Esta planta milenaria se encuentra a lo largo de la cordillera de los Andes en el altiplano de Perú, Bolivia, Argentina y Chile, posee valiosas propiedades nutritivas y curativas y fue considerada sagrada por la cultura Inca
La revista ha incorporado esta sección de plantas con propiedades medicinales que se encuentran en la montaña, con el propósito de aportar información para su conocimiento a los efectos de contribuir al compromiso con el medio ambiente.
Nombre: Queñoa
Nombre Científico: Polylepis
El nombre Polylepis deriva de dos palabras griegas, poly (muchas) y letis (láminas), refiriéndose a la corteza compuesta por múltiples láminas que se desprenden en delgadas capas. Este tipo de corteza es común en todas las especies del género. La corteza es gruesa y cubre densamente el tronco, que protege el tronco contra bajas temperaturas e incendios.
Polylepis es un género de plantas que incluye pequeños árboles y arbustos, comúnmente llamados queñual, queñua o quewiña. Comprende aproximadamente 28 especies nativas de los Andes Tropicales.
Nombres alternativos: En español la planta recibe los nombres de quinua, Queñoa y quínoa. En quechua, kinua, kinuwa, kitaqañiwa, kuchikinwa. En inglés también se conoce como «Queñoa».
Conocido científicamente como Polylepis incana, y en la lengua vernacular de nuestras zonas Altoandinas como “quiñual” o “queñual”, “queñua o queñoa”, “quiñuar”, “quinuina” o hasta “manzanita” en diversas partes de Sudamérica.
Familia: Rosaceae.
¿Cuáles son las causas que podrían producir su extinción de la queñoa?
El uso de esta especie como leña está reduciéndose, debido principalmente al aumento del uso de la energía eléctrica y el gas. Sin embargo, otras amenazas como el pastoreo del ganado que destroza los plantones o la quema de pastizales continúan arrasando los fragmentos de estos ecosistemas. Hoy día está en extinción.
Algunas especies de Polylepis forman bosques que crecen a lo largo de la línea de árboles e incluso llegan a mayores elevaciones, rodeados por pastizales y arbustales. Algunos individuos de Polylepis tarapacana crecen por encima de 5000 m s. n. m., situando a Polylepis como el género con la distribución más alta de árboles angiospermas en el mundo.
Este árbol siempre verde habita principalmente cerros, y se encuentra a lo largo de la cordillera de los Andes en el altiplano de Perú, Bolivia y Chile.
Reinan sólo en la Cordillera de los Andes; desde Venezuela hasta la Argentina, pero es en Jujuy donde se las encuentra en su máxima extensión.
En Argentina en las Provincias de Catamarca, Córdoba, Jujuy, Salta, San Luis, Tucumán.
La evidencia arqueológica indica que esta tierra alta fue ocupada por grupos humanos hace más de once mil años.
Fueron cazadores recolectores que transitaban por esa zona y que lograron adaptarse a las duras condiciones de las alturas, llegando a crear complejos y eficientes sistemas productivos y de organización social. Con el tiempo, desarrollaron una agricultura intensiva, un manejo adecuado del ganado camélido, métodos de almacenamiento y conservación de alimentos y vegetales, alfarería y textilería.
En todas estas actividades el uso de la queñoa, como el único recurso forestal de la zona altoandina, cumplió una función clave. La madera de la queñoa sirvió como materia prima fundamental para realizar construcciones y herramientas; se utilizó como combustible para combatir el frío y cocinar los alimentos; sus hojas, raíces y corteza, se utilizaron para curar ·enfermedades y, también, para teñir lana y fabricar mantas de colores. El uso más intensivo que el hombre ha dado a este árbol a lo largo del tiempo es como combustible, ya que, junto a la llareta, son los únicos recursos locales de origen vegetal que brindan buen poder calorífico. El análisis de los restos de fogones, siempre asociados a los lugares de campamentos o viviendas, ha sido utilizado para medir los asentamientos y movilidad de los grupos humanos.
De esta forma, los vestigios de leña de queñoa han sido claves para reconstruir la historia de ocupación humana del vasto territorio centro-sur andino. Se han encontrado trozos de madera de queñoa en santuarios de altura, por lo que la especie también se ha relacionado con las creencias y tradiciones de las culturas originarias. Relatos de la época hispánica mencionan los bosquetes de queñoa como guarida de pumas, animales venerados por los antiguos habitantes del altiplano.
Se utilizó su madera como material de construcción esencial. Sus troncos se usaron principalmente para soportar techumbres. En ausencia de clavos, las vigas fueron amarradas con tiras de cuero de camélidos para soportar los pesados techos construidos con barro y paja, hechos así para aislar del frío, la lluvia y la nieve.
Incluso con las limitaciones que presentan las intrincadas formas de sus troncos, la queñoa ha sido utilizada en vigas de la mayoría de las antiguas iglesias y casas del altiplano. Un ejemplo típico lo presenta la iglesia del pueblo de lsluga que data del siglo XVII. También existen evidencias de su uso en múltiples construcciones prehispánicas. Se ha encontrado queñoa en los restos de maderas del tambo de Zapahuira las que corresponderían a la techumbre del mismo.
Los tambos eran refugios para quienes transitaban por el "camino real Inca", estaban ubicados estratégicamente en las rutas utilizadas para comunicar los territorios del imperio Inca y en ellos se almacenaban alimentos y agua. A partir de la segunda mitad del siglo XX, con la creación de caminos.
El uso más intensivo que el hombre ha dado a este árbol a lo largo del tiempo es como combustible, ya que, junto a la llareta, son los únicos recursos locales de origen vegetal que brindan buen poder calorífico. El análisis de los restos de fogones, siempre asociados a los lugares de campamentos o viviendas, ha sido utilizado para medir los asentamientos y movilidad de los grupos humanos.
De esta forma, los vestigios de leña de queñoa han sido claves para reconstruir la historia de ocupación humana del vasto territorio centro-sur andino. Se han encontrado trozos de madera de queñoa en santuarios de altura, por lo que la especie también se ha relacionado con las creencias y tradiciones de las culturas originarias. Relatos de la época hispánica mencionan los bosquetes de queñoa como guarida de pumas, animales venerados por los antiguos habitantes del altiplano Siendo la queñoa el único árbol leñoso que se encontraba en las zonas altiplánicas.
Partes útiles:
Corteza, madera, hoja, raíz, la resina.
Componentes activos:
Se realizó un estudio experimental en ratas Wistar con el fin de analizar la actividad diurética de extractos acuosos de hojas y corteza de queñoa, Polylepis australis Bitter, administrados por vía oral. Se demostró el efecto diurético de los extractos en las dosis de 200 y 400 mg/kg presentando mayor acción, actividad diurética y salurética frente al grupo control y a la furosemida (20 mg/kg). Se analizó la relación Na+/K+ y se observó un incremento frente al control negativo e inferior frente al diurético de referencia, lo que sugeriría que los extractos acuosos de hojas y corteza de queñoa podrían actuar como diuréticos tiazídicos, los cuales aumentan los niveles urinarios de K+ alterando la relación Na+/K+. Los resultados validarían el uso popular de hojas y corteza de queñoa como antihipertensivo como consecuencia de su actividad diurética.
Se utiliza para la hipertensión y diabetes. Se ha reportado previamente que la corteza de esta especie está constituida por una compleja mezcla de ácidos triterpénicos.
En el trabajo Las aves de los bosques y pastizales montanos, una investigación sobre la riqueza biológica más interesante del noroeste argentino, los autores, Diego Monteleone e Ignacio Roesler, aseguran: “son estos ambientes (los de bosques de queñoas) en la provincia de Salta y Jujuy los que albergan la mayoría de las especies más raras, menos conocidas y también las más interesantes”.
La importancia de los queñoales no sólo se mide en la capacidad de crecer en lugares gélidos, sino en las funciones ecológicas que cumple: regula el clima, previene la erosión, contribuye con nutrientes a la mejora de los suelos, almacena grandes cantidades de agua, alimentan manantiales y puquios (ojos de agua).
Los queñoales son considerados árboles “sembradores de agua”, porque retienen y filtran el agua de las lluvias permitiendo la formación de fuentes con este recurso.
Árbol o arbusto pequeño, de 3 a 8 m de altura, de copa tortuosa y redondeada. Aunque en algunas áreas algunos árboles pueden llegar a alcanzar 15-20 metros de alto y troncos con 2m de diámetro.
Hojas: Pinaticompuestas, perennes, verde oscuras y lustrosas en el haz, pálidas en el envés. Eje principal de 3-8 cm de longitud 3-5 folíolos de 15-30 x 8-15 mm, con bordes aserrados. Se disponen en fascículos sobre braquiblastos.
Ramas: Dos tipos de ramas: largas, sin hojas, castaño rojizas (macroblastos) y, naciendo de estas, braquiblastos escamosos que llevan las hojas.
Corteza: Rasgo más distintivo de la especie: castaño anaranjado, se descascara en láminas muy finas, que permanecen adheridas al tronco y le dan el aspecto de masa de hojaldre o de hojas de papel superpuestas.
La corteza laminada es una propiedad de este árbol que forma un paquete alrededor del tronco que actúa a modo de aislante térmico, protegiendo a la planta contra heladas y al tronco de incendios forestales.
Inflorescencia y flores: Flores perfectas, incompletas, verdosas, pequeñas, 8-10 mm ancho. Cáliz con 3-4 sépalos, 6-8 estambres violáceos, ovario rodeado por el receptáculo, este último con tres ángulos alados. Se agrupan en pequeños racimos pendulares.
Fruto: Seco, rodeado por el receptáculo castaño, coriáceo, de 8-10 mm de longitud, con tres alas.
Endémica de Argentina
La corteza posee propiedades medicinales para curar enfermedades respiratorias y renales.
Principalmente para enfermedades infecciosas de vías respiratorias, también es usada como hipoglucemiante y antihipertensivo.
La resina que se desprende del tronco o de las ramas se mastica tal cual para fortificar el corazón.
El cocimiento de la madera se usa para baños y compresas contra los dolores reumáticos y artríticos.
Su corteza se prepara como infusión como remedio para el corazón, tos y "mal de orines". Las hojas o corteza hervida son usadas para tratar enfermedades del pulmón, reumatismo y diabetes.
El carbón de la madera pulverizado se usa contra la diarrea y la disentería.
En Amaicha del Valle, Tucumán, es empleada por la población indígena del noroeste argentino para preparar infusiones para el tratamiento de diabetes, procesos inflamatorios, infecciones comunes e hipertensión.
Corteza, raíz en cocimiento al 20x1000 Tres o Cuatro tazas diarias (20 gramos por 1 litro de agua).
Infusión con hojas al 20x1000 (3 o 4 tazas al día)
Infusión: La infusión consiste en verter agua caliente o cualquier otro líquido sobre una materia orgánica y dejar la mezcla por unos minutos a fin de que el líquido se cargue o se sature de los principios activos de la hierba usada. Por lo general se usa en flores, hojas y hierbas blandas para hacer un té.
Cocimiento o Tisana: Cocimiento o Tisana es dejar las hierbas en el fuego después que ha hervido, por espacio de 15 a 20 minutos más. Esto satura el agua de los principios activos y generalmente se utilizan cortezas, semillas o tallos duros, en esta preparación salvo que se indique lo contrario para las partes blandas de la hierba, como hojas o flores que se usa la infusión.
Además de consumir la queñoa como material de construcción y leña, la madera se utilizó para fabricar diversos utensilios decorativos y utilitarios. Las ramas se usaron en la confección de ikebanas y en la elaboración de herramientas para trabajar la cerámica; la raíz se ha utilizado para tallar figuras y confeccionar artesanías. En Bolivia tanto la corteza, como las ramas y las hojas, se utilizan para curtir el cuero de algunos camélidos como las vicuñas y también para el teñido de lanas.
Algunas crónicas y antiguos escritos mencionan la queñoa y su importancia en la vida cotidiana del antiguo habitante.
Desde tiempos ancestrales, esta planta nativa ha sido la clave para proteger las cabeceras de cuencas además de ser el hábitat que necesita la biodiversidad de los bosques y humedales andinos.
La madera y la leña de queñoa se han utilizado tanto a nivel doméstico como industrial. En este último ámbito, durante siglos, en la minería inca y luego también en periodos coloniales, cumplió una función relevante en la fundición de metales, por ejemplo, el mineral de plata en Potosí, Bolivia.
En el siglo XIX se continúa con el uso de la queñoa en la minería local: La mina de cobre. Al existir poco combustible para la fundición de este mineral se utilizó el carbón de queñoa, lo que causó la casi total extinción de esta especie.
El uso intensivo de la queñoa tiene directa relación con el desarrollo minero de la zona altiplánica.
En Bolivia donde mantienen la tradición ancestral de fundición a través de los hornos huayrachinas. La forma de fundición se realiza a través de carbón preparado de la madera de la queñoa y carbón de churqui. Ésta se coloca en la parte superior de la huayrachina y se enciende utilizando pasto ichu (pasto que crece a grandes altitudes). Luego se tapa la huayrachina con una vara de queñoa. Cuando el horno está ardiendo se continúa el proceso añadiendo alternadamente capas de carbón y la mezcla del mineral. La duración de la fundición es de aproximadamente ocho horas.
Es una fuente de leña, se usa en la manufactura de instrumentos de cultivo, para la construcción de casas. Construcción de corrales, mangos de herramientas y dinteles.
También se utiliza como tinte natural para teñir tejidos de fibra de alpaca.
Los bosques son zonas protegidas y utilizadas para el pastoreo del ganado doméstico nativo (llamas y alpacas) e introducido (ovejas, vacas y cabras) y zonas de cultivo de maíz, papa, cebada, entre otros.
Captura del agua del medio ambiente: muchos de los ríos y vertientes que pasan cerca de las comunidades tienen sus orígenes en las zonas altas cercanas a los bosques de queñoa. Los árboles captan agua del aire y las nieblas, para soltar sus excedentes hacia el suelo, hasta formar riachuelos y manantiales, en beneficio de las partes bajas.
Incrementa la cantidad de lluvia: los bosques producen parte de su propia lluvia porque despiden vapor de agua cuando transpiran, ésta se condensa en la superficie de las hojas y por la acción del calor se evapora y vuelve a caer en forma de lluvia.
Controla la erosión: los suelos tienden a erosionarse cuando se pierde la vegetación que crece sobre éstos, las queñoas y los musgos protegen el suelo evitando que la lluvia caiga con mucha fuerza y arrastre la capa fértil del suelo.
Genera microclimas: la existencia de los bosques de esta especie permite la formación de un clima templado donde se pueden sembrar tubérculos y cereales a través de sistemas agroforestales. Sirven como una barrera que reduce los cambios drásticos de temperatura entre el día y la noche, el número de heladas nocturnas y la velocidad del viento, aminorando los efectos negativos de fuertes vientos, lluvias excesivas y granizos.
Otros: donde existe un bosque de queñoa existe una gran variedad de plantas con distintos usos: alimenticias como papas silvestres y ocas, forrajeras para ganado camélido y vacuno, y también para uso medicinal. Albergan una gran variedad de animales, por ejemplo, las aves que mantienen el equilibrio ecológico del bosque ayudando a dispersar semillas, pequeños mamíferos como la vizcacha y otros roedores que pueden ser usados como fuentes alternativas de alimento.
Los bosques de queñoa se convierten en el hábitat de diversas especies de animales silvestres tales como mamíferos ratón andino, tarucas, venados grises, zorros, zorrinos y pumas muchas aves picaflor cordillerano, colibrí azul, torito de pecho gris, churrete real, tijeral blanco y varios insectos a los que sirven de refugio además conviven con otras especies vegetales orquídeas, bromelias, gramíneas.
Una de las características de estos árboles es la captación de musgo, líquenes y la producción de una diversa vida micro orgánica que enriquece sus troncos. Este micro ecosistema ha servido de alimento para las aves que viven en estas regiones, las aves características son el anairetes alpinus y el cínclodes agrícolas, que son aves que habitan estos lugares de climas húmedos altiplánicos. Gracias a las redes alimenticias las aves ya mencionadas están siendo reducidas en número porque su aprovisionamiento de alimento está disminuyendo. Investigando la causa de la disminución de la población de estas aves se ha llegado a la conclusión de que los bosques de queñoa están sufriendo una deforestación.
El grupo se caracteriza por ser polinizado por el viento.
Cada brote es un triunfo (Tienen un poder germinativo del 3 %.) pero reinan en las alturas con exclusividad. Las queñoas, humildes y bellas, aguantan en las alturas de la Puna, pero están en peligro de extinción desde hace mucho tiempo.
En marzo de 2018 en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy, hizo la tesis Rocío Julián, al recibirse de Licenciada en Ciencias Biológicas reconociéndose como la primera bióloga Qolla en Jujuy, en los 44 años aproximadamente de existencia de la Facultad.
La presentación de Rocío trató de un bosque de Queñoa en el Parque Provincial Potrero de Yala. El Parque Provincial Potrero de Yala, donde Rocío realizó su estudio, fue creado en 1952 y es el más antiguo en la provincia. A su vez, es zona núcleo de la Reserva de Biosfera de las Yungas, por lo que se requiere su estricta conservación. Sin embargo, el Parque se encuentra con varios problemas de conservación como la introducción de plantas y animales exóticos, la degradación de los bosques de Queñoa y el sobrepastoreo por parte del ganado. Estos problemas existen prácticamente desde su creación y no fueron encarados ni mucho menos resueltos por los gobiernos peronistas o radicales de turno.
A pesar de que esta problemática existe desde la creación del Parque, los bosques de Queñoa presentes tampoco han sido tomados en cuenta en los planes de manejo del área. La presencia de las poblaciones humanas es previa a la creación del Parque, por lo que es deber de las autoridades de manejo buscar una convivencia que permita esta actividad económica desarrollada por los pobladores de Yala con los objetivos del Parque que son la protección y conservación.
En el año 1972 la provincia de Jujuy prohibió el uso de leña de Polylepis australis (Decreto 676-H-72). Las 5 especies de Queñoa se encuentran en el Registro de Flora Amenazada de la provincia (091-SGA/2012). En el año 2016 fue declarado de interés legislativo la Conservación y Preservación de las especies de Queñoas. Esto incluiría las 5 especies presentes en la provincia. Además, el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) permitiría su protección. Sin embargo, no basta con crear leyes, el Gobierno provincial debería implementar acciones concretas para lograr una efectiva protección. Las leyes son herramientas que permiten actuar, sin embargo, no existen acciones concretas por parte del Gobierno.
La Queñoa, además de crecer en los pisos altitudinales superiores de Yungas, también se encuentra en las ecorregiones de Puna y Altos Andes y es allí donde su presencia cobra aún más importancia para las poblaciones locales, en su mayoría Qollas, ya que son la única fuente de madera para leña, construcción y la fabricación de utensilios, como recalca Rocío en su presentación. Sin embargo, muchos de los bosques de Queñoa, por ejemplo, en la comunidad de Abralaite no fueron incorporados en el OTBN. Estos casualmente se encuentran en zonas importantes para la prospección y el desarrollo mineros. Como planteó Rocío ya en la audiencia pública: exigimos que el Ministerio de Ambiente incorpore urgente a todos los bosques de Queñoa en el OTBN.
¿Qué sucedería si se extingue la queñoa en los bosques de Bolivia? se extinguiría 2 especies de pájaros que habitan allí llamados remolinera real y el torito pecho cenizo.
Cuando ocurre un incendio forestal de un bosque de queñoa, por cada árbol que se queme 25 especies de animales vertebrados e invertebrados saldrán de la zona o desaparecerán.
Así lo reveló el docente del curso de Ecología, de la Escuela Profesional de Ingeniería Ambiental de la casa marianista, el biólogo Armando Arenazas Rodríguez, quien indicó además que especies como el pájaro Canastero, es una de las aves que por el avance del fuego ahora migrará del bosque, esta especie utiliza las queñoales como su hábitat, donde construía su nido y utilizaba esta zona para mantener a sus polluelos a salvo hasta que puedan volar.
Un ejemplo vivo de las propiedades de los árboles nativo se da en el complejo arqueológico Machu Picchu en el Cusco, donde hasta ahora las fuentes de agua en las partes altas de dicha fortaleza no se secan y es que es alimentada por un gran bosque de queñoales con cerca de 6000 árboles, según refiere el Ing. Salustio Pomacóndor Zárate, gran investigador de las especies forestales nativas.
Ahora que a nivel mundial la escasez hídrica se va acentuando, la siembra de especies nativas como la queñoa, el molle y el kiswar debería ser tomado en cuenta por las autoridades como una forma de recuperar la humedad de los suelos, incrementar las reservas hídricas ya que lo vamos a necesitar.
Fuentes:
- www.descubrirturismo.com
- www.ucsm.edu.pe
- www.laderasur.com
- www.agroperu.pe
- www.sib.gob.ar
- www.laizquierdadiario.com
- www.diet-health.info
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