Arquitecto, fotógrafo, montañés, idealista, generador de ideas para el escenario de la montaña y genial documentalista, que al haber integrado la Primera Expedición Argentina al Himalaya, dejo como legado histórico las imágenes de esa hazaña
Sus primeros años de vida en el sur de Buenos Aires y luego en Mendoza
Nació en el tradicional barrio Sur, de la ciudad de Buenos Aires, el 17 de mayo de 1925, sus padres Félix Iñarra Iraegui y Isolina Bozzolasco.
Su afición por el deporte se inició en la cartuchería Orbea, instalada en Florencio Varela, donde aprendió los conocimientos básicos del tiro y la caza disciplinada bajo las indicaciones de su padre Félix, que a la sazón era el gerente de la planta industrial.
En el año 1936, se trasladó a la provincia de Mendoza, junto a su familia, incluyendo su hermano Ernesto, que para ese momento tenía 8 años, el motivo fue que la empresa Industrias Duperial, le encomendó a su progenitor la instalación en la localidad mendocina de Palmira, para la elaboración de ácido tartárico y fue así, que, además, se vinculó activamente a la industria vitivinícola de Cuyo, por más de 20 años.
Mientras tanto Jorge, ingresó al Colegio San José de los hermanos Maristas y fue en donde por muchos años estrechó amistad con muchos compañeros, tales como Ciro Ahumada, Carlos Alonso, Facundo Suarez, Ernesto H. Mosso, Carlos E. Módolo, Osvaldo José Lima, Luis Silvetti, Augusto Magnani, Jorge Villanueva Videla y José Rafael Trozzo.
Paralelamente, en esta época comenzaron sus salidas a la montaña, ascensiones a la precordillera y luego, a la Alta Cordillera, enamorándose de la inmensidad que representa el macizo andino.
Esto hizo que también en el año 1940, se incorporó como miembro del Club Andinista Mendoza, donde fue aprendiendo las técnicas y rudimentos del montañismo, deporte que lo acompañó toda su vida y a través del cual, logró reconocimientos, como el Cóndor de Oro, que le otorgó la Asociación Mendocina de Andinismo y Esquí, en el año 1945.
En la revista Nuestras Montañas de mayo de 1945, órgano de difusión del Club Andinista Mendoza, publicó Jorge, Historia de Nuestras Montañas, el Cerro del Plata.
También, para la década de los cuarenta sus compañeros de ascensiones fueron: Alfredo Eduardo Magnani, Francisco Gerónimo Ibáñez, Daniel Riolobos y los hermanos Héctor y Jorge González Nogués.
El 18 de noviembre de 1945, coronó la cima del cerro El Plata, conformando la cordada junto a Héctor González, Antonio Ríos y el propio Jorge.
Este mismo año, ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional de Buenos Aires, egresando con el título de arquitecto, en el año 1950.
Este mismo año contrajo matrimonio con Elizabeth V. Delfino, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos María Inés, el 26 de noviembre de 1952 y Alejandro Félix, el 15 de enero de 1954.
En las postrimerías de 1952, finalizó en la misma Universidad, sus estudios de Urbanismo y Planeamiento y se radico definitivamente en la provincia de Mendoza, asociándose con el arquitecto Michel Jean Giraud, sociedad profesional que perduró hasta el año 1977.
A él y a su socio se les dio la dirección del Proyecto de Defensas Contra Aluviones del Noroeste del Gran Mendoza, en el año 1953, y que luego de varios años se lograron construir, desde el Challao hasta Panquehue, los grandes colectores de las crecientes, que erradicaron y evitaron que siguiera asolando al Departamento de Las Heras.
Podemos decir que, para Jorge, el año 1954, fue un año de satisfacciones profesionales y deportivas.
Al terminar las obras correspondientes a la Exposición Internacional de la Feria de las Américas, en la cual la sociedad profesional tuvo destacada actuación, Jorge Iñarra Iraegui, partió a Europa, continuando hacia la India, hasta arribar al Nepal, integrando la Primera Expedición Argentina al Himalaya, donde le toco ser parte de la misma como cameraman y fotógrafo de la expedición.
Expedición argentina al Dhaulagiri 1954. Foto: Busquets y Grajales
Sobre este que mejor darle paso a la descripción que realizó el doctor Alfredo Eduardo Magnani, en su libro Argentinos al Himalaya, editado en el año 1955, que nos decía: La documentación gráfica, tanto en materia de fotos como de cine, era uno de los objetivos de mayor trascendencia en una expedición de montaña.
Una vista bien captada expresa con mayor claridad que el mejor de los relatos las experiencias vividas, los paisajes admirados y las costumbres observadas.
El fotógrafo de una empresa al Himalaya, tiene a su cargo una ardua labor que debe ser desempeñada en todo momento, aún en situaciones difíciles y a veces con grave riesgo personal.
En misiones como la nuestra, en las que por razones prácticas resulta imposible llevar un fotógrafo y un cineasta, estas dos ocupaciones conjuntas exigen intensa actividad y decidida vocación.
El principio en la selección de este integrante fincó en que se debía elegir un aficionado con experiencia en escalamiento de montaña, la designación recayó en el arquitecto Jorge Iñarra Iraegui, mendocino por adopción, de veintiocho años, veterano andinista y gran aficionado a los lentes y teleobjetivos.
Dotado de un juvenil carácter pudo sobrellevar eficazmente las infinitas molestias que le ocasionó, durante meses, su arsenal de cámaras; con paciencia propia de un maestro entrenó a sus sherpas para obtener de ellos una útil colaboración.
Metódicamente, día a día, les enseñó la forma de armar los trípodes, el nombre de las diversas cámaras que llevaba, la manera de embalar poniendo a salvo de la humedad los rollos ya impresos, y especialmente a cumplir con rapidez sus órdenes cuando era necesario registrar en pocos segundos algunas escenas importantes.
Sin duda alguna, el equipo fotográfico de la Expedición resultaba muy pintoresco, tanto su jefe Iñarra Iraegui, como sus dos sherpas marchaban cubiertos de cajas y aparatos impresionantes; con ojos avizores descubrían de inmediato las tomas interesantes.
En esas circunstancias Iñarra Iraegui en una curiosa mezcla de inglés, nepalés, y español exclamaba: ¡Pemba, trípode, cámara de cine, rápido!
Yes, Sahib.
Pemba de inmediato trataba de desembarazarse de la montaña de carteras que le abrumaban y corría en dirección a su jefe, pero desgraciadamente llevándole un fotómetro.
Aquella inquietante nube aparecida como un encanto sobre la aguda aguja de hielo se había desvanecido y con ella la esperanza de una toma excelente. Iñarra Iraegui, refugiado en su natural filosofía, tomaba asiento en una roca no muy mullida, encendía su pipa y comenzaba pacientemente a aleccionar a sus dos sherpas diciéndoles: Yo no pedí el fotómetro, pedí la cámara de cine, el trípode se arma así…
La constancia de Iñarra Iraegui triunfó finalmente y al terminar la expedición sus sherpas distinguían una carpa de un teleobjetivo, a pesar de lo cual y con mucha anterioridad pretendían ya filmar por su cuenta.
Iñarra Iraegui juntamente con Ruiz y Gil, sirvieron de intérpretes a la expedición gracias a sus conocimientos de inglés y adquirieron, asimismo, respetables conocimientos de nepalés, con lo que sus servicios se hicieron cada día más útiles.
Creo que en su biografía debemos hacer algún bosquejo sintético para también rendirle un homenaje a él y a todos sus integrantes.
La Primera Expedición Argentina al Himalaya, estuvo compuesta por su jefe, el entonces teniente Francisco Gerónimo Ibáñez, alias Paco, los escaladores, Gerardo Watzl, Dinko Bertoncelj, Fernando Grajales, Alfredo Magnani, Felipe Godoy, además de escalador, experto en explosivos, Roberto Busquets, escalador chileno invitado, Antonio Ruiz Beramendi, médico de la expedición, Jorge Iñarra Iraegui, fotógrafo y cineasta, Miguel Gil, radio operador, Hugo Benavides, cocinero y un gran número de sherpas y coolies, que fueron los porteadores y algunos compañeros de cordada de los argentinos.
En los tres meses de aproximación e instalación de los distintos campamentos y un vivac de altura, la cordada que atacó la cima fue integrada por: Magnani, Watzl, Bertoncelj, Ibáñez y 4 sherpas.
Tras alcanzar la cresta Sur, en donde emplazaron el campamento de altura número 6, por encima de los 7.600 metros, y como consecuencias de un principio de congelamiento regresó hacia los campamentos inferiores Dinko Bertoncelj, acompañado por dos sherpas.
Sin comunicarles a sus compañeros de su estado de los pies que sufrían también un principio de congelamiento, Ibáñez, quedó a la espera del regreso de sus compañeros y sherpas, que intentaban la cumbre, ellos eran Gerardo Watzl, Alfredo Magnani, Pasang Dawa y Ang Nigma.
El ascenso lento, no sin dificultades técnicas, alcanzaron los 8.050 metros de altitud, lugar donde debieron improvisar un vivac sin los medios suficientes; con las dificultades propias que el mal tiempo se aproximaban e instalada la ruta, regresaron la cordada de asalto, con la idea que otra cordada intentaría la cima.
En el regreso Ang Nigma, tuvo un accidente quedando mal herido; los restantes tuvieron que ayudarlo a bajar hasta alcanzar el campamento de altura desde el cual habían salido, donde encontraron a Ibáñez con sus pies muy comprometidos sin sensibilidad en los mismos.
Expedición argentina al Dhaulagiri 1954. Foto: Colección Roberto Busquets
A esto se le sumo, que al día siguiente cuando iniciaron el repliegue, Ibáñez, no encontró los grampones que por la nevada los había sepultado dos días antes, y por ello lo bajaron hasta el campamento 6, donde Ibáñez, quedó a la espera de un nuevo par de grampones y de la subida del médico de la expedición para atender sus pies; ante esta situación de no poder seguir bajando Paco, debió ser bajado en una camilla improvisada, con mucha dificultad, hasta alcanzar los campamentos inferiores donde luego de una maratónica carrera contra el tiempo y una intervención en el camino por parte del Ruiz Beramendi, llegaron a Pokhara; produciéndose el deceso el 30 de junio de 1954, a su arribo en Katmandú, por la infección provocada por las congelaciones de sus miembros inferiores.
Lamentablemente, el regreso se produjo sin poder coronar la cima de la montaña y la totalidad de la expedición luego de los trámites normales se replegaron a la Argentina.
Mientras que Jorge Iñarra Iraegui, siguiendo el mismo itinerario de la expedición, Katmandú, Turquía, Grecia, Italia, país este último donde se reunió con su esposa, y luego, regresaron a la provincia de Mendoza.
Llevando a Francisco Ibañez con los pies congelados. Expedición al Dhaulagiri 1954. Foto: Colección Roberto Busquets
Entre los años 1954 y 1958, el estudio profesional donde Jorge integraba el mismo, realizó un plan de viviendas prefabricadas cuya estructura se armaba en dos horas y de las cuales se realizaron 400 unidades.
Cuatro años más tarde, el doctor Víctor Rubén Palero, por aquel entonces Ministro de gobierno provincial, lo designó a Jorge Iñarra Iraegui, director Provincial de Turismo, cargo que aceptó como colaborador técnico declinando toda obligación partidaria del momento y del partido gobernante.
Cumpliendo esas funciones Jorge, aplicó sus conocimientos de la montaña y los de la técnica del planeamiento para esbozar una nueva metodología de investigación en el desarrollo de la especialidad.
Fue así que recorrió intensamente la cordillera empleando diversos medios de transportes, tales como esquí, mulas, avión, helicóptero, etc., buscando descubrir los recursos explotables en la provincia para el desarrollo del turismo, especialmente de montaña.
En el mes de enero de 1957, Jorge, conformando la cordada junto a Alfredo Magnani, Francisco Guimón y Andrés García, realizaron el ascenso por la vertiente Sureste del cerro Gemelos Este o cerro Ibáñez, sector en que se unen los encadenamientos del Cordón del Plata con el de las Jaulas y los Occidentales de dicho sistema, nudo Central, siendo gran parte revestida por un extenso glaciar que se extiende desde la cabecera de la quebrada del río la Carrera hasta la misma cima de la montaña. Este imponente ventisquero había sido ya explorado por el geólogo alemán, Ricardo Stappenbeck, que realizó los primeros estudios sobre este sector cordillerano en los años 20 y posteriormente por Magnani y Salinas. El grupo de deportistas del Club Andinista Mendoza, lo ascendió por el espectacular helero hasta pocos metros de la cima, sitio en que por haberse visto afectado por el frío uno de sus integrantes se vieron obligados a descender y le dieron el nombre de su primer explorador.
Entre los años 1958 y 1960, fue designado presidente del Consejo Profesional de ingenieros, Arquitectos y Agrimensores de Mendoza y vicepresidente del Centro de Ingenieros.
Desde el año 1960 a 1963, en su estudio se dio forma definitiva a la metodología del planeamiento para el desarrollo Regional de los Recursos Turísticos de la provincia.
Francisco Ibañez y Alfredo Magnani en el campamento de La Pera a 7.200 metros. Expedición argentina al Dhaulagiri 1954
Para esta misma época publicó varios trabajos sobre el Desarrollo de Centros Deportivos de Montaña.
Realizó un programa de estudios para el expediente regional previo al Desarrollo Integral del Sector Precordillerano y Montañoso de Mendoza.
El esquema de un programa de realizaciones para crear complejos urbanísticos de montaña y varios proyectos de ley que fueron otros tantos trabajos que se debieron a su inspiración.
Invitado Por ASTEF, viajó a la Republica de Francia, en el año 1961, para realizar cursos de Economía de Proyectos, Urbanismo, Prefabricación Pesada y Sociología.
Su atención se centró en el estudio a fondo de la planificación, desarrollo y explotación de Estaciones de Montaña y Deportes Invernales.
Su estadía fue de ocho meses, de los cuales cuatro meses permaneció en Los Alpes.
En el periodo que fue de 1961 a 1965, participó en Mendoza en diversas entidades y comisiones de desarrollo y planeamiento del turismo, vinculadas a la Dirección Provincial de Turismo de la Nación.
El 10 de noviembre de 1963, integró el grupo de esquiadores que por primera vez ascendió en esquíes, al Valle de Manantiales y para ello, junto con Henry Ramonda, J. Abrego, Juan Carlos Bequé y Jorge Marios, recorrieron más de 20 kilómetros sobre terreno nevado a pesar de la época del año.
Primera Ascension al Cerro Campanario en el Cordón de Pircas
Al año siguiente, más precisamente, el 26 de marzo de 1967, Jorge, fue jefe de la cordada que realizó la primera ascensión a la cumbre virgen del cerro Campanario, en el cordón del Pircas, conformando la cordada junto a Andrés García, Rodolfo Pelliza y Saúl Cabrera.
En el año 1966, comenzó a intensificar los estudios referidos a las posibilidades de desarrollar las áreas del Valle de las Leñas y la del Valle de Manantiales y por ese motivo publicó numerosos trabajos sobre las posibilidades del esquí en Mendoza.
Algunos colegas y compañeros montañeses que lo comprendían y apoyaban, fueron los incentivos para continuar con su proyecto, utópicas ideas por aquel entonces y que el tiempo le dio la razón.
Fue así que el año 1966, le propuso al norteamericano Joseph Coney, comprarle el Valle de Las Leñas para desarrollar allí un centro de esquí y en el año 1967, presentó primero al gobierno provincial y, luego a varios propietarios, encarar el proyecto del Complejo del Valle de Manantiales.
Entre los años 1961 y 1969, fue el autor de los grandes palcos de las fiestas de la Vendimia.
A 6.500 metros de altura, un Sherpa despeja la nieve acumulada entre las tres carpas del campamento numero
5 ubicado en una grieta en el glaciar, atrás puede observarse el nevado Dhaulaguiri Himalaya de 7.900 metros
En el transcurso de 1969, y como resultado de un llamado a concurso, el Consejo Federal de Inversiones le adjudicó al estudio Iñarra Iraegui y Giraud, del Planeamiento Integral del Desarrollo Turístico de la Provincia de Río Negro, sobre la base de la nueva metodología de la que eran sus autores.
También, desde ese año y hasta el año 1971, Iñarra Iraegui, dirigió un selecto grupo de 25 profesionales de diversas especialidades y estableciéndose en San Carlos de Bariloche, concluyó el plan que comprendió la ampliación de los centros de esquí del Cerro Catedral, Piltriquitrón y otros.
En ese último año, la Bolsa de Comercio y la Cámara Española de Comercio de Mendoza, lo designaron para integrar el grupo de expertos internacionales en turismo, formado por Juan Masabeu Ripoll, Juan Gutiérrez González y Enrique Sanz Pareja, autoridades que provenían de España.
Contratados por las citadas entidades, debían estudiar la situación y posibilidades del turismo en Mendoza y emitir el consiguiente diagnóstico.
Para ello, Jorge Iñarra Iraegui, elaboró un informe preliminar de 200 páginas conocido como El Turismo en la provincia de Mendoza, República Argentina, en donde se inserta toda la información básica para tales fines y que como corolario logró un fallo favorable de los expertos al manifestar: “…Tenéis nieve como principal recurso para la explotación del turismo. Entonces, desarrolladlo,” y que fue también, su recomendación principal.
Durante el año 1972, el estudio ganó varios concursos que promovió el Consejo Federal de Inversiones y que fueron los referidos a la planificación turística de San Juan, San Luis y el Norte de Mendoza.
Es preciso destacar que las alternativas surgidas de la oferta de compra del Valle de Las Leñas, realizadas a Coney, en el año 1970, permitió que la empresa Coney Argentina S. A., le encomendó el proyecto del Centro de esquí del mencionado valle y simultáneamente, un plan de colonización del campo Piedras de Afilar de 450.000 hectáreas y cuya venta permitiría la financiación del complejo de Las Leñas.
Con el proyecto terminado esta empresa vendió el valle a Ernesto Lowenstein y al doctor Eduardo Do Porto, quienes luego de introducir algunos cambios en el proyecto, concretaron su ejecución.
Integrantes de la 1º expedicion Argentina al Dhaulagiri, Himalaya Presidente Perón. Foto: Archivo del CCAM
Integrantes de la Expedición Argentina al Dhaulagiri en Nepal al regreso de la misma, 1954. Foto: Archivo del CCAM
En la cuarta edición del libro Who´s Who in the World, en castellano, Quien es Quien, en el mundo, publicado en el año 1978, Jorge Iñarra Iraegui, figura en la pagina 464, siendo una de las pocas personalidades de Mendoza, que apareció en esa publicación, por sus destacados estudios hacia el turismo.
Entre los años 1980 y 1981, los hijos del matrimonio Iñarra Iraegui, Alejandro Félix y María Inés, se graduaron de arquitectos en la Universidad Nacional de Cuyo, siguiendo el camino de su padre, su maestro.
Luego de ganar el concurso y la licitación junto con la empresa Petersen, Thiele y Cruz (1980-1986), Jorge, se dedicó a la realización de la aduana argentina sobre la ruta internacional Nro 7, que nos comunica hacia el país vecino trasandino y que luego, sobre la base del mismo proyecto, fue traslada a Los Horcones.
Volviendo unos años para atrás, debemos decir, que Jorge Iñarra Iraegui, fue un apasionado y ferviente impulsor de las actividades de montaña especialmente, del desarrollo de los deportes invernales en la provincia que podrían haber sido un avance notablemente positivo para el desarrollo turístico de la provincia de Mendoza y del país, dando con su desarrollo un paso enorme para la creación de trabajo y desarrollo
Desde el año 1977, constituyó la empresa Manantiales S. A., la que llevó adelante los proyectos y propuestas, y adquiriendo el 30 de junio de 1978, los tres valles que darían lugar al proyecto del complejo.
Desde ese entonces, el mencionado grupo empresario, propuso y gestionó reiteradamente ante los diversos gobiernos provinciales, la ejecución del camino, que, partiendo desde El Manzano, permite el acceso al Valle Manantiales y que era esencial para lograr las inversiones para llevar adelante y permita realizar el complejo proyectado.
Fueron diez largos años de intensos trabajos para convencer a las autoridades de la viabilidad del proyecto hasta que, en el año 1988, Jorge Iñarra Iraegui, propuso una solución técnica para la construcción del camino.
Dos años más tarde, en diciembre de 1990, se suscribieron los convenios entre Manantiales S. A., la Municipalidad de Tunuyán y el gobierno de la provincia de Mendoza, los cuales expresaba:
El gobierno subvencionará la obra del camino.
Lo realizará la Municipalidad de Tunuyán y Manantiales S. A., comenzará las obras del complejo, consistentes en una hostería y dos medios de elevación. Además, se hará cargo del proyecto de la ruta y de la dirección técnica de esas obras viales.
En el mes de enero del siguiente año, se dio comienzo a las obras de la ruta de acceso, mientras que la sociedad anónima elaboraba el proyecto del complejo.
La obra de la ruta avanzó realizando una primera picada hasta lograr que las máquinas viales llegaran hasta el Valle de Manantiales.
En los años 1992 y 1993, se iniciaron las obras del primer edificio consistente en una primera platea de hormigón armado, para lo cual se transportaron los materiales y hasta una hormigonera a lomo de mula.
El proyecto era bastante ambicioso dado que consistía en 150 plazas de alojamiento para inaugurar en el año 1995 y 350 más, para el año 1996, con un crecimiento paulatino hasta alcanzar las 4.000 plazas, con 25 telesillas para el servicio de los medios de elevación.
Mientras tanto la empresa se comprometía a seguir investigando y explorando las infinitas posibilidades que tenía la amplia región montañosa que cubre el mapa mendocino.
Además, desde el año 1978, Jorge Iñarra Iraegui, propuso a través de estudios financiados por concurso del Consejo Federal de Inversiones, lo siguiente:
Las características para un nuevo centro fronterizo de Mendoza en la ruta a Chile,
Un nuevo proyecto para la Villa de Las Cuevas.
Un complejo de deportes de invierno en el Valle Los Gemelos, en la zona de Puente del Inca.
Un refugio base en el cerro Aconcagua.
Refugios tipo modular de altura para la alta montaña.
Un plan de desarrollo orgánico para Puente del Inca.
Centros de servicios en Uspallata, Polvaredas, Paramillos de Horcones y Cristo Redentor.
En el año 1993, propuso una solución de traza para el camino de Tunuyán a Santiago de Chile por el Paso del Portillo Argentino y el Paso Piuquenes.
Además, estuvo abocado sus últimos años al desarrollo de los proyectos del Valle Manantiales que comprendían:
Ruta de acceso, el camino cuya traza eran 35 kilómetros.
La aldea andina en el Valle de Las Cascadas (Mountain Club).
El Apart Hotel Nro 1 (7.500 metros cuadrados cubiertos)
Club Hause y cabañas.
Estudios de defensas del camino.
Red de pistas de descenso (aproximadamente con 100 kilómetros de pistas esquiables).Red de medios de elevación y la dirección de los estudios técnicos: geológicos, agua potable, plantas de tratamiento de efluentes, parquizaciones, etc
En la afueras de Mendoza en una propiedad que tenían los Magnani en Lunlunta, 1968.
Foto tomada en ocasión de una de las reuniones de todos los integrantes de la expedición al Dhaulagiri 1954.
De izq. a der.: Godoy, Gerardo, Jorge Iñarra, El Dr. Ruiz Beramendi, Busquets, Tito Magnani y Grajales. Foto: Archivo del CCAM
Rescatamos un pensamiento que también dejo para las generaciones venideras, que decía: Soy amante de la perseverancia y enemigo de la obstinación y le pido a nuestra juventud, que sobre estas dos premisas fundamenten su accionar, porque la primera es la consecuencia lógica de un razonamiento bien madurado referido a un objetivo que se desea alcanzar y la obstinación es lo contrario de aquella, pues conduce a perder el equilibrio necesario en el momento de la acción y por ende sus resultados pueden ser nefastos.
Los jóvenes deben concientizarse de que nada se logra sin su correspondiente esfuerzo y dedicación y que conforme sea la magnitud de lo que se anhela, será el grado de perseverancia que habrá que poner. Pero también es importante no claudicar ante el primer escollo que se anteponga, sino que, de manera inteligente, tomarlo como un acicate para buscar la forma correcta de soslayarlo y así continuar en la tarea de arribar al objetivo propuesto.
Si cada uno en particular y todos en conjunto proceden de este modo, entonces la Argentina como país y como sociedad, tendrá asegurada una muy promisoria evolución a nivel mundial.
En una ceremonia, realizada por el Ejército Argentino, en la Compañía de Cazadores de Montaña 8, en Puente del Inca, que fuera presidida por el comandante de la Octava Brigada de Infantería de Montaña, general de brigada José Luis Pagnini, donde fueron distinguidos los pioneros de la Primera Expedición Argentina al Himalaya.
Muy emocionados recibieron en el mes de junio de 2004, el Cóndor Dorado Honoris Causa estos integrantes de la Primera Expedición Argentina al Himalaya, del año 1954, indudablemente, aquellos que aún vivían. Los distinguidos fueron Gerardo Watzl (post mórtem), premio que fue recibido por su esposa; el andinista chileno Roberto Busquets Punti; Miguel Ángel Gil, y Jorge Iñarra Iraegui. Todos ellos que se habían destacado en actividades y tareas de montaña, una ceremonia emotiva, donde también se evocó a los ya fallecidos que participaron de la misma.
Años después, Jorge Iñarra Iraegui, falleció en la ciudad de Mendoza, el 19 de octubre de 2009, de un paro cardiorrespiratorio, con la ausencia de él se fue un hombre idealista, emprendedor y soñador.
¡Tu ausencia querido Jorge, cuanta perdida para nuestra provincia y nuestro país!
Reunion del cumpleaños Nº 70 de Magnani, Diciembre del 2000. De Izq. a der.: Dinko, Jacqueline Watzl,
Sra. Busquets, Iñarra y su Sra., Haidee Magnani, Grajales y su Sra., Gerardo Watzl y Tito Magnani
José Herninio Hernández
Andinista y escritor
jherdez6@gmail.com
Área Restauración Fotográfica del CCAM: Natalia Fernández Juárez
Centro cultural Argentino de Montaña 2023