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Ascensión al Nevado de Chuscha por su cara este

En el límite entre las provincias de Salta y Catamarca se sitúa esta montaña que fuera sagrada para los Incas, en donde hace más de 500 años fue sacrificada una niña que se la llamó la Momia de los Quilmes al descubrirla en 1920

Eliseo Jantzon y Santiago Aragón

Eliseo Jantzon

Edición: CCAM



En el límite entre Salta y Catamarca se sitúa el nevado de Chuscha, montaña sagrada para los incas en donde fuera encontrada la Dama de Quilmes o Momia de los Quilmes. La ruta más utilizada para acceder a esta montaña es por Cafayate (Salta) En mayo de 2019 decidimos subir por la poco transitada ruta este, es decir desde el lado de Ovejería (Catamarca) Atravesando el valle del Cajón hasta llegar a este hermoso “Apu” del noroeste argentino.

 

Integrantes de la expedición: Esteban Siñeriz, Nicolas Mema, Pablo Cordoba, Eliseo Jantzon, Santiago Aragon y Mariano Hevia

Los seis en el filo cumbrero, Nevado del Chuscha

 

Ubicación del Nevado de Chuscha, límite entre la Provincia de Catamarca y Salta, Argentina


Paralelo a la zona sur del Valle Calchaquí se extiende el Valle del Cajón. En donde se sitúan las localidades de San Antonio del Cajón, La Hoyada y Ovejería, esta última nuestro punto de salida. Hasta allí llega el vehículo que tendrá que ser de doble tracción ya que cruza más de 40 veces el río hasta llegar al poblado.

NOTA EDITORAL: *Chuscha” o “chukcha” palabra quichua que significa cabello o cabellera. Desde una visión estético – paisajística imaginamos que el cerro recibió este nombre de los antiguos incas por los arroyos de deshielo que descienden por sus laderas a modo de ondulados cabellos, por los abruptos filos que forman sus laderas.

El Nevado desde su cara Este

 

Esteban subiendo por “La rampa” que lleva al filo de la montaña


Aproximación y campamentos

PUNTOS GPS:

Ovejeria: 26°15'38.93"S 66°12'18.59"O
C1: 26°13'11.30"S 66°10'45.73"O
C2: 26° 8'58.99"S 66°11'35.09"O
Cumbre: 26° 8'46.38"S 66°13'06,7"O

Aproximación en vehículo 4 x 4 a Ovejeria y desvío de la ruta 40

 

Aproximación hasta el campamento base desde Ovejeria


La expedición día por día

 

PRIMER DIA: EL VIAJE DE LOS SEIS JUNTOS PASANDO RIOS

Salimos el sábado a las 8 de la mañana desde Yerba Buena en la camioneta. Nico se quedó a dormir en mi casa, Panther y Mariano llegaron puntuales. En Amaicha buscamos a Eliseo y a Esteban. A las 2 de la tarde comimos unos sándwiches de milanesa en San José, Catamarca, sobre la ruta 40. Hace rato que no estábamos los 6 juntos y comenzamos a deliberar por donde subiríamos al Chuscha, montaña de 5450 metros que divide Catamarca de Salta. Los días previos habíamos visto algo por el Google Earth y Eliseo había hablado con un bombero de Santa María, que le dio algunos consejos.

Seguimos hacia el sur, pasamos la Punta de Balasto y observábamos cómo el Río Santa María venía del oeste. Este río tiene la particularidad que, cuando nace va de norte a sur, luego un pequeño tramo hacia el este y luego se va para el norte.

Metros antes de la cumbre mirando hacia el “alpapuyo” (manto de nubes en quechua) que cubre al valle Calchaquí

 

Construcciones que se remontan a miles de años atrás. Custodian al gran apu


Desde la ruta 40 teníamos que hacer alrededor de 120 kilómetros por caminos de tierra. A los pocos kilómetros, antes de pasar la cuesta de los Belichos, nos interceptaron en el camino 8 jinetes, se notaba que eran paisanos trabajadores. Nos preguntaron si teníamos vino para vender. Le dijimos que le podíamos dar un mistela. Aprovechamos para hacer un descanso, estirar las piernas y saludar a la gente. Nos contaron que estaban viendo los animales, capando algunos terneros. Nos preguntaron cuánto nos debían y le dijimos que nada, le contamos que lo producíamos nosotros y como un acto retributivo nos regalaron la criadilla, o sea las bolas del toro. “Hiérvanla bien”, fue el consejo y nos aseguraron que nos daría gran poder.

Le acertamos al desvío para no ir a la Ollada y rumbeamos hacia el norte. Pasamos Toro Yaco, San Antonio del Cajón y cuando ya anochecía le metimos los últimos 22 km para la Ovejería, cruzando 40 veces el río, subiendo unas cuestas, que gracias a que estaba oscuro nadie hizo ninguna exclamación.

Ovejería

Pidiendo permiso a la Pachamama


La providencia nos llevó a Don Teófilo

No sabemos bien por qué, por esas cosas que tiene la Providencia, la mano guiadora de la Pachamama, la magia de los viajes, llegamos a la puerta del puesto de la familia Alancay. Teófilo nos recibió y nos tendió la mano en medio de la oscura noche. Enseguida nos hizo pasar a una cocina de adobe alumbrada con focos a electricidad solar, un fueguito donde había unas parrillas y unas grandes pavas. Mientras nos estábamos acomodando en la cocina, Teófilo se enteró que Nico es guitarrero y ya la guitarra estaba viniendo. Sacamos los 6 kilos de asado para comer y compartir con los presentes y guardar carne asada para los días posteriores.

Nos fuimos presentando y reconociendo Esteban y Teófilo, ya habían compartido unas caminatas por el Chuscha y la laguna Brava, junto al Talibán y los Lobo. Elsa y yo nos vimos unos años antes cuando lo había ayudado a Jorge Mercado a instalar unos paneles solares en la Posta Sanitaria.

La guitarra sonó toda la noche, apenas interrumpida por un bocado de carne o un sorbo de vino. El músico no aceptó ninguna sugerencia de tocar algo de Spinetta, o de los Redondos, él quería homenajear a los anfitriones con un gran repertorio de chacareras, vidalas y chamames. Teófilo nos dijo que no era necesario armar las carpas, tenían un cuarto con varias camas cuchetas donde había lugar para todos.

Para llegar a la base del Chuscha desde Ovejeria, Catamarca, se atraviesa un tramo de 15 km aproximadamente en donde hicimos un campamento intermedio

 

“El Antigal” se observa el tamaño de los corrales para el pastoreo de grandes cantidades de camélido 

 

De noche a la luz del fuego cenamos Quinoa con carne asada, un privilegio


SEGUNDO DIA: OFRENDA A LA PACHAMAMA

En la mañana nos repartimos la comida y el equipo en común. Teófilo nos dijo que nos acompañaría una parte del camino. Salimos a caminar y en la primera abra que cruzamos hicimos una ofrenda a la Madre Tierra. Unas hojas de coca, un poco de agua, de aguardiente, unas oraciones en silencio y el pedido de permiso y protección.

Arrancamos cruzando una pampa levemente inclinada, subiendo y bajando las últimas oleadas de unos filos. Pasamos grandes postas, casas de piedras antiguas, con grandes corrales, que con seguridad tienen cientos de años y han sido recicladas por pobladores más modernos y hará unos 50 años abandonadas.

En el camino encontramos un quirquincho que los perros de Teófilo habían arrinconado. Llegamos a un río de los que van a formar el río Santa María y sacamos la carne de la noche anterior y junto a la salsa inglesa hicimos unos ricos “sanguchitos”, bebiendo el agua recién nacida.

”Que lindo es por acá”, nos dice Teófilo. “El aire es puro, los sonidos, el gusto del agua”.

Nos despedimos de nuestro voluntario acompañante, caminamos una hora más y encontramos un lindo lugar para acampar. Armamos las carpas, buscamos agua, leña, hicimos fuego, comimos quinoa con la carne de la noche pasada, tomamos vino y cachaza.

Para llegar a la base del Chuscha desde Ovejeria, Catamarca, se atraviesa un tramo de 15 km aproximadamente en donde hicimos un campamento intermedio.

Pablo “Pantera” antes de llegar al filo cumbrero

 

El río congelado un afluente del río Santa Maria. Una particularidad es que aquí corre en sentido norte sur
y más abajo  en otra parte del valle corre en el sentido contrario sur norte

 

El Chuscha y “La rampa” el camino que elegimos para subir

 

El imponente Cerro al salir a una de las abras que nos llevarían a nuestro improvisado campamento base


TERCER DIA: EL PLAN DEL ASCENSO

En la mañana nos higienizamos en el frió río, desayunamos alguna naranja, media manzana, con te o mate y continuamos. Siempre a la par del agua, cruzamos el abra y seguimos más hacia el norte, calculamos que estaríamos a la altura de Tolombón pero del otro lado de las sierras.

Dudamos un poco donde hacer el campamento,” si nos poníamos cerca del agua íbamos a estar muy expuestos a los vientos”- pensamos. Encontramos una “mesadita”, justo al frente de la gran montaña. Al atardecer la observábamos y pensábamos la ruta. Comimos unos fideos con una suculenta salsa de bondiola y verduras.

Hicimos el plan. El despertador sonaría a las 6 y media y comenzaríamos a vestirnos en las carpas. Botas, dos pares de medias. Dos pantalones. Una térmica, un polar, una campera de pluma y el rompevientos. Dos pares de guantes. Llevaríamos agua, el dulce de membrillo muy rico que hizo Esteban, alguna fruta que había quedado. En la carpa de Mariano y Panter calentarían agua y se haría un té que lo iríamos a buscar para tomar con unas galletitas mientras nos íbamos vistiendo. A las 7 y media cuando esté pegando el sol, nos había recomendado Teófilo, teníamos que empezar a caminar y en 5 horas lo teníamos que subir.

Estuvimos bastante organizados y salimos 50 minutos más tarde. Nos fuimos acercando a la montaña y la encaramos más al norte, luego comenzamos a buscar unos filos y nos fuimos dividiendo pero siempre observándonos. Nos separamos, nos reagrupamos y en la última cresta nos juntamos. Se ponía empinada y las rocas eran más grandes. De a poco fuimos llegando todos juntos a los 5450 metros. El orden de cima les importa a los que compiten, nosotros tratamos de abrazarla, de armonizar con la montaña. Sacamos fotos, firmamos los libros de cumbre y los leímos y encontramos una nota que dejaron en el 2008 Esteban, el Talibán y su grupo.

El acarreo antes de la cumbre

 

El filo cumbrero donde hay que atravesar grandes rocas muy expuestos

 

Contemplando el valle calchaquí


Improvisamos un camino por el acarreo, que estaba bastante vertical. Íbamos de costado para que no nos golpeen las piedras que aflojaban los otros compañeros. Observábamos las nubes que entraban por el valle, aceleramos nuestro paso porque si se tapaba no íbamos a poder ver el campamento. Nos habíamos dejado el GPS en la carpa. Nos reagrupamos y encaramos la última parte todos juntos. Del otro lado vimos las carpas naranjas. Llegando al río recogimos leña de cuernitos y yaretas. De vuelta en el campamento, estiramos un poco y nos acostamos temprano justito después que el sol. Nico y Eliseo se quedaron haciendo un guiso y un té de coca que luego repartieron por las carpas.


QUINTO DIA: VICUÑAS GUANACOS Y LLAMAS EN LAS VEGAS

Nos levantamos despacio y despacio fuimos desarmando el campamento. No volveríamos por donde vinimos, Teófilo nos mostró un abra que nos haría ahorrar una hora de caminata. Vimos vicuñas, guanacos y llamas que tomaban agua en las vegas y puestos de cazadores de la antigüedad que con sus lanzas y flechas iban a esos lugares en procura del alimento. Nos cruzamos con chinchillones y lagartijas que se dejaban atrapar y las fotografiamos.

Sobre una roca cortamos la bondiola, el queso, el pan y el dulce de membrillo. De repente cerca de nosotros apareció alejándose una llama. Veíamos la cabeza de otra, que se asomaba por sobre los pastizales. Pensamos que estaría quebrada porque al acercarnos no se paraba. Cuando estábamos a unos pocos metros nos dimos cuenta que era una llamita que acababa de nacer. Nos miró y se acercó hacia nosotros. Nos apuramos en volvernos para que no nos siga y su madre vuelva hacia ella.

Restos de puntas de flecha que datan de hace miles de años

 

Un guanaco albino

 

Restos de una cruz que el viento decidio romper en la cumbre


El regreso

AGRADECIMOS VOLVER AMIGOS Y HACER CUMBRE

El regreso fue despacio disfrutando las ruinas que íbamos encontrando. Al atardecer nos juntamos en la piedra donde habíamos hecho la ceremonia. “Agradecimos el volver, el volver amigos y el haber hecho cumbre”.

Los perros ladraron y Teófilo salió a recibirnos en la oscuridad. Cuando entramos a la cocina había muchos cortes de carne de llama recién carneada sobre la mesa. Molleja, costilla, chinchulines, vacío. El Panter se puso a asarlos y a Nico le pusieron la guitarra entre sus brazos. Estaba Doña Gregoria la madre de Teófilo que pasa su tiempo entre Santa María y la Ovejería. Fue una noche alegre de festejos y de reencuentros. Nos contamos de nuestras vidas, de la cumbre y nos enteramos de que hasta los 90 funcionaba en esa casa la estafeta postal. El chasqui recogía las cartas de los pueblos, dormía en Toro Yaco y a las 3 de la mañana comenzaba su viaje para terminar a las 6 de la tarde en Santa María.

De a poco nos fuimos quedando dormidos sobre la mesa acompañados por la música que no descansaba, solo para unos traguitos de un torrontés en caja con las que el cantor alimentaba su canto. Dicen que el canto del gallo les marcó el final a los últimos dos.

Mariano preparando el equipaje y el detalle de la botella de vino de producción propia de dos de nuestros integrantes

 

Si bien las estaciones de otoño, invierno y primavera son las más propicias para ascender al cerro.
Es prácticamente accesible casi todo el año. Arriba El Chuscha un día nublado

El “Drink Team” exaltantes al regreso, en la base de la montaña


SEXTO DIA: SOPA DE LLAMA Y LA CAMIONETA ARRANCA

Nos levantamos con un sol radiante, acomodamos las cosas. Doña Gregoria nos tenía agua para el mate, unas pizzas que nos había hecho el día anterior para recibirnos pero como habíamos llegado tarde nos las ofrecía ahora. Una sopa con huesos y carne de llama que nos levantó y nos dio la energía para encarar el último día en camioneta hasta los Zazos.

Firmamos el cuaderno de visitas y nos despedimos prometiéndole volver y conseguir ropa para los chicos. Arrancó la camioneta sin problemas, no como en la base del Llullaillaco.

El Chuscha es una gran montaña que a nosotros nos trató muy bien. Pudimos subirla y conocer parte de sus secretos, al mismo tiempo conocimos la gente del lugar, que nos compartió la belleza de su vida, su alegría, su desinterés, sus costumbres y creencias.

Siempre recuerdo a ese anciano que a la bajada del Muñoz, nos dijo que uno iba al cerro a limpiar la cabeza.

Si bien las estaciones de otoño, invierno y primavera son las más propicias para ascender al cerro. Es prácticamente accesible casi todo el año.

Siguiendo a Estaban quien ya había subido al Chuscha por esta ruta

 

Sin duda uno de los mejores y respetables cerros para subir en esta zona: Nevado de Chuscha


Historia del Cerro

SANTUARIO INCA

El Nevado de Chuscha es uno de los tantos Santuarios Incaicos que se sitúan en lo que hoy es Argentina. A más de 5.000 msnm en una de sus cumbres se encontró el cuerpo momificado de una niña Inca, elegida para ser ofrecida al dios Inti. Entre 1920 y 1922 su tumba ancestral fue profanada por buscadores de tesoros. “La Reina del Cerro", “La Princesa Calchaqui”, “La Momia de los Quilmes”, “La Momia del Sótano”, “La Momia del Chuscha”, fueron algunos de los nombres que le asignaron a lo largo de un derrotero que implicó muchos años fuera de su tierra. Recién en el 2006 regresó a Salta, donde su historia se cuenta con rigor científico en el Museo de Arqueología de Alta Montaña.

Cielo sobre cielo,  nevado de Cachi desde la cumbre del Chuscha

 

Teo Alancai sin el  cual esto no habría sido posible


Video:

 


 


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