Por aquel entonces los grupos de rescates no existían, cuando sucedia un accidente se dependía de la solidaridad montañera; en aquel invierno de 1956 franceses, italianos y suizos aunaron esfuerzos, pero la falta de organización y experiencia culmino con un triste desenlace
Sábado 22 de diciembre de 1956: François Henry, nacionalidad belga, 22 años y Jean Vincendon, francés, de 21 años, suben en la cabina del teleférico que les lleva a la estación superior de la Aiguille du Midi. Sienten una pizca de orgullo cuando se alejan sobre sus esquíes por la Vallée Blanche, hacia el Glaciar du Géant y el refugio Torino. El tiempo es espléndido.
Domingo 23 de diciembre de 1956: Continúa el buen tiempo. La cordada avanza muy tranquilamente hasta el refugio-vivac de la Fourche, que da acceso a la vertiente de la Brenva del Mont Blanc.
En el refugio, François y Jean inscriben sus nombres en el registro de ascensiones. Estamos a 3.680 metros; para acceder al espolón hay que volver a bajar por una pendiente bastante empinada.
Lunes 24 de diciembre de 1956: Nochebuena en el refugio; se despiertan hacia las tres de la mañana y deciden bajar. En la pendiente ven una cordada que sube hacia el vivac. Son Walter Bonatti, el famoso guía italiano y Sylvano Gheser.
Esta aparición decide a Vincendon y Henry. Subirán nuevamente, irán al espolón de la Brenva y llegarán a la cima del Mont Blan.
Pasan la velada de Navidad conversando acerca de la montaña. Bonatti les comenta su proyecto: hacer la primera invernal de la Poire, una vía dura de la vertiente de la Brenva.
Martes 25 de diciembre de 1956: Cuando son las 4, las dos cordadas bajan hasta el Col Moore. Se separan con un último “Feliz Navidad”. Los italianos salen hacia la izquierda en dirección a la Poire y los otros hacia la derecha para escalar su espolón.
Hace un tiempo magnífico. Bonatti y Gheser observan inquietos cómo el sol ilumina las pendientes superiores. A esa hora deberían haber pasado el caos de séracs que da acceso a la Poire. Es demasiado tarde, hay que renunciar.
Deciden ir en dirección a la Brenva. Bonatti imprime un rápido ritmo a su cordada, que adelanta a la de Vincendon y Henry.
Alrededor de las 16 horas, la cordada italiana está atascada justo debajo del collado. El cielo se ha oscurecido. En un momento las ráfagas de viento cuajadas de nieve azotan el Mont Blanc. Muy pronto ya no se ve nada y hace un frío terrible. Es imposible avanzar; así que optan por vivaquear.
El frío y el viento lo dominan todo. Gheser se queja de frío. Tiene un pie insensible.
Un poco más abajo de los italianos, la cordada de Vincendon y Henry está instalada en una grieta tratando de calentarse, pero tiene serios problemas de frío en los pies.
Miércoles 26 de diciembre de 1956: Los amigos de Vincendon y Henry, preocupados por su suerte, dan aviso al equipo de rescate.
Por entonces, el salvamento en la montaña dependía aún del espíritu deportivo y de la solidaridad montañera. No era un servicio público. El Mont Blanc, que se extiende sobre dos municipios, contaba con dos organizaciones de rescate:
En Saint Gervais, la Compañía de Guías de Saint Gervais, era la responsable de los salvamentos.
En Chamonix, la Sociedad de Rescate en Montaña de Chamonix (SCSM) hace recaer los salvamentos sobre tres organismos diferentes: la Compañía de Guías de Chamonix, la Escuela Nacional de Esquí y de Alpinismo (ENSA) y la Escuela Militar de Alta Montaña (EMHM.
La Compañía de Guías no estaba de acuerdo con las ascensiones invernales, así que no envía a nadie al rescate.
La Gendarmería no puede hacer un reconocimiento aéreo por el mal tiempo. Los de Saint Gervais, ni siquiera tienen los medios para hacerlo.
Esto demuestra que todo el sistema de rescate, basado en la generosidad, el altruismo, la entrega personal, la solidaridad y el sentimiento, está caduco.
No es cuestión de ir a congelarse para salvar a unos locos que se han metido en un atolladero.
Allá arriba, Bonatti juzga la situación: hace un tiempo horrible y no es posible bajar por donde han venido, hay demasiada nieve. Hay que salir al collado.
Se forma una cordada única bajo la dirección de Bonatti. A las 15 horas, salen al Col de la Brenva. Se despejan las nubes momentáneamente. Hay que subir a la cima del Mont Blanc, y bajar por la arista de los Bosses. Ascienden lentamente esos 500 metros de desnivel. A las 17 horas, los italianos llegan a la cumbre del Mont Blanc y luego de gritarles a los otros que se den prisa, apura la bajada hacia el refugio Vallot.
La noche ha caído y la cordada italiana llega al Vallot (4.362 metros).
Qué hacen Vincendon y Henry? Bonatti sale a llamarles, pero los aullidos del viento cubren su voz.
Vincendon y Henry están muy lejos del Vallot. Al perder de vista a Bonatti, han abandonado la ruta y han decidido volver a bajar. Desde ese momento, Vincendon y Henry serán dos náufragos en el más duro océano que existe.
A 4.600 metros, muertos de frío, deciden pernoctar en el hueco de una grieta, en medio de la tempestad.
Jueves 27 de diciembre de 1956: Un helicóptero y un avión sobrevuelan el Mont Blanc, pero no ven nada.
Desde la estación superior del teleférico de Planpraz, Marcel Simond observa por un telescopio el avance de dos hombres por debajo de los Rochers Rouges superiores. Simond advierte a la Gendarmería.
En la montaña, tras una noche helada (18º bajo cero en el refugio Vallot), Bonatti sale a llamar a Vincendon y Henry, sin respuesta alguna. Gheser tiene los pies hinchados, no puede ponerse las botas. Bonatti le fabrica una especie de botas con patucos de plumas y trozos de mantas.
La cordada italiana abandona el refugio hacia las 10 de la mañana. Deben llegar a la cima del Goûter y alcanzar la arista del Bionnassay (vía normal italiana del Mont Blanc).
Repentinamente, Bonatti se hunde en una grieta y, milagrosamente, Gheser detiene la caída. Bonatti tardará casi dos horas en zafarse de la mandíbula de hielo. Ya son las 17 horas y la noche se acerca: van a tener que vivaquear.
A unos 4.200 metros, Vincendon y Henry, agotados, también preparan su vivac.
Viernes 28 de diciembre de 1956: Hace buen tiempo. Con prismáticos se localiza a los extraviados aún bajando por las pendientes del Mont Blanc. Un avión los sobrevuela. Un helicóptero se les aproxima y deja caer junto a los dos hombres víveres, mantas, bebidas y un mensaje: “Subid 200 metros por el Grand Plateau en dirección a la cumbre del Goûter para que pueda aterrizar el helicóptero”.
Vincendon y Henry se encuentran en ese momento en una zona de séracs.Sobre la arista del Bionnassay, Bonatti y Gheser avanzan con impresionante coraje. Al anochecer, ambos italianos llegan al refugio Gonella. El refugio es el puerto largamente esperado: hay leña, mantas secas y literas en buen estado. Por primera vez en cuatro noches, los alpinistas se duermen sintiéndose casi seguros.
Volvamos a Vincendon y Henry, que recogen el mensaje del helicóptero y remontan 150 metros por el Grand Plateau. Instalan un vivac a 4.000 metros.
Sábado 29 de diciembre de 1956: La SCSM encarga al comandante Legall, de la EMHM que realice el rescate aéreo. Nada de caravanas terrestres!
Lionel Terray, el gran alpinista francés, vencedor del Fitz Roy y del Makalu, solicitará se le deposite en helicóptero en el Goûter, junto a una caravana de rescatadores. El transporte es denegado. Sólo los monitores de la EMHM pueden viajar en el helicóptero!!!???
Terray quiere organizar una caravana terrestre bajo su mando. Se dirige a los guías de Chamonix y éstos rechazan una vez más.
La única tentativa de esa jornada es un nuevo lanzamiento de material (una tienda, víveres, un termo de té, un calentador…).
El quinto vivac de Vincendon y Henry amenaza con ser catastrófico para los dos hombres agotados.
En Gonella, mientras tanto, Bonatti se dedica a reanimar a Gheser, que permanece inmóvil en su lecho. Ignoran que tres cordadas han partido de Courmayeur para socorrerles.
Domingo 30 de diciembre de 1956: Terray recibe permiso para ser depositado en el Goûter, pero el mal tiempo impide la maniobra. Sin desanimarse, el francés organiza una caravana de voluntarios. Los suizos del club de l Ándrosace y los guías de la ENSA deben formar un segundo equipo que saldrá al día siguiente.
La SCSM no respalda la caravana de Terray. La mediación de Federación Francesa de Montaña logra que se preste apoyo a la operación de Terray.
Una cabina especial lleva al equipo de Lionel Terray a 2.230 metros, al Plan de LÁiguille.
Como está anocheciendo, los socorristas deciden pasar la noche en las instalaciones del antiguo teleférico de los glaciares.
Para Vincendon y Henry, cuya situación apenas puede imaginarse… ¡supone el sexto vivac! Y, seguramente, sienten mucha desesperación e incomprensión…
Este día, finalmente, un grupo de rescate encabezado por Gigi Panei llega al refugio Gonella y presta auxilio a Bonatti y Gheser. Gheser es evacuado en trineo.
Lunes 31 de diciembre de 1956: Un mejoramiento temporario del clima permite despegar a dos helicópteros. Uno de ellos, piloteado por Santini, con el ayudante Blanc y los guías de EMHM Honoré Bonnet y Charles Germain, se precipita sobre los hielos a poca distancia de Vincendon y Henry. Los socorristas abandonan la nave sin consecuencias.
Un segundo helicóptero, en cuatro viajes sucesivos, deposita a 4 socorristas en el collado del Dôme (4.239 metros). Dos de ellos se dirigen al refugio Vallot, señalizando el camino. Los otros dos, Chappaz y Minster, se dirigen hacia el helicóptero caído.
En los restos del Sikorsky, los socorristas y los pilotos acaban de instalar a Vincendon y Henry, a los que han tenido que trasladar. Les indican que van a volver a buscarles. Bonnet, Germain y los dos pilotos se alejan hacia el Vallot. Al poco tiempo, Blanc cae en una grieta. Aturdido y magullado, no hay forma de llevarlo al Vallot y vuelven al helicóptero siniestrado. Al caer la tarde, los socorristas Minster y Chappaz llegan al helicóptero caído
Cuidan a Blanc, que se recupera pronto, y toman la decisión de dirigirse al refugio Vallot, para dejar a los pilotos y volver luego por Vincendon y Henry. Los instalan, pues, lo mejor posible en los sacos de dormir, los curan, y llega el momento en que es necesario abandonarlos.
Minster, Chappaz y un agotado Blanc, llegan al refugio a las 3 de la mañana, ayudados por los dos socorristas que habían señalado el camino previamente.
Santini, Germain y Bonnet, vivaquean cerca del collado; no alcanzarán el refugio hasta el día siguiente.
Terray sube con un grupo hasta Grands Mulets.
Gheser es hospitalizado en Turín.
Martes 1 de enero de 1957: Para Vincendon y Henry supone el octavo vivac. Sopla un viento fortísimo y la nieve ha caído en abundancia.
Terray, ante la abundancia de nieve, renuncia y vuelve a bajar a Chamonix; donde critica duramente la dirección del operativo de rescate y a los guías. El comité de dirección de los guías de Chamonix solicita la exclusión de Terray de la Compañía de Guías.
Miércoles 2 de enero de 1957: Continúa el mal tiempo y fracasa la única tentativa de despegue de un helicóptero Sikorsky. Pilotos y rescatistas siguen bloqueados en el refugio Vallot. Nada se sabe sobre Vincendon y Henry…
Dos helicópteros Alouettes 2, potentes y livianos, llegan a Chamonix. Si al día siguiente mejora el tiempo, serán utilizados para rescatar a los atrapados en el Vallot.
Jueves 3 de enero de 1957: Es casi un milagro: hace buen tiempo y no hay viento. Boulet y Henry, dos pilotos de pruebas, parten para un festival de salvamento.
A las 9:10 horas, Boulet sobrevuela los restos del Sikorsky, no hay señales de vida.
A las 9:15 horas, está encima del Vallot.
A las 9:16 horas, despega el segundo Alouette, pilotado por Gérard Henry.
A las 9:22 horas, el Alouette de Henry, carga al comandante Santini.
A las 9:40, el helicóptero de Boulet despega con el ayudante Blanc.
Entre las 10 y las 10:38 horas, los seis monitores son evacuados del Vallot.
A las 11:30 …¡el comandante Legall, detiene la operación de salvamento! No se arriesgará siquiera a visitar los restos donde se encuentran Vincendon y Henry.
Es verdad que Vincendon y Henry tenían pocas posibilidades de estar aún con vida, pero ¿quién sabe?
En el valle, hay acusaciones cruzadas entre los protagonista del drama, todo ello aireado en los medios de comunicación.
Para concluir, Terray dimitirá de la Compañía de guías y luego revocará su dimisión, en el transcurso de una asamblea donde cada uno reconocerá sus culpas.
El piloto Santini volverá el 20 de marzo a buscar los cuerpos de de Vincendon y Henry.
Hoy en día, el socorrismo en la montaña es una organización casi ejemplar, y en parte es a Vincendon y Henry, la cordada de la Brenva, a quien se la debemos.
- Las Paredes del Destino, de Jeanmi Asselin.
- Montañas de una vida, de Walter Bonatti.
- Colisión en el Mont Blanc, de Françoise Rey.
- El Macizo del Mont Blanc, de Gastón Rébuffat.
- Revista Desnivel, número 142. Especial Mont Blanc
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