Integrantes: Alberto, Jorge y Eduardo Tarditti, Pablo Recabarren y Cristina Agued.
Una expedición del Club Andino Córdoba intentó "hacer cumbre", en el cerro santacruceño que lleva el nombre del capitán del navío Beagle, que excursionó por las latitudes sureñas hacia 1832 y 1833. Los cordobeses sufrieron la adversidad de grandes tormentas pero llegaron muy cerca de la cima.
Al equipo se lo conoce como el de Los hermanos Tarditti, uno de los más respetados de la Argentina en materia de andinismo. Llegaron a principios de enero a los pies del colosal Cerro Fitz Roy, dispuestos a reeditar una aventura que es ambición de muchos montañistas del mundo. Tanto es así que hasta ese cordón de la cordillera santacruceña, arribaron este verano, expedicionarios de diferentes países. Había japoneses y españoles. Italianos, neozelandeses, norteamericanos y alemanes. Se hablaron, pues todos los idiomas, pero se entendieron entre todos a través del interés común de convivir en un medio en el cual se sienten felices y realizados. Quizás porque el desafío que se inponen todos los años, puede tener su coronación mayor, precisamente, en un viaje al cordón del Fitz, una zona verdaderamente fascinante.
El 8 de enero de 1980, Alberto, Eduardo y Jorge Tarditti (este último, presidente del Club Andino Córdoba), juntamente con Pablo Recabarren y Cristina Agued, cruzaron las frías aguas del río Fitz Roy para instalar en la última parte del bosque, antes de iniciar al ascensión por las faldas de piedra y hielo, el campamento base. Por casi dos meses, el lugar fue un punto común de encuentro, de reposición de las fatigas, cuando debieron juntar fuerzas para atacar la cumbre de esa mole azotada por tormentas y defendida.por su increíble verticalidad.
En el base , las carpas dieron una nota de color no lejos de una precaria y ya vieja cabaña de troncos que otros expedicionarios montaron como albergue transitorio.
Hasta allí llevaron las provisiones que habían traído en camiones de Gendarmería Nacional desde Río Gallegos. Dos acarreos a través del río fueron suficientes para tener todas las provisiones al pie de la montaña. Luego vinieron días de tormenta y finalmente el tan ansiado ataque a la montaña.
Es cierto, no tuvieron la suerte de aquellos franceses que a principios de los años 50 pisaron por primera vez la cumbre ambicionada,ni la de los dos jóvenes argentinos: Jorge Comesaña y José Luis Fonrouge que repitieron la hazaña de los franceses. Pero esta experiencia sirvió a los cordobeses para consumar una trepada audaz por las laderas del Fitz, y llegar no lejos de la cumbre; una emoción que, realmente, han experimentado muy pocos seres del planeta.
El 15 de enero pudieron por fin ver el " Paso Superior". Fue un dia importante, luego de bordear la "Laguna de Los Tres", y superar el glaciar, plagado de grietas, y atravesar una zona amenazada por "seracs". No lejos del "Paso Superior", instalaron el campamento de altura, sobre la nieve, pero por la inclinación y los vientos, fue preferible cavar una cueva en el glaciar. Fue una especie de "bungalow", donde se capearon los temporales y se durmió muchas noches. Ya habia tenido la satisfacción de ver a lo lejos el Lago Viedma y más allá el confín de la meseta patagónica.
Al dia siguiente, ya en el glaciar de " Piedras Blancas", pudieron embelesarse con la contemplación de los cerros Pier, Giorgio y el increíble Cerro Torre. Pasaron bastantes días de alternativas no muy felices en cuanto a la concreción de los planes deportivos que los hablan situado en ese fantástico escenario. Y a pesar que no lograron "hacer cumbre", es cierto que treparon lo suficiente para alcanzar la brecha que flanquea la última aguja del Fitz Roy, y desde allí contemplaron la magnificencia del Hielo Continental Patagónico, la mayor porción de glaciares de la edad de los nieles que permanece atrapada, a excepción de los hielos continentales.
Los intentos se sucedieron, y ellos obligaron a pernoctar a la acostumbrada usanza de los trepadores de paredes verticales: atados con sogas que los amarran a la vertical mole, apenas apoyados en una saliente de roca, y azotados por los vientos, que allí no son precisamente candorosos.
El último intento, se hizo el 12 de febrero último, pero cuando alcanzaron el llamado "Col de los Italianos", vieron hacia el oeste, la tormenta amenazadora que otra vez los ponía en peligro. El Fitz Roy volvía a defenderse. Ahora, para estos montañistas, es el tema de charlas desgranadas en algún encuentro otoñal. O quizás un audiovisual, donde la belleza del paisaje no puede rescatar los sacrificios y peligros vividos allá arriba.
Comenta hoy Jorge Tarditti:
Soy el último sobreviviente de este "clan" de alpinistas como decían entonces, los hermanos Tarditti.
Subir el Fitz Roy por la ruta Americana era una “obsesión” de los 3 hermanos desde que teníamos menos de 17 años y a mi se me cumplió ese sueño de manera absoluta.
Con el matrimonio Metzelin-Buscaini en esta “nota de la Weekend” los mencionamos pues fuimos con ellos al
Fitz Roy en 1980.
El dato histórico es que el 24 de diciembre de 1986 realizamos con Sebastian de la Cruz la primera repetición argentina a la Ruta Americana (lado sur) del Fitz Roy, llegamos muy cerca de la cumbre hasta el final de las dificultades y debido a la fuerte tormenta descendimos por la Ruta Franco-Argentina que unos meses antes había subido Sebastian de la Cruz, curiosamente con 17 años!!!.
Estoy con 56 años absolutamente activo, realice la primera ascensión del Cerro Zeballos en Santa Cruz con clientes el año pasado, Aconcagua todos los años, soy profesor de la Cátedra de Montañismo de la Dirección de Deportes (Universidad Nacional de Córdoba) con salidas de practica en granito todos los fines de semana en Córdoba....
Centro cultural Argentino de Montaña 2023