Esta es la peculiar historia de la búsqueda del argentino Marco Roldán, sobre el cual hoy continúa el misterio de su desaparición, realizada en enero de 2013, donde argentinos y chilenos trabajamos en conjunto
Integrantes: Guillermo Martin y Luis Carabelli
Una tarde del mes de Enero de 2013 en las noticias de un diario se comentaba que un compatriota argentino había desaparecido, el día 6 de enero anterior, en la cordillera de Los Andes, en la zona de Cochiguaz, Valle del Elqui, Chile, zona que yo ya conocía por haber cruzado años anteriores en bicicleta por el Paso de Aguas Negras, desde San Juan hacia La Serena, ciudad costera chilena.
El artículo detallaba que se podría haber caído en algunos de los piques mineros antiguos que se hallaban en toda la zona, excavados en forma artesanal por antiguos buscadores de oro. Por lo explicado, la situación se hallaba dentro de mis conocimientos como espeleólogo y rescatista en cavernas y espacios confinados, por lo cual decidí ponerme en contacto con la familia de Marco Roldan, en la Provincia de Córdoba.
Una vez realizado el contacto me ofrecí como voluntario para viajar al lugar de la desaparición, solicitándoles me facilitaran el traslado y un sitio en donde poder armar el campamento base. Pero como no podía ir solo a participar de una búsqueda en zona de montaña me comunique con mi amigo y montañista, Guillermo Martín, el Director y fundador del Centro Cultural Argentino de Montaña. Quien mejor que él para acompañarme ya que sus comienzos habían sido en la espeleología para posteriormente dedicarse de lleno al montañismo y la escalada, lo que le proporcionaba amplios conocimientos en el manejo de equipo para poder realizar el rescate.
Ya confirmada la participación de Guille en el viaje, solo quedó esperar que el Gobierno de la Provincia de Córdoba autorizase nuestra participación en la búsqueda, atento a que tenían que solicitar el permiso correspondiente a las autoridades chilenas, que se estaban encargando de la búsqueda.
La tarde del día 18 de Enero de 2013 se comunican desde la provincia de Córdoba para darnos el número de vuelo y el horario del avión en el cual partiríamos hacia Santiago de Chile, y luego hacia La Serena, donde nos estarían esperando la PDI (Policía de Investigaciones de Carabineros). Esa misma noche estábamos saliendo rumbo al país vecino cargados de equipos, con un sentimiento de incertidumbre sobre lo que íbamos a encontrar allá, sobre como seríamos recibidos por los investigadores chilenos, que tal vez podrían sentir que nos estábamos inmiscuyendo en sus tareas o pensar que veníamos a controlar su desempeño.
Día 19 de Enero a la mañana en La Serena llegamos y fuimos recibidos en el aeropuerto por los agentes de Carabineros, cargamos todo el equipo en la camioneta y comenzamos el ascenso hacia el pueblo de Cochiguaz, donde se hallaba el centro de comando de búsqueda. Durante el trayecto nos fueron poniendo al tanto de la situación, sobre donde había desaparecido Marco, sobre cuales zonas de búsquedas se habían determinado, sobre cómo era el terreno, cual el personal interviniente, etc.
Llegamos al pueblo de Cochiguaz, un pequeño sitio con algunas casitas, un río que lo atraviesa, enclavado en un valle entre montañas y donde tambien habia un camping llamado Río Mágico donde, en el correr de los días, ecuchamos las mas variadas historias sobre el lugar.
Se trata de una zona de grandes pendientes que rodean el pueblo y Marco Roldan había subido al Cerro Cancana, ese día 6 de Enero y nunca más había sido visto.
Los Investigadores nos llevaron hasta los padres de Marco para presentarnos, Candy Guzmán y Luis Roldán, ambos agradecidos por nuestra presencia y totalmente destruidos anímicamente por la situación, sin respuesta, en la que se encontraban.
Armamos nuestro campamento en el camino de tierra que bordeaba las cabañas donde se alojaban los padres, su amigo y el hermano de marco, que fue al lugar y participó activamente de la búsqueda.
Luego de la presentación y el armado del campamento nos llevaron ante los encargados de la búsqueda a nivel oficial, nos presentamos y, para no herir susceptibilidades con nuestra llegada, les comentamos quiénes éramos y que nuestra participación era de colaboración y dependencia total con los encargados del operativo de búsqueda, la situación fue algo tensa al principio pero, con el correr de los días, se transformó en un gran compañerismo entre todos.
Al principio el equipo de rescate estaba compuesto por personal de Carabineros de diversas secciones e incluso la sección Canes. Con el transcurso de los días llegaban cadetes de la escuela de Carabineros en grupos de 100, se usaron helicópteros, a la noche aviones con sensores infrarrojos, se generó un movimiento de personal que nunca se había visto en una situación de desaparición de una persona y sobre todo extranjera.
Nos pidieron que comencemos a buscar en una zona del otro lado del río y para allá nos fuimos con Guille. Era una zona de gran pendiente y sin huellas para transitar por lo que llevamos poco equipo, fijando una hora de regreso, por si tuviésemos algún accidente allá arriba.
Comenzamos a ascender por la zona escarpada de la ladera, fotografiando y recolectando todo aquello que pudiese ser de interés, entre esa cosas allá arriba hallamos, un par de anteojos, una colilla de cigarrillo, y otro pequeños elementos que resultaron de interés negativo al regreso.
Nuestro ascenso y búsqueda ese día se alargó en varios kilómetros regresando ya cuando habíamos consumido casi el total del agua que llevábamos ya que, sin percatarnos, por la euforia de seguir en la búsqueda, solo habíamos guardado una pequeña botella para el regreso.
El sitio que habíamos comenzado a delimitar para la búsqueda de ese primer día nos llevaba a ascender y descender continuamente por lo que decidimos ir intercambiando ascensos.
Llegamos a un pequeño valle nos permitió encontrar una huella y continuamos por ella, suponiendo podría haber seguido por ese sitio y sufrido algún accidente.
Hallamos una zona de viñedos pero ya alejados demasiado del sitio de partida comenzamos nuestro regreso para dar ese primer día por finalizado. Registrando en reunión, a la noche, todo el material fílmico y escrito que habíamos obtenido.
Esa misma tarde nos presentan al equipo interdisciplinario de civiles de distintas zonas de Chile que participaban en la búsqueda, de los cuales hoy día llevo un contacto de amigo con algunos de ellos.
Comenzando el nuevo día temprano para partir, pero esta vez acompañados de una pareja de Carabineros del GOPE (Grupo de Operaciones Policiales Especiales), expertos en montaña, con quienes estuvimos juntos todo el resto de la estancia hasta nuestro regreso. Se avecinaba una tormenta y el objetivo esta vez era explorar piques mineros en la montaña.
Antes de partir, tomamos unos mates con personal de Carabineros y nos pusieron al tanto de las zonas que ya habían explorado y de lo que nos quedaba a todos por continuar.
La Tormenta ya se estaba posicionando arriba nuestro por lo que debíamos subir de inmediato al cerro.
Llegamos al punto de ingreso, llevados por una camioneta que nos ayudó y el clima también que nos dio tregua por unas horas, acompañados de los Carabineros, que resultaron ser excelentes compañeros de exploración.
Ya habiendo registrado todo ese sitio procedimos a ingresar a los túneles, quedando nuestro guía en el exterior, por cualquier imprevisto, dentro de la mina y atento a que eran minas artesanales y no había ningún control de construcción.
Finalizada la inspección de esa mina, después de varias horas, salimos al exterior donde nos esperaba la tormenta que, al demorarse, nos había permitido llegar sin problema a la cima.
Ya se estaba notando el cansancio de la extensa jornada, de la tensión y de la falta de alimentación adecuada considerando el desgaste de energía que teníamos. Recién era el 2do día.
El grupo de carabineros se iba agrandando, llegaban más efectivos y por lo tanto las áreas de búsqueda se ampliaban como así también se extendían los horarios.
Esta vez ya el radio de búsqueda se agrando hacia la cumbre de los cerros y por lo tanto debimos llevar equipo de rapel para descender; el ascenso fue con helicópteros que nos dejaban arriba temprano y comenzábamos el descenso hasta la base.
Desde la cumbre podíamos ver con claridad toda la zona de búsqueda y observamos que era bastante amplia, que una persona podía simplemente desaparecer y estar a la vista, sin que pudiera ser divisada.
Nuevos cadetes llegaban, se ampliaba el campamento y se distribuían nuevas zonas y órdenes.
Esta vez nos tocó ir a otro pique de mina que un baqueano había dicho que existía, único dato existente, ya que ninguno de esos piques se hallaba registrado o documentado, al haber sido hechos por buscadores antiguos de oro.
Habiendo hallado algunas cosas dentro de la mina y estando bien alejados de la zona de base retornamos, ya a la tarde, al campamento.
Ese día era mi cumpleaños, sin embargo, para no variar como los demás días, nos trasladaron hacia otro pique de mina que habían hallado.
Nuestro cansancio físico y emocional ya se estaba notando demasiado.
Guille y yo estábamos muy cansados, mal dormidos, mal alimentados y muy desesperanzados por no haber hallado nada y regresar todos los días con noticias negativas sobre la búsqueda y, sobre todo, por estar a solo dos días de regresar a Argentina.
Esa noche los Carabineros me agasajaron organizando una cena por mi cumpleaños, lo que me permitió mejorar algo mi estado de ánimo, ya que a todo lo descripto se sumaba el hecho de no estar con mi familia en ese día.
A un día de regresar a Argentina, continuamos ascendiendo a otros cerros, fotografiando y tratando de analizar por donde podría haber estado el joven. Al volver reunimos con los padres, como todas las noches, esta vez fue para charlar más tranquilos y cenando en el único bar que tiene el pueblo. En esa ocasión pudieron ellos ver imágenes de lo que habíamos registrado y les hicimos una entrevista con el propósito de divulgar su historia en Argentina.
Nuestra partida hacia el aeropuerto ya estaba por comenzar cuando nos llaman las autoridades de Carabineros y vimos, sorprendidos, que estaban todos formados, entonces nos invitan a incluirnos en la fila y el Comandante comenzó a despedirnos y a agradecer nuestra participación en el operativo…
Creo que ese reconocimiento y el abrazo posterior valieron todo el sacrificio que hicimos por ayudar a nuestros compatriotas chilenos en la busqueda.
ESPERANDO ALGUN DIA SE ENCUENTRE LA VERDAD DE LO QUE SUCEDIÓ CON MARCO ROLDAN ES QUE DIFUNDIMOS ESTA EXPERIENCIA.
El joven cordobés de 29 años desapareció cuando realizaba un trekking en el Valle del Elqui, en Chile, y desde entonces no ha podido ser ubicado pese a la investigación judicial y rastrillajes realizados en la zona.
Roldán tenía 29 años cuando inició su viaje en el que planeaba recorrer parte de América Latina. Su primera parada fue Chile, en la región de Coquimbo. Junto a su amigo Mario Olivera y un turista francés, Frederic Deltour que habían conocido hora antes iniciaron un ascenso al cerro.
Tanto Olivera como Deltour descendieron sin problemas luego del paseo. Pero Roldán no volvió. Al ser consultado sobre el paradero del argentino, el francés (que fue quien vio a Roldán por última vez) respondió que el cordobés “quiso seguir solo por un sendero para sacar más fotos”. El turista francés se mantuvo durante este tiempo en la lista de posibles sospechosos.
Los dos fiscales chilenos que llevan adelante la investigación también tuvieron durante todo este tiempo en la mira al responsable del camping donde Marcos estaba parando. Es que según trascendió, Roldán habría mantenido una discusión horas antes de la partida con el dueño del camping, por la tarifa de su estadía. Pero durante la investigación también se encontró que una de las personas del camping tenía en su poder una cámara fotográfica de el.
No obstante, los investigadores no lograron dar con pistas concretas que pudieran determinar el paradero del joven analista de sistemas.
Entre los últimos movimientos de la causa, que la familia de Roldán lucha para mantener activa, se realizó en octubre de 2018 una reconstrucción de la escena en el cerro donde desapareció Roldán. El operativo participó también Olivera, el amigo argentino de Roldán. También la familia de Marco está pidiendo que se concreten una serie de excavaciones recomendadas por la Gendarmería argentina, que pudo identificar gracias a un convenio que les permitió realizar un trabajo sobre el terreno.
“Parece loco, pero nosotros aún mantenemos las esperanzas, porque hasta que no tengamos su cuerpo no nos vamos a dar por vencidos”, afirmó al diario El Mercurio Luis Roldán, papá de la víctima.
Los rescatistas Luis Carabelli y Guillermo Martin del CCAM, voluntarios argentinos, trabajaron con el Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros GOPE en la búsqueda de Marco Roldán.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023