Actividades · Esquí

Comenzó la temporada invernal

Este hermoso mundo blanco, tiene fascinantes itinerarios para ofrecernos, paisajes que descubrir totalmente diferentes a los que podemos ver en diciembre o en enero

Pablo Javier Goldengruss

Pablo javier Goldengruss

Edición: CCAM



La temporada está empezando y todos los amantes de la nieve y los deportes invernales, no dejamos de mirar para la montaña y sonreír. Lanzamos una mirada esperanzada cuando vemos esas nubes de tormenta, que traen, sin duda, una vez más la ilusión renovada: la nieve. Si claro, además nos reconforta y alegra saber que en el verano tendremos esa preciada agua, para los cultivos, y para la vida en el gran desierto; pero, al menos por ahora, lo importante está en estado sólido, tenemos nieve para disfrutar.

Caminando hacia la escuela de esquí, Caviahue, Neuquén

Desde años inmemoriales, el hombre y la montaña fueron tejiendo una relación bastante particular. Adaptándose a los tiempos de la naturaleza es que se pudo sobrevivir en zonas que parecían inconquistables, hasta hacerlas su medio de vida. Esa adaptación se logró,  por ejemplo, en verano, llevando el ganado a la parte alta, para que coma, y bajándolo en invierno antes de que caiga la nieve y quede aislado, o recolectando leña para poder afrontar un crudo invierno, y con muchas otras  acciones más de adecuación al clima y a la naturaleza.     
 

En cada uno de los rincones donde hay un pueblo cerca de la montaña, tenemos un esquiador, un montañista, que hace de su vida cotidiana el atravesar laderas nevadas, el esquivar pendientes peligrosas, el palear un camino, sacar la nieve de los techos de la casas, o simplemente caminar abriendo una huella, la que seguramente al regreso va a estar tapada y habrá que volver a marcarla.
 

Vista panorámica de Portillo, Chile

 

Libertad de descenso por San Antonio Penitentes, Mendoza

 

Inicio del Valle Azul en Penitentes, Mendoza


Una pelota, una bici, y ahora un Smartphone son los objetos más conocidos y comunes, para casi todos los chicos, y para los grandes también. En verano nos imaginamos andando en bici por esos terrenos desparejos, pero una vez que todo se cubrió de nieve, son los deslizadores, los esquíes, los snowboards y cualquier elemento que nos ayude a desplazarnos los que pasan a ser, en ese entorno gélido, las estrellas de la diversión.
 

En un principio el poder moverse en la nieve y el hielo le sirvió al hombre para sobrevivir, e hizo que busquemos la forma de caminar más fácilmente sobre la nieve. Inicialmente se usaron simplemente palos atados a los pies a modo de esquí, luego, con el paso del tiempo, se inventaron las raquetas, podríamos decir que, casi por casualidad, el hombre se dio cuenta que si la superficie era más ancha se hundía menos y se podía caminar mejor en la nieve recién caída, esa nieve conocida como “nieve honda”, ya que al dejar pasar el aire, cada vez que se pisa se hunde dejando que el aire salga.
 

Esqui de travesía en Quebrada Matienzo. Al fondo se ve el cerro Pedro Zanni, Mendoza

 

Atardecer en el centro de esquí de Caviahue, Neuquén

 

Snow Park en Caviahue, Neuquén

 

Atardecer en Caviahue, Neuquén


Claro de la mano aparecen los trineos primitivos, ante la necesidad de cargar bultos grandes y pesados, como por ejemplo un animal que se había cazado, y se empezaron a arrastrar las cosas, tarea que resulta mucho más sencillo en un terreno nevado que en uno despejado de nieve. Sí, es más sencillo pero no fácil, de a poco entonces se fue perfeccionando esta técnica de arrastre hasta tener en la actualidad los súper livianos trineos para utilizados para las expediciones en Antártida o Alaska y, también mucho más cerca, como el cargar provisiones en los centros de esquí.
 

Cuantas veces vemos chicos de 7 u 8 años arriba de unos esquíes y no podemos creer la habilidad que tienen o los vemos abrigados solamente  con un busito mientras nosotros estamos tiritando con nuestro duvet, pero “ claro  estos chicos nacieron acá, viven haciendo esto y están habituados al frio “,  comenta alguien por lo bajo.
 

Escuela de esquí para niños, centro de esquí de Caviahue, Neuquén

 

Enseñando a esquiar, centro de esquí de Caviahue, Neuquén

 

Esquiando en Portillo, Chile


En muchas ocasiones me he cruzado con gente que con amargura, al finalizar el verano, mira la montaña y dice “bueno tendremos que esperar que pase el invierno para volver”. El desconocimiento o los mitos, nos hacen tener miedo. Pero miedo a qué, me pregunto yo y también muchas veces se lo pregunto a la gente, y la respuesta suele ser “muy bien no sabemos, pero tenemos que esperar que pase el invierno para volver” O sea que a excepción de los centros de esquí parece que la montaña está vedada en invierno.
 

Sin embargo, ese hermoso mundo blanco, tiene fascinantes itinerarios para ofrecernos, paisajes que descubrir totalmente diferentes a los que podemos ver diciembre o en enero. Si bien es cierto que durante el invierno necesitaremos un equipo especial, al menos para aquellos que no hemos nacido en lugares en los que habitualmente nieva, y también cierta preparación, sobre todo si tenemos pensado realizar una travesía, creo que debemos capacitarnos y animarnos a derribar estas barreras que nos impiden disfrutar de la montaña en el invierno.

Una nueva temporada está empezando, promete ser un inverno nevador, quien sabe cuántas aventuras nos encontraremos; mis esquíes ya están listos, mi arva pala y sonda también.  Espero que nos veamos por allá...

Paleando para poder salir a esquiar, Puente del Inca, Mendoza

 

Preparando el snowpark en Caviahue, Neuquén

 

Nevada en Puente del Inca, edificio de la hosteria de puente del inca, Mendoza







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