Sin condicionamientos, los maestros compartieron sus experiencias en torno al libro “Ñañito”, organizado por el Equipo Docente Amancay y auspiciado por la Municipalidad de Cachi, la Fundación Grupo “El Abra” y el Centro Cultural Argentino de Montaña
Los días 7 y 8 de octubre de la semana pasada, se realizó en Cachi, el “Primer Encuentro de Maestros Rurales del Alto Valle Calchaquí”, se abrió así, un espacio cordial para compartir la experiencia educativa “Ñañito”, evaluar logros, dialogar sin presiones, celebrar lo realizado e imaginar un futuro compartido.
Nota de fecha - 14/10/2016 -
Los docentes invitados pertenecen a dieciocho escuelas que han integrado el libro “Ñañito” y su cartilla al proceso de enseñanza institucional. Entre ellas hay escuelas con jornada completa y también con niños albergados de lunes a viernes. Todas están ubicadas en el Alto Valle Calchaquí, provincia de Salta.
Maestros, directores con grado cargo, e incluso un caso de “personal único”; algunos que no sin esfuerzo vuelven a casa cada día, otros que sólo regresan los fines de semana… los participantes debieron sortear más de un obstáculo para llegar a Cachi.
Pero la propuesta fue bien recibida. Aislados por grandes distancias, caminos no siempre transitables y las múltiples funciones que impone el ritmo escolar, las posibilidades de encontrarse –a excepción de las capacitaciones organizadas por el Ministerio de Educación de la Provincia– son prácticamente nulas. Más allá de la invitación recibida y el programa del encuentro, los convocó la necesidad de un tiempo de ellos y para ellos. También las ganas de reflexionar acerca de la experiencia educativa “Ñañito” y de sus buenos resultados que han interpelado a todos.
Aun así, hubo ausencias sentidas, por ejemplo los directores de las escuelas de Brealitos y Cerro Negro se quedaron con las familias de sus chicos para compartir las fiestas patronales de sus respectivos parajes, los maestros del Valle son parte de su comunidad y por lo tanto participan activamente de sus celebraciones. La directora y la maestra de la escuela de Amblayo no contaban con movilidad para llegar hasta “el cruce”, es decir hasta la ruta 33 que podía traerlas a Cachi. La directora de la Escuelita de Potrero de Chañi, a 3.700 metros de altura, contrató una camioneta… que nunca pasó a buscarla.
Pero pese a todo, veinte maestros llegaron a tiempo para dar vida a este sueño, que ya concretado, se convierte en una hermoso logro compartido.
El encuentro contó con la presencia del Sr. Intendente de Cachi D. Américo Liendro y el Secretario de Patrimonio, Cultura, Turismo y Deporte, D. Manrique Burgos, quienes colaboraron permanente con todo lo necesario para que los maestros se sintieran “en casa”. También participó la Diputada Provincial por el Departamento de Cachi, CPN Liliana Guitián, quien ofreció sumarse a las gestiones que viene realizando “El Abra”, en pos de que Ñañito llegue a todos los niños del Valle, como parte del kit educativo que, año a año, entrega el Gobierno de la Provincia de Salta.
Representando a Fundación “Grupo El Abra”, participaron su Vicepresidente, Dr. Gustavo Bergesi y la Sra. Anilú Lavin, entusiasta colaboradora del Equipo Amancay. Ambos reiteraron el apoyo a futuros proyectos educativos.
Lu Cornejo, encargada del FB de Ñañito, brindó su silenciosa calidez filmando materiales para editar un video.
Mónica Monserrat Mamaní, docente de nivel inicial y coautora del libro, tuvo a su cargo la apertura. Sus palabras de bienvenida fueron un agradecimiento para quienes de uno u otro modo hicieron posible las ediciones de Ñañito y su cartilla: Padre Tommy Dell´ Oca y Juventud que se Mueve, desde Tucumán. Fundación Barca de la Esperanza de Salta. Asociación Docente Provincial de Salta. Familia Heredia de Buenos Aires. Y Fundación Grupo El Abra de Cachi, cuyo apoyo se ha convertido en trabajo en común.
También agradeció a los auspiciantes del encuentro, entre ellos a los integrantes del Centro Cultural Argentino de Montaña con quienes comenzamos a trabajar juntos.
Finalmente hubo un cálido reconocimiento para los maestros que hicieron posible esta experiencia educativa de inclusión desde la diversidad:
“Gracias a su compromiso con la educación, posibilitaron que changos y chinitas se embarcaran en un viaje placentero por las páginas de un libro, su “Ñañito”, su libro hermano (…) Durante este año compartimos sobre todo, la enorme satisfacción de enseñar a partir de nuestra cultura (…) y son ustedes ese nexo, ese puente que todas las autoras soñamos cuando iniciamos éste proyecto educativo para nuestros niños”.
Sin condicionamientos, los maestros compartieron sus experiencias en torno al libro “Ñañito”. Del mismo modo que la palabra escrita pierde la riqueza de los tonos, todo resumen pierde la riqueza de las reiteraciones, de las coincidencias, del escuchar una y otra vez lo mismo, dicho de distintas maneras… o dicho igual, porque no se trataba de ser original sino de ser fiel a lo que se quería transmitir…
Pero no hay muchas alternativas, intentemos un resumen:
Para los niños fue importante tener un libro y una cartilla propios, “para toda la vida”, como expresaron.
Los chicos sienten alegría al encontrarse dentro del libro, encontrar sus lugares, sus vecinos, sus palabras (¡Mire Señorita, dice churito!) y reeditan esa alegría cada vez que lo leen, que aprenden a partir de él.
Tal vez por eso se han apropiado de su libro, lo llevan y traen a clases independientemente de que lo maestros se lo pidan, lo releen por propia decisión cuando han terminado sus tareas, aportan desde Ñañito a temas de diversas áreas, a veces el aporte empieza diciendo “el Ñañito dice” o “eso está en el Ñañito”, otras veces simplemente sacan el libro, buscan la página y se la muestran al maestro.
Algo similar sucede con la cartilla, los maestros deben pautar qué actividades realizar porque ellos siempre quieren resolver una consigna más…
Carmen Sandoval, la directora de la escuela de Rodeo, contó que para pasar a otro tema, les dijo que estaban un poco atrasados con algunos contenidos… la respuesta fue unánime, no se preocupe, nosotros “adelantamos la cartilla en casa”.
El libro ha provocado interés por la lectura y ese interés sumado a las actividades de la cartilla ha facilitado la comprensión lectora.
El contenido en Valores Humanos presente en actividades para pensar, para conversar, han ayudado en la convivencia.
También, en un contexto de familias de agricultores y pastores donde el trabajo duro muchas veces aleja a los padres de sus hijos, “el libro ayuda a rescatar lo afectivo desde la vivencia, rescata lo no dicho, lo que está ausente”.
Del mismo modo, invita a valorizar los cultivos, la flora y la fauna de la región (“hoy día conocen por la tele más animales de afuera que de aquí”, acotó Mónica Mamaní). Y sirve de para abordar temas “difíciles”: el valor de la familia tal como está constituida y sobre todo, el rol de la mamá, el trabajo del “ama de casa” que no se estima como tal (“mi mamá no trabaja, es ama de casa”).
Los niños están esperando otros “Ñañitos” y preguntan cuándo van a salir ellos en un libro. Los hijos de uno de los maestros le han preguntado por qué no ha sido uno de los autores y le han dicho que “tiene que escribir un nuevo libro”. Más allá de lo anecdótico esto marca que los libros han dejado de ser algo ajeno: Son un producto que puede gestarse desde la realidad cotidiana. Pueden tenerlos como protagonistas. Los maestros (sus maestros) son capaces de escribirlos, diseñarlos y editarlos.
Con respecto a las familias, también ellas se han apropiado de Ñañito, los padres lo han leído por interés propio, muchos con sus hijos; muchos, más de una vez. El libro también es prestado a los vecinos.
Las actividades de la cartilla, permiten y requieren la participación de los padres, están pensadas para que ellos aporten toda la información que disponen por sus conocimientos cotidianos y a partir de esa información, los niños construyen competencias necesarias para abordar distintos tipos de textos, para acceder a otros conocimientos.
Las familias se sienten muy felices de participar, se convierten con alegría y responsabilidad en partícipes de la educación formal de sus hijos.
¿Y los maestros?
Los maestros (incluyendo a las autoras) están admirados y felices, los resultados superan las expectativas. Los principales propósitos “abrir puertas a la lectura, afianzar la compresión lectora, integrar a las familias al proceso de aprendizaje, valorar lo propio y trenzar la enseñanza de Valores Humanos a la educación de cada día,” se han cumplido con creces.
Esta posibilidad de enseñar y aprender con alegría, de contar con el entusiasmo de los chicos, con su seguridad para abordar distintos temas, con su facilidad para incorporar nuevas competencias, interpela aún más fuertemente que los acostumbrados fracasos escolares.
Los maestros han recorrido un camino que va de la práctica a la teoría, y esa práctica demuestra que una educación contextualizada no solo es propicia, también es feliz.
El encuentro sin presiones de tiempo y las experiencias compartidas abrieron un espacio en el que todos pudieron expresar sentimientos hondos con respecto al lugar(o no lugar) que la cultura vallista ha tenido y tiene en la escuela.
Fue espontáneo recordar sus experiencias como alumnos, cuando los maestros y las señoritas que llegaban de lejos arrasaban, con las mejores intenciones, la cultura y la lengua materna de los niños. También surgió la necesidad de imaginar cómo ahora cuando casi todos los maestros son nativos del Valle pueden educar respetando lo propio.
A medida que el diálogo avanzaba, el acento se fue colocando solito en la lengua regional, una riquísima variedad del español que ha sido desvalorizada por siglos. ¿Cómo respetar el derecho de los niños a preservar su lengua? ¿Puede alguien expresarse fiel y creativamente por escrito “traduciendo” lo que piensa y siente? ¿Y cómo sin avasallar esa riqueza, ese instrumento con el que piensan y arman su visión del mundo, pueden ir incorporando la lengua estándar que seguramente necesitarán en muchas oportunidades? Los desafíos son profundos. Ñañito solo marca el primer paso…
Que los maestros sigan pensando, sintiendo, produciendo y evaluando juntos abre muchas y mejores opciones para los niños. Las propuestas que surgieron apuntan a la elaboración de nuevos libros: recopilaciones de leyendas, coplas, historias del pasado y del presente; también otros, escritos por los maestros.
Se puso énfasis en la necesidad de rescatar las memorias de los abuelos, lo que ellos contaban, porque -propias de una cultura oral- sus historias siempre dejaban una enseñanza.
Veinte maestros, una vocación fuerte y la decisión de unir creatividad, intuición y esfuerzo para que sus niños tengan la posibilidad de una educación que les asegure la igualdad de oportunidades que nuestra sociedad desea.
Pequeño y sencillo, este “Primer Encuentro de Maestros Rurales del Alto Valle Calchaquí” abre las puertas a más experiencias compartidas...
Centro cultural Argentino de Montaña 2023