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Expedición al Cerro Las Tórtolas

Ubicado en el viejo feudo de la compania minera Barrick se encuentra uno de los santuarios indígenas de altura a 6.180 mts. en el límite entre la Provincia de San Juan y Chile

Jaime Suárez

Jaime Suárez

Edición: CCAM



Esta montaña, Santuario Indígena de Altura, se encuentra en la República Argentina, en la provincia de San Juan, en la posición 29°56´393 Sur y 69°54´359 Oeste. Es limítrofe con Chile. Su altura es de 6.180 mts.

La expedición fué realizada desde el 8 al 14 de febrero de 2003, y la fecha de cumbre 13 de febrero de 2003. Seguimos la Ruta Vertiente Este. La época mas adecuada de ascenso es de Noviembre a Marzo.

Integrantes: Jaime Suárez, Hans Siebenhaar, Mirta Sarmiento, Susana Miatello.

 

Ubicación del Cerro Las Tórtolas en la Provincia de San Juan, Argentina

DIFICULTAD:
De alta montaña. Imprescindible buena aclimatación. También experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y conocimiento de Los Andes. Se presenta dificultad en la escalada al ascender los últimos 200 metros de altura del morro de cumbre. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que según el año y/o  al inicio o fin de temporada se presentan glaciares en la ruta. Es fundamental la buena aclimatación.

EQUIPO:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña.
Parka y bolsa de dormir de altura, zapatos dobles, grampones, bastones. GPS.

ACCESO:
Ya en la provincia de San Juan, se arriba hasta Jachal o Pismanta, desde allí hasta Tudcum desde donde se enfilará hacia la Quebrada de Conconta, debiendo superarse el Nevado de Conconta hasta llegar al Río del Valle del Cura. Los detalles de acceso e itinerario se citan en el relato.
 

Cerro Las Tórtolas, San Juan


Objetivo Las Tórtolas

Las Tórtolas o como también se lo llama Tórtolas, que alcanza una altura de 6.180 metros,  es límite internacional entre Argentina y Chile, precisamente entre las San Juan y Coquimbo  respectivamente. Su ubicación es 69°54’359O y 29°56´393’S. Y si bien su cumbre es el punto limítrofe, se encuentra gran parte del mismo en territorio argentino. Hacia el Sur, unos 30 kilómetros más abajo se encuentra el paso de Agua Negra, que une San Juan con La Serena en Chile. Hacia el Norte se aprecian, a unos 90 kilómetros El Toro (6.160m) y a 170 kilómetros El Potro (5.789 m), éste último visualmente indica la separación entre San Juan y La Rioja. Todos ellos puntos limítrofes internacionales y verdaderos desafíos para andinistas deseosos de cumbres de altura muy poco transitadas. Hacia el Oeste, desde la cumbre del Tórtolas hasta la Ciudad de Coquimbo, a orillas de Pacífico hay 140 kilómetros de distancia.

Su primera ascensión conocida con posterioridad a la conquista fue en el año 1952 por Edgardo Kaussel y Heinz Koch, desde Chile y descubrieron maravillados una plataforma con pircado de piedras y un manojo de leña. A su regreso al valle vecino oyeron, de boca de mineros, la leyenda de que “en la cumbre se aparecían indios que venían a bailar en un plato de oro”.
 

Del relato de Bión González y Oscar González, que lo ascendieron en Enero de 1956, habíamos extraído que en su cumbre existía “Una enorme pirca de unos 8 metros por cuatro, con muros de contención, que se elevan un metro más sobre la cumbre de la montaña, y en su extremo noreste  un enorme atado de leña semienterrada, en el cascajo del relleno”. Encontraron también varios objetos arqueológicos.

En el collado o abra entre los cerros, el antiguo paso

Atravesando el collado con la camioneta


2001 Expedición de exploración

Estaba esta cumbre, como un objetivo latente de realización, pero no teníamos en esos días ninguna información sobre ella. Sólo sabíamos de alguna actividad de la mega-minería en la región, pero nada más.

En marzo del año 2001 decidimos hacer una expedición de exploración por la zona. Partimos desde Mendoza con Estefanía Suárez, Mirta Sarmiento y Susana Miatello, del Club Andinista Mendoza. Avanzamos  hasta arribar al puesto de Gendarmería Nacional que realiza el control de acceso al Paso de Conconta. No nos querían dejar ingresar, por lo que discutimos sobre el ingreso.  Se entablaron llamadas telefónicas de Gendarmería con la minera. Ya era de noche por lo que terminamos armando nuestras carpas al lado del puesto. A la mañana siguiente nos abrieron la barrera, pero indicándosenos que seríamos constantemente vigilados por vehículos de Barrick. El ingreso, aunque batallado, fue posible porque aún no había asumido Jose Luis Gioja  como gobernador de San Juan. Ahí comenzaría el Imperio.

Tomando fotos mientras se transita el camino hacia Cerro Las Tórtolas, San Juan

Fuimos transitando el camino, tomando fotografías y posiciones para la futura expedición de cumbre que realizaríamos.

Dejamos el vehículo al borde del Río Cura. Hasta que con la mochila al hombro lo abandonamos estuvimos constantemente vigilados por las camionetas de la minera. Pero a partir de ahí no pudieron seguirnos.

Fuimos tomando poco a poco altura, sorteando cañadones, hasta llegar a una amplia y larga superficie de suave inclinación que nos permitió proyectar mentalmente la ruta hacia la cumbre.

Tomamos debida nota de todo y con posiciones, alturas y campamentos estimados e iniciamos el descenso y el regreso. Ya teníamos perfectamente establecida nuestra montaña.

Dejamos el vehículo al borde del Río Cura, mientras continuamos a pié. Las camionetas de la Barrick, quedaron dando vueltas

Primer acercamiento al Cerro Las Tórtolas sorteando cañadones

Buscando la mejor ruta para el ascenso al Cerro Las Tórtolas


2003 Al Tórtolas

Lo establecimos como objetivo, con la información obtenida sobre esta montaña, y algún que otro misterioso relato recogido de aquí y de allá lo que nos sirvió de acicate para preparar la expedición aún sabiendo que la realizaríamos lejos de cualquier ayuda en caso de inconvenientes.

Partimos desde Mendoza el Viernes 7 de Febrero a las 8 horas y a las 12,30 horas estábamos preparándonos para un almuerzo en el Hotel Pismanta. Desde allí seguimos por asfalto hasta Tudcum y luego por el camino consolidado que conduce a la Quebrada de Conconta ingresamos en ella hasta llegar a un puesto de control. Anteriormente era un control de Gendarmería y en la fecha lo ocupa la minera  Barrick. Se alza a los 3.000 metros de altura en la posición 30°05´298 y 69°30´758. Llevábamos una nota de la Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada indicando la expedición como oficial de la Institución, con nuestros nombres y demás datos. Volvió a plantearse otra discusión hasta que logramos el ingreso. Faltaban pocos meses aún para que asumiera Gioja  su primera gobernación de San Juan. Después sería misión imposible. Estaría establecido el reino con toda su magnitud.

Para cruzar el Portezuelo del Nevado de Conconta y transitar por la zona se necesita permiso de paso, que se debe tramitar previamente en la compañía minera. A partir de aquí existen serias medidas de seguridad, que incluyen la firma de un compromiso y la aceptación de control de un banderillero que actúa desde las 9 horas hasta las 16 horas. Varias expediciones posteriores que se comunicaron conmigo no lograron el ingreso y tuvieron que volverse.  No se si por cosmética o por la acción del Club Andino Mercedario pudo alguna expedición, partiendo desde San Juan, hacerlo posteriormente.

Para ir logrando aclimatación y descansar la jornada, casi dos kilómetros más adelante decidimos armar nuestro campamento en una vega que separaba el camino del borde del río. Eran las 16 horas cuando terminamos de armar las carpas. Estábamos en un buen lugar a los 3.104 metros de altura, en la posición 30°04´744 S. y 69° 31´640 O.

Regresamos, volveríamos con posiciones, alturas, campamentos a realizar y tiempos. Expedición a Las Tórtolas 2001

En un descanso luego de encontrar la mejor ruta al cerro Las Tórtolas

Atravesando el Nevado de Conconta


Atravesando la Cordillera de Conconta y el Río del Valle del Cura

Despertamos temprano con el ruido del arroyo y controlamos las pulsaciones. Tras un buen desayuno desarmamos las carpas y a las 9,30 reiniciamos la marcha de nuestros vehículos para superar el cordón de Conconta. Pronto se acabó el camino de leve ascenso que acompañaba al río, estrechándose y aumentando el desnivel. A partir de la Quebrada de la Vicuñita apareció una fuerte subida en caracoles hasta llegar al Portezuelo de Conconta, a los 4.880 metros de altura.

Un poco antes se puede dar una espectacular mirada hacia el Este observando la magnitud y belleza de toda la Quebrada de Conconta. Es inevitable sacar unas fotografías. Pronto aparece en nuestros parabrisas la cadena central de la Cordillera de los Andes y floreciendo sobre las montañas, el Tórtolas, con una desafiante belleza y un aura de misterio y soledad. La cumbre principal sobresale como un picacho con bastante semejanza al que le da nombre al Bonete Chico.

A partir de aquí hay un suave y largo descenso, y casi al final  trazos del arroyo Conconta, que inesperadamente se inician formando algunas manchas de verde pasto, para desaparecer prontamente a través de filtraciones.  Esta huella nos lleva al fondo del Valle del Cura, que es tajeado de Sur a Norte por el Río del Valle Del Cura. El valle del Cura se encuentra bajo explotación minera, y  tenía  en el pasado antecedentes de existencias de minas de oro.

Vista desde el Portezuelo de Conconta hacia la Quebrada de la Vicuñita, 4.880 mts.

Las Tórtolas, bella cumbre que debe su nombre a estas aves que habitan sus entornos. Testigo de paso de indios, arrieros y contrabandistas. Actual techo del Reino de Barrick


El campamento base

Frente al Tórtolas salimos del camino que sigue con rumbo Norte hacia Sepultura y directamente enfilamos hacia el río del Valle del Cura. Llegamos a su orilla y luego de estudiar el cauce  y de que Hans constatara que el fondo era de piedras pequeñas, con cuidado lo cruzamos con las camionetas, evitando a su salida unos manchones de barro.

A partir del río, continuamos hasta la entrada de una pequeña quebrada de las que  descienden la inmensa superficie que forma la falda argentina del Tórtolas. Continuamos por muy mal camino una centena de metros el cauce del arroyo de La Pirca. Junto a un viejo y casi totalmente derruido pircado inca que da nombre al arroyo, estacionamos nuestros vehículos y montamos nuestro campamento base. Eran las 12,40 horas. La altura 3.990 metros. La distancia por odómetro a Mendoza de 450 kilómetros y la posición 29°57´748 S y 69°45´672 O. La distancia a la cumbre en línea recta de casi 15 kilómetros, que deberíamos transitar ascendiendo con nuestro equipo de montaña. Desde nuestro campamento apreciábamos todo el trayecto realizado desde la salida del Portezuelo de la Cordillera de Conconta y el tramo de río cruzado.

Cruzando el Río del Valle del Cura

Cruzada la Cordillera del Nevado de Conconta y el valle del Río del Cura, ahora a caminar

Armamos  carpas y decidimos descansar, la idea era hacer un suculento almuerzo, ya que el cruce del río nos había abierto el apetito. Exquisitos bifes de  filet con dos o tres gotas de aceite de oliva en la sartén comenzaron a dar un peculiar olor al lugar. Un tetra mendocino se encargó de ayudar la digestión. Luego una siesta. Al día siguiente determinamos hacer una avanzada llevando parte del equipo y lograr también mejor aclimatación. Partimos a las 9 después del desayuno, y a poco más de un kilómetro entramos a la quebrada que nos permitiría ascender en leve inclinación  y cómodamente a la parte superior de la barda que tiene casi cinco kilómetros de largo hasta la base del Tórtolas. La quebrada que transitábamos tenía una especial belleza en las rocas que la tachan en su lecho y en sus laderas. Desmembradas por la fuerza de la naturaleza hacen curiosas figuras. Hans la llamó muy acertadamente Quebrada de Dalí. Y así la bautizamos. Tras casi dos kilómetros más de marcha, parte de los cuales nos acompañó observándonos desde lejos un solitario guanaco, ascendimos los 270 metros de desnivel de altura existentes desde nuestro campamento a la mesética superficie. Caminamos dos kilómetros y medio más, hasta cumplir el límite de marcha que nos habíamos fijado, que eran las 12 del mediodía.

Llegamos a  una gran piedra rojiza, en los 4.337 metros a cuyo pie dejamos comida, grampones, agua y refrescos. Regresamos los casi 6 kilómetros de distancia con bastante hambre y ganas de descansar. Al día siguiente iniciaríamos la salida nuevamente pero ya hasta el campamento uno de altura.

Largo camino de aproximación al cerro Las Tórtolas, por suerte con poco desnivel

Por fin, una continuidad de ruta hacia la cumbre de Las Tórtolas


Hacia nuestra montaña...el Campamento Piedras Blancas

El día 10 de Febrero salimos a las 9 de la mañana dejando 2 carpas armadas y las camionetas protegidas del frío con anticongelantes y mantas. Nuevamente entramos en la Quebrada de Dalí, la fuimos ascendiendo paso a paso hasta  la piedra donde dejáramos carga el día anterior. Retiramos los grampones, latas de duraznos y parte del agua. Continuamos ya con mucho más peso en las mochilas hasta el final de la meseta. Allí, apareció una planicie que era el fin del faldeo del Tórtolas y terminaba en un nivel inferior en unos 20 metros al de la barda. Vimos en él grandes piedras dispersas y tras una rápida deliberación nos dirigimos hacia dos grandes y blancas que sobresalían notoriamente y darían el nombre a nuestro campamento.

Llegamos apenas pasadas las 14 horas. La posición 29°56´410 S y 69°50´147 O, y la altura 4.410 metros. Habíamos hecho un desnivel de unos 420 metros recorriendo 9 kilómetros en 5 horas de marcha. Allí montamos nuestro primer asentamiento de altura. Armamos las carpas, almorzamos y luego dimos un pequeño recorrido por la zona. Una  formación rocosa piramidal a la que nos dirigimos, ubicada más al norte, nos permitió descubrir un cauce con cristalina agua que descendía desde uno de los brazos del glaciar principal del Tórtolas. Había agua. Aunque centenares de metros más adelante desaparecía entre las piedras. Estudiamos la montaña y la ruta a seguir  y decidimos que ese cauce y el brazo de fin de glaciar que lo formaba constituían la mejor ruta para tomar altura en la búsqueda de cumbre. Al día siguiente saldríamos.

Pronto nos metimos en nuestras bolsas y con conversaciones o escuchando radio pasamos el resto de la tarde hasta las 20 horas en que cenaríamos. Luego a dormir. La aclimatación obtenida con la marcha nos permitió hacerlo muy bien.

Ya dentro de la Quebrada de Dali


Primer Hallazgo Arqueológico

Con sol sobre nuestras cabezas, luego de desayunar y desmontar el campamento partimos apenas pasadas las 9 hacia el brazo de agua por el final del faldeo del Tórtolas. El entusiasmo de emprender ya el ascenso de la montaña nos hacía olvidar el  peso de las mochilas. A casi dos kilómetros de Piedras Blancas en los 4.660 metros apareció una formación de pircas. Estaban algo derruidas y se mimetizaban con las piedras del borde del cauce y de la montaña.

Eran unas 5 habitaciones, más o menos redondas, sin trazas de techado. Desde ellas,  al mirar hacia el Este, se aprecia perfectamente el acceso al valle del Cura desde el Cordón de Conconta. Toda una estratégica posición. Hacia el Norte se podía seguir un sendero hasta rodear la montaña en el Portezuelo del Tórtolas, zona de paso al país vecino. Tenía el recuerdo de haber leído en el libro “El enigma de los Santuarios Indígenas de alta montaña” de Antonio Beorchia Nigris que la expedición de 1960 del Club Andino Mercedario - que venció al Tórtolas por el flanco argentino -, a 4.900 metros descubrió pircas indígenas con restos de cerámica. Debían ser éstas. Probablemente los doscientos metros de diferencia de medidas se debieran a la relatividad de las mediciones barométricas que tienen más amplitud acorde la presión y según la altura.

Seguimos ascendiendo, muy pronto el fin del glaciar hizo desaparecer el agua que hasta entonces brincaba hacia abajo. Fuimos bordeándolo y en los 5.003 metros de altura decidimos armar campamento.

Ruinas indigenas derruídas, cerca del viejo sendero que desciende desde el abra de Las Tórtolas hacia el Valle de Tudcum


Campamento entre Penitentes

Sólo habíamos caminado 3 horas y media. Pero el haber recorrido casi tres y medio kilómetros, superando un desnivel de 600 metros, nos pareció suficiente para continuar con la buena aclimatación. Al lado de una formación de penitentes, en la posición 29°56´300 S y 69°51´387 O., montamos nuevamente nuestras dos carpas, no sin un poco de trabajo para nivelar el piso. Hacer un pozo al final de una hilera de penitentes, separando piedras y arena, nos permitió rato más tarde obtener abundante y excelente agua de deshielo. No nos sería necesario en consecuencia derretir nieve. Era una gran satisfacción. Habría más tiempo para hidratarnos, comer (debíamos reducir dos kilos de peso de nuestras espaldas, representados por dos latas de duraznos en almíbar) y descansar cómodamente.


Hacia el campamento 3 de altura

Doce de Febrero. El frío del amanecer nos hizo demorar un poco la salida. A las 9 y media, ya con el pesado equipo de altura encima comenzamos el ascenso bordeando el glaciar que tenía muchos penitentes y grandes pedazos de hielo de azul brillo que acentuaba más su peligro. A los 5.670 metros, tras larga búsqueda de un espacio lo menos inclinado posible, nivelamos cerca del glaciar, con gran trabajo, dos lugares para nuestras carpas en lo que sería el campamento 3.

Inmediatamente comimos livianamente. Habíamos llegado a las 13,30 tras 4 horas de dura subida en las que superamos casi 670 metros de altura y dos kilómetros de distancia. Recogimos con esfuerzo nieve del glaciar en la bolsa de la carpa, para poderla derretir y obtener agua y dado que el sol desaparecería más rápidamente atrás de la montaña, nos metimos pronto en nuestras bolsas de dormir. Restaba esperar la hora de la cena mientras hacíamos nuestras anotaciones y cálculos. Luego a dormir, con un poco más de esfuerzo ya que la altura nos hace despertar varias veces durante la noche.

Hacia campamentos de altura

Buscando lugar para el campamento altura


Hallazgo en la búsqueda de la cumbre

Decidimos salir muy temprano, ya que estimábamos el desnivel a ascender en unos 550 metros, en un trayecto de poco más de dos kilómetros hasta la cumbre. Había una fuerte inclinación que podría demorarnos unas 5 o 6 horas, pero no sabíamos con que nos podríamos encontrar. Desde lejos se apreciaba perfectamente el pico final de la cumbre del Tórtolas, pero al acercarnos carecíamos de perspectiva y sólo la flecha del GPS nos indicaba el rumbo.

Partimos pasadas las 7 de la mañana, (habíamos desayunado un rato antes) dejando armado el campamento 3 y sólo con el equipo, un litro de agua y algo de comida. El amanecer nos flechó intensamente de frío las manos y los pies. El movernos, poco a poco calentaba el cuerpo, aunque sólo terminó de hacerlo el sol un buen rato después de su aparición. Ascendimos en sentido noroeste buscando la parte más alta de las crestas nevadas, evitando el glaciar para no colocarnos los grampones. Buscamos nerviosamente la cresta de cumbre hasta que, ya cerca de la mayor altura del glaciar, apareció hacia el Oeste nuestro objetivo. Florecía majestuosamente sobre un inmenso glaciar, que con una pequeña laguna, tachonaba su base sur. El glaciar se  extendía para ascender el abrupto faldeo de la mole hasta casi la mitad de su altura.

Había que descender unos ochenta metros, para volver a subir muy por arriba de nuestro actual nivel. Rápidamente vencimos la desazón. Era como subir otra montaña cuando ya creíamos estar muy cerca de la cumbre. Comenzamos el descenso en directo sentido Oeste.

Cuando estábamos a los 5.960 metros, en un pequeño collado que escalonaba el descenso,  llegamos a dos pircas rectangulares, que habíamos estado observando desde un rato antes. Una en mejor estado que la otra al alcanzar sus paredes en algunos lugares más de 60 cm. de altura. En su interior había varios leños para fuego. Desde ellas se apreciaba perfectamente la cumbre. Era nuestro descubrimiento. Estaban sin haber sido holladas o escarbadas desde que fueron abandonadas por los incas. El haber buscado la cumbre nos había permitido llegar a ellas. Estaba seguro de que no figuran en ningún relato, amén de que no están en la ruta de ascenso desde Chile. La posición 29°56´325 S y 69°53´890 O., estábamos a un kilómetro en línea recta a la cumbre. Pero debíamos seguir descendiendo, para volver a subir. En los 5.920 metros, al pie de la helada laguna comenzó la subida. Nos restaban unos 270 metros hasta la cúspide.

Fuimos dejando en la fuerte inclinación nuestras fuerzas. Era, entre jadeos entrecortados y descansos, una constante búsqueda por la mejor piedra donde asirse y el lugar que diera mayor seguridad para no derrapar violentamente hacia el glaciar.

Pircas indígenas a los 6.000 metros de altura, previo al picacho final de cumbre, cerro Las Tórtolas

A 5.960 mts., dos pircas rectangulares. Una en mejor estado que la otra. En su interior había varios leños para fuego

Quinientos años o más, desde su uso activo y aún se puede apreciar la acción del hombre


En la Misteriosa Cumbre

Por fin a las 12,30 estábamos pisando la plataforma de la cumbre. Hay en ella un monolito de unos cincuenta centímetros, de caños de acero con una plaqueta en homenaje a Gabriela Mistral. La posición 29°56´393 S y 69° 54´359 O. y la altura de nuestros GPS 6.195 metros. El sol iluminaba toda la cordillera. Hacia el Oeste, en montañas más bajas de Chile apreciamos trabajos mineros viales que circundan en forma de caracol algunas de las pirámides rocosas. Hacia el Norte se mimetizaban el Toro, Las Palas y el Potro, no pudiendo diferenciarlos, pero sí era perfectamente visible el perfil níveo de la Sierra del Veladero que se erguía a 230 kilómetros de distancia y a su Oeste el Bonete Chico. En el Este veíamos la Cordillera de Colanguil, Conconta, y el Nevado de Mondaca hacia el Sur.

Como sabíamos, Las Tórtolas tiene como una de sus más destacadas características, el haber sido coronado  con anterioridad a la conquista de América, y así lo prueba, como vimos en su cumbre, la  plataforma artificial en forma de trapecio que tiene unos 3 metros de ancho en su lado norte, unos 6 en el lado sur, separados ambos extremos por unos 10 metros de distancia que es la medida de los costados este y oeste. Un  santuario de altura de los más explorados por parte de nuestro vecino país, mientras que por Argentina han sido pocas, tal vez, sin precisión alguna, la nuestra sea la segunda de las expediciones que lo coronaron. Se encuentra con socavones, agujeros y rastreos, que la han horadado, y prácticamente destruido, realizados por científicos y no científicos. El manojo de leños lucha con dignidad, sobre el costado norte de la plataforma, el paso de más de 500 años desde que fueron depositados por los indios. Ya tampoco quedan trazos de la construcción montada más de cinco siglos atrás. En “nuestra cumbre” la desaparición de la pirca cumbrera era total. Su construcción de bloques de piedra de muchos kilos de peso y grueso espesor no existía. Había sido totalmente destruida y probablemente despeñada para que no estorbase en las excavaciones y búsqueda de hallazgos arqueológicos. Aún, escarbando un poco con el pie aparecen restos de carbono correspondientes a antiguos fogones en la cumbre. En un promontorio de piedras apareció un pequeño cajón de tablas de madera y unos comprobantes dentro de una bolsa plástica. Eran del 28 de Febrero de 2001 de la expedición chilena de Guillermo Handing y del 19 de Marzo del 2002 de una expedición en solitario, también chilena, de Jaime Cartagena.

Cumbre del cerro Las Tórtolas, San Juan

Por aquí es el acceso a la cumbre de Las Tórtolas desde Chile

Había habido dos expediciones anteriores a la nuestra, una por año, que pudimos registrar. También al lado de los comprobantes apareció un cortafierros de acero de unos treinta y cinco centímetros de largo, que metí en mi mochila. No se haría más daño con él. Mirta descubrió un diente entre los cascajos y al rato, otro. La ayudamos y juntamos 30 piezas a pesar de estar diseminadas en un metro cuadrado, algunas unidas a través de un fino agujero con un alambrito de bronce en grupos de 3 y 4 que formaban, tal vez, parte de un collar o pulsera. Eran demasiado perfectas y al bajar días después descubrimos, conjuntamente con Dr. Juan S. Schobinger con quien nos juntamos en mi casa, que eran piezas probablemente de cerámica y modernas. ¡Que absurdo motivo habrá impulsado a alguien a depositarlas allí! A las 13,30 iniciamos el retorno, encarando el sector sur, que era a pesar de tener grandes piedras, la ruta más segura.  A las tres de la tarde estábamos en el campamento 3 de altura. Lo desarmamos y decidimos, a pesar del cansancio, descender hasta Piedras Blancas.

No me cansaré de decir que independientemente de las actividades de santuarios de altura, todo esto es parte de un mudo testimonio de una importante actividad inca de comunicación y control. Las cumbres, en estas alturas, son increíblemente visibles desde grandes distancias  pudiendo utilizar fuego y humo para comunicarse no tan sólo entre ellas, sino que con los campamentos base y asentamientos bajos. La leña y los restos de carbono de la cumbre, al igual que los hallados en otras ascensiones y lugares me, lo confirman.

Accediendo al final cono de cumbre del cerro Las Tórtolas

Llegamos a los 6.180 mts. y a la plataforma de cumbre, muy usada en el pasado


Historia y ascensiones

- Por ANDESHANBOOK -

Además de destacar en la cordillera local por su altura, el cerro Las Tórtolas también pertenece al grupo de santuarios incaicos de la zona, entre los que se encuentran también el del cerro Doña Ana y el de la Quebrada Seca. Es tal vez por este motivo que ascensiones tempranas (aunque posteriores a aquellas realizadas por los mismos incas) fueron realizadas por lugareños del lugar, atraídos por la posibilidad de saquear enterratorios incaicos, que generalmente contenían piezas de oro (de ahí el origen del nombre huaquero: el que saquea huacas, que es el nombre originario que estos lugares tenían). 

Entre 1956 y 1958, tres expediciones organizadas por el Museo Nacional de Historia Natural, con la colaboración del Club Andino de Chile, realizaron investigaciones arqueológicas en el cerro, encontrando diversos objetos incaicos que hoy en día están en las vitrinas del Museo Arqueológico de La Serena. Todas estas investigaciones se iniciaron gracias a la primera ascensión deportiva, realizada en 1952 por Heinz Koch (DE) y Edgard Kausel (CL), socios del Club Alemán de Excursionismo de Valparaíso, quienes reconocieron la plataforma de piedras en el cerro y encontraron leña alrededor. 

Otra expedición de carácter científico a destacar es la realizada en 1971 por dieciocho médicos alemanes de la Universidad de Berlín, al mando del Dr. Hans Albrecht (DE) y su esposa la Dra. Elizabeth Albrecht (DE). Esta expedición contó con el apoyo de cuarenta soldados chilenos y permitió realizar los primeros estudios de fisiología de altura en los Andes chilenos. 

Refugio Andino Gabriela Mistral. Foto: www.clubandinopumas.cl

En enero de 2007 se instaló el refugio de montaña Gabriela Mistral (5200m), en el sector de la lagunita (ruta normal cara norte), haciendo más cómodo el ascenso a la cumbre. Este refugio fue la concreción del sueño de Guillermo Hanshing (CL), prolífero andinista y promotor del andinismo regional, y Mateo Albassini (CL), diseñador y constructor del refugio (ambos miembros del Club Andino Trilogía Inca y Club de Montaña Chagual). 

El acceso a esta montaña se realiza desde La Serena, a través de la ruta 41, en dirección este (hacia Argentina). La ruta más utilizada asciende por la cara norte del cerro. 

REFERENCIAS

Toda información referente a las primeras ascensiones y las investigaciones arqueológicas fue obtenida de información disponible en el Museo Arqueológico de La Serena.
 

Al fondo el cerro Las Tórtolas

 







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