimos hacia arriba. Íbamos sin botas dobles, ni equipo técnico, livianos, así sin nada. Nuestra intención era hacerlo en el día, pero nos volvimos por las malas condiciones del tiempo y las dificultades en la roca.
Estando en el Frey, interrumpe los días de escalada y regresa a Mendoza; el viaje a Pakistán ya era un hecho. Con un grupo de amigos le organizamos una fiesta en su casa. Brindamos, charlamos, nos reímos mucho. Antes de irme nos quedamos unos minutos en la puerta hablando, le recomendé algunos truquitos para aclimatar mejor. Nos dimos un abrazo, apretado, cálido, lleno de afecto y nos prometimos a su regreso concluir aquella travesía. Se veía feliz.
Aquél 30 de mayo, Nancy, dejaba su hogar en Guaymallén, sin saber que era para siempre. Pero partía con toda la felicidad e ilusión del mundo en sus manos.
Con un sueño que estaba por cumplirse, estaba yendo a la meca mundial del montañismo en pos de conquistar una de las tantas montañas más complicadas del mundo; el Gasherbrum I, en Pakistán, uno de aquellos en la lista de los catorce más altos, en la Cordillera del Himalayas.
Gasherbrum I, conocido también como Hidden Peak, o K5, es la tercera montaña más alta de Pakistán y undécima de la tierra.
Tiene una altitud de 8.068 metros SNM. Está situado en el Karakorum, Baltoro Mustagh, a los 35° 43’ 00” de latitud Norte y a los 76° 42’ 00” de longitud Este de Greenwich. Gasherbrum I, fue bautizado como K5, quinto pico del Karakórum, por T.G. Montgomery, en el año 1856, cuando vio los picos de la cordillera del Karakórum por primera vez.
Es el undécimo pico más alto de la tierra; también se lo conoce como Hidden Peak o Moravi I. entre los años 1889 y 1929, británicos e italianos, tipografían y fotografían la montaña por primera vez. Sir Martín Conway, acuña el término de Hidden Peak, para denominar esta bella montaña piramidal y diferenciarla del Gasherbrum II. Fue objeto de una exploración por una expedición internacional conducida por G. O. Dyhrenfuorth, en el año 1934; luego, un intento fue realizado por la cordada de A. Roch y H. Ertl, con la idea de lograr llegar hasta la meseta superior del cerro; posteriormente, hubo un intento preciso por alcanzar la cima y realizar la escalada del mismo, en el año 1936, con la expedición de Henry Ségogne. Fue realizado por la vertiente Meridional, pero el mal tiempo, con características monzónicas, hizo abortar la empresa.
En el año 1958, una expedición norteamericana dirigida por Nicholas Clinch y compuesta además por Peter Schoening, Andy Kauffman, Tom McCormack, Bob Swift, Tom Nevison y los oficiales de enlace Mohd Akram y S. T. H. Rizvi.
Se seleccionó la vía que intentó Roch, instalando cuatro campamentos de altura hasta la casi llanura somital, cuyo declive suave, permitió lograr alcanzar la cima. Solo un campamento más de altura se instaló; el transporte de cargas y reforzamiento de los campamentos de altura fue muy pesado, pero luego de abastecerse, la cordada de ataque, fue constituida por Peter Schoening y Andy Kauffman. Raquetas y esquís cortos fueron utilizados para franquear el espolón Sureste y la arista de Urdok.
El 4 de julio de 1958, la cordada mencionada llegó al punto culminante, en medio de un enorme frío y a través de nieve profunda. En la mañana del 5 de julio, Kauffman y Schoening, después de haber dormido ayudados por un modesto flujo de oxígeno, dejaron la tienda a las 05,00 de la mañana. Habían fijado los grampones con las finas maderas de los cajones de alimentos, utilizándolas como raquetas para la nieve.
Empezaron la subida en forma lenta superando un modesto desnivel. Al mediodía, colocaron su segunda bombona de oxígeno, aumentando el flujo en tres litros el minuto. Pasaron por una nieve polvo, suelta y luego, una dura, helada, se enfrentaron a una roca terminal. Siguieron por un canaletón, algo empeñado y a las tres de la tarde alcanzaron la cima. Estuvieron por cerca de una hora en la cumbre, sacando fotografías y a las 21 horas arribaron a la tienda.
Fue convenido de no arriesgar más enviando otra cordada a la cima. El esfuerzo de los vencedores duró 10 horas, superando en este tiempo un desnivel de 970 metros. El asedio a la montaña, duró 36 días. Peter Schoening, ingeniero químico norteamericano, nació en el año 1927, había realizado varias ascensiones en los Estado Unidos y participó en la expedición de Houston, al K2, en el año 1953.
El 10 de agosto de 1975, una expedición ligera de dos componentes, dado que los porteadores habían quedado en el campamento base, escalaron la cara Norte del Gasherbrum I. ellos fueron Peter Habeler y Reinhold Messner; fue la primera ascensión de un ochomil en estilo puramente alpino y sin uso de oxígeno complementario, además, de ser la tercera absoluta a la montaña.
Un día después, la cordada austriaca compuesta por R. Schauer, H. Schell y H. Zefferer, lograron coronar la cumbre, siguiendo la ruta de los primeros ascensionistas a lo largo de la arista Sureste.
Cuarta ascensión fue realizada por dos integrantes de la ex-Yugoslavia, se efectuó en el año 1977, por una nueva vía, la cordada formada por Stremfelj y Zaplotnik, coronando la cima. Por su parte, el Himalayista D. Bregar, en su afán de llegar a la cima en solitario, desaparece.
Quinta ascensión, se realizó en el año 1980, por una expedición francesa, que, tras abrir un nuevo itinerario por la arista Sur, coronó la montaña por primera vez para este país. Al año siguiente, una expedición japonesa, realizó la sexta ascensión del cerro. En el año 1982, una expedición alemana, dirigida por G. Sturn, junto a M. Dacher y S. Hupfauer, consiguen la cima por una nueva ruta en la cara Norte. El mismo año, una primera mujer consiguió la cima, fue la esposa de Silvain Saudan, que dirigió junto a otros cuatro integrantes la expedición que lograron coronar con éxito la cima.
Saudan, realizó, además, el primer descenso esquiando desde la cima hasta el campamento base, lo que constituyó el primer descenso completo de un pico de más de 8.000 metros. En el año 1983, una expedición suiza encadena las ascensiones de tres ochomiles vecinos: Gasherbrum II, Gasherbrum I y Broad Peak. De sus nueves participantes, E. Loretan, M. Rüedi y J. C. Sonnenwyl, escalaron en dos semanas las tres montañas en estilo alpino, logrando una nueva ruta en el Gasherbrum I, a través de su Pilar Norte. Ese verano del hemisferio Norte, los polacos J. Kukuczka y W. Kurtyka, realizaron la primera ascensión en estilo alpino de la pared Sureste, descendiendo con esquís desde la cumbre, pero fracasaron en repetir esta misma modalidad en el Gasherbrum II. El Himalayista italiano Reinhold Messner y su compatriota tirolés Hans Kammerlander atraviesan el Gasherbrum I y el Gasherbrum II, en una semana, sin volver al campo base y sin depósitos intermedios. En el año 1985, se produjo la ascensión en solitario realizada por Benoît Chamoux.
En el año 1990, murieron cerca de la cima los catalanes Albert Ibáñez y Josep Grañó, natales de Olesa de Montserrat.
En el año 2001, se produjo el ascenso por un país latinoamericano, Chile, pero debieron lamentar la pérdida de un integrante de la expedición quien falleció en el cerro, el andinista Claudio Gálvez Santibáñez.
Nancy, con un tesón envidiable, con una voluntad metálica extraordinaria, empezó a hacer realidad lo platónico. Con ella nació la posibilidad de que una mujer argentina pudiera coronar un ochomil.
Lista para desafiar y enfrentar ese medio ambiente desierto, áspero, al tiempo del cual, sentía una gran ilusión, se incorporó a una expedición asturiana que había fijado como objetivo un ochomil.
Ella iba por el mayor, el número once de los ochomiles. El 1ro de junio, Nancy arribó a Madrid, donde se unió a su equipo de escaladores que iban en pos del cerro. De ahí, hacia los territorios del Norte de Pakistán, la esencia misma del montañismo mundial.
Allí Nancy durante unos días estuvo en lo más alto, en el lugar al cual todo montañista, sin excepción ha soñado alguna vez con llegar. A su padre Gerardo, le había dicho, antes de la partida: Papi, no te preocupes, que cuando vuelva voy a ser famosa.
Nos decía: Ulises: no le importaba para nada ser la primera. Se fue casi en el anonimato, ella quería solamente disfrutar de las más altas montañas del planeta. El 5 de julio de 2003, fue un día de sensaciones contrapuestas en la vida de Nancy Silvestrini.
Por un lado, la cumbre conseguida junto a uno de sus compañeros de expedición. Si, lo había logrado, ese voy a ser famosa, que al pasar le dijo a su padre, ya era un objetivo cumplido, porque se había convertido en la primera mujer argentina en coronar un ochomil, en este caso el Gasherbrum I, contaba con ese privilegio y por otro lado, la tragedia, ese condimento tan temido en el mundo del montañismo, desatada por una ráfaga de soberbia y fiebre somital, interpretada hábilmente por esas tormentas que suelen aparecer casi misteriosamente en el momento y lugar menos indicado.
Según informaron sus compañeros de expedición, primero fue un viento casi imposible, que provocó una primera caída, de la cual Nancy pudo recuperarse y continuar el descenso.
Luego, una segunda, que la arroja al vacío, a un lugar de imposible acceso, probablemente una grieta, esas que uno conoce de haber visto o traspasado, pero que no sabe dónde terminan.
Allí descansa desde entonces Nancy Noemí Silvestrini, en su pequeño mundo, a 6.300 metros de altura, cobijada por el Gasherbrum I, que pudo arrebatarle la vida, pero no el hecho de haberlo conquistado, eso fue algo que nunca le podrá quitar.
En la publicación de la revista por internet, de Barrabés, nos decía: Eva Zarzuelo, Jorge Egocheaga, José Manuel Buenaga y Nancy Silvestrini hicieron el sábado cumbre en el Gasherbrum I, pero el equipo expedicionario fue sorprendido durante el descenso por un temporal de viento, que causó la desaparición de José Manuel y Nancy.
Aunque los detalles no están claros, dos miembros de una expedición hispano-argentina, liderada por la asturiana y residente en Benasque Eva Zarzuelo, desaparecieron en el Gasherbrum I, también conocido como Hidden Peak, el pasado sábado, 5 de julio. Esa madrugada, cuatro miembros de la expedición salieron desde el Campo III a la cumbre de este pico de 8.068 metros. Se trataba de Jorge Egocheaga, Eva Zarzuelo, José Manuel Buenaga y la argentina Nancy Noemí Silvestrini. Los cuatro hicieron cumbre, según afirman miembros de varias expediciones presentes en la zona y amigos de los implicados, pero durante el descenso, entre la cumbre y el Campo III, vientos muy fuertes habrían arrancado a José Manuel y Nancy, de la montaña.
En el Campo de altura III, esperaba Diego Vallina, mientras que los otros dos miembros de la expedición, David Porcar y Eduardo Cuber, habían permanecido en el Campo Base.
Ayer, los expedicionarios, muy afectados, permanecían en el Campo base de los Gasherbrum, esperando la llegada de sus porteadores, y tratando de gestionar una evacuación en helicóptero, al menos para Eva Zarzuelo, que sufrió congelaciones en una de sus manos.
Eva Zarzuelo hizo cumbre en el Nanga Parbat hace dos años y en el Shivling el pasado verano, Jorge Egocheaga ascendió el Everest, en el año 2002.
Junto a esta expedición, se encontraban muchas otras procedentes de España, como los antes citados de Canarias 8000, el equipo de Al Filo de lo Imposible, un grupo cántabro, otro navarro, los miembros de Montañeros de Aragón de Zaragoza, Araceli Segarra.
Estas expediciones intentaban ascender uno de los dos Gasherbrum, o incluso enlazar ambas escaladas. Otros equipos españoles se encontraban en los cercanos Broad Peak y K2.
La meteorología ha sido inestable durante toda la semana pasada, y los vientos del Suroeste arreciaron en altura durante el fin de semana. Para estos días, se espera que el tiempo permanezca variable, con chubascos débiles, pero también algún claro, alguna ventana de buen tiempo que puede ser crucial a efectos de plantear una evacuación por vía aérea.
El montañero asturiano Jorge Egocheaga afirmaba, en un comunicado difundido hoy miércoles, que enterró a su compañero, el también asturiano José Manuel Buenaga, en las laderas del Hidden Peak, en el Himalaya, tras el accidente mortal que acabó con su vida el pasado 5 de julio.
Egocheaga pertenecía a una expedición hispano-argentina, compuesta por siete miembros que pretendían coronar esta montaña y que tuvo un accidente que acabó con la vida de Buenaga y también de la argentina Nancy Silvestrini.
El montañero asturiano relata que cuando, junto a su compañera Eva Zarzuelo, alcanzó la cumbre del Hidden Peak, llegó hasta ellos Silvestrini señalando que había perdido contacto visual con Buenaga.
Según el relato del montañero, comenzó a descender rápidamente para intentar comprobar qué es lo que había sucedido, y señala que en el descenso encontró varios objetos personales de Buenaga.
El comunicado añade que a una altura de 7.400 metros Egocheaga visualizó el cuerpo de su compañero, y decidió esperar por Eva y Nancy, que bajaban más despacio.
En ese momento oyó la voz de Eva que le llamaba y al darse la vuelta observó cómo Nancy, tras resbalar, se precipitaba desde una altura de 800 metros, deteniéndose cerca de dónde se encontraba el cuerpo de Buenaga.
El montañero consiguió descender hasta el lugar dónde ambos se encontraban, comprobando que su compañero yacía muerto, mientras Nancy todavía estaba con vida.
Egocheaga afirmó que una vez junto a la montañera argentina y cuando intentaban avanzar entre la nieve y el hielo, las "pésimas" condiciones del suelo hicieron que perdieran el equilibrio, cayendo ambos.
Añade que él consiguió detenerse, pero no así Nancy, que se precipita de nuevo desde 800 metros, y dice que, tras comprobar la fatalidad de la caída, procedió a enterrar el cuerpo de su amigo Buenaga. Por último, indica que quiere expresar su “dolor por los compañeros y amigos perdidos”, así como adherirse al “terrible momento por el que están pasando sus familias”.
Buenaga, de 27 años, pertenecía al Grupo Vetusta, y el pasado año participó junto a Eva Zarzuelo en una expedición al Shivling (6.550 metros), en la India.
Nos decía el padre de Nancy: El domingo recibimos la comunicación desde la base del cerro Hidden Peak. El accidente ocurrió el viernes pasado, entre los 7 mil y 8 mil metros de altura, cuando Nancy descendía del cerro. Luego, las autoridades de la embajada argentina en Pakistán me confirmaron el accidente.
Sin poder ocultar su dolor, admitió que, el rescate del cuerpo era imposible, debido al difícil acceso y porque tampoco pueden llegar con helicópteros.
Según los datos que me proporcionaron, quien sufrió primero un accidente, aquel viernes pasado, fue un andinista español, que cayó al vacío hacia el lado chino", precisó Silvestrini. Posteriormente, "pasados unos 45 minutos, mi hija fue alcanzada por una ráfaga de fuerte viento que la hizo perder pie y se cayó al vacío, pero del lado paquistaní, explicó; así la familia, se enteraba del accidente y de este deceso, lamentable.
Y finalmente, el recuerdo de Nancy, en algunas frases de la propia Nancy: Mientras vos ves locuras y riesgos yo siento que la vida no tiene sentido si no podemos hacer lo que sentimos, lo que queremos, de esta manera y únicamente de esta manera creo que vale la pena vivir, fiel al camino del corazón, aunque no sea común y corriente, aunque tenga espinas, si está marcado y nos hace felices, es correcto… y … para mi esta vida también es para aprender algo más que todo eso, algo que solo descubrimos siguiendo a nuestro corazón y jugándonos todas las fichas por ese camino que sentimos desde adentro y nos marca lo que realmente somos, aunque no sea lo común, lo que está escrito en las reglas sociales…
Fue muy querida y respetada en Mendoza. Su familia y sus compañeros de montaña la recuerdan invariablemente en cada ronda de anécdotas y hazañas montañeras, y destaca el homenaje a su memoria en una placa en el Cementerio de Andinistas de Puente del Inca.
Nancy dedicó su vida a la montaña hasta el último aliento. Su legado es el que hoy se traduce en la creciente cantidad de mujeres que se adentran en el mundo del montañismo con verdadera pasión y vocación.
Nos decía su hermana Elena: Si hay un recuerdo de mi hermana es el de mujer valiente, apasionada y alegre de alma. Y quizás con este símbolo representemos a otras mujeres fuertes que se enfrentaron a muchas cosas, y siguieron dando luchas hasta el fin de sus días.
¿Qué más puedo decir de Nancy para aquellos que no la conocieron? Ella era una mujer independiente, alegre y muy simpática, capaz de entablar relación con cualquier persona. Las cosas que vivió la convirtieron en una persona profunda, que encontraba su paz en la cima de las montañas, más cerca del cielo.
Tuvo que escalar muchos muros que se construyeron en su camino, pero con espíritu luchador siempre salió adelante. Es por eso que muchos de nosotros no podemos evitar verla como un ejemplo de vida, que nos enseñó a perseguir nuestros sueños, a atravesar barreras, a nunca estancarnos y porque no, simplemente a vivir.
Recordar a Nancy, en estos días especiales, donde se festeja el Día Internacional de la Mujer, me motivó a realizar su recordatorio reuniendo la mayor cantidad de datos posibles para valorar y recordar a una gran andinista, valerosa, audaz, capaz, con deseos de superación, y con la decisión de responder al llamado de su vocación como profesional de la montaña.Vaya nuestra gratitud como compañero de ascensión y admirador por haber sido la primera mujer argentina en obtener el logro para la historia de nuestro país de coronar la cima del primer ochomil.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023