El 6 de Diciembre pasado hicieron cumbre, fué dedicada a los cuatro brigadistas de defensa civil que murieron intentando extinguir el incendio forestal en los cerros de Las Juntas
Miembros de la Expedición
Griselda Moreno, Ramiro Garcia, Raul Baigorria, David Enrique Flores, Ignacio Carral
El 6 de Diciembre pasado, hicimos cumbre en el Volcán Quewar junto a la última luna llena del año. Montaña que pertenece a la reducida lista de cerros que conforman la sagrada geografía de los Andes salteños.
Apu soñado donde hace 40 años fuera encontrado a pocos metros de su cima, de la mano del explorador Antonio Beorchia Nigris, el cuerpo momificado de un niño. En ese entonces Nigris intentó recuperar el cuerpo pero no le fue posible. El Apu no pudo ahuyentar a los saqueadores y buscadores de tesoro que años después dinamitaron la montaña destruyendo en parte el cuerpo congelado. Pasaron más de 20 años de aquella primera incursión de Nigris, y en 1999 un grupo de científicos rescató lo que había quedado del niño.
Cinco personas conformamos esta expedición que logró la cima sur 6.130msnm y la cima principal 6.160msnm. Una cumbre dedicada a los cuatro brigadistas de defensa civil que perdieron la vida al intentar extinguir el incendio forestal en los cerros de Las Juntas, en el departamento Guachipas, Salta (hecho ocurrido el pasado 28 de Octubre de 2014). Muchas emociones trajeron estas cimas, en el alma de cada uno de los caminantes de esta expedición un motivo para llegar a lo más alto.
Esta vez, daré pie a un hermano de la montaña para contar esta experiencia, creo que su mirada y sentimientos valen la alegría leer. Lo acompaño con el relato desde la imagen, así como desde hace tiempo nos acompañamos en las montañas, algunas en forma física y otras desde el corazón.
“Siempre creí que los sueños eran metas personales, inalcanzables quizás. Había que esforzarse en lograrlos, y era uno mismo el responsable deconcretarlo. Qué bueno que la Montaña nos enseña! La cumbre sagrada del Quewar era un sueño que tuve cuando supe de su mundo. La significancia para los antiguos, evidenciado en su profanado santuario cumbrero, y la superficialidad de ser un " un seis mil" eran las musas que me llevaban al silencio cada vez que admiraba sus eternos blancos desde lo bajo de la puna. Luego de haber caminado cerros de aquí y allá, de compartirlos con muchas personas que conocí en el andar, y de encontrarme amigo de la Montaña, sabía que era hora de ser peregrino de esa vieja ilusión. Muchos pares de eterna magia me regalo la Montaña, soñadores y ávidos de luz. Ellos serían también presos del anhelo, no quedaba más que forjar un plan y marchar hacia lo alto. Cada uno se regía a su experiencia, sentía a su sensibilidad pero vibraba a un sólo ritmo común. De repente la Montaña especial para mí, me reunió con amigos especiales para mí.
Dos días anduvimos la quebrada que canaliza las aguas que liberaba el alto glaciar, con mucho peso encima se hacía insostenible a la sensación de que la cumbre jugaba tímida a esconderse de tanto en tanto en su laberíntico faldeo. Por las noches, la luna perfeccionado su elíptica belleza a llegar a su máxima simetría. Los astros estallaban en luz y el Tata Huayra callaba su aire. Esa armonía nos entusiasmaba y nos daba la fe de poder estar en su alta apacheta sagrada. Llegó la madrugada del encuentro con la cumbre, era momento de superar límites personales. Mientras tanto la altura azotaba las frentes y debilitaban nuestro caminar. El sol brillaba, unas nubes chispeantes de nieve lo cubrían y volvía a brillar. El ascenso final fue en particular desgastante, el Quewar escondía su alto detrás de sayos inaccesible obligándonos a ser un solo paso para avanzar. Cuando la vista fue plena hacia los puntos cardinales, los abrazos se fundieron y las lágrimas pactaron un momento que nadie jamás olvidaría. La Montaña compartía su visión. Griselda sonreía satisfecha de haber cumplido con un amigo, Raúl se reencontraba en su confianza, Ignacio descubría que su cielo era mucho más alto del que imaginaba, y David enmudeció para estar en presencia de Martin, una nueva estrella que tiene su firmamento. Clave mis rodillas hacia su apacheta y nos encontramos por fin luego de tanto buscarlo entre mis fantasías, tenía muchas cosas que contarle al Tata. Mi alrededor fueron sueños concretados en un mismo escenario, Jallalla Madre Tierra! Volvimos al campamento para el descanso después de trece horas de andar en sus altos, la noche aquietaba y la luna presumía su lleno esplendor. Recordaba los momentos en que decidí abandonar el intento, que con juicio bien meditado mis amigos optaron en acompañarme en el esfuerzo nuevo, viendo quizás un potencial que yo ignoraba en mi noviciado como seismilista. Se levantó el día, y había que desandar todo el cerro hasta la base, tiempo suficiente para reflexionar y aprender de lo que el Quewar compartió con nosotros. El hecho que haber superado en ésta expedición mi cota de altura quedó como una anécdota accidente, en esa empresa me había olvidado que, como decía Juan Carlos Dávalos, no hay que salir para llegar, hay que salir sólo por ir. Es entonces que ya no sueño sólo, la Montaña nos desnuda y nos descubre lo que somos. Y gracias a Ella tengo a quienes confió mis sueños, y salimos a vivirlos."
El Volcán se localiza en al oeste de la Provincia de Salta y al noroeste del departamento de Los Andes. Se trata de un strato volcano apagado enclavado en la Puna Salteña. Los ascensos más conocidos tienen como pueblos base Santa Rosa de los Pastos Grandes y Olacapato, siendo este ultimo de menor afluencia.
Centro cultural Argentino de Montaña 2023