Desde los primeros inventos en el siglo XVI hasta la actualidad
El primer dato real que se tiene de la escalada en hielo se remonta al siglo XVI. Los pastores de Los Alpes se sujetaban en las botas unos artilugios semejantes a herraduras claveteadas, que junto con los “Alpenstocks”, bastones de punta de acero, hachas de leñador, para tallar peldaños, les permitía también mantener el equilibrio mientras cuidaban los rebaños.
Parece ser que los primeros habitantes que observaron éstas técnicas rudimentarias fueron los ingleses, que a principios del siglo XIX acudieron masivamente a los pueblos de Los Alpes. En la pequeña nobleza inglesa estaba a punto de desarrollarse una particular pasión por la montaña y los pastores se dieron cuenta enseguida de que era mucho más provechoso para ellos vigilar y guiar a los “señores”, en lugar de cuidar ovejas, los pastores se convirtieron en guías, y el bastón y el hacha se fundieron en un solo instrumento para realizar ambas funciones.
Este interés mutuo condujo a grandes mejoras en los equipos posibilitando así las primeras ascensiones de las rutas clásicas de hielo y nieve. El “crampón” de 3 puntas tipo herradura, usado por los pastores les posibilitó adentrarse en terrenos glaciares.
A mediados del siglo XIX llamada “Edad de oro del Montañismo” vio la conquista de muchas cumbres de Los Alpes, una escalada ejemplar realizada en aquella época fue la ascensión al Espolón de la Brenva en el Mont Blanc 1865, llevada a cabo por los hermanos Anderegg guías de la época y sus clientes que no recorrían las montañas sin sus guías.
Hacia fines del siglo XIX se puso de moda un nuevo estilo del alpinismo siendo un inglés llamado Albert Frederick Mummery, su carrera fue brillante por varios motivos, en primer lugar rechazó el alpinismo con guías, pero Mummery era ante todo un gran escalador de roca y ésta preferencia suya anticipaba el cambio del siglo, justamente porque la vanguardia del mundo alpinístico se estaba aficionando a la escalada en roca. Es de hacer notar que por estas épocas, año 1905, el calzado que se utilizaba eran botas tipo militar de cuero con suelas de cuero duro, al cual se le añadían un sistema de herrajes clavados denominados "Tricouni" apodo de su inventor Félix Génécand, estos elementos circunvalaban todo el perímetro de la suela, incluido los tacos. La variedad de Tricouní era innumerable, por lo menos siete combinaciones diferentes.
Los “gentleman” ingleses habían dado los primeros pasos y ahora correspondía a los franceses, alemanes, austríacos y suizos, seguir adelante. En 1908 tuvo lugar una innovación radical que cambió para siempre la técnica de escalada sobre hielo, un experimentado escalador británico llamado Oscar Eckenstein creó los primeros grampones de 10 puntas encargando su construcción a un herrero de Courmayeur (Italia) llamado Henry Grivel curiosamente unos años después Henry no pudo patentar el invento pues unos ratones se habían comido los planos originales. Al principio su uso era engorroso y poco fiable, tenian problemas de roturas, soltarse o aflojarse a las ataduras en plena escalada, en realidad fueron totalmente confiables en la década de los veinte.
Oscar Eckenstein inventó una técnica de gramponaje con “pies planos” o paralelos a la pendiente y por mucho tiempo llamada “Técnica “Eckeintein”.
Luego técnicamente adoptada por los franceses que la encontraron excelente para el nevé o hielo de nevero de los Alpes Occidentales y posteriormente más generalizada como “Técnica Francesa” o pies paralelos a la pendiente. El alpinista Frances, Armand Charlet fue un virtuoso maestro de esta técnica acompañada de la técnica del piolet ancla.
Así mientras los ingleses eran aficionados a escalar sobre roca, los franceses prefirieron hacerlo utilizando crampones sobre escarpadas pendientes de nieve y hielo, llegando a desarrollar la técnica de tal manera que sigue siendo todavía una de las formas más sutiles y refinadas del arte de la escalada sobre hielo. Los franceses no solo se servían de los crampones Eckenstein, sino que su práctica favoreció el uso de otro descubrimiento, el primer piolet corto y ligero, que tenía 86 cm. de largo, es decir dos tercios de la longitud del piolet tradicional.
Desde la invención de los nuevos crampones hasta los años 30, se efectuaron centenares de largas escaladas en las grandes paredes nevadas de los Alpes.
Hans Lauper fue el último de los grandes guías educado según las viejas tradiciones y el primero en atacar las grandes paredes norte de los Alpes Occidentales, coronó su brillante carrera con la primera ascensión de la cara noreste del Eiger (la famosa ruta Lauper, sumamente respetada hasta nuestros días).
Willo Welzenbach de Munich, creador de la graduación de dificultad para la escalada en roca y verdadero genio de la época en escalada en hielo, empleó por primera vez los pitones para hielo diseñados por Fritz Riegele en 1924. Armand Charlet francés, guía de Argentiere, fue lider de los escaladores glaciares franceses hasta finales de los años 40, siendo también, el mayor artífice del desarrollo de la técnica clásica de los grampones.
Unos años después en 1932 el primogénito de Henry Grivel, Laurent Grivel, creó el grampón de 12 puntas, éste nuevo diseño permitió, con la adición de las dos puntas delanteras o frontales, una nueva técnica llamada de las “doce puntas”.
Posteriormente los escaladores austriacos empezaron a soldar un puente entre los lados anteriores del crampón, obteniendo de este modo un instrumento más rígido que se adaptaba mejor al hielo duro de los Alpes Orientales.
En 1935 Vitorio Bramani fabrica las famosas suelas de goma Vibran, diseñadas para ser implementadas y cosidas a las botas de cuero.
En el verano del 38 la última y mayor de las caras norte, la “Eiger” fue escalada por Anderl Heckmair y su grupo, donde, el fue el líder natural en esa ruta, la más controvertida y pregonada ascensión alpina de todos los tiempos. A pesar, que la norte del Eiger no es una ruta pura en hielo, Heckmair empleó los crampones de 12 puntas de Grivel, que le permitieron ascender los neveros usando las puntas delanteras en una fracción del tiempo que le hubiera exigido escalar tallando peldaños. Aquella ascensión definió las fronteras del arte alpinistico hasta finales de los años 50.
En los Alpes, durante los años 50 y a comienzos de los 60, se observaron pocas progresos en la técnica de escalada sobre hielo, aunque se realizaron algunas ascensiones mucho mas difíciles que todas aquellas de la época de las paredes norte.
A partir de los años 60 se caracterizaron por un acérrimo nacionalismo en los deportes alpinos. A mediados de los 60 la aparición del tornillo tubular Salewa, mejoró mucho la seguridad de las ascensiones.
En 1964 en Yosemite, fue escalada la North American Wall del Capitan, éste suceso marcó el final de la época de las escaladas sobre roca, pues ya se tenía la certeza de que con tiempo y material suficiente era posible escalar cualquier pared de roca.
Cuando Andrel Heckmair en el Eiger, en un magistral despliegue de talento remontó en puntas frontales las pendientes de hielo con una confianza tal que años más tarde Heinrich Harrer todavía hablaba de ello con asombro en su clásica obra “La Araña Blanca”. Pero la buena técnica no era lo único que Heckmair tenía a su favor. Una vieja foto en blanco y negro tomada durante la ascensión muestra a éste alpinista utilizando un piolet corto cuyo pico presenta una clara curva hacia abajo. Esta sencilla curva incrementa varias veces la seguridad en la colocación del piolet, permitiendo así una escalada más rápida y con menos riesgos. La hazaña de Heckmair en el Eiger se adelantó 30 años a su tiempo. A finales de los años 60 esta curva revolucionaria, volvería a inventarse de nuevo. El famoso Alpinista francés Instructor de la Escuela Nacional de Sky y Alpinismo de Chamonix, Andre Contamine, portavoz del alpinismo sobre hielo, comenta que el piolet usado como ancla es una de las técnicas más útiles para el alpinista, es la clave de la “Técnica Francesa” de crampones, el fue el maestro de todos los escaladores franceses sobre hielo. Diseño un piolet el super-conta fabricado por Charlet, que tenía por vez primera, un agujero en la cruz, entre el pico y la pala y muescas profundas, para garantizar un aseguramiento mejor.
Un día lluvioso del verano de 1966, el americano Ivon Chouinard, escalador y diseñador de material para el alpinismo, recorrió un glaciar en los Alpes con las firme decisión de ensayar todos los tipos de piolet que entonces existían en el mercado. El propósito era averiguar cual de ellos hacía mejor la función de piolet ancla, y cual el idóneo para tallar peldaños, cuando encontró las respuestas, convenció a la fábrica de Charlet, conservadora y poco dispuesta a los cambios, que fabricara un piolet de 55cm. de longitud y con el pico curvado para el “Americano Loco”. En aquella época cuenta Chouinard: “un piolet de esas medidas era considerado una locura, y solo faltaba que fuera ¡curvado!.... Yo veía que modificando la rectitud estándar del pico y creando una curva compatible con el arco del movimiento oscilatorio del piolet, se obtendría una mejor fijación del pico en el hielo. Había observado que el pico normal se desprendía fácilmente cuando apoyaba todo el peso sobre él, el pico curvado, las muescas bien marcadas y los martillos yosemíticos con pico curvado ideado después por mí, proporcionaron al fin un anclaje más seguro sobre el hielo. El escalador podía descargar todo su peso sobre el piolet, sin que éste se desprendiera. Esto significaba que provistos de uno de estos elementos en cada mano, los escaladores podían afrontar pendientes de hielo muy empinadas e incluso verticales”.
Esta técnica se utilizó por primera vez en California en el invierno del 67, y fue denominada más tarde por los franceses como “Piolet Tracción”
No solamente se inventó un martillo para hielo, sino además un crampón rígido y regulable compuesto de una aleación de acero, cromo y molibdeno. En el año 1968, Chouinard y otros californianos realizan la tercera ascensión al Fitz Roy y por una nueva ruta hoy denominada de los “californianos”, en esa escalada experimentan y sufren la humedad del clima patagónico, ven que sus ropas no eran adecuadas, a su regreso experimenta con las telas sintéticas, funda la empresa marca “Patagonia” y desarrolla las mejores productos del mercado, vigentes hasta nuestros días. Chouinard escribe por entonces el más celebre tratado sobre técnica y progresión glaciar.
A fines de los años sesenta se desarrollan los primeros arneses, el de pecho de René Desmaison (Frances) inspirado en los de paracaidismo en 1959 y el de Don Whillans (Irlandes) en 1970 de cintura, para la expedición Inglesa al Annapurna.
A comienzos de los años 70 todos aceptaron para escalar sobre hielo escarpado los prestigiosos tornillos tubulares Salewa, la técnica de las puntas delanteras y el Terrordactyl (un martillo para hielo especial) ideado por Hamish Mac Innes (Escocés, fue uno de los escaladores mas activos de los años 50 y 60, desarrolló las técnicas de rescate en montaña hasta la categoría de arte) de pico corvo y muy angulado hacia abajo muy bueno para escalada mixta.
En 1972 otro alpinista americano Mike Lowe, se le ocurrió la idea de usar el mismo tipo de fijaciones de los esquís a unos crampones, de esta manera había nacido las fijaciones automáticas y semiautomáticas para los crampones.
En un plazo de diez años, el equipamiento evolucionó de modo drástico. Las hojas curvas o anguladas de los piolets dieron paso a hojas de curva invertida e intercambiables, que ahora llevan mangos de grafito sumamente anatómicos y palas especializadas, diseños concebidos para la escalada de cascadas.
Por último en 1986, la firma Grivel y Charlet Moser, sacaban de la manga el crampón mono punta, diseñado y concebido para la escalada en cascada de hielo extremo.
A partir de entonces los más importantes itinerarios glaciares se volvieron factibles para el escalador corriente.
Un capitulo aparte se merece un elemento imprescindible para ambas actividades, hielo y roca, me refiero al mosquetón (antiguamente conocido como conector). Son anillos metálicos en formato longitudinal, de pera arriñonada, ovalada, etc. el cual se abre mediante un gatillo y se cierra automáticamente, es el elemento de unión entre el punto de anclaje y la cuerda que une al escalador. Su uso fue extendiéndose enormemente a actividades de alpinismo, cuerpos de rescate, paracaidismo, industria naval, deportes de vuelo etc.
La historia y evolución: el alpinismo está evidentemente vinculado a la evolución del material, el mosquetón, en este aspecto, es uno de los elementos principales. La primera aparición oficial de este pequeño objeto metálico se remonta a la década del 60 del siglo XIX. En efecto el mosquetón debe muy curiosamente a su celebridad a un cuerpo de oficio que no tiene nada que ver con el alpinismo, se debe su invento a los bomberos de Munich (Alemania) que ya lo usaban en 1860, éstos enarbolaban ”Karabinier” a sus cinturones en sus ejercicios.
Las primeras utilizaciones de esta herramienta en montaña permanecen un tanto misteriosas. Lucien Devies describe al alpinista alemán Otto Herzog (1888-1964) como el pionero de la introducción del mosquetón en las técnicas alpinas a principio del siglo XX.
Hasta 1941 todos los mosquetones estaban fabricados en hierro acerado, pero debido a la escasez de este material durante la segunda guerra mundial, Bill House, un escalador del equipo de desarrollo de este material en EE.UU. colaboró en la producción de los primeros mosquetones de aleación de aluminio, estos resultaron ser tres veces más ligeros que los de acero. Desde 1958 el reconocido escalador Frances Pierre Allain desarrolla el modelo Zicral, con un alto porcentaje de aluminio y zinc.
1935: Creación del primer mosquetón a tornillo (seguro a rosca).
1939: Pierre Allain (Francia 1904-2000) realiza los primeros mosquetones de aluminio (duraluminio más precisamente). Este tipo de mosquetón no se comercializará inmediatamente. Allain también es el inventor de los abrigos de pluma de ganso (Duvet), los pies de gato y del primer descensor en 1943.
1950: Comercialización de un modelo P. Allain en duraluminio muy proximo a las formas actuales.
1958: P. Allain, crea el famoso modelo Zicral, poseedor de mejores características mecánicas.
1975: Clog propone el primer mosquetón de bloqueo automático.
1984: Jean P. Frechin (Austri) desarrolla el Reimer mosquetón con cierre curvo.
En nuestro país el precursor fue indudablemente el montañista Miguel Dediol, radicado en Mendoza, comenzó fabricando, grampones, piquetas, clavos y mosquetones para el ejercito Argentino. Fabricó 3 tipos de mosquetones diferentes, uno oval, en forma de pera, y otro oval con cierre de seguridad.
1970: En Villa Carlos Paz el escalador Aldo Sanchez desarrolla los primeros mosquetones en duraluminio de nuestro país, cuya resistencia a la tracción llegó hasta los 2000kg.
Seguramente que este trabajo está incompleto, dejo la posta a aquellos que le interese la investigación sobre este apasionante tema.
Fuente: Jorge González, Escritor
Centro cultural Argentino de Montaña 2023