Marcos Couch nos comparte este homenaje a su amigo y compañero de escaladas, quien a pesar de su corta vida, con su risa y empuje contagiosos, dejo una imborrable impronta en su querida y admirada Patagonia
Eduardo Brenner había conocido el gusto por la aventura ya desde joven. Con su hermano Carlos y sus padres Rodolfo y Marta habían recorrido gran parte de Sudamérica en auto e inclusive, varios parques naturales de África.
La primera cumbre de Eduardo en la Patagonia fue la Guillaumet en 1981. Empezó fuerte junto a su amigo Eddy Moschioni. Allí, abrieron una nueva ruta. En tiempos sin predicción meteorológica, lograron el ascenso tras varios intentos. Del tramo más técnico, Eduardo escribió: “el viento se hace sentir de nuevo, el sol se esconde entre las nubes y empieza a hacer frío. El viento arranca a Eddy de la pared y lo hace caer. La máquina de fotos golpea contra el casco, los estribos flamean. Decidimos bajar". El 21 de enero llegan a la cumbre en su tercer intento y en ese entonces dijo: “Llegamos a las 17 horas a la cumbre. Nos sacamos unas fotos. Permanecimos 45 minutos. La vista es increíble: el Fritz, el Torre, el Hielo Continental, San Lorenzo al Norte”. Los rapeles fueron largos y pasaron 6 horas de espera colgados de los arneses en la mitad de la pared. Aquella ruta, la "Brenner ", es una clásica hoy en día.
Es en esa época que nos conocimos sin imaginar que poco tiempo después escalaríamos el Fitz Roy con Peta Friedrich y Alberto Bendinger por una ruta nueva, la Franco Argentina. Fueron dos meses y medio con siete intentos a la cumbre. Eduardo escribió: "Hasta que las montañas se hartan y deciden permitir que cuatro locos hagan realidad su Sueño. El altímetro bajó otra vez. Tiempo récord del Base a la pared. Estamos tan embalados que seguimos con Marcos hasta un largo y medio de la ruta”. Al día siguiente, llegamos a la mitad de la pared con un vivac, sentados esperamos el amanecer. Con otro día de buen clima, continuamos y a las 16 horas del 10 de marzo de 1984, estábamos saboreando la cumbre.
En 1985, Peta Friedrich y Eduardo intentaron la aguja bífida. De lograrlo, hubiese sido el primer ascenso absoluto. Se quedaron a 100 metros de la cumbre. De este ascenso, Edu escribió: “Fuimos a la Bífida, técnicamente más difícil que el Fitz Roy y hasta más largo, pero nos equivocamos en la apreciación, sobrevaloramos lo que podíamos hacer. Lleva mucho tiempo aprender, madurar. En alguna medida, todos, después del Fitz Roy del ’84, nos mareamos un poco. Yo creí que era capaz de cualquier cosa porque había subido y no es así. El hombre a veces es arrogante porque se cree inmortal y no lo es. Cuando uno se da cuenta que se puede morir en cualquier momento, toma conciencia de que es una cosa muy pequeña." Dos amigos, Horacio Bresba y Pedro Luthi, finalizaron la ruta en 1989.
En 1986, antes de un curso de Hielo al Tronador, fuimos al Cerro Catedral. Durante dos días, con un vivac en una buena terraza, escalamos la Vía del Orco, bautizada con ese nombre en el relato de Tolkien que leíamos en la Base del Fitz Roy. Ese mismo año, la apuesta subió para hacer la primera Invernal al Fitz Roy por la Supercanaleta. Fueron Gabriel Ruiz Sebastián de la Cruz y Eduardo. Con menos apoyo del esperado, encararon directo, pasando por Piedra del Fraile, a la base de la Supercanaleta. El tiempo se presentaba bueno más allá de los días cortos y las noches frías. Subieron sin bolsas de dormir para acelerar la escalada en ensamble.
Ascendieron rápido, pasaron el bloque empotrado y cerca de los gendarmes hicieron el primer vivac. Al día siguiente, empezó a nevar y, cerca de la cumbre, Eduardo resbaló y decidió quedarse ahí. Gabriel y Sebas llegaron a la cumbre. Eduardo escribió: “Me faltaron 50 m para la cumbre. Estaba en la pendiente de hielo, clavaba la piqueta, me apoyaba tallando un escalón pero la nieve se me volaba. En un momento dormité. Es increíble lo delgado que es el límite entre estar lúcido con los ojos abiertos y dormitar. Lo pensé bien. En el verano, habíamos ido a la cumbre caminando, con alegría, sacando fotos y ahora, estábamos agazapados, soportando un frío tremendo.
Pensé que si iba a la cumbre, lo hacía por lo que diría la gente y me di cuenta que eso no tenía sentido (…) esta historia no terminó. La sigo elaborando dentro mío, sigo pensando que a una escalada así hay que llegar con la mayor pureza posible, limpio, con esa “impecabilidad del guerrero”, que habla Castaneda”. En plena nevada, el segundo de vivac fue áspero. A Gabriel se le cayó la mochila y descendió en rapel con cuerda simple justo para recuperarla. Esperaron la llegada de la luz y bajaron a la carpa en la base de la Supercanaleta. Las manos y pies de Gabriel sufrieron congelamientos. Lograron el primer ascenso absoluto invernal de la montaña. Unos italianos fueron al año siguiente y publicaron en Italia que habían sido ellos los primeros. Finalmente, se retractaron al enterarse del ascenso argentino.
Como prueba, faltaba escalar en altura, por lo que, con Seba, Nico de La Cruz, Chulengo Lamuniere y Eduardo, fuimos al Aconcagua. La meta final era la famosa cara Sur. Hicimos la normal para aclimatar y no quedó tiempo ni energía siquiera para imaginar la cara Sur.
En noviembre de 1987, Eduardo volvió a la Patagonia con su pareja, Silvia Fitzpatrick. Escaló por tercera vez el Fitz Roy con Silvia. Fue considerado el primer ascenso femenino argentino. En 1988, fue el turno de intentar el Torre por la cara Sur. Después de un intento, escaló la cumbre Norte del Cerro Adela, completando su primer ascenso absoluto.
Recuerdo que me llamó Marta, su madre. La noticia fue corta y profunda: Edu había fallecido en el Río de Las Vueltas. El vacío lo puedo sentir aún hoy día, 33 años después. Unos meses antes habíamos empezado a organizar una expedición al Torre, Edu, Silvia (su novia) y yo. Ya teníamos las hojas membretadas para pedir apoyo cuando me llamaron de Francia para ofrecerme mi primer trabajo como guía al Perú. Tenía que decidirme y elegí el trabajo.
Quizás por esa decisión estoy ahora escribiendo esto. Después del intento al Torre y el ascenso al Cerro Adela, Silvia y Eduardo se encontraron con un periodo de mal tiempo y lluvia. Ahí surgió la idea de bajar por mera diversión el río caudaloso en una balsa inflable. Manuel, dueño de la balsa, quería organizar excursiones.
El 5 de noviembre de 1988, a sólo seis días de cumplir 27 años, Eduardo, Silvia y cuatro compañeros más, se deciden por una simple salida por la tarde. Donde se encajona el río, se dieron vuelta y los tres más fuertes del grupo se ahogaron. Ceferino Fonzo, el guardaparques y Manuel Ruiz quedaron en una margen del río ya sin vida. El cuerpo de Edu no aparecía. Darío y su novia Anne salieron con vida mientras Silvia logró caminar hasta una estancia donde la socorrieron con hipotermia.
Marta en Buenos Aires me pidió encontrarlo. Sentí que en ese instante me convertía en hijo adoptivo. Por teléfono, Gabriel Ruiz me dijo "traelo de vuelta a Edu.” Volé a Calafate y conseguí quien me lleve al Parque al día siguiente. El gaucho y amigo Don Guerra me prestó un caballo y empecé a recorrer las vueltas de ese Río. Viento, lluvia y tristeza, mirando sin querer encontrar. Todos los días por una semana recorrí distintos sectores. El último día, hundiéndome en la arena costera del lago Viedma de tiro con el caballo, mis lágrimas las secaba el viento. Al regreso, me encontré con Paul Cottescu, guiando un grupo de alemanes. Aproveché su ofrecimiento y volví a Calafate en ómnibus con ellos. Ya en Buenos Aires, supe que habían encontrado a Edu en algún lugar de esa playa que había recorrido dos días antes.
Hace unos días, hablamos con Jorge Tarditti y nos enteramos que ambos habíamos estado en el Parque al mismo tiempo y sin vernos. Por muy poco, Jorge no se subió a la balsa, no había lugar. Habían convenido que los iba a ir a buscar río abajo. Cuando llegó, desde el puente supuso que algo había salido mal al ver tres salvavidas pasar. Buscaron toda la noche con ayuda de gendarmería y así encontraron a Ceferino y Manuel. Doce días después desde un helicóptero de la gendarmería vieron a Edu desde el aire en la costa del lago Viedma. Jorge asistió en la recuperación del cuerpo.
A pesar de los años, su nombre siempre es referencia entre los montañistas que se acercan a la Patagonia. Se ha bautizado a la ruta de la Guillaumet como “Espolón Brenner”. Asimismo, en el Cerro Catedral, una nueva ruta fue bautizada “Por siempre Edwards” en honor a él. En el actual Chaltén, se cruzan las calles Lionel Terray y Eduardo Brenner, apasionados de la montaña y del Fitz Roy. Luego de su muerte, sus padres decidieron instituir la Beca Carlos y Eduardo Brenner en homenaje a sus hijos, ambos fallecidos en accidentes en la Patagonia. La Beca es coordinada por la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Estoy muy agradecido de habernos encontrado cuando con esos primeros chistes, iniciamos nuestra amistad en aquel curso de roca de Los Gigante,. Su risa y empuje fueron muy contagiosos. Son un regalo. Fueron parte infaltable de cumbres compartidas. Tuviste dos novias, con una de ellas hiciste cumbre por segunda vez en el Fritz. La otra, también lo escaló. Fueron las primeras mujeres argentinas en coronar al Fitz Roy. En la Patagonia, sus montañas y en varios de nosotros, dejaste una marca para siempre.
MES Y AÑO | LOGROS |
Enero de 1981 | Primera ascensión a la Aguja Guillaumet junto a Eduardo Moschioni |
Marzo de 1984 | Nueva ruta en el Monte Fitz Roy: Ruta Franco Argentina (pared sudeste) junto a Alberto Bendinger, Marcos Couch y Pedro Friedrich |
Enero de 1986 | Nueva ruta en la cara Oeste del Cerro Catedral (“Via del Orco” en la cara Sur) junto a Pedro Friederich y Marcos Couch |
Julio de 1986 | Fitz Roy: primera ascensión invernal (ruta Supercanaleta) junto a Gabriel Ruiz y Sebastián de la Cruz |
Febrero de 1987 | Cerro Aconcagua (pared norte) |
Setiembre de 1987 | Aguja Guillomet, macizo Fitz Roy |
Noviembre de 1987 | Fitz Roy junto a Silvia Fitzpatrick. Considerado el primer ascenso al Fitz Roy por una mujer |
Noviembre de 1988 | Aguja Bífida junto a Pedro Friedrich |
Enero de 1988 | Participó en el primer torneo de escalada Rock Master Frey, obteniendo el tercer puesto sobre 29 escaladores |
1988 | Cerro Adela Primera, ascensión a la cumbre norte junto a Silvia Fitzpatrick |
Audio: Jorge Tarditti
En 1984, 4 escaladores argentinos, abrían una nueva vía en el Cerro Fitz Roy, Patagonia, Argentina.
27 años más tarde, el testimonio de sus protagonistas recordando este histórico logro con imágenes originales realizadas por Eduardo Brenner.
El siguiente video fue filmado a principios de 1988 en la zona del Refugio Frey, Cerro Catedral, Bariloche, Provincia de Rio Negro, entonces era unas de las zonas más importantes de entrenamiento de escalada en roca en la República Argentina.
Con Eduardo Brenner, Manuel de la Cruz, Nicolás de la Cruz, Sebastián de la Cruz, Silvia Fitzpatrick, Rolando Garibotti, Lucas Köpcke, El Chino Marasco, Cora Langbehn, Sebastián Letemendia, Daniel Puy y Cristian Schweizer. Digitalización y edición Rolando Garibotti En memoria de Eduardo Brenner.
Esta filmación fue realizada por Eduardo Brenner, escalador argentino que participó en la primera ascensión de la ruta franco-argentino en el Fitz Roy, Eduardo murió en un accidente desafortunado practicando rafting en el Río de las Vueltas, al este de el pueblo del Chaltén. En este vídeo se lo puede reconocer por su pañuelo rojo.
El video también cuenta con la participación de Sebastián de la Cruz, uno de los escaladores argentinos más brillantes de los últimos tiempos. A los 15 años subió el Fitz Roy, a los 16 realizo la primera ascensión invernal al Fitz, a los 25 años subió a la cresta norte del K2 y esta lista se extiende largamente a través de su vida.
Además cuenta con la participación de quienes hoy son grandes nombres de la escalada Argentina.
Hay que agradecer a Rolando Garibotti por la excelente edicion y digitalizacion que realizó gracias a la cual hoy podemos disfrutar de este excelente material histórico.
Es una historia de reencuentro de tres montañistas argentinos que regresan al terreno de su hazaña luego de 30 años de ausencia, en el grandioso escenario de los Andes patagónicos.
A principios de los 80, a la edad de 25 años, Marcos, Peta, Alberto y Eduardo (ya desaparecidos) llegaron, tras 4 meses de esfuerzos, a la cima de una de las montañas míticas del planeta: el Fitz Roy.
Para celebrar este aniversario, el grupo de amigos se reunió a los pies del Fitz Roy con un objetivo: acercarse lo más posible a la cumbre para despertar los recuerdos de esta ascensión que marcó sus vidas.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023