En su cuarto intento de hacer cumbre, Pablo Young logró su objetivo
Días atrás el cañuelense Pablo Young cumplió uno de sus sueños: hacer cima en el Aconcagua lo cual además cumplió en absoluta soledad siendo esta manera de realizarlo una estricta decisión personal.
Encontrándose ya en Mendoza, Young realizó dos ascensos previos a picos de unos cuatro mil metros pasando incluso algunas noches en ellos con el fin de aclimatarse.
El jueves 15 de noviembre la Dirección de Turismo local emitió el primer permiso de ascenso de la temporada, que se abrió justamente ese día, siendo el cañuelense el poseedor del mismo.
Tras pasar una noche en Penitentes, el viernes 16 Young partió hacia Confluencia, punto ubicado a 3300 metros de altura, pasando allí la noche de aquella jornada en tanto que al día siguiente se dirigió hacia Plaza de Mulas en un trayecto de unos veinte kilómetros en medio de un valle desértico llegando finalmente a los 4365 metros.
Cuatro fueron las noches que el cañuelense pasó en este punto buscando mejorar la aclimatación realizando mientras tantos varios “porteos” entre los puntos conocidos como Canadá y Nidos. En la jerga alpinista esto significa establecer dos campamentos a diferentes altitudes y visitar alternadamente cada uno de ellos lo que permite no solo aclimatarse sino incluso entrenar en medio de un clima completamente diferente al que está habituado el cuerpo.
La quinta noche en la montaña Young la pasó en Plaza Canadá, a unos cinco mil metros de altura soportando vientos superiores a los 130 km./h.
Al día siguiente el cañuelense se encaminó hacia Nido de Cóndores, a 5560 metros, pasando allí tres noches aguardando una mejora del clima que en este caso significó aguardar que parara ese torrencial viento que tornaba en imposible siquiera mantenerse en pie.
El lunes 25 y a las 5 AM Young encaró el tramo final y más exigente de su travesía que tenía como fin nada más y nada menos que la cumbre.
Tres horas más tarde el montañista ya se encontraba en Plaza Independencia mientras que alrededor de las 9,30 había llegado a Travesía, un peligroso filo lleno de nieve y hielo por el cual se transita con grampones.
Tras este tramo el cañuelense dio con “la cueva” que lleva a los aventureros a la “canaleta” haciendo finalmente cumbre alrededor de las 14 horas.
“Una vez en la cima no podía creer lo que estaba viviendo”, admitió Young a El Ciudadano agregando: “Empecé a llorar como un chico, me acordé de la familia y le agradecí enormemente a Dios”.
“En ese lugar y en ese momento encontré una paz interior que nunca había sentido”, sostuvo el montañista agregando: “Es difícil de explicar con palabras lo que sentí estando ahí arriba, es cumplir con el objetivo para el que me preparé durante cuatro años, es algo que se siente adentro y por ello difícil de explicar y lo loco es que por lograrlo no hay trofeos ni medalla alguna. Es solo un objetivo cumplido con todo lo que ello significa para cada uno”.
“Necesitaba saber hasta dónde podía dar, necesitaba conocerme y por eso afronté este desafío. Creo que encontré lo que fui a buscar”.
ASCENSO EN SOLEDAD
Ante el peligro existente en una travesía como ésta, resulta sorprendente que Young la haya realizado en absoluta soledad, sin compañero e incluso sin la compañía de un guía.
“No es fácil encontrar alguien que te acompañe en un viaje como éste ya que, mas allá de lo complicado por lo físico y por lo riesgoso que es, existe también un factor espiritual que no todos buscan”.
“Al no contar con la ayuda de un guía y al ser el primero en subir en esta temporada, tuve que ir haciéndome el camino a cada paso sabiendo además que de mandarme una macana no había nadie más que yo en la montaña”, comentó Young.
“No fui un kamikaze al subir sin guía, estuve cuatro años preparándome para subir a una montaña a la que le tengo muchísimo respeto y estaba convencido, por esa preparación, que podía hacerlo solo”.
LA CUARTA FUE LA VENCIDA
Este fue el cuarto intento de Young de hacer cima en el Aconcagua.
En el primero de ellos el físico no le respondió al cañuelense tendiendo que ser rescatado por el personal de montaña mientras que en el segundo llegó a Plaza Independencia viéndose obligado a bajar por un fuerte temporal que impidió seguir camino sucediendo algo similar en enero último.
“Con cada intento fui poniendo más disciplina emprendiendo además entrenamientos más profesionales con miras a este objetivo y eso me lo dio el tiempo. A la montaña hay que tenerle mucho respeto y hay muchos que no lo tienen y eso fue lo que me pasó en mi primer intento”.
A unos 6700 metros de altura y en pleno descenso Young padeció una caída, al trabarse una de sus botas entre las piedras, cayendo unos cuarenta metros y padeciendo un dolor tan grande en uno de sus pies que le imposibilitó pararse por varios minutos.
Ante este hecho no tuvo más remedio que arrastrarse por unos cuatrocientos metros hasta finalmente poder reincorporarse a pesar del dolor que se tornaba sencillamente insoportable.
Pero a pesar del mismo, el cañuelense no tuvo otro remedio que seguir bajando con un pie totalmente inflamado y un dolor incesante aunque no por la ruta habitual sino por un atajo o “fuera de ruta” con todo el peligro que eso representa.
Ya en Cañuelas, el aventurero constató que padeció la quebradura del peroné.
LO QUE VIENE
“Haber hecho cima en el Aconcagua no es el fin de un proceso, sino el principio ya que ahora ya estoy pensando en ir aún más allá y sueño con subir al Everest, pero antes hay que hacer unos cuantos ascensos previos”.
Fuente: www.elciudadano.com.ar
Centro cultural Argentino de Montaña 2023