Con más de 300 vías de distintos grados de dificultad, el Área Protegida de Piedra Parada que se encuentra a 140 kilómetros de la ciudad de Esquel, ofrece un lugar único para escalar en roca y explorar uno de los entornos geográficos más extraños de Argentina
Inspirados en el cuarto capítulo de la serie de podcasts “Destino Piedra Parada” creado por un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, presentamos esta nota sobre el uso de esta Área Natural Protegida para prácticas de escalada, sobre el vínculo de los escaladores con el lugar y del modo en que manejan el impacto que producen. Para tratar este tema entrevistamos a Nahuel Niseggi, profesor de escalada residente en Esquel y Pablo Gerez, divulgador científico de la zona.
Como explicamos en notas anteriores, el Área Natural Protegida (ANP) Piedra Parada se encuentra a 42 km de la localidad de Gualjaina, a orillas del río Chubut, en la provincia homónima. A 140 km desde Esquel o a 200 desde el empalme con la ruta nacional 25. Es importante aclarar que para acceder desde Gualjaina al predio se llega por la ruta provincial 12 (que es de ripio) . El predio es un espacio agreste, sin servicios y es obligatorio registrarse en la oficina de los guardafaunas por razones de seguridad y control, tanto a la entrada como a la salida. En temporada de verano, el ingreso se permite hasta las 18:00 hs y el máximo de permanencia es hasta las 20:00 hs.Millones de años de descomunales procesos volcánicos y distintos movimientos de placas tectónicas, tuvieron como consecuencia la creación de una gigantesca caldera y una chimenea volcánica que hoy reconocemos como Piedra Parada.
Los primeros registros de escalada datan del año 1950. Algunos escaladores desde Esquel intentaron alcanzar la cumbre de la chimenea volcánica, pero el equipo y la técnica de la época les impidió alcanzar su meta. Recién en 1993 Damián Benegas y Pablo De La Fuente alcanzaron la primera cumbre y esa vía se llamó Sueño Lento. En 1996 el esquelense Martín Grech y el mendocino Daniel Pizarro lograron también hacer cumbre pero con algunas variantes a la ruta original. Esta expedición tuvo gran valor para el turismo y de la zona porque fue la primera vez que se fotografiaba el Cañadón de la Buitrera.
En 1999 se abrió una segunda vía llamada “Un largo camino a casa”. La cordada estaba formada por Eduardo Depetris, Damián Benegas, Pablo De La Fuente y Martín Molina.
En el 2001 Martín Molina y Matoco Erroz equiparon por primera vez vías con el equipo adecuado. La primera vía abierta desde abajo en la zona del alero y se la llamó Miki Mouse porque los huecos sugieren la silueta del ratón de Disney. Esta vía se la calificó como 6b+. La siguiente fue Planeta Agujero (6c).
Los escaladores David Brasco, Pere Vilarasau e Ignacio García trazaron itinerarios de alta calidad y sumaron nuevas rutas.
El área de Piedra Parada y el Cañadón de la Buitrera se puede recorrer a pie siguiendo los senderos autoguiados con cartelería sobre la flora, la fauna y los nombres de las formaciones rocosas; no tienen mayor dificultad y tiene una extensión de 3 km y paredones de hasta 200 metros de altura.
Pero la escalada es la actividad estelar porque reúne una serie de características que la hacen especial para eso. Son paredones monolíticos macizos con grietas y cavernas que permiten escalar en estilo alpino, además de seguir las vías ya equipadas de escalada deportiva. Otra ventaja que tiene este lugar es la posibilidad de establecer vías de escalada con diversos grados de dificultad por la iluminación, por el tamaño y forma de los agarres.
El debate sobre la cantidad de vías existentes es interminable. Según la aplicación “The Crag” existen 338 vías (los usuarios de esta app registran las vías que han alcanzado, su dificultad, el estilo que han seguido y algunos comentarios, https://www.thecrag.com/es/escalar/argentina/area/804641547 ). Pero oficialmente son 221, la última vez que se equipó fue en el 2012 en un proyecto conjunto entre la provincia de Chubut y Petzl. Cerca de 100 vías fueron agregadas en un lapso de 3 semanas. Del mismo modo, se desequiparon algunas vías para proteger restos arqueológicos. Los escaladores que encontramos en nuestra visita a Piedra Parada comentaron sobre la falta de mantenimiento de algunas vías, provocando inseguridad en ciertas vías. La diferencia en los números se debe a que la guía Petzl cuenta solo las vías equipadas en 28 sectores del cañadón y no cuenta las que pueden hacerse en estilo alpino.
Lo importante es que hoy en día Piedra Parada resulta un lugar muy atractivo para los escaladores, lo demuestra la llegada de escaladores que vienen incluso de otros países. Se estima que llegan entre 4000 y 5000 visitantes a la zona en la temporada estival.
Entre la comunidad de escaladores y los guardafaunas existen algunos puntos que requieren un constante debate y análisis. ¿Abrir más vías?
La apertura de nuevas vías no es deseable desde el punto de vista de la conservación o al menos no en cualquier lugar. Algunos estudios han demostrado que el aumento de turistas en la zona ha impactado negativamente en la presencia de especies de insectos y animales nativos.
Por otro lado, los escaladores nos comentaron que se ha restringido el horario de actividades para que haya, por lo menos, 12 horas en las cuales no haya ninguna persona en el área. Esta decisión tuvo como consecuencia el regreso de algunos escarabajos.
A pesar de la creciente popularidad de Piedra Parada como destino para los escaladores, es importante no pasar por alto el impacto que genera esta actividad, los ruidos, los desechos y demás. Algunos escaladores no respetan las técnicas de bajo impacto, son los menos, pero existen y el mínimo desecho o daño a la flora o fauna tiene un impacto mayúsculo.
Luego de una tarea intensa de investigación y recopilación de antecedentes, el 6 de diciembre de 2006 se registró la ley que estableció a Piedra Parada como un Área Natural Protegida de la provincia de Chubut para proteger este particular ambiente volcánico, pero principalmente el río Chubut. Se expropió básicamente para que no se privatice el lugar ni se explote para la minería.
En el año 2012 se realizó un evento mundial llamado RocTrip organizado por la firma francesa Petzl que tuvo un gran potencial para la escalada. Trajo 1550 escaladores y 24 periodistas internacionales haciendo que Piedra Parada gane un lugar en el mapa. El lado B del evento fue un monumental campamento junto al río Chubut, mucho ruido, mucha música y mucha basura. Ensuciando no solo el ambiente sino también la imagen que los locales tienen sobre los escaladores.
En ese sentido, en el año 2012 generó un impacto gigante en la conservación. Hasta ese momento la meseta patagónica era vista como un lugar desértico, sin vida y aburrido. Pero desde ese momento se abrieron las ventanas del mundo a la meseta y eso generó interés cultural y turístico, y se replicó en varias áreas naturales protegidas también dentro de la meseta para cuidar la diversidad.
Nahuel afirma que, en términos generales, gracias la visibilidad que generó la escalada y la creación de este lugar, se frenaron proyectos muy fuertes que había en Paso del Sapo y en la meseta central de megaminería, explotación de minería metalífera y sustancias radioactivas, justamente con la conciencia de lo que el turismo puede llegar a aportar.
El turismo de escalada, sobre todo el turismo de este tipo de actividades, puede impactar positivamente en la economía regional, sobre todo de comunidades tan pequeñas que habitan en ese lugar. Pablo nos explicó que el río Chubut no solo es importante para esas comunidades, sino que es un río que llega hasta el Atlántico atravesando toda la provincia y termina en la Península de Valdés, por ende, cualquier contaminación que se genera en esta zona terminaría afectando a toda la flora y fauna de la provincia.
Obviamente, la escalada genera un impacto particular porque equipar una vía implica perforar la roca, el ruido del taladro, personas que transitan, vegetación que se pisa (y algunas veces se arranca) y animales e insectos migrando para escapar de todo esto. Y a lo anterior se le agrega el condimento de la masificación de la actividad deportiva de la escalada, lo cual trae muchos curiosos que vienen a probar sus destrezas deportivas en una pared de roca real.
La escalada tiene una cuestión que no es solo recreativa; es también filosófica. La gente que hace montaña y que va a escalar por una cuestión, simplemente, de disfrutar del lugar, tiene otra manera de aproximarse a la zona y de moverse en ella. Tratar de encontrar modos, desafíos y conectar con lugares recónditos implica una relación dialéctica con el entorno natural, sana, armónica, de no generar impactos negativos y generar el menor impacto posible.
Con el crecimiento exponencial de la escalada deportiva que se ve en los muros de todo el país (y del mundo), donde quizás antes tenías 4 personas por día, quizás de repente puede haber 200, y eso (aunque uno sea muy respetuoso) deja su huella en la naturaleza.
Lamentablemente, hay una explosión de gente que accede ahora al deporte desde un vínculo totalmente distinto, no tanto por ahí con la naturaleza, sino más que nada los muros. La actividad en los muros es como la de un gimnasio prácticamente. Se escucha música fuerte, se desafían desde una mirada más deportiva y no tan global con la naturaleza y eso hace que por ahí la gente vaya con otros objetivos al lugar. Muchas personas no llegan a la roca simplemente para desconectarse un poco de la sociedad y de conectarse con un ambiente natural, sino simplemente van para probar un proyecto duro, para “ver en qué grado estoy escalando, si mejoré o no mejoré deportivamente la escalada”, en palabras de Nahuel Niseggi.
Como consecuencia, este fenómeno hace que se pierda por ahí un poco de ese espíritu filosófico del montañismo que mencionábamos antes. Nahuel propone que este sea también el rol que tienen que asumir los que forman en este deporte, la toma de conciencia que la escalada tiene otras metas más allá de las metas deportivas.
Pablo nos comentó que los guardafaunas hacen un trabajo constante de cuidar y proteger lo más posible el estado natural de la zona. Pero la llegada masiva de escaladores que, de repente, ponen música, arman un sendero para acceder a un lugar, remueven por ahí flora nativa por el simple hecho de llegar a un pie de vía, o exceden en la cantidad de uso de magnesio totalmente innecesario, simplemente porque el objetivo es marcar la vía, poder ver dónde agarrar la toma y dónde no, entonces pintan con magnesio; ¡incluso se puede ver las marcas de la goma de las zapatillas! Cuando uno camina el cañadón es muy claro dónde hay vía, no solo por el brillo de las chapas, sino también por las marcas de magnesio. Existen también otras marcas blancas en las paredes, pero son de nidos de aves de la zona.
Para evitar la acumulación de personas, muchos plantearon abrir más vías en otros sectores. Pero esto implica poner material que se oxida, impacto sonoro grande también dentro del lugar, si hay sobre todo fauna, llegar con los taladros, martillar, remover piedras, tirar, limpiar todo el lugar. Transitando el cañadón hemos encontrado cintas expreses abandonadas en vías, equipo perdido como lentes de sol y botellas rotas.
Por el momento se encuentra prohibido abrir nuevos sectores en Piedra Parada, justamente con este argumento del impacto que genera armar una vía, de poner nuevas chapas y abrir nuevos senderos.
Si uno lo pone en la balanza está bueno que el lugar que ya está siga estando como en crecimiento para que se concentre ahí y la actividad no va a generar un impacto de contaminación grande o si lo genera está bueno que se lo trate. Recordemos que ya hay más de 200 vías equipadas, es cuestión de organizarse y conversarlo como para que todos puedan practicar el deporte sin molestarse los unos a los otros.
Algunos plantearon la creación de un nuevo sector de escalada en otro lado cerca del mismo lugar, en la zona de la caldera porque de ese modo se minaría aun menos la zona de Piedra Parada, pero se estaría ampliando la zona de impacto por el hombre, y los animales e insectos de la zona tendrían que seguir migrando o muriendo.
Piedra Parada es un lugar mundialmente conocido por su calidad y por su variedad de vías, condiciones geográficas, lejos de la ciudad, en un ambiente con un río. Es importante seguir educando sobre las prácticas de bajo impacto y el cuidado de la naturaleza. Tanto las agencias de turismo como los clubes y los muros de escalada, tienen la responsabilidad de educar a la gente que llega al lugar.
Agradecimientos:
Nahuel Niseggi es montañista, escalador y monitor de escalada certificado por la FASA (Federación Argentina de Esquí y Andinismo) y actualmente es quien coordina la escuela de escalada Calfumahuida.
Pablo Gerez, no solo es prestador turístico de Chubut Explorers, sino que también es un amante de la naturaleza y de la Estepa Patagónica. Está completando su formación para certificarse como guía turístico.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023