La bella y negra cumbre que sobresale majestuosamente
Altitud cumbre alcanzada:
Oficial 5.741 m.s.n.m. IGM.
En un viejo mapa Ejército Argentino-IGM de 1962 figura con 5.740 m.
Por GPS, en la expedición, 5.859 m. sobre el nivel del mar.
Fecha cumbre 9 de Febrero de 2009
Hay montañas que ejercen una muy especial atracción… Se imponen sobre todo su entorno aún teniendo menor altura que otras. Y predominan por muchas decenas de kilómetros.
Una de ellas es el Volcán El Peinado. Bella y negra cumbre que sobresale majestuosamente en su medio sobre mayores elevaciones que la rodean.
Todavía seguían en mi memoria los gratos recuerdos de la cumbre del San Francisco, en Abril del 2006, donde pude repetir satisfactoriamente la misma foto, que sacó del Inca Huasi, Walter Penck en el año 1913. Tras llenar el libro de cumbre y sólo presionado por un suave, aunque bastante frío viento, observé mirando hacia el Norte cómo florecía a 34 kilómetros de distancia con sus 6.400 m. el Nevado Cóndor, tachonadas sus bellas crestas por algunos glaciares. Y en el mismo sentido, hacia su derecha, aprecié el volcán Peinado de 5.741 metros, a unos 36 km. de distancia.
Dos volcanes con definidos perfiles que se esconden a la vista normal de los que transitan el Paso San Francisco, salvo que se ascienda alguna cumbre cercana. Montañas de las que había muy poca información y que fijé en mi mente como un próximo objetivo.
Me había quedado una impactante emoción al contemplarlas y un poderoso deseo de ascenderlas motivado por el fuerte magnetismo del paisaje y de estas bellas formaciones montañosas. Esto hizo anidar la necesidad de volver.
Con posterioridad, cumplimentando parcialmente el deseo, el 26 de Enero del 2008 ascendimos El Cóndor, con Hans Siebenhaar, Magguy Acevedo y Lis Sable previo paso por las cercanías del Peinado al cruzar la Laguna Amarga. Durante el ascenso, en los días en que se desarrolló la expedición, en cada momento posible no pude dejar de observar al volcán Peinado, desde los escasos 24 Km. a los que me encontraba.
Esta montaña me seguía atrapando y desde la cumbre del Cóndor hicimos con Hans, la promesa de volver.
Durante el regreso y como siempre en la distancia, nos acompaño su imagen que mantuvimos por bastante tiempo y kilómetros. Y continué aún contemplándola con furtivas miradas a través del espejo retrovisor de la camioneta.
Planeamos nuevamente con Hans Siebenhaar, hacer la segunda expedición a la zona para ascender El Peinado. Fue en los primeros días de Diciembre del mismo año. Partimos desde Las Grutas hasta la base del El Peinado donde montamos campamento. El día 11 partimos hacia la cumbre, armando campamento de altura tras casi cinco horas de ascenso. Pero después de estar durante toda la noche descompuesto por una fuerte indigestión, al amanecer del día siguiente decidimos el regreso. No tenía tiempo por mi trabajo para intentar reponerme. Pero volveríamos.
Así lo encaramos días después y ya pasadas las fiestas de fin de año y las vacaciones.
Partí desde Mendoza sobre las 8 horas del 5 de Febrero del 2009. Llevaba en la camioneta, aparte del equipo de montaña, un juego doble de ruedas, -la zona de escoriales y lajas es peligrosa para los neumáticos-, un bidón extra de gasoil y otro conteniendo kerosene para utilizar como anticongelante del combustible. Hans había partido el día anterior y me esperaría en Las Grutas.
Habíamos considerado que los vehículos quedarían sobre los 4.300 metros de altura y las posibilidades de congelamiento de los líquidos eran potenciales.
Horas más tarde, una vez más me hallaba cruzando las serranías riojanas y en esta ocasión mientras escuchaba la suave música del Concierto de Aranjuez por el maestro Narciso Yepes. ¡Que perfecta concordancia de paisaje y música! Es imposible no dejar de reconocer que los panoramas y la música son universales y patrimonio del que quiera disfrutarlos.
A las 18 horas me encontraba reponiendo combustible en Fiambalá, a un precio que en ese momento me pareció exagerado ($2,79 p/l), pero con la tranquilidad de seguir con el tanque lleno.
Por la hora y para lograr mejor aclimatación, al llegar a Cortaderas, donde en ese entonces se estaba terminando la construcción del moderno hotel que hoy encontramos con todo su esplendor y servicios. Frente a él, armé mi carpa al lado del río Guanchín. A las 22 horas, y luego de haber cenado, me introduje en la bolsa de dormir y cansado por el largo viaje pronto me quedé dormido.
Al día siguiente, a las 9 horas continué mi viaje hacia Las Grutas. No podía dejar de recordar durante el trayecto, y casi determinando con bastante exactitud los lugares en que 18 años atrás, sin ningún tipo de pavimento, tuvimos que pelear contra extensos arenales y cortadas, debiendo sacar trabajosamente en algunas de ellas a nuestro Jeep de atascos.
Poco después me encontré con Hans en el bunquer de la D.P. de Vialidad de Catamarca, a los 4.000 m.s.n.m. y luego de un buen almuerzo y una pequeña siesta, para aclimatar mejor, nos fuimos caminando hacia las cercanas y remodeladas termas donde tomamos un agradable baño
Al contemplar una vez más las nevadas siluetas de Inca Huasi y el San Francisco, recortadas contra el azul del cielo, no pude menos que echar a volar viejos y gratos recuerdos. La primera vez que estuve en este sitio fue en Octubre de 1991. Las pocas edificaciones que había estaban cerradas y vacías. Hubo que vivaquear en las oquedades del lugar, lo que se compensó con una maravillosa visión: el amanecer sobre el Inca Huasi, que aún permanece en la retina de mis ojos.
Y como cite, había accedido por huellas, que a veces se borraban, y largos arenales, que hoy en día es un asfaltado y cómodo recorrido para cualquier vehículo. Todo va cambiando.
Más tarde hicimos los trámites en Gendarmería. Tras la cena, y añadir el anticongelante al gasoil, comenzamos a revisar el equipo y la comida que necesitaríamos para la expedición hacia El Peinado, que comenzaríamos en la siguiente mañana.
Salimos el 7 de Febrero pasadas las 9 de la mañana. Tras poco más de 13 km. y sobre los 4.800 metros de altura, salimos de la ruta nacional 60 e ingresamos hacia el norte, por la huella 4×4 que permite –no sin dificultad- alcanzar el Salar de Antofagasta y Antofagasta de la Sierra. Buscamos llegar lo más cerca posible del cráter del Bertrand. Pronto comenzamos a divisar el cónico perfil del Peinado sobre el índigo cielo.
Nos apartamos luego de la huella que transitábamos, siguiendo parcialmente una vieja marca de neumáticos y casi por los 5.000 metros entramos a un pequeño valle. Dejamos las camionetas (26°49´425 S 68°11´063 O) y nos dirigimos en busca de la cercana cumbre oeste del Bertrand. A las 11 de la mañana estábamos pisando su cresta Oeste a los 5.122 metros en la posición 26°49´639S 68°10´690. Ver detalles en: www.cerrosamericanos.blogspot.com.ar/2009/04/cumbres-varias.html
Pero debíamos continuar hacia el objetivo final. Regresamos a las camionetas y continuamos la marcha retornando a la huella que nos llevaría al campamento base de El Peinado.
Esta zona de Los Andes está tachonada por multitud de volcanes, algunos de cónica belleza, que le dan un especial aspecto, al igual que el entorno creado con sus erupciones. Hay que transitar con sumo cuidado e ir sorteando coladas de negra, dura y filosa escoria que junto con otros aportes volcánicos, pululan por la zona y yacen sobre zonas con arenales.
A las 13 horas estábamos armando nuestras carpas a escasos metros de la huella, a los 4.374 m en la posición S 26°38´759” O 68°09´235”. Una carpa nos serviría de dormitorio y la otra para comidas y guardar equipo. Ésta última quedaría armada esperando nuestro retorno o un retorno nocturno. Hicimos una rápida y ansiada comida y comenzamos a armar el equipo para la siguiente jornada en que partiríamos hacia el campamento de altura.
El clima era muy bueno y el sol calentaba nuestros cubre-techos y todo el entorno. Colocamos las camionetas con el frente hacia las rocas y envolvimos el filtro de combustible, algunas cañerías y la batería con aislante y pedazos de manta.
Poco más tarde caminamos unos cien metros para contemplar las hermanadas lagunas que tiene esta montaña cuatrocientos metros de desnivel más abajo y 2 kilómetros hacia el oeste.
La mayor es la Amarga, de tono gris-marrón, y le endilgan contenido de cianuro por pasadas actividades mineras, y la otra es de color turquesa, se encuentra al sudoeste de la primera, y es mucho más pequeña. Están separadas por un plano y no muy ancho terraplén, transitable para vehículos. Esa noche pudimos contemplar la belleza de la luna llena inundando las volcánicas tinieblas y la típica belleza de la vía láctea al ser observada por arriba de los 4.000 metros de altura.
Abandonamos el Campamento Base, con buen sol, ya las pasadas las 9 de la mañana. Repetimos los pasos trazados de la expedición anterior de Diciembre del año pasado.
A las 14,30, cinco horas después, en un tránsito de tres kilómetros y medio y un desnivel de 601 m, llegamos al campamento de altura. Estábamos a los 4.975 metros y en la posición S 26°38´025” O 68°07´407”.
No era el mejor lugar para un campamento, pero no creo que exista en los alrededores otro mejor. La inclinación es importante y las piedras rodeaban todo y eran escasos los lugares de espacio sin ellas. Hubo que trabajar mucho sacándolas y nivelando para armar la carpa.
Lo habíamos bautizado Campamento Cabeza de Vaca, motivado este nombre por una muy peculiar piedra que surge perpendicularmente entre las demás, con la efigie de una cabeza de vaca.
Descansamos, luego almorzamos y más tarde, luego del té, nos pusimos a preparar, con lo que quedaba de luz del día, a la mochila con el equipo que utilizaríamos al día siguiente, incluido el agua y algo de comida de marcha.
Partimos desde el campamento de altura “Cabeza de Vaca” a las 8 de la mañana del lunes 9 de Febrero, bien desayunados y con todo el ímpetu necesario para superar los 884 metros de desnivel y el kilómetro y medio de distancia que nos separaban de la cumbre. Pero la tarea sería muy dura. No era nada fácil entre el tachonado de piedras de todos tamaños encontrar la ruta precisa y más directa y debimos hacer continuas correcciones de marcha en la pétrea marea.
En los momentos que nos deteníamos a descansar durante el ascenso, podíamos apreciar en bello entorno cordillerano.
A las 13,30, cinco horas y media después de la partida, tras superar un desnivel de 884 m pisábamos el punto más alto de la cumbre.
Toda cúspide, ejerce una especie de borrachera de cumbre en los andinistas que la coronan. Tras el cansancio y la emoción al acceder a ella, se suceden centelleantes imágenes de la misma, de las acciones del hombre en su medio y del absoluto y circular panorama del horizonte, magnificado por la altura.
Hacia el Oeste contemplamos el Cóndor, con toda su extensión, a escasos 25 km de distancia. Hacia el Este era perfectamente visible, a unos 60 Km de trayecto, la mancha gris del Campo de Piedra Pómez, cercano a El Peñón. En sentido Sur, los Nevados San Francisco y Inca Huasi, a unos 36 y 49 km respectivamente. También pero a unos 68 km de distancia el Ojos del Salado. Hacia el Norte el inicio Sur del Salar de Antofalla, y muy a lo lejos, a 120 km y algo brumoso, el Volcán Antofalla.
Ya estoy un poco acostumbrado a observar construcciones incas, tanto en zonas falderas de la montaña, como en lugares lógicos de campamentos intermedios de ascenso y en las cumbres de montaña, especialmente entre las que tienen vista entre sí. Y hay cumbres más estratégicas que otras, y en ellas por lo general se encuentran construcciones indígenas. La trascendental ubicación del Peinado también tenía presencia de la acción de las culturas precolombinas.
Por la lectura del libro de Beorchia Nigris que citando datos de Rebitsch nos habla que alrededor de la cima, a tan sólo 200 metros, había un muro en forma de arco de unos 6 m de largo por 0,60 cm de alto, -ésto me hizo acordar al que observé en el Llullaillaco en 1995- y otras construcciones más. Como dije, toda una borrachera de imágenes y emociones. Todo ello hizo que pasara muy ocupado y como instantes, los minutos vividos en la cumbre, que conformaron casi una hora.
Cuando me dí cuenta, ¡ya estábamos bajando! E inquietos ahora por determinar bien el retorno por el muy inclinado nivel de piedras que faldea esta montaña.
Habían sido 5 horas y media de trabajoso ascenso para llegar a la cumbre. Iniciamos el regreso buscando los mejores desniveles y piedras más pequeñas. Tras 3 horas, a las 17,30 hrs. llegamos al campamento Cabeza de Vaca. Estábamos muy cansados por lo que decidimos pernoctar en él esa noche. Comimos muy bien, nos hidratamos y dormimos profundamente. Apenas salió el sol al siguiente día, desarmamos la carpa y continuamos descendiendo hasta el campamento base donde habían quedado una carpa como depósito y las camionetas.
Un fuerte viento había volteado la carpa, a pesar de estar cerrada y de tener en su interior bolsos, conservadoras con comida y algunas piedras. Colaboró a que no desapareciera entre los escoriales un fuerte cordín que la unía a una piedra que actuó de ancla.
Desarmamos todo. Cargamos los vehículos y enfilamos hacia Las Grutas y luego hacia Fiambalá y sus termas.
Y luego el retorno.
Jaime Suárez
Esta montaña era ascendida por los incas desde el Norte. Precisamente partiendo desde la Laguna del Peinado, donde tenían pircados, y que se encuentra a poco más de 10 km al Norte del Volcán. Esta laguna, a los 3.572 m tiene un largo de más de 2,5 km y un ancho de 1 km en su parte más amplia.
Don Antonio Beorchia Nigris en su obra El Enigma de los Santuarios Indígenas de Alta Montaña, cita que durante el transcurso de la segunda parte de la cuarta expedición de Matías Rebitsch (durante marzo de 1965) y luego de ascender el Cerro Dos Conos (5.880 m.) acompañado por el matrimonio Demicelj y los baqueanos Juan y Gilberto Reales observó ruinas y restos de cerámica a partir de la laguna, también en la base del Peinado ( con decoración sencilla, del tipo no incaico según el profesor Menghin), y ya en la montaña, al pie de la cumbre, algunos trozos de leña encajados entre bloques rocosos.
En consecuencia, la primera ascensión moderna correspondió a Matías Rebitsch
Marzo 1965
Mathías Rebitsch y Sergio Domicelj;
Acompañados en su expedición por los baqueanos Juan y Gilberto Reales, campamento base al borde de la Laguna del Peinado.
Ruta Norte
Acotación de Don Enrique Funck:
“Al comienzo del mes de Marzo (1965) se instaló un campamento base en las salinas del “Inca Huasi” (alrededor de 4.000m.), punto de salida para Rebitsch y Domicelj para vencer al “Cerro Dos Conos I” (5.860m) y luego el “Cerro Peinado” de 5.740 m. Ambas cumbres fueron escalados por primera vez”.
19-1-96
María Constanza Cerutti; Marcelo Scanu y Néstor Perez
Campamento a los 4.900 m. y desde ahí a la cumbre, regresando de noche
Ruta desde Sudoeste.
Esta segunda ascensión moderna fue en el año 1996, en una expedición formada por 6 personas dirigida por Marcelo Scanu. Llegaron a la cumbre Constanza Cerutti, Néstor Pérez y Marcelo. Encontraron, 31 años después, la lata en que Rebitsch dejó un documento de su ascenso del año 1965. Cita Marcelo en su relato: “…logramos encontrar la lata con el documento de los primeros montañistas pero este era ilegible por la humedad. “
Lo anecdótico del caso, es que ahora, 13 años después, bajábamos nosotros el comprobante del segundo ascenso, junto con la del tercero, más reciente. Pero el comprobante de Marcelo Scanu, por la acción del tiempo y los medios, era ahora el muy poco legible. Hans logró reconstituirlo y adjunto copia del escaneo.
1-2-03 15,15 horas.
Darío Bracali y Paula Sewerdjian
Campamento al pie Cono principal
Ruta desde Sudoeste
9-2-09 l3,15 horas
Jaime Suárez y Hans Siebenhaar
Campamento a 4.975 m S 26° 38´025 – O 68°07´407 “Cabeza de Vaca”
Ruta desde Sudoeste.
Ruta:
Vertiente occidental, desde el sur con ruta en sentido noreste.
Ubicación:
Esta montaña se encuentra en el noroeste de la provincia de Catamarca, en territorio argentino, en la posición 26°37´348 Sur y 68°06´ 926 Oeste.
Época más adecuada de ascenso:
Prácticamente la mejor época va de Octubre a Marzo. La zona es bastante inaccesible (sólo por 4×4) y hay que estar atento con la climatología para no toparse con alguna nevada.
Dificultad:
De alta montaña. Es imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y conocimiento de Los Andes.
Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, preferiblemente zapatos dobles, y grampones en caso de nevadas recientes, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar abundante agua en todo momento.
Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se arriba por la ruta al Paso San Francisco – ruta 45 – hasta el control de Gendarmería en el Paso Fronterizo de Las Grutas. Se amplían detalles en el relato.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023